La americanización de Filipinas. La imposición del idioma inglés en el periodo 1898-1901
por Alfonso L. García Martínez
Profesor de Derecho, Ex-Magistrado
REVISTA DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE PUERTO RICO
(Volúmen 43, Mayo 1982, número 2, páginas 273 a 270)
El autor, tras una introducción al asunto describe la situación después de la Guerra Hispano-Americana, nos muestra el proceso de deshispanización que sigue, propugnada por los Estados Unidos, hace algunas consideraciones sobre la Guerra del 98 y la cultura histórica hispana, narra las operaciones militares y decisiones lingüísticas, se centra en la situación en Manila, analiza la política lingüística del Presidente McKinley y denuncia la imposición del idioma inglés en todos los aspectos de la vida official
1. INTRODUCCION
En vísperas de la mal llamada guerra hispano-americana de 1898, el imperio español era todavía un imperio universal. No estamos de acuerdo con la designación de la mencionada contienda bélica porque las operaciones militares se desarrollaron en los dos grandes océanos, Atlántico y Pacífico, o sea, en América y en Asia y en ella se vieron envueltos cubanos y filipinos en forma indirecta, además de los españoles y norteamericanos.
La guerra entre españoles y norteamericanos comenzó, de acuerdo con la declaración del Congreso de Estados Unidos, el 25 de abril de 1898, pero manifestando al mismo tiempo que había existido un estado de guerra desde el 21 de abril. Esto se hizo para justificar el apresamiento ilegal de barcos españoles realizado antes del 25 de abril. Las hostilidades propiamente hispano-americanas terminaron el 12 de agosto de 1898 con la firma del Protocolo de Paz. El tratado de paz entre España y Estados Unidos se firmó en Paris el 10 de diciembre de 1898 y las ratificaciones finales ocurrieron el 11 de abril de 1899.
Los cubanos y filipinos trataron infructuosamente de participar en la negociación del tratado. Justificadamente se sentían postergados ya que desde 1895, en Cuba, y desde 1896 en Filipinas se habían desatado guerras de independencia contra España, de las cuales se aprovechó Estados Unidos para adelantar sus propósitos expansionistas. Cuando la guerra hispano-americana estalló en Cuba, existía, desde 1895, un gobierno independiente, en armas contra España; en 1897 España había decretado la autonomía para Cuba y Puerto Rico. En Filipinas se había establecido la república independiente el 12 de junio de 1898 cuando todavía las tropas norteamericanas permanecían embotelladas en los alrededores de Cavite. En el resto del archipiélago las tropas filipinas avanzaron y ocuparon territorio. La firma del protocolo de paz del 12 de agosto de 1898 no llegó a conocimiento de las autoridades españolas en Manila que capitularon el 13 del mismo mes ante los norteamericanos. Estos, que mantenían un doble juego ante los filipinos, no permitieron que tropas filipinas participaran en la ocupación de la capital. Firmado el tratado de paz entre España y Estados Unidos, los filipinos que dominaban mucho territorio fuera de Manila, dieron nueva forma constitucional a su gobierno independiente y proclamaron la Constitución de Malolos, población situada al norte de Manila, el 22 de enero de 1899.
Los norteamericanos no reconocieron al gobierno independiente filipino y bloquearon todos sus esfuerzos por conseguir el reconocimiento internacional. A pesar de que la ratificación del tratado de paz demoraría hasta el 11 de abril de 1899, los norteamericanos, ya eliminada para todos los efectos la presencia de España como parte activa en Filipinas, procedieron a la conquista del archipiélago y a la destrucción de su gobierno independiente. La guerra filipino-americana comenzó al terminar el día, el 4 de febrero de 1899, cuando los centinelas norteamericanos en el perímetro de Manila dispararon contra los soldados filipinos que patrullaban sus líneas frente a la ciudad.
Más adelante nos ocuparemos en detalle de la guerra filipino-americana y de sus consecuencias desastrosas para la lengua española en esa parte del imperio. De momento, vamos a recordar que el 30 de junio de 1899 España cedió al Imperio Alemán las Islas Marianas menos Guam que había sido cedida a Estados Unidos unos meses antes; las Islas Palaos, Carolinas y Marshall, todos territorios dependientes del gobierno general español con sede en Manila y que constituyan, como parte del Imperio Español, avanzada y baluarte de la hispanidad en el Océano Pacífico y en Asia.
La avanzada y baluarte de la hispanidad en el Océano Pacífico y Asia. Esta expresión es la clave de este trabajo. En síntesis, el idioma español quedó sin la protección oficial de un estado de habla española. Como veremos, en aquellas partes donde la hispanidad lingüística estaba consolidada, como en Cuba y Puerto Rico, estas nacionalidades siguieron hablando y protegiendo el español por derecho propio; el español era tan de ellas como lo era para España. En Filipinas ocurrieron las cosas de una manera distinta porque no estaba hispanizada en el mismo grado que Cuba y Puerto Rico pero donde el idioma español pudo haber tenido mejor suerte si la independencia filipina no hubiera sido destruida por la conquista norteamericana. Sin embargo, la destrucción de la herencia lingüística hispánica en Filipinas fue resultado de un designio imperial lingüístico de Estados Unidos que llevó a un filipino prominente a declarar que en Filipinas el idioma español había sido asesinado (21). Fue un proceso inexorable donde se emplearon toda clase de recursos y presiones. En este trabajo examinaremos todos los pormenores del mismo con especial énfasis en los aspectos jurídicos pero destacando siempre los factores militares y políticos que determinaban la política pública lingüística.
Situación después de la Guerra Hispano-Americana
Recapitulemos los hechos relacionados con la guerra hispano-americana. El 18 de octubre de 1898, en virtud de los términos del Protocolo de Paz del 12 de agosto de 1898 el General Ricardo Ortega entrega la plaza de San Juan de Puerto Rico a las fuerzas armadas de Estados Unidos. El primero de enero de 1899 el General y Gobernador General de Cuba, Adolfo Jiménez Castellanos, hace lo mismo en La Habana. Ya hemos examinado someramente lo que había ocurrido en Filipinas hasta el 4 de febrero de 1899.
En el caso de Cuba la herencia lingüística española no sufrió menoscabo porque el poder a la larga recayó en una Cuba independiente de habla española. En Puerto Rico, pueblo de habla española igual que Cuba, el idioma español ha sufrido ataques graves debido a su dependencia y supeditación a una potencia de habla inglesa oficial, pero se ha mantenido como idioma de la nación puertorriqueña gracias a la resistencia y al esfuerzo consciente de los puertorriqueños en defensa de su querido patrimonio lingüístico.
En el caso de Filipinas las cosas fueron distintas. No empece el rigor y objetividad y hasta frialdad que supone la investigación histórica, como persona de habla española que es el que escribe este trabajo no puede dejar de sentir una gran emoción al ponderar si los hombres que tomaron las grandes decisiones de entonces se dieron cuenta de los valores envueltos y de que no se trataba de traspasos de meros territorios habitados como si se tratara de compraventa de simples fincas.
Cuando España se retiró del Pacífico y Asia dejó unos pueblos semi-hispanizados en donde, de haber continuado su presencia, pudieron haber cuajado unas nacionalidades de rasgos y perfil parecidos a los de los pueblos y naciones hispano-americanas. Pero se interpuso un poder de habla inglesa oficial que se propuso desde un principio borrar y arrasar con todo vestigio de la lengua castellana en aquellos confines orientales. Vamos a citar extensamente de documentos oficiales norteamericanos que demuestran que desde el momento en que desembarca el primer soldado norteamericano el propósito firme e inexorable de erradicar el uso del español como lengua de uso general o lingua franca que era en Filipinas y su sustitución forzada por el inglés. Vamos también a dedicar mucha atención a los detalles de la guerra filipino-americana, que por su intensidad y ferocidad y por sus visos de genocidio anticipó los horrores de la guerra de Vietnam varias décadas más tarde.
La imposición del idioma inglés en las Filipinas era parte consustancial de las operaciones militares que se manifestaba no sólo en el plano estratégico sino en las pequeñas operaciones tácticas de las aldeas, barrios y poblaciones, donde además de las operaciones puramente militares, los soldados conquistadores y aterrorizados actuaban de maestros de inglés enseñando este idioma en forma directa sin hacer uso ni del idioma español ni de los idiomas y dialectos nativos como medios de comunicación conocidos por los discípulos.
Para comprender lo que se perdió en Filipinas y sus dependencias es necesario recalcar que sus clases preparadas dirigentes, los ilustrados, eran hispano-parlantes. Es necesario reiterar la proposición fundamental de este escrito de que de no haber sido por la irrupción de Estados Unidos en los territorios del Imperio Español en el Pacífico y en Asia, hubiera surgido un mundo hispano-malayo, contraparte, en esas latitudes, del mundo hispano-americano y en menor escala, del hispano-africano.
En Africa existe un pequeño mundo hispano-africano, la Republica de Guinea Ecuatorial, nación donde el español es idioma oficial y de comunicación con el mundo exterior. Por razones que no viene al caso considerar, en estos momentos el Sahara Occidental Español pudo haberse convertido en otra nación de habla española en Afrecha de haber España conducido al país hacia su independencia según se esperaba, de acuerdo con las normas de descolonización de las Naciones Unidas. El resultado lingüístico ha sido que al apoderarse de este territorio Marruecos, que tiene como idioma oficial el francés, junto al árabe, ha "afrancesado" esta antigua dependencia española. Lo mismo ha ocurrido en la antigua zona o protectorado español en Marruecos que quedó incorporado al reino "afrancesado" de Marruecos. En el momento de escribir este trabajo –1981– se libra una guerra de independencia por el POLISARIO –siglas de Frente Popular de Liberación y de la Unidad de Saguia El Hamra y de Río de Oro. De establecerse la independencia de este territorio queda por ver qué idioma, además del árabe, se adopta como idioma oficial y de comunicación.
En el Imperio Español en América, las naciones que emergieron en el primer tercio del siglo XIX como estados soberanos rompieron los lazos políticos con la metrópolis pero la hispanización siguió su curso. La siguiente apreciación de un eminente conocedor del tema, en cierto modo delinea con trazos claros el tema de nuestro escrito. Vamos a citar con alguna extensión el Estudio Preliminar de la obra Hispanismos en el Tagalo, escrito por D. Rodolfo Barón Castro:
"Algún autor –como el mejicano Rafael Bernal, que tan excelentes estudios ha consagrado a los temas del Archipiélago– estima que el filipino fue cristianizado, pero no hispanizado, y que, por añadidura, no se constituyó en su territorio un elemento criollo suficiente, similar al que en Hispanoamérica fue motor de la independencia y de la constitución de nuevas nacionalidades que pudieran salvaguardar su raigambre hispánica.”
"El problema tenga posiblemente un planteamiento bastante más complejo, ya que el referente a la hispanización es asunto que debe contemplarse con una perspectiva lo más amplia y completa posible, es decir, encuadrándolo en el 'antes' y en el ‘después' de 1898. Sin entrar en detalles, cabe preguntarse si el Paraguay, Bolivia o Guatemala estaban a raíz de su independencia, más hispanizados en su conjunto que Filipinas en las postrimerías del siglo XIX. La Asunción, Chuquisaca y Santiago de los Caballeros, con sus minorías cultivadas –criollas o peninsulares–- pero con sus masas indias hablando guaraní, quechua, aimará, quiché, cachiquel, etc., no eran por aquel entonces centros integradores menos bien provistos para un ulterior desarrollo cultural que una Manila dotada de Universidad, Seminario, escuelas de primera y segunda enseñanza, prensa abundante, etc. No todos los territorios españoles del Nuevo Mundo tenían una compacta población de origen peninsular –base en algunos de un creciente mestizaje– o la fuerza centrífuga de grandes capitales como Méjico y Lima, verdaderas metrópolis que influían sobre distantes ciudades provincianas, no mal equipadas, igualmente, de los elementos esenciales para propiciar un desarrollo socio-cultural armónico del conjunto."
"En estos países, la hispanización siguió después de la independencia su ciclo evolutivo como tarea nacional, pues, en efecto, representaba el elemento integrador de las nuevas nacionalidades. (Esta continuidad es la que pinta Alejo Carpentier en su impresionante y simbólica novela Los Pasos Perdidos). Ciertamente no hubo, a raíz de aquella, una obra deshispanizadora real y efectiva. de El antiespañolismo la América hispana separada de la metrópoli tuvo principalmente un valor político, del que aún no se ha desprendido del todo, pero sus efectos no alcanzaron a romper –por propio instinto de conservación-– unos vínculos que no la ligaban sólo a la antigua metrópoli, sino a toda una constelación de nuevas entidades políticas, conscientes de su unidad esencial."
"Pero el caso de Filipinas fue diferente. La labor de deshispanización, 'después' de 1898, se llevó a término de manera sistemática, concienzuda y perseverante, aprovechándose en ella con habilidad e inteligencia no solo los amplios medios del siglo XX, sino todos los resquicios favorables. Así se cortaron a cercén cuantas posibilidades tenía el castellano de constituirse en lingua franca de las islas y en vehículo de comunicación exterior, aunque los idiomas autóctonos conservaran su carácter mayoritario (15, XXIII y XXIV)."
Seguiremos citando del mencionado Estudio Preliminar cuando sea necesario ya que el mismo acertadamente precisa los lineamientos y posibilidades de desarrollo del tema.
3. LA DESHISPANIZACION (Quijano de Manila)
Un tratamiento literario de la deshispanización que ocurrió ‘después' lo constituye un ensayo de un autor filipino que lo suscribe con el castizo nombre Quijano de Manila (19, 43 a 47).
Nos informa el autor que en 1917 se estrenó una comedia titulada Solo entre las Sombras, en Manila, obra de Claro M. Recto. La obra constituía una protesta contra la violenta sajonización de la juventud filipina. Era una forma de señalar los excesos de la llamada "Americanización" que no era otra cosa que la deshispanización y destrucción del idioma español en Filipinas. (Lo mismo se trató de hacer en Puerto Rico pero allí fracasó el intento.) El planteamiento de Recto provocó una gran controversia, como es natural que ocurra en estos casos en países objeto cultural de colonización. Citamos, traduciendo, a Quijano de Manila:
"Lo que el drama favorecía, decían los defensores de Recto, era una combinación de las corrientes culturales entonces en conflicto, la vieja y la nueva, a través de la atemperación de lo moderno con los ideales clásicos de la educación –una síntesis de las tradiciones hispánicas y anglosajonas."
"Desgraciadamente, como todos sabemos ahora, eso no fue lo que sucedió. Nunca se intentó una síntesis; ni siquiera se estimuló una coexistencia. Simplemente una cultura fue totalmente des-cartada mientras que la otra fue totalmente adoptada. Y aunque entonces los defensores de Recto no lo sabían, todos los escrito-res que lo hacían en español, de hecho estaban luchando por su supervivencia. Tal como ocurrió, Recto fue el último escritor de importancia en la línea directa de sucesión de Rizal –'una verdadera rama del Gran Árbol', según expresión de Varona– porque de seguro, ni el más nacionalista entre nosotros puede sostener que los escritores actuales, bien sea en inglés o tagalo, puedan vincular con Rizal su linaje literario. De hecho, es muy probable que la única razón por la cual los libros de Rizal no han caído en el olvido como los de Guerrero y Apóstol es por el hecho de que él es nuestro héroe nacional. Tal como es, solamente lo conocemos traducido; el Rizal original es un extranjero para nosotros –de hecho un extranjero muerto."
"Nada es más útil que argumentar sobre lo que pudo haber sido’ –pero supongamos que no hubiera habido una ruptura cultural; supongamos que la literatura desarrollada por Rizal y Recto hubiera continuado desarrollándose– y no hay duda de que hubiera continuado desarrollándose, si los norteamericanos no se hubieran quedado. Aquellos que repiten el dicho vulgar de que las más en 50 Filipinas progresaron años bajo Estados Unidos que en tres siglos bajo España no captan el punto de nuestra historia en lo más mínimo. Para los años 1890 las Filipinas habían llegado a un punto en su cultura en la que ésta por fuerza tenía que florecer –como floreció. Y tal era el impulso de la Revolución y el del movimiento intelectual a la vuelta del siglo que con o sin norteamericanos, las primeras décadas de este siglo por fuerza tenían que ser tiempo de grandes y portentosos avances en las Filipinas. La ocupación norteamericana aceleró nuestra modernización y nuestro desarrollo político pero iba a impedir el completo florecimiento de la tendencia cultural representada por Rizal y los otros ilustrados –una tendencia que pudo haber conducido a una más rica y autónoma cultura que la que de hecho recibimos. El cambio del español al inglés fue un golpe mortal a nuestro crecimiento cultural; nuestro desarrollo cultural sufrió –y todavía está sufriendo– puesto que la literatura es la pura alma del lenguaje y nosotros fuimos forzados a abandonar el lenguaje en que nuestra literatura se había desarrollado para comenzar desde el principio otra vez en inglés."
"Las víctimas, principales de este cambio de idioma fueron, por supuesto, los escritores en español de los años 1900, quienes privados de una audiencia, decayeron o, como Recto, que pudo haberse convertido en una de nuestras grandes figuras literarias, y que sin embargo abandonó la literatura, totalmente. Todos estos escritores habían adquirido dominio tal del español que es evidente a la razón que la generación subsiguiente hubiera llevado esta perfección a mayores logros y hubiera producido una gran literatura. Lo que la siguiente generación realmente produjo fueron unos tanteos exploratorios y esfuerzos en inglés de los años 1920 –una labor valiosa y heroica pero que se desviaba radicalmente del desarrollo indicado por nuestra historia, y que, por consiguiente, no podía y no produjo la gran literatura que la tremenda vitalidad de los 1890 y 1900 parecía presagiar. Esto es así porque el escritor filipino en inglés ha sufrido enormemente también por la incoherencia de nuestra cultura, y aquí el mejor ejemplo es José García Villa.”
"Lógica y cronológicamente, Villa –junto a los escritores en inglés de los años 1920– debió ser el desarrollo ulterior de Rizal y Recto; él pudo haber sido, tan indudablemente es su genio, la culminación de 300 años de español en las Filipinas. Si Rizal fue el Marlowe, Villa pudo ser el Shakespeare –si no hubiera habido una interrupción en el desarrollo de nuestra cultura. Desgraciadamente la hubo; y cuando Villa llegó, tuvo que construir, en vez de continuar y culminar una tradición literaria. El debió haber sido el florecimiento; él tuvo que convertirse en la semilla, Rizal y Recto debieron haber sido sus mentores pero Villa tuvo que empezar desde la nada –y los mentores literarios que adoptó fueron Sherwood Anderson y E.E. Cummings. Pura poesía ha sido el resultado, muy bella pero sin raíces y la cual, en lo que guarda relación con las Filipinas pudo haber sido escrita por un esquimal. Esto no ha sido culpa de Villa sino de la historia que lo cercenó de sus verdaderas raíces; y, como Villa, todo escritor filipino tiene necesariamente que sufrir como consecuencia de la pérdida de una tradición, de esta enajenación de los escritores 'clásicos de su propio país."
"Tan grande ha sido la enajenación que la gente de la vieja cultura ahora nos parecen casi extranjeros –o mestizos– y en nuestros tiempos ha surgido la increíble necesidad de explicar que la cultura, que produjo a Rizal y Aguinaldo, los Lunas y Guerreros y a Apóstol, Bernabé y Recto era una cultura tan verdadera, y auténticamente filipina como la Ifugao, Moro, colonial Yanqui o el actual sajonismo ilustrado. Si esa cultura –si Dewey se hubiera alejado inmediatamente– se hubiera podido desarrollar como la cultura filipina, (tal como la cultura Hispánica en América se desarrolló en los tipos mejicano, guatemalteco, argentino, etc.) nunca lo sabremos. De cualquier modo, el drama de Recto que le mereció un premio en 1917 puede servir para indicar las potencialidades de la literatura que perdimos."
Hemos hecho y seguiremos haciendo extensas citas de fuentes de diversas procedencias para demostrar que lo que estaba envuelto en la llamada guerra hispanoamericana no era meramente la cesión de territorios con unos desdibujados habitantes. La expansión imperial de Estados Unidos en 1898 cualitativamente fue distinta a las anteriores por parte de las potencias europeas porque el proceso imperial se había producido casi siempre a expensas de naciones y pueblos no europeos o claramente atrasados.
4. LA GUERRA DEL 98 Y LA CULTURA HISTORICA HISPANA
En la guerra del 98 los Estados Unidos se habían beneficiado atacando un imperio controlado por pueblos con una cultura histórica (22, 31 y 32). Ninguna persona que estudie desapasionadamente el estado cultural de Cuba, Filipinas y Puerto Rico en 1898 puede negar la densidad cultural y desarrollo de estas naciones. Ya señalamos en el caso de Cuba que allí el español no sufrió menoscabo. También señalamos las vicisitudes que el español ha sufrido en Puerto Rico (22, passim). Estamos examinando acuciosamente el caso de Filipinas por razones obvias y evidentes.
Una de las razones que las naciones interventoras en los asuntos de otras aducen para justificar la interferencia es el “atraso” del país intervenido. Bajo esa etiqueta se enumeran deficiencias del país pupilo que tranquilizan los escrúpulos del país dominante que de este modo "salva" al país dominado aún contra su voluntad. Así William Howard Taft, quien presidió la segunda Comisión Filipina de la cual trataremos más adelante y que fue el primer Gobernador civil de Filipinas a partir del 4 de julio de 1901 estaba convencido de que los filipinos eran incapaces de disfrutar de gobierno propio. En un informe al Secretario de la Guerra de Estados Unidos en julio de 1900 califica a la población del archipiélago de masa de gente ignorante y supersticiosa pero al mismo tiempo reconoce que existe una elite de mestizos educados pero poco confiables y engañadores del pueblo.
De esta forma se justifica el dominio total del país y su gente ya que, unos por ignorantes y otros por inescrupulosos, todos deben ser gobernados por los “virtuosos” norteamericanos. Hablaba de que el cielo había bendecido la causa de Estados Unidos y de que la misión era regenerar a los filipinos de sus propios vicios y de los vicios de la administración española. Entendía que el gobierno debía ser para el bien de los filipinos pero en modo a1guno debía ser de y por los nativos. Por ú1timo, estaba convencido que no era cierto que el gobierno propio era mejor en todos los casos que el gobierno por otro pueblo (24, 52 y 53).
Retrocedamos al principio de la dominación norteamericana en Filipinas. Habíamos dicho anteriormente que la imposición del idioma inglés era parte consustancial de las operaciones militares que comenzaron en firme el 4 de febrero de 1899. Es necesario, por lo tanto que examinemos con bastante detalle las derivaciones lingüísticas de dichas operaciones bélicas.
5. OPERACIONES MILITARES Y DECISIONES LINGÜISTICAS
La magnitud y ferocidad de la conquista norteamericana queda reflejada en los siguientes datos, obtenidos todos de fuentes norteamericanas.
Oficialmente las hostilidades en la parte cristiana de las Filipinas terminaron el 4 de julio de 1902. Se emplearon más de 100,00 (cien mil) efectivos militares norteamericanos que participaron en 2,811 encuentros y que perdieron en muertos un total de 4,243 y 2,818 heridos. Los filipinos tuvieron aproximadamente 16,000 muertos y más de 100,000 murieron a consecuencia del hambre y las enfermedades(11, 92 y 93). De acuerdo con otras fuentes se necesitaron 63,000 tropas norteamericanas, 4,300 muertos norteamericanos y tres años de sucia guerra para aplastar a los filipinos. De acuerdo con esta segunda fuente, un general norteamericano calculó que como consecuencia de la guerra en Luzón solamente, 600,000 habitantes perecieron en total como consecuencia de la guerra (26, 285 con fotos del US Sgnal Corps). A pesar de la proclama oficial de la cesación de hostilidades en la parte cristiana de Filipinas la guerra de guerrillas contra la ocupación norteamericana continuó en Luzon hasta 1911 (20, 19). En Mindanao la lucha contra los musulmanes (moros) continuó hasta el año 1913.
Así se describe el final de la lucha:
"Sin embargo, fracasaron todos los esfuerzos para convencer a las mujeres y los niños de que abandonaran el cráter de Bud Dajo. El 15 de junio de 1913, después de una lucha de tres días que requirió el uso de artillería, la posición fue asaltada. Casi todos los trescientos combatientes así como el mismo número de mujeres y niños murieron. Así terminó la resistencia de los moros a la ley y el orden.(11, 99)"
Un autor norteamericano resume así la situación:
"Las Filipinas se convirtieron en una posesión de Estados Unidos en 1898, como resultado de una guerra de conquista, librada primero contra España y después contra los propios filipinos, que se habían rebelado contra España para ese tiempo y quienes habían proclamado su propia república independiente. En la supresión de esa república, para someter a los filipinos a la dominación de Estados Unidos, algunas de las atrocidades de la guerra de Vietnam, que horrorizaron al mundo, fueron practicadas por el Ejército de Estados Unidos durante los años desde 1899 hasta 1914 –conduciendo a la población de las aldeas hasta pueblos vigilados donde el hambre y la enfermedad mató a miles y donde cualquiera encontrado fuera de los limites era muerto, torturado y matando prisioneros y heridos, quemando y arrasando áreas cultivadas, llamando a los patriotas y partidarios de la independencia criminales y bandidos o ejecutándolos o reduciéndolos a prisión. Se envió un ejército de 126,000 hombres a las Filipinas; mataron más de 200,000 filipinos para convencerlos de que estarían mejor bajo el dominio de Estados Unidos que bajo sus propios líderes. (11, 92 y 93)"
El mismo mesianismo que señalamos en Taft –fingido o sincero, no sabemos– lo exhibió el presidente William McKinley cuando se decidió por la anexión de Filipinas. Según él, aún no estaba decidido. Recuérdese que la cesión de Filipinas no figuraba en el Protocolo de Paz de 12 de agosto de 1898. Esta cesión fue forzada sobre España cuando concluían las negociaciones del Tratado de Paz de 10 de diciembre de 1898. La siguiente declaración la hizo McKinley a una delegación del Comité Misionero de la Iglesia Metodista Episcopal el 21 de noviembre de 1899:
“Recorrí los pasillos de la Casa Blanca noche tras noche hasta la media noche; y no me avergüenzo de decírselo, caballeros, que me arrodillé y recé al Dios Todopoderoso más de una vez que me diera luz y guía."
"Y una noche vino de esta manera –no sé cómo pero vino: 1) que no podíamos devolvérselas a España –eso sería cobarde y deshonroso; 2) que no podríamos dárselas a Francia o Alemania –eso sería un mal negocio y vergonzoso; 3) que no podíamos dejarlos solos –no tenían capacidad de gobierno propio porque pronto tendrían allí una anarquía o desgobierno peor que el que tuvieron bajo España: y 4) que no podíamos hacer otra cosa que quedarnos con todo, y educar a los filipinos y levantarlos, civilizarlos y cristianizarlos, y, por la gracia de Dios, hacer lo mejor que pudiéramos por ellos, nuestros semejantes, por quien Cristo también murió. (16, 7)"
En esta etapa del comienzo del contacto de los filipinos y los norteamericanos a través de sus fuerzas militares es necesario precisar el idioma de comunicación que usaron los filipinos en sus relaciones con el mundo exterior. Esta determinación es muy importante para el examen crítico del argumento que se adujo para justificar la imposición del inglés en forma draconiana desde el comienzo de la conquista norteamericana el 4 de febrero de 1899. El argumento era que el español era muy poco conocido y no era una lengua común en las Filipinas. Por lo tanto surgía el corolario de que la conversión de la gente filipina en angloparlantes –la anglicización si se nos permite el neologismo– empezaría desde una tabula rasa ya que no había ni una lengua europea ni un idioma nativo que se opusiera a la imposición del inglés como idioma oficial y como idioma de comunicación.
Como paréntesis diremos que en el caso de Puerto Rico se esgrimió una variante de este argumento. En este caso, ante el hecho contundente de un idioma común de los puertorriqueños se atacó la calidad de ese idioma. Se calificó al mismo de dialecto (patois) sin literatura y con escaso valor como medio de cultura (22, 63 a 64). Volviendo a Filipinas veamos los hechos.
En un informe del cónsul de Estados Unidos en Manila, fechado 12 de mayo de 1898, se describe una visita que hizo a Cavite, al Sur de Manila, ocupada por tropas de su país. Dice que los nativos gritaban en español Viva (sic) los Americanos (6, 327). El 20 de mayo de 1898 el cónsul de Estados Unidos en Singapur (Singapore) envía al Secretario de Estado la proclama de los líderes filipinos independistas en Hong Kong a sus seguidores. Esta proclama está redactada en perfecto español (6, 345 y 346). El 9 de junio de 1898 ese mismo cónsul informa de nuevo al Secretario de Estado que los filipinos residentes en Singapur le entregaron un memorial en español (6, 350). En ese memorial los filipinos, no empece sus expresiones pronorteamericanas, recalcaron que su aspiración irrenunciable era la independencia y daban a entender que sus simpatías hacia Estados Unidos partían de la premisa de que este país los estaba ayudando en esa dirección. El cónsul fue severamente reprendido por haberle dado acogida y por ende haber estimulado las esperanzas y expectativas independentistas filipinas.
Por supuesto, la historia ha demostrado que aún antes del inicio de la guerra hispano-americana el Archipiélago filipino figuraba como objeto del expansionismo norteamericano. En la correspondencia que el general Emilio Aguinaldo y Famy, Presidente de la República Filipina proclamada desde el 12 de junio de 1898 sostenía con los comandantes norteamericanos siempre usó el idioma español que habla sido adoptado como idioma oficial de la República y como idioma de comunicación común entre los filipinos y con el exterior. Por supuesto, los idiomas del Archipiélago recibían reconocimiento en los pronunciamientos de las autoridades filipinas y ya existían planes de adoptar, junto con el español, un idioma nacional filipino. No olvidemos que las ordenes religiosas que tanta influencia ejercieron en Filipinas hasta 1898, estudiaron acuciosamente los idiomas nativos y prepararon gramáticas, diccionarios y otras obras de cultura en los idiomas del Archipiélago. De nuevo vamos a recurrir a un ilustre patriota, jurista e intelectual filipino que hemos mencionado antes. Nos referimos a Claro M. Recto. Resume así la situación en vísperas de la conquista yanqui:
"Acaso, si al triunfar la revolución no hubiera interpolado el destino en el texto de la historia patria el capítulo de la conquista americana, el gobierno revolucionario y los que habrían venido a sucederle, olvidando ofensas y agravios coloniales, hubiesen hecho del español idioma oficial juntamente con el tagalo y declarado obligatoria su enseñanza. Prueba mi supuesto el hecho de que, al tiempo en que filipinos y españoles estaban empeñados en una guerra sin cuartel, la Constitución de la primera República se debatía y redactaba en español, el Congreso de Malolos llevaba sus deliberaciones en español, las proclamas de Aguinaldo se expedían en español, los peri6dicos revolucionarios se publicaban en español, y Mabini, el consejero y primer ministro de Aguinaldo, empleaba exclusivamente el español, en aquel estilo que era milagro de vigor, justeza y precisión, para trasladar al papel sus sublimes concepciones de estadista. Sus Memorias de la Revolución Filipina las escribió en español mientras estaba en Marianas a donde le habían deportado los americanos por negarse a prestar juramento de lealtad a la bandera de Estados Unidos. (3, 42)"
Volvamos de nuevo al comienzo de la conquista. Habíamos dicho que la imposición del inglés en las Filipinas era parte consustancial de las operaciones militares. Igualmente lo era el rechazo total del español. Es revelador de las actitudes lingüísticas de las autoridades norteamericanas el siguiente hecho. Cuando los filipinos de Singapur presentaron el memorial en español a que aludimos antes, el cónsul lo recibe traducido al francés y les replica en este idioma. El asunto no tendría mayor trascendencia si no se mirara el conjunto de las actitudes lingüísticas. El cónsul de Estados Unidos en Manila, O.F. Williams, a quien aludimos antes, en una comunicación al Secretario de Estado, Mr. Day, de 2 de julio de 1898 se expresaba de la siguiente manera y traducimos:
"Cada empresa norteamericana en cada uno de los cientos de puertos y populosos pueblos de las Filipinas será un centro comercial y escuela para nativos dóciles conducentes a un buen gobierno según el modelo, de Estados Unidos. El español o idioma nativo no es esencial. Con la expulsión de los españoles, sigue que nuestro idioma se adopte inmediatamente en los tribunales, puestos públicos, escuelas e iglesias nuevamente organizadas y que los nativos aprendan inglés. (6, 330 a 331)"
De nuevo es de rigor que hagamos, un paréntesis en el tema filipino para señalar las expresiones del cónsul de Estados Unidos en Puerto Rico hasta la guerra hispano-americana, Mr. Philip C. Hanna, el 25 de noviembre de 1898:
“Lo mejor para esta isla es que todo lo español sea totalmente cambiado; la forma de gobierno española, el Derecho español, .los tribunales españoles, los métodos españoles de tributación, las costumbres españolas, el sistema de educación español de ignorancia entre los pobres, Las supersticiones españolas y yo espero que también el idioma español sea cosa del pasado en esta isla. (22, 8-9)"
No es necesario insistir en el mesianismo lingüístico paralelo e idéntico en las antípodas. Volvamos a las Filipinas. La política lingüística absorbente anglicizante se imponía sobre el terreno por los conquistadores norteamericanos. Citamos del Informe Anual del Gobernador Militar Arthur MacArthur de 4 de julio de 1901:
"El Coronel Kennon, 34 de Infantería, informa sobre las condiciones en el subdistrito de Ilocos Norte, solicitando maestros de inglés y urgiendo que el español sea eliminado de los programas de estudios. (13, 353)"
Otro ejemplo:
"El Coronel Burt, que comanda el 25 de Infantería y la provincia de Zambales se ha tomado un gran interés en establecer escuelas, ayudado por el Capitán O’Niel y el. Capellán Steward. Grandes delegaciones de la provincia asistieron a la Escuela Normal de Verano de Manila [1900] y la continuación del trabajo normal de esta provincia sigue bajo el Profesor Squire. Se planea reunir maestros y aspirantes de distintos pueblos en San Felipe para instruirlos en el idioma inglés hasta septiembre, cuando se espera que ellos sean capaces de enseñar en inglés en sus escuelas. (13, 354-355)" (El subrayado es nuestro y también la traducción. Salvo que se diga otra cosa las traducciones son nuestras).
Hemos subrayado la expresi6n en inglés para recalcar que no se trataba, al igual que en Puerto Rico, de enseñar el inglés como idioma sino de convertirlo en el idioma total y oficial de la enseñanza. Iguales objetivos se perseguían en todos los aspectos de la vida de los países mencionados. En Cuba, por supuesto, debido a que la ocupación militar terminó al constituirse la Republica Cubana el 20 de mayo de 1902, no ocurrió ninguna agresión lingüística de nota. Aunque hubo vacilaciones de parte de Estados Unidos en cuanto a la concesión de la independencia debido a los sueños anexionistas que impulsaron poderosos círculos estadounidenses, entre ellos la camarilla del Gobernador Militar Leonard Wood, la independencia cubana que supuestamente llevó a Estados Unidos a la guerra con España, tuvo que ser reconocida.
¿Qué efecto tuvo en los filipinos que recibían el impacto aterrorizante de las operaciones militares norteamericanas de conquista en el aspecto del idioma? Afortunadamente esta pregunta puede ser contestada gracias a las investigaciones dirigidas a dilucidar estos ángulos y sinuosidades de la gran historia. La lingüista norteamericana Mary I. Bresnahan se expresa de la siguiente manera:
"En cuanto a si su deseo [de los filipinos de aprender inglés] era genuino o si era un gesto sumiso de supervivencia para aplacar a los norteamericanos seguirá siendo un asunto especulativo en todo caso. Los documentos contienen historias de filipinos temblando aterrorizados en sus casas de madera sobre pilotes esperando la llegada de los crueles norteamericanos, reputados sangrientos gigantes decididos a matar a los confiados filipinos. Inseguros en cuanto a los motivos de los norteamericanos, los filipinos hicieron lo que pensaron que agradaría mas a ellos –aprender su idioma. (7, 66)"
Como los aspectos políticos y militares están tan imbricados en el periodo que media entre la capitulación de Manila el 13 de agosto de 1898 y la pacificación oficial de la parte cristiana de Filipinas, anunciada el 4 de julio de 1902, examinemos los aspectos políticos del periodo.
Poco después del comienzo de las hostilidades yanqui-filipinas el 4 de febrero de 1899, arribó a Manila la llamada primera Comisión Filipina, presidida por el Presidente de la Universidad de Cornell, Jacob Gould Schurman. Permaneció en el Archipiélago desde marzo de 1899 hasta enero de 1900. Sometió un informe de 4 tomos. Ante la situación anómala que surgió por la cesión española a Estados Unidos y la presencia de la República Filipina se nombró esta comisión para que obtuviera información que pudiera orientar la actuación estadounidense. También se esperaba que la comisión pudiera conciliar a los patriotas filipinos con la dura realidad de un nuevo amo.
La Comisión Schurman no dejó huella permanente de índole legislativa-lingüística como dejó la segunda Comisión presidida por Taft. Sin embargo, su informe merece un capítulo aparte que en este momento no emprenderemos. La razón para este interés es que aparentemente surgieron serias discrepancias entre los miembros de la Comisión en cuanto a la política de "americanización" cuyo objetivo supremo era convertir a los filipinos en personas angloparlantes. Según el escritor filipino, Manuel V. Gallego, condenó la americanización de los filipinos. También otros norteamericanos prominentes. Así, nos informa Gallego, el Vice-gobernador Butte, Nicholas Roosevelt, el Profesor Jones Ford, de Princeton, en 1913, el Dr. Salesby, y el Profesor Cecilio López (25, 15-17).
De acuerdo con Gallego era el sentir correcto el que se siguiera el método español en el cual los misioneros aprendían el idioma nativo y en ese idioma se conducía la instrucción. Es de rigor señalar que en el caso de Puerto Rico el primer Comisionado de Instrucción Pública en el primer gobierno civil norteamericano, Martin C. Brumbaugh, implantó la política lingüística de enseñar el inglés como asignatura en la instrucción primaria y utilizando el español como vehículo de enseñanza de las demás materias (28, 343). Esa política duró durante su incumbencia (1900-1903) pero fue revocada después cuando en Puerto Rico se implantó precisamente el llamado Plan Filipino donde toda la enseñanza se conducía en inglés. En Filipinas, como veremos más adelante, el plan fue más drástico que en Puerto Rico, pues mientras en el en el último siempre se conservó al español como asignatura aún en las épocas de más feroz "americanización", en Filipinas el idioma español fue totalmente erradicado del sistema de instrucción pública en julio de 1901, tanto como vehículo de instrucción como asignatura.
6. LA SITUACION EN MANILA
Por ser Manila la capital de Filipinas, esta ciudad era el corazón de la hispanidad en el Oriente. La capital y la isla de Luzon eran las partes más hispanizadas y por ende, merecen un examen detallado para los propósitos de este escrito. Ofrece paralelos con lo que sucedía en Puerto Rico. Sin embargo, había una diferencia fundamental y ésta era la guerra que se libraba en el Archipiélago. Como veremos más adelante, la anglicización empezó en firme en Manila después de la captura del Presidente de la República Filipina, Emilio Aguinaldo, el 22 de marzo de 1901.
Recordemos que oficialmente, desde el punto de vista norteamericano, las hostilidades en la parte cristiana de Filipinas terminaron el 4 de Julio de 1902. En el informe del General Ewell S. Otis, sucesor del General Wesley Merrit en el mando de las operaciones militares, fechado 25 de julio de 1899, figura a su vez el informe de Mr. George P. Anderson, Superintendente de Instrucción Pública de Manila. El informe es iluminador por cuando demuestra entre líneas las perplejidades y hasta escrúpulos que sentía un educador en vísperas de la puesta en práctica de una política lingüística que buscaba erradicar el idioma español en Filipinas y su sustitución por el inglés. Comienza el informe diciendo que las escuelas públicas reabrieron después del 13 de agosto de 1898, cuando ocurrió la capitulación de la ciudad. A continuación traducimos del informe:
"De hecho las labores se reanudaron en las reabiertas escuelas alrededor del primero de septiembre, salvo dos de las escuelas más grandes que lo hicieron más tarde. Las labores entonces fueron simplemente una continuación de la instrucción española. El capellán Mckinnon contaba con siete instructores norteamericanos de inglés, y aspiraba poder ofrecer una hora de inglés en cada escuela."
"Desde el primero de junio se han conseguido diez maestros adicionales de inglés y los niños están aprendiendo con mucho entusiasmo. Pero esta base de una hora diaria de inglés por día no es suficiente; debe ser doblada en muchas de las escuelas, especialmente en aquellas dedicadas exclusivamente a la instrucción primaria..."
"Bajo las condiciones actuales se presentan constantemente inte-rrogantes nuevas e inquietudes (‘novel and perplexing ques-tions') pero, sobre todo, el departamento procura establecer, a la larga, el sistema norteamericano de escuelas públicas comunes, aunque la discreción aconseja demoras en la implantación de muchos cambios necesarios que no podrían ser comprendidos ahora. Todo debe venir como una culminación. (29, 31-33)" (Traducción y subrayado nuestros).
Compárese esto con expresiones relacionadas con Puerto Rico sobre el mismo asunto:
"Una educación que busca el cambio del idioma nativo envolverá el cambio de la religión y un cambio de todo el cúmulo de tradiciones del pueblo." Carta del año 1900 dirigida por W. T. Harris, Comisionado de Educación de Estados Unidos al Dr. Victor S. Clark, Presidente de la Junta de Educación bajo el Gobierno Militar, absoluto y supremo en Puerto Rico durante el periodo 1898-1900. (22, 55-56)"
Hemos subrayado en la anterior cita para llamar la atención a dos aspectos de la llamada "americanización". Uno era el supuesto clamor porque se enseñara inglés de parte del pueblo filipino, y el otro es que la política lingüística se concentró en primer lugar en las escuelas primarias. La- cercenación del idioma español en las Filipinas, como caracterizó el hecho D. Rodolfo Barón Castro, empezó en las raíces.
7. POLITICA LINGÜISTICA DEL PRESIDENTE McKINLEY
El Presidente McKinley, en relación con el idioma, dio las siguientes instrucciones a la segunda Comisión Filipina, presidida por Taft:
"La comisión tendrá la obligación de promover y extender, y, cuando sea necesario, mejorar el sistema de educación ya inaugurado por las autoridades militares. Al hacer esto será primordial la expansión de un sistema de instrucción primaria libre para todos y que deberá preparar a la gente para cumplir los deberes ciudadanos y las funciones ordinarias de una comunidad civilizada. La instrucción se dará en primera instancia en todas partes en el idioma de la gente. En vista del gran número de idiomas hablado por las diferente tribus, es de suma importancia para la posteridad de las islas que se establezca un medio común de comunicación, y es obvio que este medio debe ser el idioma inglés. (30, 10)" (Subrayado y traducción nuestra).
Teniendo en cuenta la fecha de las instrucciones resalta la discrepancia entre la política de utilizar el idioma de la gente filipina, según las instrucciones presidenciales, y la política furiosamente americanizante que practicaban sobre el terreno las tropas conquistadoras. Es notorio el contraste por cuanto el Comandante en jefe de esas tropas era el Presidente de Estados Unidos. En el curso normal de los acontecimientos es increíble que las tropas realizaran por su cuenta algo que chocaba con las ideas de su jefe. La única explicación era el doble juego que con los filipinos practicaba el conquistador.
Otro punto de las instrucciones que resulta chocante e insólito es la manera de referirse al pueblo de las Filipinas como las diferentes tribus. Esto significaba una depreciación del pueblo en sí y además ignoraba el alto grado de desarrollo político que había tenido lugar en el Archipiélago y muy especialmente en la segunda mitad del siglo XVIII. El desarrollo no sólo fue político sino que lo fue en todos los órdenes de la cultura (18, 51-58. Para el periodo antes de 1700, ver 21).
Otra observación en cuanto al uso del inglés como medio de comunicación y de unificación. Las instrucciones dan la impresión de que en Filipinas existían compartimientos estancos en relación con los diferentes grupos lingüísticos lo cual no es cierto. En Filipinas han existido elementos unificadores desde antes de la presencia española. Apolinar B. Parale se expresa sobre el particular:
"En fecha tan temprana como 1618 los misioneros españoles se expresaron de la siguiente manera sobre la eficacia comunicativa del tagalo a través de todo el Archipiélago:
'El tagalo se habla y entiende en todas partes, no sólo por los habitantes de la isla de Luzon, sino por todos los nativos de todas las isla. (Re: Descripción de las Islas Filipinas: (Anónimo) Manila 1618, p. 101, Vol. XXIII).’
"Clifford Prator del Consejo Económico Social de las Naciones Unidas en su libro (Language Teaching in the Philippines/ Enseñanza de idiomas en las Filipinas), p. 3 dice así:
'Recientemente el autor realizó una serie de excursiones por las islas, visitando nueve regiones diferentes. Lo acompañó un representante del negociado de Escuelas Públicas, un tagalista, que hablaba el idioma nacional a todo el mundo menos a los norteamericanos. Es interesante notar que este hombre se hizo entender en todas partes por los botones, taxistas, dependientes en las tiendas, etc.’ (31, 213-214)"
Por supuesto, al ocurrir la guerra de 1898, existía el elemento unificador del idioma español. Si lo que se perseguía por los norteamericanos era la unificación del pueblo filipino no existía una tabula rasa en el Archipiélago. Si se empezó de nuevo, por imperativos lingüísticos de naturaleza mesiánica imperialista, es otra cosa. Hemos citado a Quijano de Manila y a Rodolfo Barón Castro sobre las consecuencias de las decisiones de política lingüística tomadas por los norteamericanos al ocupar Filipinas. Cambiar el idioma de una nación no es tan sencillo como cambiar de camisa. Las consecuencias de esas decisiones repercuten en nuestros días de descolonización en todos los sentidos.
Vamos a seguir con el examen de la política lingüística en las escuelas públicas primarias. Le damos preferente atención porque la socavación de la estructura lingüística hispana, su corte a cercén, empezó por ahí. En el curso de nuestro trabajo veremos que la anglicización avanzó desigualmente pero en forma inexorable. En otras esferas de la actividad gubernamental el avance fue lento y encontró diversos grados de resistencia, tanto de parte de los hispanófilos como de los nacionalistas lingüistas filipinos. En este sentido la situación fue distinta a la de Puerto Rico, donde el español, después de 1898, junto con toda la herencia hispánica se convirtió en lo puertorriqueño.
También, en relación con la cautela que expresaban los jefes norteamericanos de la instrucción pública ante el cambio de idioma que se proponían forzar, es muy necesario tener en cuenta que en el año 1900 la guerra filipino-yanqui continuaba con todo su furor. No puede ser mera coincidencia, como veremos más adelante, que la anglicización de la enseñanza empezó de lleno después de la captura del General Emilio Aguinaldo y Famy el 22 de marzo de 1901. La política de enseñanza en inglés y total erradicación del español empezó en julio de 1901. Pero retrocedamos al recuento cronológico del desarrollo de la política lingüística.
En su informe de 1900 que continuaba el correspondiente al año 1899 y del cual citamos y tradujimos anteriormente, el Gobernador Militar Otis dice:
"Los anteriores métodos españoles requieren modificación pero la acción orientada a tales fines debe esperar hasta que se haga una investigación cuidadosa de los intereses del gobierno y se determine en cuanto a los métodos apropiados que se seguirán a los fines de salvaguardar el bienestar de los habitantes en general. (29, 295)”
Pasa entonces a citar del anterior informe a que hemos aludido. En cuanto al punto específico de la instrucción pública, cita el informe del jefe militar del Departamento de Instrucción Pública.
"Esperamos que los suministros se harán cargo de las necesidades de las escuelas durante un periodo aproximado de tres meses; y en cuanto a los libros por un periodo más largo a base del sistema actual de instrucción."
"Tal como se deduce del último párrafo, creo que al principio sólo debe intentarse la lectura, escritura y conversación del inglés, salvo en Manila y posiblemente en algunos otros pocos lugares. Considero que una adecuada familiarización con la lengua inglesa, leerla, escribirla y hablarla es de primaria importancia y es lo más que debemos exigir del esfuerzo de las fuerzas educativas. La geografía, la historia, la aritmética, sin mencionar sus aspectos mas avanzados, son lo mismo en todos los idiomas y no se considera conveniente o necesario que se preparen textos especiales para estas asignaturas, en español o en los diferentes dialectos nativos, o que se compren en grandes cantidades. Sin embargo, se deben proveer cuanto antes diccionarios, cartillas, cuadros y libros de lectura. Aunque en algunos casos será necesario utilizar el español como medio, se cree que, generalmente, el inglés puede enseñarse directamente desde los dialectos y con ese fin en mente deben ser escritos los libros."
"A los fines de obtener copias de todas las leyes escolares, informes, etc., de los diversos estados de la Unión [Estados Unidos] y también muestras de libros de texto y otros efectos escolares, esta oficina ha actuado correspondientemente. Hay que darse cuenta, por supuesto, que todavía este gobierno está en el umbral de la educación pública en las Filipinas y entiendo que es mejor reunir opiniones expertas de modo que puedan prepararse planes factibles y bien comprendidos. Los suministros ordenados iniciarán la labor, pero el futuro exigirá grandes gastos y el trabajo de educadores diestros y competentes."
A renglón seguido continúa el informe del General Otis:
"En relación con la naturaleza de los textos en lo que al lenguaje especial se refiere, la voluntad del pueblo está expresada en la respuesta de un filipino representativo a quien le comentó que era dudoso el que se obtuvieran suficientes textos tanto en español como inglés: 'Dele a los niños los libros en inglés y lo aprenderán más rápidamente. Se me informa que este modo de proceder se sigue en Hong Kong y que ha tenido mucho éxito. Estos métodos elementales de instrucción, han sido implantados precipitadamente en muchas de las islas para enfrentarse a las importunidades de los padres nativos. El sistema es crudo, por supuesto, pero dará una satisfacción y resultados relativos hasta que pueda iniciarse uno mejor. (29, 296)”
Es necesario destacar el pensamiento central de este informe preparado por militares. El mismo lenguaje usa expresiones de corte militar, de campaña ardorosa. El informe es de mediados del año 1900. Todavía está vigente el sistema español. Tan vigente está que se han encargado a Estados Unidos a principios de 1901 los siguientes textos:
Lecciones de Lenguaje
Spanish Grammar, Edgren
Spanish Grammar, Knapp
Spanish/English Dictionary
Guías para maestros
No sólo se encargaron estos textos sino que en la campaña de reclutamiento de maestros en Estados Unidos se les pedía que en los formularios de solicitud informaran si conocían el español o dialectos nativos. En una carta dirigida a autoridades escolares de instituciones públicas y privadas de Estados Unidos se les informaba que los maestros que arribaran a las Filipinas, una vez aprendieran español o dialectos nativos serían ascendidos. (13, 368, 380-381)"
Sin embargo, y no empece lo señalado que implica un reconocimiento de la presencia masiva del español en la vida filipina, se deja ver el propósito último de sustituirlo totalmente por el inglés. También debe notarse la alusión a los deseos de los filipinos en relación con sus preferencias lingüísticas a través de lo que dijo "un filipino representativo".
El informe del Departamento de Instrucción Pública de las Filipinas del cual hemos citado, tiene fecha de 5 de noviembre de 1900. El 27 de mayo de 1901 ese mismo departamento reanuda la narración con lujo de detalles. Destacaremos, citando y traduciendo los pasajes más importantes de este informe alegato cuyas recomendaciones culminaron con la aprobación por la Comisión Filipina de la Ley 74 de 21 de enero de 1901. Recuérdese que esta comisión, presidida por Taft, llamada también la segunda comisión para distinguirla de la primera presidida por Schurman, asumió el gobierno civil el primero de septiembre de 1900. Era por lo tanto el órgano legislativo del gobierno colonial norteamericano absoluto implantado en el Archipiélago. Las operaciones militares, por supuesto, continuaron bajo la dirección absoluta del general Arthur MacArthur.
La Ley 74 preceptuaba en su articulo 10 lo siguiente:
"El idioma inglés se convertirá gradualmente en la base de toda la instrucción en las escuelas públicas. A tales fines se dispondrá por ley para la instrucción en inglés ('for English instruction') en todas las escuelas sostenidas con fondos públicos." (subrayado nuestro)
A su vez el articulo 11 rezaba de la siguiente manera:
"En lo posible, se destacarán soldados como instructores de inglés hasta que puedan ser reemplazados por maestros regulares" (subrayado nuestro).
Esta política lingüística en Filipinas -enseñanza en inglés, exclusión total no sólo de la enseñanza en español sino del español como asignatura, aseguró la extinción casi total de la lengua española en Filipinas. Ese llamado Plan Filipino llegó a imponerse casi en su totalidad en Puerto Rico. Decimos casi porque como dijimos antes, en Puerto Rico se mantuvo la enseñanza del español como asignatura afín durante la incumbencia del Comisionado de Instrucción Pública que implantó dicha política lingüística, Roland P. Falkner (22, 81; 25, 344; 32, 199; 34, 9). En Filipinas, esa exclusión de la lengua castellana en las escuelas públicas, por disposición de ley, duró hasta el año 1952, cuando, el 21 de mayo se aprobó la Ley 709, patrocinada por el senador Magalona. Entonces se empezó a enseñar, en forma muy limitada, como asignatura. Pero de esto, así como de las vicisitudes o mejor via crucis de la lengua de Cervantes en todos los aspectos de la vida filipina públicos y privados, judiciales, legislativos, ejecutivos, etc. –nos iremos ocupando en otros trabajos de acuerdo con la cronología de los sucesos y su ubicación en el desarrollo y culminación de la soberanía y nacionalidad filipinas.
Mientras tanto, sigamos destacando los aspectos sobresalientes del largo informe del Departamento de Instrucción Pública de 27 de mayo de 1901. Tan pronto se decretó la enseñanza en inglés y la proscripción del español y de los idiomas nativos en las escuelas públicas, se importaron desde Estados Unidos enormes cantidades de materiales educativos, todos por supuesto en inglés. También llegaron centenares que se convirtieron en miles, de maestros norteamericanos. Los soldados licenciados también se convirtieron en maestros. Para la fecha del informe se habían recibido más de 8.000 solicitudes de aspirantes al magisterio en Estados Unidos. Para junio próximo –1901– dice el informe, habría 500 maestros listos para embarcar en Estados Unidos. Como el idioma oficial escolar era el inglés, todo aquel que lo ignorara o que no pudiera enseñar en él era excluido. Lo mismo ocurría en las otras esferas de actividad; como dijimos anteriormente, en todos los aspectos de la vida filipina que más adelante examinaremos. Citamos del informe,
"Antes de la aprobación de la Ley 74 y bajo la autoridad de la Comisión Filipina y del gobernador militar se habían nombrado nueve maestros de Estados Unidos y once filipinos. Después de la aprobación de dicha ley y de acuerdo con su articulo 15 se ha nombrado permanente y provisionalmente ocho superintendentes, ocho directores y ayudantes para adiestramiento normal, agrícola y manual y setecientos ochenta y un (781) maestros en Estados Unidos y dos superintendentes y ochenta maestros de solicitantes en las Filipinas. (13, 350)”
Un historiador filipino resume la situación de la siguiente manera:
"Se usaba el inglés porque los maestros [norte]americanos apodados Tomasitos (Thomasites) por haber llegado a bordo del transporte Thomas, no sabían español y porque los libros venían de Estados Unidos. Muy pronto solamente serían colocados aquellos que conocieran el inglés. (18, 144)"
Veamos cómo se verificó el cambio del español al inglés en Manila. El jefe del Departamento de Instrucción Pública cita del informe del superintendente escolar de Manila:
"El que suscribe fue nombrado superintendente de las escuelas de la ciudad el 26 de octubre de 1900 y como éste es el primer informe requerido por esta comandancia este examen abarcará los seis meses transcurridos desde entonces".
"El cambio mas significativo es el que ha tenido lugar en la actitud de los maestros filipinos. Debido a la incertidumbre que ha acompañado la ocupación [norte] americana de estas islas, hasta hace seis meses apenas se habían introducido cambios en las escuelas públicas de Manila. Pocos de los maestros habían adquirido conocimiento alguno del inglés ni se había operado cambio alguno en el carácter de los estudios. Los textos estaban en español y solamente se oía el español en los edificios escolares. El inglés se enseñaba, pero por una fuerza de maestros [norte] americanos totalmente inadecuadas, en muchos casos pudiendo el maestro dedicar solamente una cuarta parte del día a una escuela."
"En diciembre se adoptó el plan que consistía en que los maestros de inglés dedicaran por lo menos la útima media hora de la tarde a la instrucción de los maestros filipinos y al mismo tiempo se hizo saber que muy pronto se abandonaría el uso del español como medio de instrucción. Los maestros filipinos que habían adquirido suficiente destreza en inglés empezaron a enseñar los primeros grados. Con muy pocas excepciones los maestros aceptaron el cambio de idioma y su actitud ahora se ha convertido en una de verdadero interés en favor de la adopción del inglés. Han progresado tanto en su conocimiento del inglés que es posible que al reanudarse el curso en junio solamente se use el inglés. (11, 356)”
Sobre el aspecto religioso de la enseñanza continúa el informe:
"La cuestión de la enseñanza religiosa en las escuelas también se ha arreglado sin que haya habido conflictos o pérdida de estudiantes. Tan pronto se recibió una copia oficial de la Ley 74 de la Comisión Filipina, que prohibe todo tipo de instrucción religiosa por parte del maestro, se emitió una amplia orden prohibiendo la práctica de devociones religiosas o su empleo como medidas disciplinarias, el cese de toda enseñanza de catecismo o doctrina religiosa y la remoción de la escuela de todos los libros que contuvieran tales materias y la remoción de los salones de clases de crucifijos, emblemas religiosos, imagenes sagradas, carteles, etc. Estas órdenes fueron en todos los casos acatadas y cumplidas inmediatamente y al pie de la letra. Ni los padres ni los maestros protestaron y como se dijo antes no disminuyó la asistencia a clases y por el contrario el curso teriminó con la más grande matrícula registrada en estas escuelas públicas. Para muchos de los maestros el cambio aparentemente fue bien recibido. (13, 356-357)”
El Superintendente General de Instrucción Pública. de Filipinas resume de este modo la labor realizada:
"Como breve resumen de la labor realizada durante el periodo abarcado por este informe se ha estructurado la base de un plan educativo y se ha aprobado legislación al efecto; se ha seleccionado y comprado una gran cantidad de textos y efectos escolares [norte] americanos y se han distribuido en los pueblos habiéndose removido los viejos textos escolares y se ha puesto cada una a cargo de un superintendente [norte] americano; se está aboliendo gradualmente toda instrucción religiosa durante el curso escolar; se ha introducido el inglés como base de toda la instrucción pública... y toda la política en relación con la inauguración de un sistema de instrucción pública completamente [norte] americanizado se ha esbozado. (13, 359-360)"
8. LA IMPOSICION DEL INGLES EN TODOS LOS ASPECTOS DE LA VIDA OFICIAL FILIPINA
Como hemos visto, la política que perseguía erradicar de cercén el idioma español en Filipinas, ignorando al mismo tiempo los idiomas nativos y combatiendo su uso por razones que luego examinaremos en cuanto a sus méritos, comenzó con especial virulencia en las escuelas públicas primarias. Esta política se extendió simultaneamente a otros departamentos del gobierno. Así, la Escuela Náutica se convirtió en la "Nautical School". La Academia o Escuela Náutica se estableció en 1862 a instancia del consulado de Comercio. El programa de estudios, adaptado a las necesidades del Achipiélago, incluía Aritmética, Geometría elemental, Trigonometría plana y esférica, Cosmografía, Pilotaje, Geometría prácticamente aplicada a la construcción de cartas y planos hidrografficos y modo de dibujarlos, etc (41, 381). En los informes del gobierno civil correspondientes al periodo 1900-1903 se da cuenta del cambio de idioma en la siguiente forma:
"Al principio la instrucción se daba en español, pero debido a la inferior calidad de los textos españoles es conveniente sustituir tan pronto sea posible el español con el inglés. (42, 127-128)"
Vamos a detenernos a examinar la "razón" esgrimida para descartar el idioma español en la Escuela Náutica. En el Informe de la Primera Comisión Filipina, de cuyas gestiones hemos hablado antes, se hace la siguiente apreciación sobre la calidad de la mencionada escuela:
"Una escuela náutica existió en Manila para adiestrar a los Pilotos de la Marina Mercante. Los cursos teóricos ofrecidos duraban tres años, y estaban acompañados por instrucción práctica en la navegación. Se dice que el carácter de la labor desempeñada era muy bueno. Esta escuela, que fue clausurada por un tiempo durante la guerra, ha sido reabierta bajo un oficial naval [norte] americano. (43, 49)"
La verdadera razón para cambiar los textos de la Escuela Náutica aparece en los informes del gobierno civil para el periodo 1900-1903 anteriormente citados:
"No es practicable hacer de los lenguajes nativos la base de la instrucción, porque esto haría necesaria la traducción, no sólo de las cartillas sino de muchos textos de toda clase, a los principales dialectos nativos. La mayor parte de los comandantes militares en las provincias que han enviado informes, declaran que 'no es deseable que se imparta instrucción en los dialectos nativos' y también no hay necesidad de perpetuar el idioma español ya que éste es entendido por una pequeña parte de la población nativa. Los nativos desean el inglés e indudablemente debe ser la base lingüística de la labor en las escuelas públicas pero debe ser introducido gradualmente Se debe estimular a los maestros que se envían a las provincias a que aprendan los dialectos de la gente con la cual están relacionados. Los textos en existencia, comprados por las autoridades militares, han sido seleccionados en su mayor parte con la idea en mente de que lo que es adecuado para Manila lo es para las otras partes del Archipiélago. Las ediciones en español de la Aritmética de Wentworth, de la Historia de Estados Unidos de Barnes y de la Geografía de Frye se han ordenado en grandes cantidades. Estos textos en español, que fueron ordenados por el departamento militar de educación, son impropios ya que tienden a perpetuar el idioma español y a demorar la introducción del inglés como base, de la instrucción. (42, 152)”
Nótese que estamos citando continuamente de fuentes oficiales norteamericanas que, por supuesto, tratan de juistificar sus "diktats" con argumentos, si es que merecen ese calificativo, que solo pueden entenderse en vista de la política lingüística de imposición del inglés a toda costa. No hay sustancia pedagógica en ellos.
Continuamente los gobernantes norteamericanos de Filipinas trataban de justificar la política lingüística anglicizante a base de un supuesto reclamo, de la gente y de una casi total ignorancia del español por parte de los filipinos. Sin embargo en los mismos informes oficiales de las autoridades que esgrimían esos argumentos asoman los datos que los contradicen. Asi, la oficina a cargo de la transportación terrestre en informe de 4 de mayo de 1901 saca a relucir cuáles eran los idiomas que los obreros entendian:
"Se llama la atención de todos los empleados que trabajan en este corral [en español en el original] a la siguiente reglamentación que rige el trato que deben recibir los nativos aquí empleados. Los guarda-almacenes y todos aquellos a cargo de la madera, el forraje y el trabajo general en el patio tratarán a los trabajadores nativos con la misma consideración como si se tratara de hombres que hablaran su idioma y fueren del mismo color.”
"No se permite violencia personal y cada empleado [norte] americano debe ser lo más benévolo posible al tratar con los empleados nativos.”
"Bajo, ninguna circunstancia se permitirá que un empleado de esta oficina golpee o abuse de los obreros nativos mientras estos trabajen aquí, y cualquier violación de esta naturaleza se me informará inmediatamente."
A renglón seguido, el informe general del Jefe de Surninistros del Ejército ("Quartermaster") indica lo siguiente:
"Los nativos hicieron que esto se pusiera en español y tagalo y con el sentir de que sus derechos serían protegidos parece que trabajan más contentos... (13, 153)" (Subrayado nuestro).
Hemos señalado anteriormente que la imposición a todo trance del inglés empezó en las escuelas públicas primarias y que esta política que contemplaba borrar el español en todos los aspectos de la vida filipina avanzó desigualmente pero en forma inexorable en todas partes, sujeto todo al gobierno absoluto y supremo que estableció Estados Unidos en Filipinas. Veamos algunos ejemplos. El Negociado de Minas en su informe al Secretario del Gobernador Militar revela la política lingüística del negociado:
"Esta fuerza [de trabajo] debe incrementarse ahora, a mi juicio, con tres ingenieros nativos e inspectores que puedan hablar inglés, dos delineantes, un dependiente nativo a cargo e la propiedad y uno a cargo de los registros. Aunque tanto el español y el inglés se hablan en el negociado, se ha establecido como regla del negociado, que todos los empleados deberán aprender inglés y se ha encontrado que esta regla funciona satisfactoriamente y ha contribuido enormemente a la eficiencia de los empleados."
"Los mejores libros y autoridades sobre minería se escriben y publican en lengua inglesa y los ingenieros nativos, que eventualmente se harán cargo de los subdistritos del Archipiélago, deben entender los más recientes y mejores sistemas de minería, en lugar de los anticuados y primitivos sistemas hasta ahora en efecto... (13, 403)"
Como puede apreciarse, los argumentos de toda clase nunca faltaban cuando de erradicar el idioma español se trataba. Y cuando no se esgrimían argumentos se utilizaba la coacción de todo tipo que como vimos anteriormente ocurría bajo los "maestros" soldados y como veremos más adelante en las actividades del gobierno bajo el dominio absoluto y supremo de las autoridades norteamericanas.
Veamos lo que sucedía en el servicio civil de Filipinas. En su informe de 7 de junio de 1901 la Junta de Servicio Civil Filipino explica el sistema de pagos y cualificaciones en el mismo a base de criterios lingüísticos que establecen el discrimen contra los que aprueban los exámenes en español. Por supuesto, los jefes del servicio civil son norteamericanos que no solamente desconocen el idioma español sino que son hostiles al uso de este idioma por los nativos. Sin embargo, el informe reconoce que el idioma de los filipinos en ese momento es el español. Citamos del informe:
"Aunque ninguno de los filipinos tomó los exámenes en inglés, se ha informado a la junta que se están organizando clases de servicio civil en varias escuelas de Manila con el propósito de prepararlos para tomar los exámenes en inglés. Se entiende que cuando se ofrezcan los próximos exámenes un número de aqueIlos que los han tomado lo tomará en inglés. En este momento, con el rápido cambio del modo de hacer negocios del método español al norteamericano, el conocimiento del inglés es prácticamente esencial para poder desempeñar eficientemente los deberes de los puestos del servicio civil en Manila, y por esta razón los filipinos en este momento están trabajando en condiciones muy desventajosas. Sin embargo, ellos están adquiriendo rápidamente conocimiento del inglés y la Junta está convencida de que tan pronto ellos adquieran más dominio del inglés y se familiaricen con las exigencias del servicio serán capaces de ocupar los puestos mayormente ocupados por norteamericanos. Es un hecho significativo que el examen regular de escribientes, que estaba destinado a norteamericanos principalmente, fue aprobado por filipinos que tomaron el examen en español. Más de la mitad de los filipinos que tomaron el examen de escribiente de primer grado lo aprobaron y es evidente que desde el punto de vista de su preparación general si ellos hubieran tenido conocimiento del inglés podrían ocupar un número de puestos en el servicio que todavía no están disponibles para ellos (13, 416-417)" (subrayado nuestro).
La franqueza de estos informes oficiales nos permiten imaginar los mecanismos de coacción de índole psicológica que se utilizaron para. erradicar el español e imponer el inglés en las Filipinas además de otros métodos más crudos. Esto nos ilustra también sobre la falacia de que un idioma proscrito de la vida oficial puede sobrevivir en la intimidad del hogar. En Puerto Rico algo parecido sucedió en los primeros años de dominación norteamericana. Especialmente en el campo de la instrucción pública. Se llegó a implantar el Plan Filipino, como señaláramos anteriormente y se discriminó contra los maestros que enseñaban en español hasta. conseguir en un momento dado su casi total proscripción (39, 91-92). Por supuesto, la política. lingüística oficial afecta. directa e indirectamente el mundo privado por cuanto la vida. nacional es un todo. En Filipinas la política de cortar de cercén el idioma español en las escuelas públicas eventualmente se extendió a las escuelas privadas. La. Universidad de Santo Tomás, universidad hispánica privada. en el lejano oriente, baluarte del idioma español en Asia, fue obligada. por las autoridades norteamericanas a suprimir la enseñanza en español en la década del 1920.
Bilbiografía
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21. Periódico El Mundo de San Juan de Puerto Rico, de 26 de noviembre de 1978, pág. 9, secciónD, citando declaraciones de Adrián Cristobal, delegado de Filipinas al Congreso de escritores patrocinado por el Pen Club de Cataluña y por la UNESCO. Esta información fue suministrada al periódico por Nilita Vientós Gastón, delegada de Puerto Rico.
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28. A History of Education in PuertoRico, por Juan José Osuna, Ed. Universidad de Puerto Rico, 1949.
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43. Report of the Philippine Commission, Parts 1 and 2. Se trata del Informe de la Primera Comisión Filipina.
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