Sucesos de las Islas Filipinas - Contenido


DE LOS PRIMEROS DESCVBRIMIENTOS DE LAS
islas Orientales, y del viaje que lüzo d ellas el Adelantado Miguel López de
Legazpi, conquista y pacificación délas Filipinas en tiempo de su gouiento, y
de Guido de Lauazarris, que sirvio después el cargo.

CAPITVLO PRIMERO.

SEGVN los Cosmógrafos antiguos y modernos, la parte del mundo llamada Asia, tiene adjacentes grandissima copia de islas mayores y menores, abitadas por diuersas naciones y gentes; enriquecidas, asi de piedras preciosas, oro, plata y otros minerales, como abundantes de frutos y semillas, ganados y animales; y algunas dellas, en que se cria todo genero de especería, que se lleva y reparte por todo el vniuerso. Llamanlas de ordinario en sus libros, y descripciones y cartas de marear, el grande Archipieelago de san Lázaro, que son en el mar Océano Oriental; de las quales, entre otras mas famosas son las islas del Maluco, Celeues, Tendaya, Luzon, Mindanao y Borneo, que agora se llaman las Filipinas (9).

Auiendo el Papa AJexandro sexto repartido las conquistas del nueuo Mundo, á los Reyes de Castilla y Portugal, hizieron de acuerdo la partición, por vna linea que Cosmógrafos echaron al mundo; para que el vno ala parte del Ocidente, y el otro, ala del Oriente, siguiesen sus descubrimientos y conquistas, pacificando lo que cada vno ganase dentro de su demarcación (l0).

Después, que por la Corona de Portugal se ganó la Ciudad de Malaca, en la tierrafirme de la Asia, en el Reyno de lor, llamada por los antiguos Aureachersoneso, el año de mil y quinientos y onze, alas nueuas délas islas que caen cerca, especialmente, las del Maluco y Banda, donde se coge el clauo y la nuezmoscada; salió vna Armada de Portugueses á su descubrimiento, que auiendo es tado en Banda, fueron de alli lleuados á la isla de Terrenate, vna dalas del Maluco, por el mismo Rey della, en defensa suya, contra el de Tidqore su vezino, con quien tenia guerra, que fue principio del asiento que los Portugueses hizieron en el Maluco. Francisco Serrano (que boluio a Malaca con este descubrimiento, y passó ála India, para yr a Portugal á dar quenta del) murió antes de hazer este viaje (ll), aulendo comunicado por cartas á su amigo Fernando de Magallanes (que se auian hallado juntos en la toma de Malaca y estaua en Portugal) lo que auia visto; con cuyas relacio nes, entendió lo que conuenia del descubrimiento y navegación á estas islas.
Magallanes en este tiempo se pasó al seruicio del Rey de Castilla, por causas que le mouíeron (12); y trató con el Emperador Carlos Quinto nuestro señor, que las islas del Maluco, caian dentro déla demarcación de su Corona de Castilla, y que su conquista le pertenecía conforme ála concession del Papa Alexandro (13), y que se offrecia hazer jornada y nauegacion á ellas en su nombre, descubriendo el viaje, por la parte de la demarcación que a Castilla le pertenecía, valiéndose de vn famoso Astrólogo y Cosmógrafo, llamado Ruyfarelo que consigo tenia (14).
El Emperador (por la importancia del negocio) dio a Fernando de Magallanes este viaje y descubrimiento, con los nauios y recaudo que para ello conuino, con los quales salió y descubrió el Estrecho a que puso su nombre (15); por donde pasó ala mar del Sur ynauegó a las islas de Tendaya y Sebu, donde fue muerto por los naturales de Matan (16) que es vna dellas, pasaron sus nauios al Malu co, donde la gente dellos tuuieron debates y diferencias con los Portugueses que se hallaron en la isla de Terrenate; y vltimamente, no pudiéndose sustentar alli, en vna Nao que á los Castellanos auia quedado en su armada, nombrada la Victoria, salieron del Maluco, licuando por cabega y capitán, a Juán Sebastian del Caño, que hizo su viaje a Castilla, por el déla India, donde llegó con poca gente (17), y dio á su Magestad quenta del descubrimiento de las islas del grande Archipiélago, y su nauegacion. Intentóse otras vezes la mesma empresa, y se puso en execucion, por Juán Sebastian del Caño, y por el Comendador Loatsa, y los Saoneses, y Obispo de Plasencia, sin tener el efeto que se pretendió, por los trabajos y riesgos de tan larga nauegacion y contiendas que se les offrecieron con los Portugueses en el Maluco, a los que alia llegaron. Tras de todos estos sucesos, pareciendo que aqueste descubrimento se haria mas breue y mejor por la Nueua España, se despachó por aquella parte vna Armada el año de mil y quinientos y quarenta y cinco, a cargo de Rui López de Villalobos, que pasó por Sebu, y llegó al Maluco, donde tuuo con los Portugueses diferencias, infortunios y trabajos, por los quales, no tuuo el fin que se pretendía, ni la Armada pudo boluer á la Nueua España de do auía salido; y se deshizo, y algunos de los Castellanos que quedaron, salieron del Maluco por la India de Portugal, y fueron a Castilla: donde dieron relación de lo sucedido en su viaje, calidad y sustancia délas islas del Maluco, y de las otras que auian visto (l8).
Pareciendo después al Rey don Felipe segundo nuestro Señor, le conuenia no algar mano déla misma empresa, y siendo informado por don Luys de Velasco Virrey déla Nueua España, y por fr. Andrés de Vrdaneta de la Orden de S. Agustín (que siendo seglar, auía estado en el Maluco con la Armada del Comendador Loaisal que desde la Nueua España se haría mejor y mas breve aqueste viaje, lo cometió al Virrey. Salió de la Corte fr. Andrés de Vrdaneta, para la Nueua España, que como tan platico y buen Cosmógrafo, se ofreció iría en la Armada, y descubriría la buelta. El Virrey aparejó Armada y gente con lo mas necesario, en el Puerto de la Nauidad, en la mar del Sur, a cargo de Miguel López de Legazpí vezino de México, natural de la prouincia de Guipúzcoa, persona de calidad y confianga; por auer fallecido el Virrey, la Au diencia que en su falta gouernaua, acabó de despachar a Legazpi, dándole instrucíones de la parte a donde auía de ir, con orden, que no la abriese hasta estar trezíentas leguas ala mar: por diferencias que vuo entre los déla Armada, sobre dezir vnos que seria mejor yr ala nueua Guinea, y otros alos Luzones, y algunos al Maluco. Partió Miguel López de Legazpi, el año de mil y quinientos y sesenta y quatro, del puerto déla Nauidad (19), con cinco nauios y quinientos hombres, y fr. Andrés de Vrdaneta, y otros quatro religiosos de la Orden de san Agustín en su compañía, y auíendo nauegado algunos días al Ocidente, abrió las instrucíones, y vio que se le ordenaua fuese a las islas de los Luzones, donde procurase pacificarlas, y reduzirlas ala obediencia de su Magestad, y que recibiesen la santa fé Catholica. Prosiguió su viaje, hasta llegar ala isla de Sebu (20), donde por la comodidad que halló del buen puerto, y dispusicíon de la tierra, surgió en el, siendo primero recebido de paz de los naturales, y de su principal Tupas. Después le quisieron matar, y alos de su compañía, porque auíendoles algado los bastimentos, tomaron contra ellos las armas, que sucedió alreues de como lo pensaron; porque los Españoles los vencieron y sugetaron. Viendo lo que avia pasado en Sebu, los naturales de otras islas círcunüezinas, vinieron de paz al Adelantado, dándole la obediencia^ y proueyeron el campo de algunos bastimentos, y se hizo la pri mera población de nuestros Españoles en aquel Puerto, aquien lia-. marón, la Ciudad del sanctisimo nombre de JESVS ; por auerse ha llado en vna de las casas de los naturales, quando los vencieron, vna Imagen de JESVS hecho de bulto; que se creyó auer quedado allí, déla Armada de Magallanes, que los naturales tenian en mucha veneración, y les hazia en sus necesidades efetos milagrosos; el qual pusieron en el Monasterio de san Agustín que se fabricó en aquella Ciudad (21).
El mismo año, despachó el Adelantado la Capitana de su armada, á la Nueua España; con relación y aviso de lo sucedido en el viaje, y asiento en Sebu, pidiendo gente y socorro para continuar la pacificación de las islas, en que se embarcó fr. Andrés de V r daneta con fr. Andrés de Aguirre su compañero (22).
Vno de los nauios que salió del Puerto de la Nauidad en con serua de la Armada, á cargo de don Alonso de Arellano, lleuaua por Piloto, á Lope Martin, mulato buen marinero, aunque inquieto, que hallándose ya cerca de las islas dexando su armada, se adelantó y entro por ellas, y rescatados algunos bastimentos, no esperando á el Adelantado, dio buelta ala Nueua España por la parte del Norte; o por el poco gusto que lleuauan de auer hecho el viaje alas islas, o por ganar el premio de auer descubierto la buelta. Llegó, con breuedad, y dio nueua de auer visto las islas, y descubierto el viaje, diziendo algunas cosas a proposito de su venida, sin recaudo del Adelantado, ni auiso de lo que le auia sucedido. Don Alonso de Arellano fue bien recebido de la Audiencia que gouernava, donde se trató de premiarle, y a su Piloto; como se hiziera, si la Capitana del Adelantado no llegara también a este tiempo, auiendo hecho la mesma nauegacion, con relación cierta de lo sucedido, y estado en que las cosas quedavan y población de Sebu; y dando cuenta como don Alonso de Arellano con su nauio, sin tener orden, o necessidad para ello, se auia adelantado de la Armada, á la entrada de las islas» y nunca mas auia parecido: y que de mas délas islas que quedauan de paz, y en la obediencia de su Magestad, auia otras muchas grandes y ricas, pobladas de gente, bastimentos y oro, que esperauan pacificar, y reduzir, con el socorro que se pedia, que a todas auia puesto por nombre el Adelantado (por contemplación de su Magestad) las islas Filipinas (23).
El socorro se lo enbio luego, y se á ydo continuando todos los años conforme á las necessidades que se an ofFrecido con que se á ganado y sustentado la tierra.
Teniendo noticia el Adelantado de otras islas que estauan en contorno de Sebu, abundantes de bastimentos; embió a ellas algu nos Españoles, que trujessen los naturales de paz, y arroz para el campo, con que se entretuuo y sustentó lo mejor que pudo, hasta que auiendo pasado ala isla de Panay, embió de alli á Martin de Goiti su Maese de campo, y otros capitanes con la gente que le pareció bastante ala isla de Luzon, guiandolos vn principal natural della, nombrado Maomat; para que la procurassen pacificar y traer ala obediencia de su Magostad. Llegados A la bafa de Manila, hallaron su poblazon á la orilla del mar, junto a vn rio grande, poseída y fortificada de vn principal que llamauan Rajamora: y en frente, pasado el rio, auia otra poblazon grande, nombrada Tondo : que también la tenia otro principal Rajamatanda, hechos fuertes, de palmas y arigues gruesos, terraplenados, con mucha cantidad de versos de bronze, yotras piegas mayores de cámara. Venido Martin de Goiti a platicas, con los principales y su gente, sobre la paz y obediencia que pretendía, le fue necessario venir alas manos con ellos: y los Españoles por fuerga de armas entraron la tierra, yla ganaron, con los fuertes y artilleria; dia de santa Potenciana, diez y nueve de Mayo, año de mil y quinientos y setenta y vno, con que los naturales y sus principales vinieron de paz, y dieron la obediencia, y otros muchos de la misma isla de Luzon hizieron lo mismo (24).

Con la nueua que el Adelantado Legazpi tuuo en Panay, déla toma de Manila, y asiento de los Españoles en ella, dexadas puestas en orden las cosas de Sebu, y otras islas que tenia pacificadas, y enco- mendados los naturales dellas a los soldados mas beneméritos, ordenado lo que mas le pareció, para el gouierno de aquellas Prouincias, que comunmente se llaman de Bicayas de los Pintados, porque ios naturales dellas traen todo el cuerpo labrado de fuego: se vino á Manila con el resto de la demás gente que tenia, donde fue bien recebido; y asentó de nueuo con los naturales y sus Principales la paz, amistad y obediencia que a su Magestad tenian dada, y en el mismo sitio de Manila (de que Rajamora hizo donación á los Españoles para su poblazon) la fundo y asentó el Adelantado, por ser fuerte y en comarca de bastimentos y en medio de todas las islas (dexandole su nombre de Manila que de los naturales tenia) tomo lo que bastó del terreno para la Ciudad, en que hizo el Gouernador su asiento y morada, fortificándose mas de proposito; teniendo mas consideración á lo dicho, para hazer cabega del gouierno á esta nueua poblazon, que al temple y anchura del sitio, que es caluroso y estrecho, por tener el rio de vna vanda de la Ciudad, y por la otra la Baía: y a las espaldas grandes pantanos y ciénagas, que la hazen muy mas fuerte (25).
Desde este puesto, se fue prosiguiendo la pacificación délas demás prouincias de esta grande isla de Luzon, y de las cosas que están en su contorno, viniendo las vnas de paz ala obediencia, y otras conquistándolas con las armas, y con la industria de los reli giosos quean sembrado por ellas el sancto Euangelio, en que vnos y otros an trabajado valerosamente, assi en el tiempo y gouierno del Adelantado Miguel López de Legazpi, como de los demás go uernadores que le an sucedido (26).
Encomendóse la tierra a los que la an pacificado, y poblado, poniendo en la real corona cabe ceras de prouincias, puertos y poblazones de las Ciudades y Villas que se an fundado, con otras encomiendas particulares, para las ne cesidades que se offrecen, y gastos de la real hazienda (27), tratan do las cosas de gouierno y conuersion de los naturales como era necessario, teniendo cada año nauios que hazen viaje a la Nueua España, y bueluen con los socorros ordinarios, con que el estado délas islas Filipinas tiene oy el buen punto en lo Espiritual y tem poral que se sabe. El Adelantado Miguel López de Legazpi, como está dicho, des cubrió las islas, y hizo asiento en ellas y dio buen principio a su pacificación y obediencia, Fundó la ciudad del sanctisimo nombre de l es V S, en las prouincias de Pintados, y después la ciudad de Manila en la isla de Luzon. Conquistó en ella la prouincia de Ylocos, en cuya poblazon y puerto llamado Vigan, fundó vna po blazon de Españoles que le puso nombre la villa Fernandina (28).
Assimismo pacificó la prouincia de Pangasinan, y la fsla de Mindoro, tassó los tributos que los naturales auian de pagar en todas las islas, y ordenó otras muchas cosas tocantes al gouierno y conuersion dellas, hasta que murió, año de mil y quinientos y setenta y quatro en Manila (29), donde está enterrado su cuerpo, en el monasterio de san Agustín. Muerto el Adelantado se halló entre sus papeles vn despacho cerrado, déla audiencia de México, que gouernaua quando la armada salió déla Nueua España, nombrando (en caso que el Adelantado faltase) sucessor al gouierno, en virtud del qual, entró y fue obedecido Guido de Labazarris, official Real que era; el qual, con mucha prudencia, valor y maña, continuó la conuersion y pacificación de las islas, y las gouernó.
En su tiempo vino el cossario Limahon, de China, con setenta nauios gruesos de armada, j mucha gente de guerra, sobre Manila, y entro la Ciudad, y matando en su casa al maesse de campo, Martin de Goiti con otros Españoles que se hailauan en ella: passó al fuerte en que los Españoles se recogieron, siendo muy pocos, con fin de tomar la tierra, y señorearse della. Los Españoles con vn socorro que les traxo de Vigan, el capitán loan de Salzedo, déla gente que consigo tenia (que vio passar á este cossario por la cos ta, vino con el á Manila) se defendieron tan valerosamente, que matándole mucha gente, le hizieron embarcar, y salir huyendo de la baía, y meterse en el rio de Pangasinam, á donde los Españoles le fueron á buscar (30), y le quemaron la armada, y le tuuieron cercado en tierra muchos dias á este cosario, que en embarcaciones pequeñas que allí hizo ocultamente, huyendo se salió á la mar, y dexó las islas (31).

En el gouierno del mismo Guido de Labazarris, se asentó el trato, comercio de la gran China, con Manila, viniendo nauios con merca durías cada año, haziendoles el Gouernador buen acogimiento, con que cada año se á ydo mas engrossando el comercio (32).

Este mismo Gouernador encomendó todo lo pacificado en la isla de Luzon, y en las circunvecinas, entre los conquistadores y pobladores que auia, encomendó en si mismo los pueblos de Bitis y Lubao, en la prouincia de Pampanga, y otros de consideración; de los quales, le desposseyó el Gouernador que le succedio; y después su Magestad, por sus buenos seruicios, le hizo merced de todos ellos, y los gozó con el officio de maesse de campo de las islas, el tiempo que viuió (33).


DEL GOVIERNO, DEL DOCTOR FRANCISCO DE SANDE,
Y sucedido en su tiempo en las islas Filipinas.

CAPITVLO SEGVNDO.

AVIÉNDOSE sabido en España, la entrada y coaquista que Miguel López de Legazpi auia hecho en las islas Filipinas, y su muerte : proueyó su Magestad por gouernador y capitán general dellas, al Doctor Francisco de Sande, natural de Caceres, Alcalde de la Audiencia de México, donde hizo viaje, y entro en su gouierno, año de mil y quinientos y setenta y cinco (34).

En este gouierno, continuo la pacificación de las islas, y en par ticular, la de la prouincia de Camarines, por mano del capitán Pe dro de Chaues, que vino con los naturales muchas vezes á las ma nos, hasta que los sugetó, y dieron la obediencia, donde se fundó vna poblazon de Españoles, que se le puso nombre, la ciudad de Cacares. Entreoirás emprassas, hizo el Gouernador por su perso na, la jornada á la isla de Borneo; con armada de galeras y fre gatas; con que entro, y tomó la armada enemiga, que le salió al encuentro, y la poblazon principal, donde el Rey de la isla te nia su casa y asiento (35): y auiendose detenido en ella algunos días, por enfermedad de la gente de su armada, y no poder sus tentar, ni conseruar los Españoles en la isla, la desamparó, y dio la .buelta á Manila. De camino, (por su mandado) el capitán Esteuan Rodríguez de Figueroa, entro en la isla de lólo, y vino á las manos con los naturales y principal della, y les venció, y le dieron reco noscimiento, y la obediencia en nombre de su Magestad, y de alli passó á la isla de Mindanao, y la vio, y reconoció el rio y poblazones principales della, y reduxo a paz y amistad délos Españoles, otras poblazones y naturales de la misma isla en el camino, délas pacifi cadas (36).
Despacho el Gouernador á la Nueua España la nao san luanilio á cargo del capitán Juán de Ribera, que se perdió en la mar, y jamas della se tuuo nueua.
Duró en el gouierno el Doctor Sande, hasta que vino de España por nueuo gouernador y capitán general, don Gongalo Ronquillo de Peñalosa. Acabada su residencia, boluio á la Nueua España, á servir plaga de Oydor de México (37).


DEL GOVIERNO DE DON GONQALO RONQUILLO de Peñalosa,
y de Diego Ronquillo, que por su muerte sirvio el cargo.

CAPITVLO TERCERO.

CON la mucha noticia que en corte de su Magestad se tenia de las cosas de las Filipinas, y de la necessidad que tenían de ser proueídas de pobladores, y gente que las fuese pacificando, para que esto se hiziese mejor, y a menos costa de la real hazienda, se hizo asiento con don Gongalo Ronquillo de Peñalosa, natural de Areualo, alguazil mayor de la audiencia de México, que andaua en corte, para que con el gouierno de las Filipinas por su vida llenase seiscientos hombres de los reynos de Castilla, solteros y casados á las Filipinas, haziendole para ello su Magestad algunos socorros, y comodidades, y otras mercedes, en premio deste seruicio (38).

Aprestóse don Gont;alo para el viaje, y auiendo leuantado la gente, y teniéndola embarcada en el puerto de san Lucar de Barrameda, al salir con la flota por la barra, vno de los nauios que traía, se perdió. Bolvio a rehazerse, aunque no de tanto, como primero lleuaua, y hizo su viaje a ticrrafirme, y por Panamá embarcó su gente por la mar del Sur, y hizo vela para las Filipinas, donde llego, y entro en el gouierno por el año de mil y quinientos y ochenta (39).
Don Gongalo Ronquillo, fundo vna poblazon de Españoles enla isla de Panay en Otón, que le puso por nombre la villa de Arénalo; y en su tiempo, se engrosó el trato de los Chinos, y les hizo alcayceria, y parían dentro de la ciudad, en que sacasen sus mercaderias, y las vendiesen. Procuró descubrir la nauegacion desde las islas de buelta para la Nueua España, por la parte del Sur, a que embió al capitán don Juán Ronquillo del Castillo su primo, lo qual no pudo tener efeto, porque auiendo nauegado algún tiempo, hasta hallarse en paraje de la nueua Guinea con muchos temporales contrarios, no pudo pasar adelante, y arribó á las Filipinas. Assi mismo despachó otro nauio a cargo de don Gongalo Ronquillo de Vallesteros al Perú, con algunas mercaderías, en demanda de algunas cosas que dezia auia menester, para las Pllipinas de aquellas provincias; el qual boluio del Piru, hallando ya muerto al gouernador (40).
Impuso el dos por ciento de derechos de la salida, de las mercaderías que vienen embarcadas para la Nueua España; y el tres por ciento de las que los Chinos traen á las l'ilipinas, que aunque por auerse hecho sin orden de su Magestad, fue reprehendido, quedaron estos derechos puestos y assentados para adelante (41).
En el mesmo gouierno (por auer sucedido su Magestad en los reynos de Portugal, y mandado al gouernador de Manila: tuviese buena correspondencia con el capitán mayor de la fortaleza de lá isla de Tídore, en el Maluco, y la socorriese de lo que vuiese menester) embio vna armada y gente de guerra a ella, desde Manila, a cargo del capitán don Juán Ronquillo del Castillo, a pedimiento de Diego de Azambuja capitán mayor de Tídore, para la jornada y conquista de la isla de Terrenate, que auiendo llegado a el Maluco no tuvo el efeto que se pretendió (42).
Y de aqui adelante se fueron continuando los socorros de gente y bastimentos, que de las Filipinas se llenan a la fortaleza de Tidore.
En este mismo gouierno se pacificó, la primera vez la prouincia de Cagayan, en la isla de Luzon, frontera de la China, por mano del capitán Ioan Pablos de Carrion, y fundó en ella vna poblazon de Españoles, que le puso nombre la ciudad de la Nueua Segouia, y echo della vn cossario Japon, que con algunos nauios se auia apoderado y fortificado en su puerto (43).

Pocos dias después, que don Gongalo Ronquillo entró en el gouierno, embio con vna armada pequeña, de vna galera y algunas fragatas, al capitán Grabiel de Ribera, a descubrir la costa, y poblazones de la isla de Borneo, y que de alli pasasse al reyno de Pa tán, en la tierrafirme, de donde se trae pimienta: y auiendo corrido la costa de Borneo, y reconocidola, por estar el tiempo adelante, y faltarle los bastimentos, boluio con la armada a Manila; de donde le embió el gouernador a España, con poderes suyos, y de las islas, para que tratase con su Magestad, algunas cosas que deseaua, y otras que conuenian á las islas (44).
Hallo a su Magestad en Portugal, y le dio algunas piegas de oro, y otras curiosidades que lleuaua para este efeto, y trató de los negocios a que yua, de que resultó : que auiendo su Magestad (con titulo de mariscal de Bonbon) hechole otras mercedes por su trabajo en este viaje; en los negocios que auia tratado, se tomo la resolución que conuino. Gouernando don Gongalo Ronquillo, fue electo el primer Obispo de las Filipinas, llamado don fr. Domingo de Salazar, de la orden de santo Domingo, persona de muchas letras y santidad : que llegado á las islas, tomo en si el gouierno y jurisdicion eclesiástica, que al principio estuuo en los frayles de san Agustín que passaron á la conquista: y después en los religiosos descalgos de san Francisco, que fueron á la conuersion (45).
Erigió el Obispo su yglesia cathedral, por Bulas Apostólicas, en la ciudad de Manila con prebendas á estipendio de la hazienda Real, entre tanto que vuiese diezmos y frutos eclesiásticos, de que sustentarse, y lo demás necessario, para el seruicio y ornato de la yglesia y culto Diuino, que en ella se celebra, con mucha solenidad y aparato. Lleuo en su compañía don fr. Domingo de Salazar, a Antonio Sedeño, y a Alonso Sánchez sacerdotes y personas graues de la Compañía de Íes VS, que fueron los primeros que assentaron esta religión en las Filipinas, y se á ido estendiendo desde entonces con mucho aprouechamiento y fruto de la doctrina y conuersion de los naturales, y consuelo de los EspañoleSj educación y enseñanga de sus hijos, en los estudios que tienen.
Don Gongalo Ronquillo tuuo tan poca salud desde que entro en el gouierno, que murió el año de mil y quinientos y ochenta y tres, y su cuerpo fue enterrado en el monasterio de S. Agustín de Manila.. Sucedióle en el gouierno Diego Ronquillo, su deudo, por nom bramiento que don Gongalo en el auia hecho, en virtud de vna ce dula de su Magestad que tenia, el qual prosiguió con lo que don Gongalo dexo comengado, especialmente en el socorro del Maluco,, y otras pacificaciones de las islas. ^ En el mismo tiempo de Diego Ronquillo, vuo en la ciudad de Manila, vn incendio quetuuo principio en la yglesia del monasterio de san Agustín, a medio dia, estando las puertas de la yglesia ce rradas, y creció el fuego tanto, que en pocas horas se abrassó toda la ciudad, por ser edificada de madera, con perdida de mucha ropa y hazienda, y algunas personas que peligraron (46); y se boluió a. edificar con mucha necessidad y trabajo, de que quedaron los Es pañoles muy pobr'es y necesitados. De lo tratado por el mariscal Gabriel de Ribera en Corte, lo que principalmente se siguió, fue (aunque entonces en ella no se sabia la muerte del gouernador don Gongalo Ronquillo) mandar fundar au diencia Real, en la ciudad de Manila; cuyo presidente, fuese gouerna dor y capitán general en todas las Filipinas. Y para ello, se hizieron los despachos necesarios, dando la presidencia, al Doctor Sanctiaga de Vera, alcalde de la audiencia de México, natural de la villa de Alcalá de Henares, que pasó á las islas, con el socorro ordinario de la Nueua España, llenando juntamente el sello real de la Audiencia, y los Oydores que su Magestad embiaua, y.Fiscal, y demás oficiales, y ministros para la dicha audiencia. Los Oydores y Fiscal, fueron los licenciados, Melchior de Aualos, y Pedro de Rojas, y Gaspar de Ayala por Fiscal, y acabo de dos años después, vino por tercero Oydor, don Antonio de Ribera (47).


DEL GOVIERNO DEL DOCTOR SANCTIAGO DE VERA,
y fundación de la Audiencia de Manila hasta que se quitó, 
y de lo que se offrecia en su tiempo.

CAPITVLO QVARTO.


LLEGADO el Presidente y Oydores á las Filipinas, por el mes de Mayo (48), año de mil y quinientos y ochenta y quatro, en tiempo que las gouernaua Diego Ronquillo: entro en el gouierno el Doctor Sanctiago de Vera, y luego fundo la audiencia, y fue recibido y colocado el sello, con la solenidad y fiesta que se pudo, y se comengo a entender en los negocios, asi dé justicia, como de la guerra y gouierno, con mucho aprouechamien to de la tierra ; en cuyo tiempo, se prosiguieron nueuos socorros para el Maluco, y conquista, que el capitán mayor de Tídore pre tendía hazer de la isla de Terrenate : yendo de Manila a ello, el capi tán Pedro Sarmiento, y otra vez el capitán y sargento mayor Juán de Morón, qué ninguna destas jornadas tuuo el fin que se pretendía.
Prosiguió asi mismo, el presidente Sanctiago de Vera la pacifica ción de algunas prouincias de las islas, y puso en execucion muchas cosas, conuenientes en todas materias; descubrió vn rebelión y alzamiento, que los naturales principales de Manila y la Panpanga, tenian tratado'contra los Españoles, y fue hecha justicia de los culpados (49).
Edificó de piedra la fortaleza de nuestra Señora de Guia, dentro de la ciudad de Manila, á la parte de tierra, y hizo fundir alguna artillería para su guarnición, por mano de vn indio antiguo, llamado Panda pira, natural de la prouincia de la Panpanga, que el y sus hijos siruieron desto muchos años después, hasta que murieron (50).

En el gouierno del presidente Sanctiago de Vera, passó por el estrecho de Magallanes á la mar del Sur, Thomas Escander Yngles, que auia tomado en la costa de la Nueua España, (junto á la California) la nao santa Ana, que venia de las Filipinas, con mucho oro y mercaderías de mucho valor (51), y de alli passó á las Filipinas, entró por las prouincias de Pintados, a vista de la villa de Areualo y del astillero (52), en que se estaua fabricando vn galeón, para la nauegacion de la carrera de Nueua líspaña. Y pretendiendo que mar este nauio lo intentó, y se le resistió por Manuel Lorengo de Lemos, que asistía en su fabrica. Pasó adelante el Yngles., la buelta déla India, por do hizo su viaje a Ynglaterra, auiendo seguido los mismos passos, que (años antes) lleuo Francisco Draque (53) Yngles, que passó por el mismo estrecho de Magallanes, á la costa del Piru, donde hizo muchas presas.
En este tiempo, le pareció al audiencia y al Obispo, que conuenia embiar á España, á la corte de su Magestad, persona de suficiencia, y satisfacion, a dar le quenta y noticia, del estado de las cosas de las Filipinas, en todas materias. Y a pedir se proveyesen algunas que conuenian, y que en particular se diese a entender, que por entonces se podría escusar la audiencia que se auia fundado: que •por ser la tierra nueua, era mucha carga para todos estados. Para esto se eligió la persona del P. Alonso Sanches, déla compañía de JESVS, hombre docto y platico en la tierra, y muy actiuo en los negocios. Dieronsele instrucciones, y poder por todos los estados, religiones y comunidades, sobre lo que auia de tratar y pedir en España, y a su Santidad, en corte Romana, donde auia de passar (54).
Llego este padre a Madrid, y auiendo hecho algunas diligencias con su Magestad (según lo que a el le pareció que conuenia tratar y pedir) passó a Roma, donde se introduxo por embaxador de todos los estados de las Filipinas, y de su parte besó el pie, y visito á los Pontífices que en aquel tiempo fueron, después de la muerte de Sixto quinto : y auiendole dado gracias é indulgencias, y muchas reliquias, y bulas, y cartas para las Filipinas, boluió a España; donde de nueuo procuró la resolución délos negocios, que auia dexado en platica, quando passó a Roma. Su Magestad entendió lo que délos Pontífices traía, y le oyó bien sobre las causas de las islas; y en juntas particulares hizo ver, y resoluer lo que pedia, a su satis facion que mucho dello; llegados los despachos á Filipinas, pareció fuera déla intención, y pretensiones, que assi el Obispo y la audiencia, como la ciudad, y vezinos, y encomenderos tenian: y aun en perjuyzio de los estantes en las islas, de que mostrauan sentimiento del P. Alonso Sanchas, que se quedó en España (55)- Negoció, que Sé quitase la audiencia de Manila, y que se erabiase nueuo governador, y pidiendo persona tal, el mismo propuso (por la buena relación que del auia hallado) a Gomes Peres Dasmariñas, que auia sido corregidor de León, y después de Murcia; y en aquella sazón, estaua en la corte proueydo por corregidor de Logroño y Calahorra. Su Magestad le nombró por gouernador y capitán general délas Filipinas, y le acrecentó el salario de su cargo en cantidad de diez mil ducados de Castilla al año, hizole merced de vn habito de Sanctiago, y vna buena ayuda de costa para el camino. Y con los despachos necessarios, (assi para el vso del oficio, como para quitar el audiencia que auia en Manila, y fundar en ella vn campo de quatrocientos soldados de paga, con sus oficiales al sueldo de su Magestad, para guarnición y defensa de la tierra) le mandó luego hazer viaje para la Nueua España, en los nauios que el año de mil y quinientos y ochenta y nueue, vinieron con el Virrey don Luys de Velasco, que venia a gouernarla. Gomes Pérez Dasmariñas, se des pachó lo mas presto que pudo de México. Y con los nauios, soldados y capitanes que vuo menester, hizo viaje á las P'ilipinas, donde llego por el mes de Mayo, del año de mil y qui nientos y nouenta (56).


DEL GOVIERNO DE GOMES PERES DAS MARINAS,
Y DEL Licenciado Pedro de Rojas, que por su muerte
fue elegido en el gouierno por la ciudad de Manila,
hasta que don Luis Dasmariñas fue recibido en lugar de Gomes Peres su Padre.

CAPITVLO QVINTO.


LVEGO que Gómez Peres Dasmariñas llego á las Filipinas (57), fue recibido al gouierno, con común contentamiento. Quito la audiencia, y tomóse residencia a presidente y oydores, y fiscal, y demás ministros della, por el licenciado Heruer del Coral, que el Virrey don Luys de Velasco embió para este efeto, en virtud de vna cédula real que tenia para ello. El Gouernador nueuo comengo su gouierno, fundando el campo de paga, y executando muchas cosas en todas materias, que lleuaua proueidas por cédulas é intrucciones(58), con mucho calor y aliento, no perdonando a ningún genero de trabajo, y cuydado de su persona. Y lo primero que comengo, fue á cercar la ciudad, que lo tomó tan de veras, que antes que muriese lo dexó casi acabado (59): y vn cauallero en la punta de Manila, donde solia ser el fuerte antiguo de madefa, que le puso nombre Sanctiago, y le guarneció de alguna artillería; arraso de los altos, la fortaleza de nuestra Señora de Guia, que auia hecho su antecessor, fabricó de cantería, Ja yglesia Cathedral de Manila, animó á los vezinos de la ciudad, continuasen los edificios de las casas de piedra, que algunos días antes auian comengado a labrar, dando a ello principio, el Obispo en la suya, engrossó en su tiempo el trato con la China, y púsose mas en punto la nauegacion de la Nueua España, y despacho délos nauios desta carrera. Fabricó algunas galeras, para defensa déla costa, pacificó los Zambales, que se auian rebelado, hizo entrar con gente a su hijo don Luys Dasmariñas, del habito de Alcántara, por la tierra dentro de la isla de Luzon, desde Manila, atrauesando por el rio de Ytui, y otras prouincias, no descubiertas ni vistas délos Españoles, hasta salir a Cagayan (60); hizo casa de fundición de artillería en Manila, donde (por falta de maestros fundidores se acertaron pocas piegas gruessas (61).
El primer año de su gouierno, despachó para Nueua España, al presidente y oydores de la audiencia, que se auia quitado, el licenciado Pedro de Rojas, oydor mas antiguo, quedó con el gouernador por mandado de su Magestad, por teniente acesor de las causas de justicia, hasta que algunos años después, fue proueydo por alcalde de México. En tiempo del gouierno de Gomes Peres, se comegó a turbar el comercio y paz, que los Xapones tenian con los Españoles de las Filipinas; por que, auiendo venido hasta entonces algunos años na uios del Xapon, del puerto de Nangasaqiti a ISIanila, con sus hari nas y otras mercaderías, donde auian sido bien recibidos y despachados; se mouió Taicosama, señor vniuersal del Xapon, por industria de Farandaquiemon, Xapon de los que venian a ¡Manila, hombre común y baxo, a screuir barbara y arrogantemente al gouernador, le embiase reconocimiento y tributo; amenazándole, que baxaria con gente y armada a destruyr la tierra (62).
V en demandas y respuestas, vuo algunos años en que entender, hasta que Taico murió. En el mismo tiempo, que lo del Xapon daua que mirar al gouer nador, le embio el rey de Camboja (63) embaxada, con Diego Belloso Portugués, con dos elefantes de presente, offreciendole amistad y contratación en su tierra, y pidiéndole socorro contra el Sian, que le tenia amenazado, a que le respondió el gouernador, embiandole vn cauallo, y algunas esmeraldas y otras cosas, entreteniéndole para otro tiempo, en quanto al socorro, y agradeciéndole la amistad. De aqui tuuieron principio los sucesos, y jornadas que después se hizieron, desde Manila, á los reynos de Sian, y de Camboja, en tierrafirme de la Asia. Desde que el gouernador Gomes Peres aceto el cargo en España, y después de entrado en el gouierno, tuuo deseo de hazer jornada desde Manila, a conquistar la fortaleza de Terrenate, en el Maluco, por la grande importancia desta empresa, y suceso de!la, de que otras vezes no se auia sacado fruto. Y siempre fue disponiendo las cosas que se vuiesen de hazer, a proposito para esta jornada, pero con tanto secreto, que a nadie lo declaro; hasta que, el año de nouenta y tres, viéndose con lo que le parecióle bastaua para su intento, se manifestó, y puso a punto para salir en persona, con mas de nueuecientos Españoles y dozientas velas, entre galeras, galeotas y fragatas. Virreyes y otras embarcaciones, dexando las cosas de Manila, y de las islas con alguna gente (aunque no la necessaria para su defensa) a cargo de Diego Ronquillo su maese de campo, en lo de la guerra; y en lo de gouierno 6 justicia, del licenciado Pedro de Roxas. Y (auiendo embiado adelante a su hijo don Luys Dasmariñas, con todo lo demás de la armada, con cargo de su teniente de capitán general, á las prouincias de Pintados, donde auia de salir.) El gouernador quedo en Manila, despachándose, y armó vna galera de veynte y ocho bancos para su embarcación: tripolola de buenas bogas Chinas al sueldo, que por mas acariciarlos, no los consentio a herrojar (64); y disimuló en que lleuasen algunas ar mas. Embarcóse en ella hasta qiiarenta Españoles, y en su conser ua algunas fragatas, y nauios menores, en que yuan embarcadas personas particulares. Hizose á la vela, del puerto de Cabit, por el mes de Otubre de mil quinientos y nouenta y tres (65), para las prouincias de Pintados, donde se auia de juntar, con la armada que allí le esperaua, y proseguir la jornada al Maluco. A segundo dia desta nauegacion, por la tarde, auiendo llegado á la isla de Caga, yeynte y quatro leguas de Manila junto á la costa de la misma isla de Luzon, donde dizen la Punta del Agufre, con algún viento por la proa, la galera hizo fuerga, para doblar esta punta con los remos, y por no poder pasar adelante, hasta que el viento cesase, surgió y hizo tienda, y se quedo alli aquella noche. Algunas embarcaciones que en su seguimiento yuan, se allegaron mas a tierra, a vista de la galera, y allí la aguardaron. - Entretuuose la noche, el gouernador y los que con el yuan em barcados, hasta rendir la prima, jugando en la popa, y después de entrado en la cámara a reposar, se fueron los demás Españoles a sus ballesteras, y puestos á lo mismo, desando las guardias ordinarias en Ja cruxia, é proa, y popa. Los Chinos remeros, que auia tres dias que estauan de acuerdo y concierto, de algarse con la galera, quan do tuuiesen mejor ocasión, por escusarse de bogar en esta jornada, y por codicia del dinero, joyas y otras cosas de valor que yuan em barcadas, pareciendoles no perder la que se les oflfrecia, teniendo hecha preuencion decandelas y camisas blancas para vistirse; y hechos á algunos cabegas para la execucion, la pusieron por obra aquella misma noche, al quarto de la modorra, quando sintieron que los Españoles dormían: y á la señal que vno hizo, a vn mismo tiempo, todos se pusieron las camisas, y encendieron las candelas y con sus catanas en las manos, arremetieron a vn punto, á los que hazian la guardia, y á los que dormían en las ballesteras y arrumbadas, y hiriendo y matando, se algaron con la galera, auiendo pocos Españoles escapado, vnos añado, que salieron a tierra, y otros en el esquife de la galera que estaua por popa. El gouernador, quando sintió el ruydo dentro de la cámara, entendiendo que la galera garraua, y que la chusma abatia la tienda, y tomaua los remos, salió a priesa descuydado, y descubierta la cabega por el escotillón de la cámara, aguardauanle alli algunos chinos, y con vna catana le partieron la cabega: cayó asi herido por la escalera dentro de ]a> cámara; de donde, dos criados que dentro tenia, le retiraron á la^ cama y luego murió; y lo mismo los criados, de picazos que por el escotillón les dieron; y solo quedaron viuos en la galera, Juán de Cuellar secretario del gouernador, y el padre Montilla, de san Fran cisco, que dormían en la cámara de en medio, que se estuuieron allí sin salir, y los Chinos no se atrevieron a entrar dentro, pensandoauia mas Españoles; hasta otro dia que los sacaron, y después los echaron en la costa de Ylocos, de la misma isla de Luzon, por que los dexasen los naturales della tomar agua en tierra, de que yuan faltos. Los Espaíioles, que estañan en otras embarcaciones, junto á la tierra, aunque vieron las lumbres y ruydo que auia en la galera, desde sus nauios, creyeron era alguna faena que en ella se hazia. Y quando después supieron, acabo de rato, de los que se escaparon añado, lo que pasaua, no pudieron remediarlo, y se estuuieron quedos, por estar la cosa perdida, y ser pocos, y no tener fuerga para ello; y aguardaron á la mañana que cuando rayaua, vieron ya la galera auia hecho el bastardo, é yua nauegando con el viento a popa, labuelta de China, y no la pudieron seguir. Hizo viaje la galera, como el viento le seruia, por toda la costa de la isla, hasta salir de toda ella, auiendo hecho alguna agua en. los Ylocos; y dexado al secretario, y al religioso alli: procuró atra- '^v. uesar á la China: y no pudiendo tomarla, arribó al reyno de la Co chinchina, donde el rey de Tunquin les tomó lo que lleuaua, y dos piegas gruesas de artillería que yuan embarcadas para la jorna da del Maluco, y el estandarte real, y todas las joyas, preseas, y dinero, y dexó perder la galera en la costa, y los Chinas se derramaron, y huyeron por diferentes prouincias. Esta desgraciada muerte tuuo el gouernador (íomez Pérez, con la qual, ceso también la jor nada, yempresa del Maluco, que tenia entre manos, con que se aca bo su gouierno, auiendo estado en el poco mas de tres años ipt).
Entre otros despachos, que Gómez Pérez Dasmariñas truxo de España fue, vna cédula de su Magostad, para nombrar la persona que le pareciese, gouernase en falta suya, entre tanto que su Ma gestad proveía sucesor. Con esta cédula que mostró a algunas per sonas de las islas, de las demás quenta, les hazia entender a cada vno, que le dejaría nombrado. Y particularmente al capitán Este uan Rodríguez de Fígueroa, morador en Pintados, rico, y persona de valor, y vno de los primeros conquistadores, a quien le mostró vn nombramiento hecho en su fauor, de quien se valió para todo lo que se le ofreció, y auia de yr con el al Maluco, En Manila se supo con breuedad el alzamiento de la galera, y muerte del gouernador; y con este alboroto, se junto la ciudad, y la gente de guerra que en ella auia quedado, en casa del licenciado Pedro de Rojas, a tra tar de lo que conuenia, y lo primero, fue eligirle por gouernador; y capitán general, y luego se despachó al capitán don Juán Ronqui llo del Castillo, con otros capitanes, en dos fragatas (por que no .auia otro aparejo) en seguimiento de la galera, que no tuuo fruto, por que no la vieron. Asimismo, el nueuo gouernador hizo despa cho a don Luys Dasmariñas, ya el exercito, y armada que estaua en Pintados, aguardando a Gómez Pérez, anisándoles de su muerte, y •suceso, y de la nueua elecion que en el se auia hecho, para el go bierno: y ordenando les, se viniesen con toda breuedad a Manila, •que se hallaua muy sola, y sin el recaudo necesario, para qualquier •cosa que se ofreciese. Esta nueua, causo mucho sentimiento en la armada y don Luys Dasmariñas, y el capitán Esteuan Rodríguez de Figueroa, cada vno •en su pecho, se prometió que auia de entrar en el gouierno", enten diendo que el gouernador le dexaua nombrado, y con esta esperan •^a, ambos juntos, con los mejores nauios, y gente armada, vinieron a Manila con la breuedad que pudieron, a vn mismo tiempo. El li •cenciado Pedro de Rojas, temiéndose deste recaudo, que el gouerna dor dexaria en los papeles y escritorios que tenia, en el monasterio de san Agustín de Manila, en poder de fr. Diego Muñoz, prior y co missario del santo Oficio, hizo diligencia para auer los en su poder: y aunque tomo algunos, no el dicho despacho, que el prior se auia •anticipado, en guardar vn escritorio, donde entendían auia de ha llarse, hasta que don Luys Dasmariñas llegase á la ciudad. Llegó de la provincia de Ylocos, el secretario íuan de Cuellar, que escapó de la galera, y certificó auia nombramiento hecho, por Gómez Pérez, para la sucesión del gouierno; pero no dixo en quien, ni en que pa peles se hallarla, con que el licenciado Pedro de Rojas, y los de su •deuocion estauan mas cuydadosos. Passaronse en esto quarenta días, que al cabo dellos, pareció don Luys en la baía, sobre la ciudad, con Este uan Rodríguez de Fi gueroa, y mucha gente en su compañía, donde surgió, sin querer •entrar en la ciudad, ni desembarcarse. Hizo buscar los papeles, que •se auian guarecido en san Agustín, y entre ellos pareció la cédula y nombrado don Luys Dasmariñas, en la sucesión del gouierno (67).
Vuo de su parte quien lo hizo saber al regimiento de la ciudad; el qual, boluíendo la hoja, sin embargo de alguna contradicion, que se hazia por los parciales del licenciado Rojas, llamaron a don Luys Dasmariñas á las casas de cabildo, y le dieron possesion del gouier no, y lo mismo hizo la gente de guerra que consigo don Luys traya en la armada, que cada dia yua entrando con sentimiento del licen ciado Rojas, que boluio a su oficio de teniente acesor, auiendo go uernado los dichos quarenta dias. )• Si fue desgraciada la muerte del goucrnador Gómez perez Das-' marinas, asi por la falta de su persona, como por auerse perdido tan buena ocasión, para la conquista de Terrenate ; cuyo buen su ceso, se tenia por cierto, no dexo de ser venturosa la buelta, y entrada del armada, y campo en la ciudad: por que no muchos dias después (anticipando el tiempo ordinario de su nauegacion) vinieron cantidad de nauios de la China a Manila, con mucha gente y pocas mercaderías, y siete Mandarines, con insignias de sus magistrados, que dieron motiuo, y sospecha bastante, que auian tenido noticia de la salida de la armada al Maluco, y que la ciudad auia quedado sin defensa, y que en esta ocasión venían a intentar tomar la tierra; de que desistieron, quando hallaron la ciudad con mas gente, que nunca; y se boluieron, sin mostrar otra causa particular, que los truxese, y sin darse por entendidos, de vna parte ; ni otra. Mas de que el gouernador don Luys estuuo á la mira, y sobre auiso, y dispuso las cosas como conuino; especialmente, las tocantes a los Chinas, y a sus poblazones y parían. En este año, no vinieron á la Nueua España nauios de las Filipinas; porque auiendo despachado el gouernador Gómez Perez, antes que saliera á la jornada del Maluco, la nao san Felipe, y la nao san P"rancisco, ambas arribaron con temporales : san Felipe al puerto de Sebu, y san Francisco a Manila, de donde no pudieron salir, hasta otro año, y en la Nueua España, vuo sospecha, por ver faltar los nauios, de que en las islas auia trabajos; y no falto quien dixo,Io mas de lo que auia sucedido. Al mismo tiempo (en la plaga de México) que no se pudo averiguar de donde auia salido la nueua^ La qual se supo con tanta breuedad en España (por la via de la India) pasando las cartas por la Persia a Venecia, que luego se trató de proueer : nüeuo gouernador. El primer año, que Gómez Perez Dasmariñas gouernó, se comengó a sentir de muchos, la falta que la audiencia hazia, viendo todo el poder puesto en manos de vna persona sola, y que no auia aquien ocurrir, por remedio de algunas causas, y el que mas experimentó esto, fue el Obispo fr. Domingo de Salazar, que auia tenido algunos encuentros, y pesadumbres con el gouernador, que le obligaron a ponerse en camino (aunque era de mucha edad) para España (68).
El gouernador le dio con facilidad aquel año lugar, y embarcación para ello, por tenerle lexos de si; pero embió al mismo tiempo, con sas"^o3éres, a fr. Francisco de Ortega, de la orden de san Agustín, á la Corte, para que hiziera rostro, á lo que el Obispo tratase, y de fendiese sus causas. Ambos llegaron a España, y cada uno trató de lo que le conuenia. Lo principal en que insistió el Obispo fue pedir que se boluiese a poner la audiencia, y que se fundasen otros obis pados en las Filipinas, demás del de Manila, y otras cosas que le parecían conuenientes, para lo espiritual, y temporal, y Ortega lo contradezía todo. La autoridad y virtud del Obispo pudo tanto, que aunque al principio se tuuo por fácil, la causa que le mouió dexar su yglesía, y venir con su edad cinco mil leguas a España. Después fue bien oydo, de su Magestad y Consejo, y se pusieron en platica todas sus peticiones, y proposiciones, y se dio y tomó en ellas mu cho tiempo, y se hizieron a su Magestad diuersas consultas, para que las resoluiese. En.el mismo año de nouenta y tres, que murió Gómez Pérez en las Filipinas, acordó el Consejo, con consulta de su Magestad: de que el oficio de theniente acesor de las causas de justicia, en que es taua ocupado desde que se quito la audiencia, el licenciado Pedro de Roxas, se compusiese mas de lo que estaua, por la conueníencia de las cosas: y que fuese con titulo de teniente general de gouer nador, y capitán general, y que de las causas de justicia, conociese en apelación, que no excediesen de valor de mil ducados de casti lla; y con esto, fue promouido a plaga de alcalde de México, el licenciado Pedro de Rojas, y para que le tomase residencia, y fuese teniente general de las Filipinas, proueyo su Magestad, al doctor Antonio de MORGA: el cual vino á la Nueua España, en seguimiento de su viaje, en principio del año de nouenta y quatro (69), que halló no auian venido los nauios, que esta dicho faltaron de las Filipinas: pero no se sabia la muerte de Gómez perez, ni lo que mas se auia ofrecido: hasta que por el mes de Nouiembre del mismo año, vino don Juán de Velasco, en el galeón Sanctiago, que el año antes auia sido despachado de la Nueua españa, por el Virrey don Luys de Velasco, con el socorro conueniente para las yslas, y truxo la nueua de la muerte del gouernador, y como su hijo don Luys Dasmariñas, estaua en el gouierno, Luego se apresto gente, y nueuo socorro para las yslas, con el qual, y con muchos pasajeros; y religiosos que auian venido de España, se embarco el doctor Antonio de MORGA, en el puerto de Acapulco, en los galeones san Felipe y Santiago licuándolo todo a su cargo, y hizo vela, a veynte y dos de Margo de nouenta y cinco. Llego con buen tiempo a surgir en el Puerto de Cabit, en onze de lunio del mismo año, y entro en su oficio de te niente general, y comengo a entender en el, y en lo que mas lleuaua á cargo. Gouernando don Luys Dasmariñas, se continuaron las sospechas, y temores que del Xapon se tenían, y se viuia con cuydado desto, y le lo que á los Chinas tocaua. El gouernador embio á don Fernando de Castro su primo á la China, con cartas, y despachos para el Virrey de Cantón, y el de Chincheo, donde se entendía auia muchos de los Chinas que se auian algado con la galera, y muerto al gouerisador Gómez Pérez, pensando que alli auian ydo con ella, pidiendo le entregasen los culpados para castigarlos, y el estandarte real, y artillería, y lo que mas auian licuado. Esto no se consiguió, por que como la galera fue a la Cochinchina, y los Chinas se derramaron por tantas partes no pudo tener efecto; aunque al cabo de algunos dias, se trujeron a Manila de Malaca, algunos Chinas culpados, que alli halló el capitán mayor Francisco de Silua de Meneses; de los quales, se entendió mas de rayz lo que auia pasado, en el algamiento de la galera, y muerte del gouernador, y se hizo justicia dellos. )* El año de nouenta y quatro, que don Luys gouernaua, llegó á las Filipinas vn junco grande, en que venían algunos Cambojas y Sianes, y pocos Chinas, y tres Españoles; el vno castellano, llamado Blas Ruyz de Hernán gonzalez, y los dos portugueses, llamados Pantaleon Carnero, y Antonio Machado: que hallándose en el reyno de Camboja, y ciudad de Chordemuco, con Prauncar Lángara rey de Camboja, vino sobre el, el rey de Sian, con mucha gente de guerra y elefantes, tomo toda la tierra, y la casa y tesoros del rey, que con su muger madre y hermana y vna hija, y dos hijos que tenia, se entro huyendo la tierra adentro, hasta el reyno de los Laos. El Sian, dexando algunos capitanes suyos en guardia de Camboja, se boluio á su casa, con lo restante del exercito: y lo que no pudo llevar por tierra, lo embió a Sian por la mar, en algunos juncos, Captiuó los Portugueses y Castellanos que alli halló, y a estos tres los embarcó con otros esclauos Cambojas en este junco, con mucha ropa y guardia de Sianes, y Chinas por marineros. Hallándose erí la. ííiar, los tres Españoles y los Chinas en su ayuda, se leuantaron con el junco, y mataron y rindieron la guardia de Sianes. Después vinieron á las manos los Españoles y los Chinas, sobre cuya auia de ser la presa, y donde la auian de leuar; los tres Españoles vencieron álos Chinas, y matando los mas dellos, traxeron á Manila el junco, con lo que dentro del venia, que se les adjudico, dando libertad á los Cambojas captiuos, y lo mismo á los Chinas que auian quedado desta jornada viuos. El rey de Sian, llegado a su corte en la ciudad de Odia, esperaua este junco, y viendo le tardar, mas de lo que la naegaucion pcdia temió se auia algado o perdido, y deseo embiar quien le truxese nueua y razón del suceso. Hallauase por su prisionero (entre los que. auia traydo de Camboja) el portugués llamado Diego Belloso, aquicn el rey Prauncar Lángara, auia embiado a Manila, en tiempo que go ijernaua Gómez Pérez Dasmariñas, apedirle su amistad, y socorro contra el Sian, que lo tenia amenazado, como a tras se á dicho: y boluiendo á Camboja, con la respuesta del gouernador y su pre sente, halló que el Sian auia tomado la tierra, y estaua en ella, y asi le captiuaron, y el Sian le tomó el presente, y lo lleuó a su tierra» con los demás captiuos. Este Diego Belloso, teniendo noticia de lo que el rey pretendía, tuuo orden, para embiarle á dezir, que si le embiaua a este negocio, como tan platico en aquel Archipiélago, llegaría hasta Manila, y le traería razón del junco; y juntamente, en su nombre asentaría amistad y contratación con los Españoles, y rescatada muchas curiosidades, de Europa, que en Manila auia; especial mente, vna piedra de visos, tan grande, que pudiese seruir de puño, para su espada de dos manos que vsaua, de que estaua el rey muy deseoso, por otra que auia auido pequeña, entre las cosas del pre sente, que (andando sobre su elefante) traía delante los ojos (70).
Vino el rey en ello, y hizo aprestar vn junco, y embio en el vn Sian de su seruicio, con las demás gente necesaria para la nauegacion, en compañía de Diego Belloso; y dos elefantes para el gouernador de Manila, y cantidad de menjui, marfil y otras mercaderías que se vendiesen: y dello se le comprasen las curiosidades que Be lloso auia dicho. Salidos á la mar, con vn temporal que les dio, arribó el junco a Malaca, donde se tuuo noticia, como el otro junco del rey de Sian que deseauan, se auia aleado, y matando los Sianes de su guardia, con toda la ropa lo auían lleuado a Manila, los Españoles que en el auian salido de Camboja por prisioneros. % Con esta nueua, se resfrió el criado del rey de Sian, en proseguir el viaje para Manila; de manera, que (contra el deseo de Diego Belloso) comengó a hazer descarga en Malaca de la ropa y venderla, con animo de dar luego la buelta á vSian. Vna mañana, amaneció este criado del Sian, llamado Aconsí, muerto en el junco, auiendose acostado a dormir bueno, y sano la noche antes; con lo. qual, Diego Belloso se hizo dueño de la cofa, y auiendo recogido y embarcado la ropa y elefantes en el junco, salió de Malaca, y hizo él viaje de ]\Ian!la: donde, hallo en el gouierno, a don Luys Dasma riñas, por muerte de Gómez Pérez su padre, y le dio el presente de los elefantes, que lleuaua del Rey, y le dixo lo demás a que auia sido despachado, y se pusieron en venta la demás ropa y mercade rías, por medio, de otro Sian, de quenta del seruicio de su rey, que en el junco yua. % luntose en Manila, Belloso con Blas Ruys de Hernán Gongales, y sus dos compañeros: que entre todos conuinieron en persuadir al gouernador don Luys, embiase vna armada a Camboja, en fauor del rey Lángara, que estaua retirado y despojado de su reyno, que le seria fácil restituj^-rlo en el, y de camino, por esta via, hazer pie los Españoles en la tierra firme: Poblar y fortificarse en ella, de donde se siguirian otros efetos, grandiosos y de mayor consideración. To maron por valedores, á los religiosos de la orden de santo Domingo, para con el gouernador; que fácilmente, lo pusieron en tan buen puesto (por que en todo gouernaua por su consejo) que se resoluió a hazer armada, y embiar en ella la mas gente que pudiese, y por cabega al capitán y sargento mayor, Juán Xuarez Gallinato, en vn nauio mediano. Y en su conserua, dos juncos, el vno a cargo de Diego Belloso, y el otro a cargo de Blas Ruyz de Hernán Gongales, con ciento y veynte Españoles, algunos Xapones y indios de la tierra, y lo demás necesario. 5* Esta resolución, pareció á los mas de la ciudad no muy conueniente (7l)> asi por salir della tanta gente, como parecer muy dudoso el buen suceso de la jornada; supuesto, que se dezia estaua la tierra de Camboja por el Sian, y la tenia con buena guardia, y no se sabia otra cosa, y sobre todo, de la jornada resultaua, cobrar por enemigo declarado el rey de Sian, de quien el gouernador acabaua de recibir presente, y embaxada de amistad, con Belloso; y sin responderle a ella, tomauan contra el las armas, por quien no era conocido, ni los Españoles tenian del, ningunas prendas ni obligaciones. El Doctor Antonio de MORGA, teniente general, y con el, el maese de campo Diego Ronquillo, y otros capitanes y personas de quenta, trataron del negocio a don Luys, hasta llegar a pedirle por «scrito, se dexasse de la jornada. Y aunque no tenia razón por su parte, con que satisfazer, hallándose tan prendado, y teniendo á los dichos religiosos de santo Domingo de su parecer, no quiso mudar •de intento; y despacho la armada, por principio del año de nouenta y seis, para el reyno de Camboja, que comunmente es viaje de ocho dias; por otra parte, embió los Sianes, que con Belloso auian venido', sin responder al rey de Sian, cosa cierta a su embajada, em biandole en retorno de su presente, algunas cosas de la tierra, que le parecieron a proposito. Los Sianes, con verse boluer a su reyno se contentaron, sin esperar otro fruto de su venida. Sobreuino a la armada vn temporal; con que, la capitana en que yua Juán Xuarez Gallinato, con los mas españoles, arribo al estre cho de Sincapura, cerca de Malaca: donde se detuuo muchos dias. Los otros dos juncos de Diego Belloso y Blas Ruyz, en que yuan españoles, algunos Xapones y naturales de Manila, llegaron con harto riesgo a Camboja, subiendo el rio Mecon, Blas Ruyz primero que Belloso, hasta la ciudad de Chordemuco; donde supieron, que los Mandarines Cambojas, se auian juntado contra los Sianes, y los auian vencido y echado del reyno; y que, vno destos Mandarines, llamado Anacaparan, se auia apoderado de la tierra, y gouernaua con titulo de rey, aunque a disgusto de otros. Parecióles, a DiegoBilioso y a Blas Ruyz, y á los de su compañía, que üegauan en buena ocasión para el yntento que lleuauan, viendo la cosa rebuelta entre los Cambojas, y el Sian fuera de la tierra; y prometiéndose,. que Gallinato con la capitana, entrarla con brebedad, se entretuuieron algunos dias en Chordemuco, con voluntad de Anacaparan, que residía en Sistor, nueue leguas de alli, que aunque supo la nueua de la entrada de estos nauios, y de los que en el venían, y que atrás, venia mucha mas gente y su yntento aunque no le pareció que seria muy a su proposito, disimulo con ellos, hasta ver lo que el tiempo haria. Auian entrado en el mismo tiempo, seys nauios de Chinas en Chordemuco, con sus mercaderías: y sacándolas a tierra que por ser muchos en numero, y aborrecer los españoles, auian tenido con ellos muchos atreuimientos y demasías, que obligaron á los españoles, por su reputación, y satisfacerse de las ynjurias rece bidas, a tomar contra ellos las armas; como lo hizieron, matando muchos Chinas, y apoderándose de sus nauios, y quanto en ellos tenían; de que, Anacaparan se mostró sentido, y deseoso de que los Chinos se vengasen, y ser en su ayuda. Para remediar este daño, pareció a fray Alonso Ximenez, de la orden de sancto Domingo» que con los españoles se hallaua, que en compañía de Blas Ruys y Diego Belloso, y hasta cinquenta españoles, y algunos Xapones y Luzones, dejando los demás en guardia de los nauios en Chordemuco, subiesen en embarcaciones menores a Sistor, a verse con Anacaparan, y darle escusas y satisfacion, de lo que con los Chinas; les auia pasado. Y para mejor negociar con el, hicieron vna carta de embajada, en nombre del gouernador de Manila, porque gallinato traya, la que el gouernador les dio. Siruio esto de poco, por que Anacaparan, no solo no les dio audiencia, pero auiendo les qui tado las embarcaciones, los tuuo tan apretados, en vn alojamiento fuera de la ciudad; y tan amenazados, de que sino boluian luego a los Chinos, los nauios y lo que les auian tomado, los auia de matar: que ya deseauan boluer a Chordemuco, a meterse en los nauios, por mas seguridad; y se determinaron, a ponerlo en execucion como pudiesen. % La necesidad, y el verse en este peligro, les puso animo para salir del (aunque con mucho riesgo) vna noche, buscando el paso para atrauesar el rio, á la parte de la ciudad, lo pasaron con las ar mas en la mano, a deshora y con el mayor silencio que pudieron, y viéndose cerca de la ciudad, creciendo les el animo y la determina ción, entraron en ella, hasta la casa del rey, y poniéndole fuego, y á la de las municiones, y á los demás edificios que encontrauan, pu sieron á los Cambojas en tanta confusión, que mataron aquella no che, y la mañana siguiente mucha gente; y entre ellos, al mismo Rey Anacaparan, y no les pareciendo pasar adelante, ni detenerse, dieron la buelta á los nauios, marchando con la mejor orden que pudieron; auiendose juntado gran suma de Cambojas, con las ar mas y algunos elefantes, fueron en seguimiento de los Españoles, hasta que los alcangaron, antes de llegar á los nauios, que se defendieron valerosamente, y prosiguieron su camino, hasta embarcarse; sin perder vn Español, y los Cambojas se boluieron á la ciudad, con algunos muertos y heridos de su parte.
Embarcados, Diego Belloso y Blas Ruiz en sus nauios, entró a esta ocasión el capitán Gallinato (por el rio) en Chordemuco con la capitana; a quien dieron quenta de todo lo sucedido, con Chinas y Cambojas, y del buen punto en que las cosas estauan, para continuarlas; pues muerto Anacaparan tirano, muchos Cambojas se pasarían luego á la parte de los Españoles, en defensa del nombre y voz de Lángara Rey legitimo. Y aunque, algunos Cambojas, vinieron en busca de la armada, a firmando a Gallinato lo mismo, y ser muerto Anacaparan, y lo que los Españoles dexaúan hecho en Sistor, mostró no dar les crédito a vnos ni otros, ni quiso persuadirse a ello, ni a que se deuia continuar esta empresa, ni detenerse en ella, antes reprehendió á los Españoles, por lo que auian hecho en su ausencia. Y quitándoles todo lo que tenian, de las presas de los Chinas y Cambojas, se salió á la mar, para hazer viaje a Manila. Belloso y Blas Ruiz le persuadieron; que a lo menos, fuese a la Cochinchina, donde se tenia noticia, que auia aportado la galera que se algo, quando mataron al gouernador Gómez Pérez, y que allí estaua el estandarte real, y artillería que en ella se Ileuaua; y lo pidiese, y que ellos se ofrecían, entre tanto que trataua deste negocio, yrian por tierra al reyno de los Laos, donde el rey Lángara de Camboja •estaua, para traerlo a su reyno. Ynclinose a esto el capitán Gallinato, nauego la costa, hasta entrar en la baía de Cochinchina; donde, aunque fue bien recebido, al (parecer) de los naturales de la tierra, nunca quiso desembarcarse de los nauios; y desde ellos, embio a visitar al rey de Tunquin (que es el mayor de aquel reyno) con Gre gorio de Vargas; y tratarle, del negocio de la galera, estandarte y artillería: y mientras en esto se entendía, dio licencia a Blas Ruyz y Diego Belloso, saliesen en tierra, y procurasen hazcr la jornada á los Láos; que por desuiarlos desi, y dejarlos en esto ocupados, sin que le pudiesen hazer en Manila malos officios, sobre la saudade Cam boja, vino fácil en lo que le pidieron. Fueron, Diego Belloso y Blas Ruyz, a el rey de Sinua, hijo del de Tunquin; y pidiéronle, los fauorecíese para su camino; el qual, les dio todo lo necesario; de manera, que fueron bien tratados y seruidos, hasta la ciudad de Alanchan, cabera del reyno de los Laos; donde, el rey della los recibió bien. Hallaron auia muerto Prauncar Lángara, rey de Camboja, y su hijo e hija mayor, y solo viuian, su hijo Prauncar y su madrastra, agüela y tías: dijeron el estado de las cosas de Camboja, y venida de los españoles, y muerte de Anacaparan tirano; lo mismo se supo de vn Camboja, que vino de Chordemuco; y que reynaua después de la muerte de Anacaparan, su hijo menor, llamado Chupinanu, que la tierra toda estaua diuisa en parsialidades; y auria muchos, que en viendo a su rey natural lígitimo, dejarían a Chupinanu, y se irían con el, y le obedecerían. Vencidas algunas dificultades, para la salida (por auer ydo a este tiempo, de Camboja a ¡os Laos, vn mandarín llamado Ocuña de Cliu, Alanchan, con diez paroes bien artillados y armados, por orden de otros mandarínes y grandes de Camboja, atraer su rey legítimo: se tomo resolución de bajar a Camboja, y se embarcaron, Pranuncar y su Agüela, y su tía y madrastra, muger de Lángara, y Diego Belloso y Blas Ruyz, y todos hizieron su viaje, en las dichas embarcaciones y paroes, por los ríos que van de los Laos a Camboja, donde, hallaron nueuas turbaciones, y algamientos de las provincias; pero, llegado Prauncar, muchos se pasaron a su parte; especial, dos moros Malayos, que con ejercito de Malayos, y fuerga de artillería y elefantes, estañan en el reyno; llamados, Ocuña la Cassamana, y Cancona. Praimcar lleuó la mejor parte, en las ocasiones que se ofrecieron, y muertos en algunas batallas, Chupinanu y sus hermanos, y otros rebeldes, se enseñoreo de casi todas las prouincias de su reyno; haziendo cabegas, de las cosas de la guerra, a Diego Belloso y a Blas Ruyz, que siempre las gouernaron, hasta dejar a Prauncar re3'nando: y acabada casi de todo punto la guerra, el rey hizo grandes Chofas de su reyno, a Belloso y a Blas Ruyz; y les dio dos prouincias, y con otras mercedes (aunque no tantas como esperauan y les auia offrecido, quando estauan en los Laos; siendo la principal causa desto, su madrastra y agüela y tia del rey, que le gouernauan por ser de poca edad y vicioso del vino, mas que Lángara su padre: con las quales, podia mucho el moro Malayo Ocuña Lacasamana; que, embidioso del valor de los Españoles, les hazia siempre mal tercio, y les procuraua su destruicion, con quien (por este respeto) siempre tuuieron encuentros. Entendiéndose, que este moro estaua amancebado con la muger de Lángara, madrastra del rey Prauncar. >* La armada del capitán Gallinato, quedo en Cochinchlna, tratando de pedir al rey de Tunquin el estandarte real, y artillería de la galera, como se ha referido; por que la galera se auia perdido en la costa, y lo demás tenia este rey en su poder; el qual, no solo no lo dio, pero entreteniendo a Gallinato con buenas razones, fue tratando por otra parte, de tomarle los nauios, y lo que traía en ellos; de que, siendo Gallinato anisado en secreto, de vna Cochinchina principal, que le vino auer á la armada, se veló en ella con mas cuydado que hasta entonces; no consintiendo salir en tierra ninguna persona; y todavia, no lo pudo acabar con fr. Alonso Ximenez, vno de los religiosos Dominicos, que consigo lleuaua, que auia sido principal en la ejecución de esta jornada, que saliendo a tierra, le prendieron y detuvieron en ella. Entendiendo que la armada estaua con descuydo, le echáronlos Cochinchinas encima, nauios de fuego; y tras dellos, algunas galeras, y otras embarcaciones de guerra para quemarlos: y por la vanda de tierra mucha gente, que con la arcabuzeria que estaua cerca, los molestaua. El armada tuuo lugar, de desviarse del fuego, y apartarse de la tierra, y ofendiendo con la artillería, mosquetería y arcabuzeria, los nauios sus contrarios, echó algunos a fondo: y sin aguardar mas, dexando a fr. Alonso Ximenez en tierra, y a dos compañeros seglares que consigo üeuó, se hizo a lo largo, y se salió de la baía de la Cochinchina, en demanda de las Filipinas. Entre tanto que estas cosas pasauan en Camboja y Cochinchina, auiendo venido de España, recaudo de su Magestad, para concluyr vn asiento, que el capitán Estauan Rodríguez de Fígueroa auia hecho, con el gouernador Gómez Pérez Dasmariñas, que haría a su costa la pacificación de la isla de Míndanao, y la poblaría; dándole el gouíerno della por dos vidas, y otros premios, se efetuo el dicho asiento, vencidas algunas dificultades que se ofrecieron, y Esteuan Rodríguez aprestó la gente y nauíos, y demás necesariopara la empresa, y con algunas galeras, galeotas, fragatas, virreyes y varangayes y lapis, salió con dozíentos y catorze Españoles, á la isla de Míndanao, por Febrero del mismo año, de nouenta y seis: licuando por su maestre de campo, al capitán Juán de la Xara, y algunos religiosos de la compañía de JESVS, para la dotrina; y muchos naturales, para el seruicio del campo y armada. Llegó con buen tiempo al río de Míndanao; donde (las primeras poblazones, llamadas Tancapan y Lumaguan, enemigos de los de Buhahayen) le recibieron de paz y amistad, y se juntaron con su armada, que serian seis mil hombres, y sin detenerse, pasaron el rio arriba, ocho leguas mas adelante, sobre Buhahayen, la principal poblazon de la isla, donde el mayor principal della, estaua fortifica do en muchas partes. Llegados á la poblazon, la armada surgió, y echó luego en tierra, buena parte de la gente con sus armas que, por vnos gacatales, que auia junto á la ribera, antes de llegar á las casas y fuerte, hallaron algunos de los Buhahayenes, que les salieron al encuentro, con sus campilanes y carabas y otras armas, y por diuersas partes acometieron á los Españoles, que por ser el sitio cenagoso y espeso del gacatal, no podían (con él concierto necesario) hazer lo que convenia; aunque se trabajaua por el maese de campo, y capitanes que lleuauan, en concertar la gente y animarla, para que hiziesen rostro a los naturales. Miraua lo que pasaua, desde la galera capitana, el gouernador Esteuan Rodríguez de Fígueroa, que no pudíendo sufirir el poco concierto de su gente, tomó las armas: y con tres o quatro compañeros, se hizo echar en tierra: y lleuandole su morrión vn criado, por yr mas ligero, fue atrauesando por vna parte del gacatal, a donde era la pelea. Salió vn indio enemigo al paso (sin ser visto) por vn lado, y con el canpilan que lleuaua, le dio vn golpe en la cabega al gouernador, que le derribo en tierra mal herido (72).
Los que con el yvan, hizíeron pedagos al Míndanao, y lleuaron á la galera al gouernador. A poco espacio, el maese de campo Juán de la Xara, se retiró con la gente á la armada, avíendo dejado en aquella refriega, algunos Españoles muertos; el gouernador, no boluio mas en su sentido y acuerdo, por que la herida era grande, y otro dia murió, y el armada con esta perdida y mal suceso, se leuo de aquel puesto, y bolvio el rio abajo a Tampacan, donde surgió entre los amigos y sus poblazones. % El maese de campo Juán de la Xara, se hizo luego elegir de la armada, por sucesor en el gouierno y empresa, y hizo vn fuerte de arígues y palmas, junto a Tampacan, con vna poblazon de Españoles, a que le puso nombre Murcia: y comengo a disponer como le pareció, para perpetuarse y ap'ropiarse la cosa, sin dependencia ni reconocimiento de gouernador de Manila, sin cuya intercesión y auyda, no se podia proseguir esta empresa (73).


DEL GOVIERNO DE DON FRANCISCO TELLO,
y de la segunda fundacion de la audiencia de Manila,
y de las cosas que: acaecieron en el tiempo que duro este gouierno.

CAPITVLO SEXTO.


GVARDAVA, el gouernador don Luys Dasmariñas, nueuas del capitán Juán Xuarez Gallinato, y del Gouer nador Esteuan Rodríguez de Figueroa, del viaje que cada vno auia hecho, en principio deste año de nouenta y seis, a Camboja y a Mindanao; quando por el mes de Junio, llego auiso a Manila que auia dos nauios del embocadero del Espíritu sancto adentro entre las islas; y que, en ellos venia proueido de España nueuo gouernador, don Francisco Tello de Guzman, cauallero del abito de Sanctiago, natural de Seuilla, thesorero de la casa de la contratación de las Indias; que entro en Manila á los primeros de Julio, y fue recebido al gouierno (74).
luntamente se entendió, queaua en la Nueua España, electo por Arçobispo de Manila, fr. Ygnacío de Sanctivañez, de la orden de san Francisco, natural de Sanctivañez, tierra de Burgos: por auer muerto en Madrid, el Obispo fr. Domingo de Salazar, y que quedaua electo Obispo de la ciudad de Segouia, en la prouincia de Cagayan, fr. Miguel de Venauides, natural de Carrion: religioso de la orden de sancto Domingo, que auia ido a España, por compañero del Obispo fr. Domingo de Salazar; y que también, quedaua en México, electo por Obispo de la ciudad del sanctissimo nombre de JESVS, fr.-Pedro de Agurto, de la orden de san Agustín, natural de México: que estos dos Obispos (con otro en la ciudad de Caceres, en la prouincia de Camarines, que no estaua proueído) se auian añadido en las Filipinas de nueuo, y dadose por sufragáneos al Arçobispo de Manila, a instancia del Obispo fr. Domingo; juntamente, con auerse de boluer a fundar en Manila, la audiencia que della se auia quitado, con otras cosas a que auia asistido en la corte.
A poco tiempo, que don Francisco Tello entro en el gouierno, vino nueua de la muerte de Esteuan Rodrigues de Figueroa, en Mindanao: con el hermano Gaspar Gómez, de la compañía de JESVS, que trujo el cuerpo a enterrar, en el coUegio de Manila cuyo patronazgo, tenia : y Juán de la Xar a escriuio, como quedaua «n el gouierno, y auia poblado en Tampocan, y que pensaua continuar, la pacificación y conquista de la isla, como le pareciese, y que se le embiase socorro de gente y otras cosas. Entendióse quería vsar mal del gouierno, sin tener dependencia ni subordinación al gouernador de las Filipinas; quitando á los herederos de Esteuán Rodríguez lo que desto les tocaua; y también, que para assegurarse mas por esta parte, embiaua confidentes suyos á la villa de Are ualo en Otón ; donde, Esteuan Rodríguez auia dejado a ^u muger doña Ana de Osseguera, y dos hijas pequeñas, y su casa y hazien -das, a que la persuadiesen se casase con el. Pareciendo esta deter minación, de perjuyzio para muchas cosas, se trató de remediarla; y por no alborrotar mas lo de Mindanao, se dexó por entonces, hasta que el tiempo abriese mas el camino que se auia de seguir. Y asi fue, que auiendo salido del campo y poblazones de Mindanao Juán de la Xara, y venido á la ligera a Otón, a tratar en persona de su casamiento (en que nunca estuvo bien la viuda de Esteuan Ro dríguez.) Don Francisco Tello embio a prenderle, y fue traído a Manila, donde tratando de su causa murió. Tras de la prisión de Juán de la Xara, embio luego don Francisco Tello a Mindanao, al capitán Toribio de Miranda; con despachos, para que estuviese por cabega del campo, y gouernase las cosas, hasta que fuese quien de asiento continuase aquella empresa. Llegado a Mindanao, y viendo el campo, deshechas las maquinas de Juán de la Xara, y que quedaua preso en Manila, y no auia de boluer, obedeció a Toribio de Miranda, y las ordenes que lleuaua. En Manila, se trataua con todo cuydado por el gouernador, de lo que conuenia para continuar la guerra, que por estar la isla de Mindanao, tan cerca de. las demás islas pacificas, y auer en ella misma algunas provincias de paz, y encomendadas, y con justicias dé Españoles, como son el rio de Butuan, y Dapitan, y Caragan, convenia pacificada toda, y reduziría á la obediencia de su Mages tad. La hazienda real, estaua gastada, y sin posible para el gasto; a que por escritura en forma se auia obligado Esteuan Rodríguez,, hazer la guerra a su costa, hasta acabarla de todo punto, conforme á las condiciones del asiento. El tutor de sus hijas y herederos, lo puso en justicia, escusandose desta obligación, con la muerte de. Esteuan Rodríguez, y por no perder tiempo (visto que lo comenga do se auia de continuar, de vna manera o de otra) el gouernador acordó de proseguirlo, poniendo de la hazienda real, lo que fuese menester, a quenta della, o de los hereceros de Esteuan Rodríguez, si fuese justicia; y luego se trato de la persona que auia, de yr a Mindanao, y eligió a don Juán Ronquillo, general de las ga leras, y le dio el socorro de gente y de mas cosas que pareció ne cesario; con que llegó a Mindanao, y tomó en si el campo y arma da, de los Españoles que hallo en Tampacan ; y confirmo, la paz y amistad con los principales y su gente de Tampacan y Lumaguan ; reformo, y puso mas en orden la poblazon y fuerte de Españoles, y comengo-a aparejarse para la guerra con los Buhahayenes. Hizo algunas salidas a sus tierras y fuertes, en que se entretuuo muchos dias, sin hazer efeto de consideración, por ser estos enemigos mu chos y buenos soldados, con mucha arcabuzeria (75) y verseria, en sitio muy fuerte, y con otras muchas fortificaciones, la tierra a den tro; donde se pasauan de vnas en otras, quando les conuenia, sin recibir daño, con mucho cansancio de los Españoles, poco hechos a tierra tan pantanosa, y con pocos bastimientos, y que en la tierra no los auia por la guerra, auiendo en el campo mucha gente, de Españoles y naturales del seruicio y esquipazones, y no ser fácil, la yda y venida en todos tiempos, de vna parte a otra, aproueerse de lo necesario.
Viendo don Juán Ronquillo, que la guerra yua muy á la larga, y que se sacaua poco fruto della, y el campo padecia (hechas sus in formaciones dello) despacho cartas á la ligera, al gouernador don Francisco Tello, dándole cuenta del estado de las cosas, y que con uenia sacar el campo del rio de Mindanao, para que nb pereciese, y que se podría poner vn presidio, en la misma isla en el puerto de la Caldera, y-dejarlo fortificado, para no boluer de todo punto las espaldas a esta empresa : Y para que los amigos Tampacanes y Lu maguanes, se sustentasen en la enemistad con los Buhahayenes, y que con el resto del campo y armada, se bolueria a Manila, dándole licencia para ello, de que le embiase orden con toda breuedad. Cotf este despacho, que el gouernador don Francisco Tello recibió, tomo resolución, de ordenar a don Juán Ronquillo, que siendo asi que refería, y que no se podía sustentar el campo, ni continuar la guerra aprouecho, se retirase con todo el campo, del rio de Min danao, auiendo primero hecho vn grande esfuergo, en castigar el •enemigo Buhahayen; y luego, quemase el fuerte y poblazon de ios Españoles, y pasase á la Caldera y la fortificase, y dejase en ella "vn conueniente presidio, con la artillería y embarcaciones y basti mientos para su sustento y seruicios; y con el resto, se viniese a Manila; dando a entender, á los amigos Tampacanes, que con breviedad boluerian los Españoles al rio, mas de proposito, y con mayor número de gente. )* Silonga, y otros principales de Buhahayen, no se descuydauan de su defensa, pues (entre otras diligencias) auian embiado a Te rrenate vn principal, pidiendo socorro contra los Españoles, que les auian metido la guerra, en casa; con el qual, embio el rey de Terrenate a Mindanao, vna armada de muchas Caracoas y otras •embarcaciones, con Cachiles y soldados luzidos, y cantidad de arti llería menuda, para obligar á los Españoles, leuantasen el campo, y se fuesen (quando no pudiesen hazer otro efeto en ellos) en numero 'de mas de mil hombres de guerra. Teniendo nueua y auiso en Bu hahayen, que esta armada yua en su defensa y amparo, se pusieron a punto, y se apercibieron para dar sobre los Españo les, que auiendo lo también entendido, no estuuieron descuy •dados; por que se reparo mas el fuerte principal, y reduziendo la .•gente que auia en otros fuertes menores, en el rio de Buquil, y otros puestos, bocas y bragos del mismo rio, que siruio de guarnecer «mejor el fuerte, y armadas galeras y otras embarcaciones menores, para aprouecharse dellas, para el acometimiento de los enemigos •que esperauan; que auiendo entrado gallardamente con todos sus nauios y gente, hasta el fuerte de ios Españoles, los acometieron y asaltaron para entrarle con todo animo y diligencia. Los de dentro, los resistieron animosamente; y los de fuera, que estauan en el rio «obre las galeras, les ayudaron de manera, que vnos y otros, con el artillería y arcabuzería, y avezes llegando á lo estrecho con las es padas y campílanes, hizieron grande riza y estrago en Terrenates, y Buhahayenes que les ayudauan, hiriendo y matando mucho nume ro dellos, y tomándoles casi todas las caracoas, y embarcaciones •que traían: que muy pocas salieron huyendo, y los Españoles las alcanzaron y quemaron, quedando con muchos prisioneros capti vos, y despojos y armas enemigas. Tras esto, con la mayor breuedad que pudieron, boluieron sobre poblazones y fuertes de los Buhahayenes, haziendo en ellos algunos buenos efetos, de tanta con sideración, que viéndose apretados, y sin quien ios valiese, vinieron parlamentos y tratos de paz, con don Juán Ronquillo; que tuvieron conclusión, con dar reconocimiento y obediencia, y asentar amistades con los Tampacanes sus antiguos enemigos, que para mayor firmeza dellas, las roboraron con vn casamiento, del mayor principal y señor de Buhahayen, con hija de otro de Tampacan, llamado Dongonlibor; con que, quedo la guerra al parecer tan acabada, que ya auia bastimientos; y los Españoles (con poca defensa) atrauesauan, y andauan toda la tierra, y el Buhahayen prometió, desharía luego todos sus fuertes, que fue vna condición de las pazes. Con esto, los Españoles boluieron a su fuerte, y poblazon de Tampacan, de que luego don Juán Ronquillo despacho auiso, al gouernador don Francisco Tello: auisandole de las nouedades, que ya tenia aquella empresa, según el estado de la qual, le pedia le ordenase de nueuo lo que auia de hazer, por que esperarla sin hazer mudança; no embargante, que le llegase la respuesta, que se esperaua del primer auiso, pues ya era otro tiempo : y con auerse mejorado tanto, auia de ser la resolución diferente. El gouernador don Francisco Tello, auia respondido al primer despacho de don Juán Ronquillo, en la sustancia, que atrás se dijo. Cuando le llegó el segundo, con la buena nueua de los sucesos de Mindanao, y por que se temió de la gente del campo (que siempre auian mostrado deseo de boluer a Manila, y no estar en los trabade la guerra) y que esto harían en llegando la primera orden, y la ejecutarían y dejarían aquello, que ya estaua en tan buen punto, y que el salirse del rio seria en mala ocasión, luego les embió á la ligera (por diversas vías) segunda orden, para que no haziendo caudal de la primera, se estuuiesen en Mindanao, y entretuuiesen las cosas, que les embiaria con breuedad lo necesario, para lo de adelante. Este recaudo pareció que caminaua de espacio, pues llegado el primero, sin mas aguardar fue puesto en ejecución, leuantando el campo, y saliendo de la tierra; dando por razón á los Buhahayenes, que solian ser enemigos, que el gouernador de Manila los embiaua á llamar, y á los Tampacanes, amigos, que dejarían para su seguridad, gente en la Caldera, y se les socorrería de Manila: de que estos quedaron bien desconsolados y tristes, quanto los Buhahayenes contentos. Con esto, quemando su fuerte y poblazon, con la breuedad que pudieron se embarcaron con todo el campo, y se salieron del rio, y se fueron á la Caldera, veynte y quatro leguas mas abajo, camino de Manila; y metidos en el puerto se hizo vn fuerte, en que quedo vna guarnición de cien Españoles, con alguna arti llería y bastimentos, y embarcaciones para su seruicio. En esto, llego la segunda orden del gouernador, para el general don loan Ronquillo, a que respondió, que ya le hallaua fuera en la Caldera, y no podia boluer á el rio; y sin detenerse mas, se vino con el resto de la armada á Manila, por las prouincias de Otón, y Pa nay (76).
Sabida por el gouernador su venida, antes de entrar en k ciudad, le embio a prender al camino, y procedió en su causa por justicia, por auer sacado del rio de Mindanao el canpo y ejercito, y no aguardado la orden (que según la nouedad que las cosas tenían, pudiera esperar) y por mostrar vna carta particular, don loan Ronquillo del gouernador, que le embio aparte con la prime ra orden; diziendo, que en todo caso se ^•iniese a Manila con la gente, porque la auia menester para otras necesidades de las islas, en que dezia auerse fundado, para no esperar la segunda orden, fue dado por libre. El capitán y sargento mayor Gallinato, atraueso con la capitana de su armada, de la Cochinchina a Manila, donde dijo, y dio quenta a don Francisco Telio, (que ya hallo en el gouierno) lo que le auia pasado en su jornada; y como, Blas Ruyz y Diego Belloso, auian ydo desde la Cochinchina por tierra a los Laos, en busca del rey Lángara de Camboja; con cuya ausencia, escuso las calumnias de este hecho, en la salida de Camboja; aunque no faltauan muchos de los que con el venian, que informauan con sentimiento la ocasión que auia perdido, por no auer hecho rostro ni detenerse en Cam boja, en tan buena coyuntura afirmando siempre que si la hizíera, se consiguiera todo lo que se auia pretendido en aquel reyno. El otro nauio de su conserua, a que auia reduzido lo restante de su armada, de que hizo cabo al alférez Luys Ortiz, no pudo proseguir el viaje; y con temporales, arribo a Malaca; donde algunos es pañoles se quedaron, y con el resto de la gente (al cabo de algunos meses) pudo nauegar y boluio a Manila. En este mismo tiempo, y principios del gouierno de don Francisco Tello, estauan detenidos dos yndios principales, de la prouincia de Cagayan en Manila, que el mayor se llamaua Magalat, por que ellos y sus deudos y otros, que seguian su parcialidad y opinión, auian leuantado muchas vezes las poblazones de aquella pro uincia, que auia costado no poco trabajo reduzirlas, con muertes que cada dia hazian, de muchos españoles, y otros daños, en los naturales que estauan de paz, y en sus sementeras : de los quales, era capitán y cabcga, el Magalat, que estando juntament e con vn su herman o y otros indios en Manila, sin que de allí saliesen, se aseguraua mas aquella prouincia. >• Auiendo de y r a la ciudad de Segouia, cabega de la prouincia, algunos religiosos de sancto Domingo, que tienen alli la doctrina, mouidos de piedad, persuadieron al goucrnador, les diese a Maga lat y su hermano, para que boluiesen a su tierra. Tant o le importu naron sobre ello, que se lo concedió. Puestos en Cagayan, se fue ron la tierra adentro, por el rio de Lobo, y levantaron de nueu o toda la tierra, y reboluieron la cosa, con ayuda de otros principales de Tubigarao, y otras poblazones, que no se podia andar por ellas, ni salir vn paso fuera de la ciudad ; siendo caber a de los enemigos Magalat, que en sus mesmos naturales, (sino se leuantauan contr a los españoles) hazia crueles muertes y daños. Llego esto a tanto, que fue menester, que el gouernador embiase de Manila, al maese de camp o Pedro de Chaues, con gent e de guerra, para que mu y de proposito remedias e el daño, y aunque, con muchas dificultades, tuuo tan buena dicha, que vuo á las manos muchas cabegas de los leuantados, de que hizo justicia y castigo publico, y al mismo Ma galat, en su casa y ranchería en que estaua fortificado, le hizo m a tar, por mano de sus mismos indios, por que se ofrecieron a ello, por premi o que se les dio : que de otr a suerte parecía imposible, y si Magalat no faltara, también lo fuera acabarse la guerra en m u chos años ; con que, quedo quieta la prouincia, y asentada la paz (yy).

Por Abril, del año de mil y quinientos y nouenta y cinco, salió del Callao de Lima, en el Piru, el Adelantado Aluaro de Mendaña de Neira, á la poblazon de las islas de Salomón; que muchos años antes, auia descubierto en la mar del Sur, y puesto le por nombre á la mas principal, la isla de san Christoual. Lleuo quatro nauios, dos grandes Capitana y Almiranta, y vna fragata y vna galeota, con quatrocientos hombres en todos, y a su muger doña Ysabel Barreto, y tres cuñados. Descubrió en el viaje otras islas, en que no se detuuo, y no acertando con las de su descubrimiento (auiendosele derrotado la Almiranta, que no pareció) surgió con los demás nauios, en una isla de negros, junto á la nueua Guinea, a que puso por nombre santa Cruz; y en ella, pobló con poco gusto de su gente. Murió alli el Adelantado, y dos cuñados, y mucha de la gente : Doña Ysabel Barrete, despobló por enfermedades y necessidad, y embarcó la gente que le quedaua, en su capitana y fragata y galeota, y navegando la buelta de las Filipinas, se desapareció la fra gata, y la galeota por otro viaje. Entro en el rio de Butuan, de la isla de Mindanao, fue la capitana a Manila con mucha necescidad y trabajo; de donde, casada Doña Ysabel Barreto, con don Fernando de Castro, en su nauio san Geronymo, boluio á la Nueua España, el año de nouenta y seis. A se tocado tan de passo, el suceso deste viaje; y por ser aproposito poner á la letra, la relación que dejó firmada de su nombre, Pedro Fernandez de Quiros, Piloto mayor deste viaje, que es como se sigue. %

% RELACIÓN DEL VIAIE DEL ADELANTADO ALUARO de Mendaña de Neifa, al descubrimiento de las islas de Salomón,
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TERNES, nueue dias del mes de Abril, año de mil y qui nientos y nouenta y cinco, el Adelantado Aluaro de Mendaña, se hizo á la vela con su armada, para yr a pacifi car y poblar, las islas Ocidentales del mar del Sur del puerto del Callao de Lima; que esta, en latittid meridional, en doze grados y medio, la buelta de los valles de Sancta, Truxillo y Saña; recogiendo gente y bastimentos, pasó a Paita; adonde hizo el aguada, y lista de quatrocientas personas poco mas o menos, con sus quatro bajeles, dos grandes y dos pequeños. Salió deste dicho puerto (que tiene de altura, de la dicha parte cinco grados) la buelta del Oessudueste, en demanda de las islas de su descubrimiento, licuando por maese de campo, a Pedro Merino Manrrique; y por almirante, a su cuñado Lope de la Vega; y por piloto mayor, a Pedro Fernandez de Quiros; y por este rumbo, nauegó hasta altura de nueue grados y medio, del qualpunto, se nauegó por el Oeste, quarta del Sudueste, a catarze grados; de los quales, se mudo derrota al Oeste, quarta del Noroueste; y auiendonos por este rumbo hallado, en altura de diez grados largos; viernes, veinte y vno del mes de lulio, tutumos vista de vna isla, a quien el general puso, por nombre la Madalena, y de vn puerto della, salieron como setenta canoas, en que venian de tres en tres, en otras mas y menos, otros añado, otros sobre palos, mas de quatro cientos Indios, blancos y de muy gentil dispusicion, grandes, fornidos, y membrudos; y también tallados, que nos hazian mucha ventaja a nosotros: lindos dientes, ojos y boca, manos y pies, lindísimos cabellos sueltos, y muchos dellos muy rubios; y entre ellos, bellísimos muchachos, todos desnudos, y sin cubrir parte alguna; y todos los cuerpos, piernas y bragas, manos, y algunos los rostros, traían labrados, al modo destos Bisayas, que cierto-, para gente barbara, desnuda y de tan poca razón, auia de verlos, de que alabar mucho a DIOS que los crio. Y no paresca encarecimiento, que es asi; los quales nos llamauan, que fuésemos a su puerto, y los llamaron de nuestra capitana, y entraron en día, obra de quarenta dellos, que pareciamos hombres menos de marca junto a ellos; y entre ellos vino vno, que se entendió ser mas alto, •Me el mas alto hombre de nuestra armada vn palmo, con auer en nuestra armada hombres demás de marca, y alli les dio el general, a algunos dellos, camisas y otras cosas; las quales, ellos recibieron con mucho contento, bailauan a su vso, y llamando á los demás, se enfadó el general de sus demasías, porque eran grandes ladrones. Mando que se disparase vn verso, para amedrentarlos, que como dellos fue oydo, se echaron a nado, v se pusieron todos en arma; y tañendo vn .caracol, tiraron algunas pedradas, y amenazando con langas, que no tenian otras armas; de la nao los arcabuzearon, y mataron a cinco o seis, y se quedaron. Nuestra armada andando, descubrimos, otras tres islas; esta isla, tendrá de box seis leguas; pasárnosla por la parte del Sur: della es alta, tajada a la mar, montuosa por las quebradas, que en ellas abitan los Indios. Pareció auer en ella mucha gente, por que por las peñas y playas la vimos, y asi fuymos en demanda de las •otras tres islas; la primera, aquien se puso por nombre san Pedro, estará de la Magdalena diez leguas, y se corre con ella al Norte, quarta del Norueste: terna de box tres leguas; es isla de buena vista, y de mucha arboleda, y buenos campos; no stipimos si estaua pobla da, por que no llegamos a ella, all Sueste desta, como cinco leguas esta otra, a quien el general puso por nombre la Dominica: es de muy ¿uena vista, y pareció ser muy poblada, tendrá como quinze leguas de box: y al Sur desta, y á cosa de poco mas de vna legua esta otra isla, que tendrá de box ocho leguas, á la qual se puso por nombre sancta Cristina; y por la canal que haze entre la vna y la otra, passo nuestra armada; por que todo lo que de estas islas vijnos, es muy limpio. Y en Sancta Cristina, á la parte del Oeste, se hallo vn buen puerto, en el qual surgió la armada; no me parecieron de rostro estos Indios como los primeros, pero fueron vistas muy lindas mugeres, yo no las vide, pero afirmáronme personas, que tenian en esto parecer, que ay tan lindas mugeres, como en Lima; pero, blancas y no tan alúas, y aylas en Lima muy hermosas. Lo que fue visto de comer en aqueste puerto, fue puercos y gallinas, cañas dulces, plántanos muy buenos, cocos, vna fruta que nace en grandes arboles, es tan grande cada vna de lias, como grandes pinas, es muy buena comida; comióse Mii-cha della verde, asada y cosida; y madura, cierto que es dulce, y tan buena fruta a mi ver, que no se yo otra que le haga ventaja, a penas ay en ella que desechar, si no es poca caxcara. Otra fruta, como castañas en el sabor, pero mucho mayor que seis castañas juntas, comióse de ellas muchas, asadas y cozidas, y vnas nuezes de caxcara muy dura, son muy azeytosas, muchas. se comieron; sospechan algu nos, que les dio cámaras. También vimos, calabagas de Castilla sem• hrddas; ay vn lindo chorillo, junto á la playa, de muy linda agua', sale de vn cerro, altor de dos hombres, tendrá de gordor, quatro o cinco dedos juntos, y luego, junto á si vn arroyo de agua, y se a de regaron los baxeles. Los Indios se fueron al monte y á los cerros; en los quales se hizieron fuertes, y procurauan hazer daño, con galgas y pedradas, pero nunca hirieron ninguno, que el maese de cavipo les tenia cojidos los pasos con cuerpos de guardia. Viendo los Indios desta isla vn negro nuestro, hizieron señas para la parte del Sur, diziendo, que alli auia como ellos, y que ellos yuan alia a pelear, y que los otros tenian flechas, y que en vnas grandes canoas, que estos tienen, yuan; y como no auia lengua, ni mucha curiosidad en saberse lo demás, se quedo asi; pero d mi parecer, Indios tan engolfados, no es posible, si no que ay cordillera; por que las embarcaciones suyas, y su vso de lo demás, no muestra que estos ayan venido alli de largo camino. 5* Este puerto, está en altura de nueue grados y medio; en el qiial, el Adelantado mando en arbolar tres Cruzes; y sábado, cinco de Agosto, garpar anclas y dar las velas, en demanda al Oeste, quarta del Sudueste, y nauegamos con los vientos Lestes y Lessuestes, a vna y otra quarta, la del Sudueste y Norueste, obra de quatrocientas le guas; y domingo, veinte de Agosto, tuuimos vista de quatro islas ba jas, playas de arena, llenas de muchissima palma y arboleda, y por la parte del Sueste, hasta el Norte, vn grande bajio de arena. Ten drán todas quatro de box, doze leguas, no supimos si estauan pobla das, por que no llegamos á ellas, que pareció ser este año de cortos; digo esto, con rabia. Están en altura, de diez grados, y tres quartos, pusosele por nombre de san Bernardo, por descubrirse en su dia. De aqui, empegamos á hallar vientos Suestes, que nunca mas nos falta ron, que son los que parece reynan, con los quales fuymos (á las di chas quartas) nauegando, sin nunca subir de onze, ni bajar de diez grados; hasta martes, veinte y nueue de Agosto, qne descubrimos vna 'isletd redonda, que de box tendría vna legua, toda cercada de arrecifes', que'se procuro saltar en ella, y no se hallo donde, para que la Almiranta tomase leña y agua, de que yayua muy falta, pusosele por nombre la Solitaria, está en diez grados y dos tercios, estara de Lima, mil y quinientas y treinta y cinco leguas; y de aqui fuymos, nauegan do con la orden dicha-, con la variedad de juyzios que se echauan, diziendo vnos, que no sabíamos a donde yuamos, y cosas que no deja uan de causar pena: y fue Dios seruido, que víspera de nuestra Seño lea de Setiembre, a media noche, tuuimos vista de vna isla, que tendrá de box, de nouenta a cien leguas, y se corre casi Lessueste, Oesno rueste; qué de Lima, estara mil y ochocientas leguas; toda ella llenis sima de arboleda, hasta los mas altos cerros, que si no era lo des montado, para sembrar los Indios, de todo lo demás, no se via palmo de tierra. Tomóse puerto en ella, de la parte del Norte della, en altu ra de diez grados al Norte; del qual puerto, como siete leguas, está vn Bolean de vn muy bien hecho cerro; por el qual, sale mucho fuego por lo mas alto del, y otras partes: es cerro alto, y tendrá de box tres leguas, y es tajado á la mar, y todo pelado, y sin parte a donde poder saltar en el, truena muchas vezes, dentro en el reziamente. A el Nor deste deste Bolean, ay algunas isletas pequeñas, y pobladas, y con vna grande cantidad de bajos; á las quales isletas ay siete o ocho leguas, y los bajos corren como al Norueste; y dixo quien lo fue a ver, que eran muchos. Alrededor de la isla grande, auia algunas islas pequeñas; todas ellas, y la grande (quando se boxó) hallaron pobla das, y a vna vista desta isla grande, al Sueste della, se vido otra isla no muy grande, por aqui deue de yr la trauazon. Tomado puer to, en la isla grande de sancta Cruz, que asi se le puso el nombre, mando el adelantado, al capitán don Lorengo, hermano de sumuger (en la fragata) que juese a buscar la nao almiranta, que la noche que vimos la isla, se despareció; de que yo no tengo buenas sospechas, la quaTfué buscada, .esta y otras dos veces, y no se hallo sino los bajos que he dicho. Lo que en aquesta bata y puerto fue visto de comer, puercos, gallinas, plántanos, cañas dulces, vnas dos o tres castas de ^ayses como camotes, que comen cozidas y asadas y hazen del bisco cho, buyos, dos castas de almendras buenas, y otros piñones de dos castas, palomas torcazes, tórtolas, patos, gargas pardas y blancas, golondrinas, muchos bledos, calabagas de castilla, la fruta que dicho tiene en las primeras islas, y las castañas y nuezes, ay albahaca de grandísimo olor. Ay flores coloradas, que en aqueste puerto tienen en los huertos, y otras dos castas de otra suerte, también coloradas. Ay otra fruta, en arboles grandes, como camuesas de buen olor y sabor. Ay gran cantidad de gengibre, que nace por á i, sin que lo siembren. Ay gran cantidad de yerua chiquilite, de que hazen elañir. Ay arbo les de pita. Ay muchísima sagia, muchos cocos. Vidose piedra mar mol, conchas de perlas, caracoles grandes, como los que vienen aqui de la. China. Ay vn grandísimo manantial, y otros cinco o seis rioSy no muy grandes, de agua; aqui junto al manantial se pobló. Los In dios se procuraron defender, y como el arcabuz juega de lejos, viendo él daño, no se defendían mucho, antes dauan de lo que tenían. En esto de yr por de comer, vuo algunas cosas, de no mtty biien trata Miento á los Indios; por que mataron al Indio mas nuestro amigo, y señor de aquella isla, llamado Malope: y otros dos o tres, estando también de paz. No se vido de toda la isla, mas que obra de tres le guas alrededor del campo. La gente desta isla, son negros, tienen sus canoas pequeñas de vn palo, en que andan rededor de sus pueblos, y vnas canoas muy grandes, de que van de mar en fuera. Domingo, ocho de Otubre, mando el Adelantado, matar á puñaladas al maese de campo, y mataron a Tomas de Ampuero, de la propia suerte; y degollaron, al aljerez Juán de Buitrago; y quiso hazer matar, a otros dos amigos del maese de campo; y por que se lo rogamos, los dejo. La causa fue publica, por qtie se le querían yr de la tierra, y desampa rarla; y otras razones que deuío de auer, que yo no las se; lo que yo vide, mucha soltura y desuergüega, y hartas inconsideraciones. A diez y ocho de Otubre, auieudo a diez y siete vn Eclipse total de Luna, murió el Adelantado. A dos de Nouiembre, don Lorengo su cuñadoy que auia quedado por capitán general; y antes, siete o ocho dias, et clérigo Antonio de Serpa. Y a ocho de nouiembre, el vicario Juán de Espinosa; y vuo grandes enfermedades en nuestra gente: como auicu poco regalo, falta de botica y medico, se murió mucha della, y pidie ron á la gouernadora. Doña Ysabel Bárrelo, que los sacase de la tierra, se vinieron vnos y otros á embarcar, y á la misericordia de Dios, salimos deste puerto, sábado dies y ocho del dicho, la via del Oeste, quarta del Sudueste; en demanda de la isla de S. Xpoual, o por mejor dezir, a buscarla, para ver sí se hallaua, o la Almirantay que asi lo mando la gouernadora,;y fuymos dos dias y no vimos nada, y a petición de toda la gente, que dauan vozes que los Ueuauamos cc^ perder; mandóme hiziese el camino, desta ciudad a Manila, de vn puerto de diez grados y medio; del qual, vine gouernando al Norno tueste, por huyr de hallar islas en el camino, por el mal aparejo que auia para andar entre ellas, la gente muy enferma, que se murieron (nauegando) algunas cinquenta personas, y alia en la isla, quarenta personas, poco mas o menos. Venimos por nuestra derrota, faltos de bastimentos nauegando, y de la parte del Sur cinco grados, otros tantos de la parte del Norte; hallamos muchos contrastes y calmas, y puestos en altura de seis grados largos, de la parte del Norte, vimos vna isla, que pareció tenía veinte y cinco leguas de box, mucha arbo^ leda y muy poblada de gente^ como la de los ladrones, que los vimos en canoas que nos salieron. Es desde el Sueste, por el Norte hasta el Sudueste, cercada de grandes arrecifes, tiene al Oeste de si (como quatro leguas) vnas isletas bajas, no hallamos a donde surgir, aun que se procuro] por que la galeota y fragatas que con nuestra nao salieron, se despareció dias auia; de aqui, venimos por la dicha de rrota, hasta altura de treze grados y tres quartos; y en dos dias, que por esta altura nauegamos al Oeste, tuuimos vista de la Serpana y Guan, en los ladrones, y pasamos por entre las dos, y no surgimos; por no tener cabo con que echar y recojer el batel. Este dia, fueron tres del mes de Enero, de mil y quinientos y nouenta y seis años, y a catorze, del dicho mes, vimos el cabo del Espíritu Sancto; y a quinze surgimos en la baía de Cobos; y llegamos a ella tales, que sola la bon dad de Dios nos piído traer; que fuergas humanas, ni auiamiento, no era para poder llegar al diezmo del camino. Aqui llegamos, tan des aparejados, la gente tan flaca, que era la mayor lastima que se podia ver, con solas nueve o diez botijas de agua. En aquesta bala de Co bos, (se reformo todo lo mejor que piído ser, la gente y nauio; y mar tes dos de Febrero, salimos del dicho puerto y baía; a diez del dicho mes, surjirnos en aqueste puerto de Cabite, ere. Demás de los desseos que de seruir a v. m. tengo: lo que me mueue, a dejar a v. m. esta breue relación es, que por que de della razón (si acaso Dios dispusiese de mi persona, o aya otra qualquiera ocasión; que yo, o la que lleuo faltemos,) aya luz della, que podría ser negocio de mucho seruicio a Dios y al Rey nuestro señor: sea v. m. seruido de recebir la larga voluntad, que de seruir a v. m. me queda, que si Dios me buelue a este puerto, abra lugar para poderlo mostrar mejor; y juntamente, m-e perdone v. m. el ser corto, que el tiempo tiene la culpa: por serlo para comigo. El secreto, suplico á v. m. por que no sabe el hombre los sucesos del tiempo; que mirándolo bien, que es justo que las primeras islas estén ocultas, hasta que su Magestad sea infor mado, y mande lo que fuere Mas de su seruicio; que por estar en pa raje, que toman el medio del Píru, Nueua España, y esta tierra, po drían los Ingleses sabiéndolo, poblarlas, y hazer mucho mal a este mar. Y v. m. me tenga por cierto seruidor de v. m. a quien Dios nuestro señor guarde muchos años, con muchos contentamientos, y augmento de estado &'c. De V. m. e-liado, Pedro Fernandez de Quiros, al Doctor Antonio de MORGA, teniente general por su Magestad de las Filipinas ('jS).
' 'fJ/« L nauio san Geronymo (en que yuan don Fernando de Castro y doña Ysabel Barreto su mugar, de buelta á la ^M^ Nueua España) halló el gouernador don Francisco Tallo, aprestándose en el puerto de Cabite; quando entro á gouer nar, año de nouenta y seis; y asi mismo, estaua aprestado el ga león san Filipe, conlas haziendas de las Filipinas, para hazer viaje con ellas á la Nueua España : Y luego que el gouernador don Fran cisco Tello entro en su gouierno, arabas naos se despacharon, y se hizieron á la vela; y aunque san Geronymo saUo postrera, hizo su viaje y llegó á la Nueua España, en fin del dicho año nouenta y seis. La nao san Filipe, que era nauio grande, y muy cargado de merca derías y passajeros, de que yua por cabo, y general, don Mathia de Landecho, tuuo muchos temporales en el viaje; de manera, que con vno dellos, le fue necesario alijar mucha ropa, y perdió el timón en altura de treinta y siete grados, a seiscientas leguas de las Filipinas y ciento y cinquenta del Xapon; y viéndose sin remedio de prose guir el viaje, se trató de arribar á las Filipinas, y comentaron esta nauegacion, mudando la derrota que lleuauan: en que de nueuo se les ofrecieron mayores dificultades y trabajos, Vieronse muchas ve zes perdidos, por que las mares eran muy grandes, y como la nao no lleuaua timón, sacudía la jarcia y pocas velas que lieuaua; tanto, que todo se hazia pedagos, y no podían ponerla a camino, y toraa ua por auante tantas vezes, que estuuo a mucho peligro de gogobrar, perdida la esperanza de boluer á las Filipinas. Hallaua que la tierra mas cerca era el Xapon, pero que no lo estaua tanto, que la nao pudiese llegar alia, ni acometer su costa, que es muy braua, y de llos no conocida ni vista, ni quando tuuiesen ventura de llegar a ella, sabian como serian recebidos de los Xapones. Aqui era la confu sión, y diuersidad de pareceres de la gente que yua en la nao; vnos, diziendo no se mudase la derrota que lleuauan para Manila, aunque fuese con tanto riesgo, y descomodidad como se vía; y otros que era temeridad hazerlo asi; y que, pues el Xapon estaua mucho mas cerca, fuesen a el, en demanda del puerto de Nangasaqui, de donde ay comercio con las Filipinas; donde hallarían acojida, y recaudo para aderegar la nao, y proseguir de alli su viaje. Este parecer preualeció, que algunos religiosos que yuan en la nao, lo abragaron, y los demás se conformaron con el, por asegurar los Pilotos, licuarían la nao al Xapon con breuedad, y asi mudaron para alia la derrota : y al cabo de seis dias, descubrieron la costa y tierra del Xapon, en vna prouincia llamada Toga. Y aunque de día, hazian fuerga por llegarse á la tierra, á la noche (que amainauan la vela) la corriente los alejau a della. De vn puerto llamado Hurando, salieron á la nao muchas funeas, y apersuaciones del Rey de aquella prouincia, que les asse guro el puerto, y auio y aderego, la metieron dentro; auiendo pri mero sondado y reconocido la entrada; y que auia agua bastante. Los Xapones que eran infieles, y lo hazian con malicia metieron a rremolque, la nao con sus funeas dentro del puerto, y la encami naron, y guiaron a vn bajo, que como no tenia mucha agua, tocó y encalló en el, con que fue fuerga descargarla, y sacar todo lo que traía en tierra, junto a la poblazon, en un sitio estacado que para ello se les dio. Hizleron por entonces, á los Españoles buena acojida, mas en quanto a aderegar el nauio, y boluer a salir con el, se les dio a entender, no se podia hazer sin licencia y permisso de Tai cosama, señor de Xapon, que estaua en su corte del Miaco, cien le guas de el puerto. El general don Matia de Landecho, y los de su compañía, por no perder tiempo, se resoluieron de embiar á la cor te sus embajadores (con vn buen presente de cosas de valor de la nao) a Taicosama; pidiéndole, mandase dar despacho. Embiaron con este recaudo a Christoual de Mercado, y otros tres Españoles; y a fr. Juán Pobre, de la orden de san Francisco; y a fr. Juán Ta mayo, de la de san Agustín; que yuan embarcados en la nao, que tratasen del negocio con Taico, y se valiesen de los padres de san Francisco, que auia en el Miaco; que antes auian ido de las Filipinas por embajadores, para asentar las cosas del Xapon con Manila, y se estauan en la corte, con casa y ospital de asiento, y (con disimulación de Taico) haziendo algunos Cristianos, aunque con mucha con tradicion, de los religiosos de la compañía de JESVS, que ay en el dicho reyno; por dezir, no podian otros religiosos, entender ni ocuparse en la conuersion del Xapon, por breves Apostólicos y cédulas reales (79).
El rey de Hurando (aunque en las apariencias, hazia buen rostro y acogida a los Españoles que tenia en su puerto) viuia con cuydado de que las mercaderías y ellos estuuiesen a recaudo ; y luego, dio auiso á la corte, como alli se auia perdido aquella nao de forasteros; a quienes Uamauan Nambajies, y que traían grandes riquezas; a que, auiendose acudiciado Taicosama para apoderarse déllas, embio a Ximonojo (vno de sus priuados y de su consejo a Hurando) que llegado, tomó toda la hazienda, y encerró los Españoles en prisión, en vn estacado con guardia: haziendoles dar todo quanto tenían, y auían escondido, con pena de la vida. Hecho esto, con mucho rigor, boluio a la corte, dando lugar a que el general y otros de su compañía fuesen al Miaco. Los embajadores, que primero fueron despachados con el presente (aunque se recibió) no pudieron ver a Taico, ni negociar cosa de prouecho, no embargante que el Padre fr. Pedro Baptista, prelado de los religiosos de san Francisco que alli estauan, puso muchos medios, para que se remediase, el agrauio que á los Españoles se hazia, que siruio de mayor daño; por que viendo los priuados, tan acudiciado a Taico, á las ri quezas de la nao, y ageno de oyr cosa a proposito de que las resti tuyese, no solo no se lo pedian, antes para meter la cosa mas abarato, y aprouechandose del tiempo y ocasión, por ser infieles, y aborrecer á los religiosos, que hazian Cristianos en la corte, los reboluieron con Taicosama; diziendole, que ellos, y los de la nao, todos eran de vn señor, y conquistadores de reynos ágenos; y que lo hazian, metiendo primero en ellos sus religiosos; y entrando después tras ellos con las armas, y que eso pretendían hazer en el Xapon. Ayu dauanse para esto, de que estando en Hurando, el priuado que fue a tomar la hazienda de la nao, le auia mostrado Francisco de Lan da, piloto della, la carta de Marear, y en ella todo lo descubierto, y a España y los demás reynos, que su Magestad posseía; y entre ellos el Piru, y la Nueua España; Y diziendole el priuado que como auia ganado aquellos reynos tan lexos; respondió el piloto, que auian entrado primero religiosos, predicando su ley, y la gente de guerra tras ellos, que los sugetaron; y es verdad, quel dicho piloto, dijo imprudentemente las dichas razones, que notó bien y encomendó á la memoria Ximonojo, para dezirlas a Taicosama en buena ocasión; como lo hizo en ésta (8o).
. De todo esto junto, y de la ynstancia que los religiosos hazian con Taico para que se diesen las mercaderías á los Españoles, re sultó acabarse de enfadar, y (como bárbaro y tirano y tan cudicio so) mando que los crucificasen a todos, y los demás religiosos que predicauan en sus reynos la ley de Namban. Fueron luego presos cinco religiosos que estauan en la casa de Miaco, y otro de los de la nao san Felipe, que se auia entrado con ellos; y todos sus predi cadores y dojicos Xapones; y entendióse, que esta persecusion se estendiera á los demás religiosos, y otros Cristianos que auia en el Xapon, con que todos tuuieron grande miedo y confusión; pero después se modero, por que dejándose rogar Taico, se declaro que solo fuesen crucificados, los religiosos que se auian hallado en la casa de Miaco, y los Xapones predicadores y dojicos de su compañía, que estauan presos; y que, todos los demás, y los Españoles de la nao, se dejasen boluer a Manila. Encargóse, la ejecución, a Fonzan brandono, hermano de Taracabadono, gouernador de Nangasaqui; que (de la casa de los religiosos de san Francisco de Miaco) saco a todos, sobre carretas de bueyes a fr. Pedro Baptista, y a fr. Martin de Aguirre, y a fr. Felipe de las Casas, y a fr. Gongalo, y a fr. Fran cisco Blanco, y a fr. Francisco de san Miguel, y a veinte y seis Xapones predicadores y dojicos, con dos niños del seruicio de los re ligiosos; con mucha guardia y les corto las orejas derechas, y los paseo por las calles del Miaco, y por las de las ciudades de Fugimen, Vsaca y Sacai, con mucho dolor y sentimiento, de todos los Cristianos que los vían padecer; lleuando en vna asta pendiente, es crita en vna tabla en letras Chinas, la sentencia y causa de su mar tirio, que es como se sigue. 5»
^ SENTENCIA DEL C0MBACÓ, SEÑOR DE XAPON, CONTRA los religiosos Descalsos y sus dojicos, que hizo martirizar en Nangasagtti.
OR quanto, estos hombres vinieron de los Luzones, de la isla de Manila, con titulo de embajadores, y se dejaron quedar en la ciudad de Miaco, predicando la ley de los Cristianos, que yo prohibí los años pasados rigurosamente, mando que sean justiciados, juntamente con los Xapones, que se hizieron de su ley. Y asi estos veinte y quatro, quedaran cruzificados en la ciudad de Nangasaqui; y por que, yo torno a prohibir de nueuo, de aqui a delante la dicha ley, entiendan todos esto; y mando, que ponga en ejecución. Y si alguno fuere osado, a quebrantar este mandato, sea castigado con toda su familia, fecho a primero de Echo y de la Luna dos (8j).
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"^^ "^(ESTA manera, fueron lleuados a Nangasaqui estos sane tos; donde, en vna loma que estaua a vista del pueblo y puerto sembrada de trigo, y cerca de vna casa y hospital, llamado san Lázaro, que estos dichos religiosos fundaron en Nangasaqui quando fueron de las Filipinas, antes de subir á la Corte, fueron todos á la hila crucificados: los religiosos en medio, y los demás a su lado, de vna banda y otra, en cruzas altas, con argollas de hierro á las gargantas, y á las manos y pies: y con langas de hierros (largos y agudos) atrauesados por los costados, de abajo para arriba, cruzados; con que dieron las almas a su Criador, por quien morían con mucho esfuergo, a cinco de Febrero dia de santa Águeda, del año de mil .quinientos y nouenta y siete; dejando hecha ea aquella ha(ja; y por ella, en todo aquel reyno, vna grande semente ra, regada con su sangre; de que se espera cojer copioso fruto, de gran conuersion a nuestra santa fé Católica. Antes que los santos fuesen puestos en las cruzes, escriuieron al Doctor Antonio de Mor ga, vna carta a Manila, de mano de fr. Martin de Aguirre, que á la letra es como se sigue.

> AL DOCTOR MORGA, THENIENTE DEL GOUERNADOR DE Manila, que Dios guarde, iSfc. Manila.
Dios, señor Doctor, a Dios, que nuestro Señor por su mi sericordia, á sido scruido {no mirando a mis pecados) de juntarme en compañía de veinte y quatro sieruos de Dios, que mueren por su amor, de los qiiales, seis somos frailes de Sant Francisco, y los diez y ocho naturales Xapones; y con esperanga, de que otros muchos yran por el mismo. V. m. reciba el vltimo vale, y ios postreros abragos de toda esta compañía; que todos reconosemos, el fauor que ha mostrado d las cosas desta conuersion. Y agora por la despedida, le rogamos (y yo particularmente) que tome por negocio propio, el fauorecer esta Cristiandad; siendo padre, y fauoreciendo todas las cosas que se ofrecieren á la mission de los religiosos a esta conuersion, assi halle v. m. quien le fauorezca,y interceda delante de Dios, al tiempo de la necesidad. A Dios señor, á la señora doña lua na dará v. m. el vltimo vale, nuestro señor guarde (Src. del camino de la horca, y de Enero veinte y ocho, de mil y quinientos y nouenta y siete años. Este Rey, queda 7nuy engolosinado, de lo que a robado en san Fe lipe, y discn, que el año que viene a de yr a Luz'on; y que por estar ocupado con los Cotios, este año, no va; y que para esto, quiere tomar la isla de los Lequios, y la Hermosa (82), para echar la gente de alH en Cagayan, y de alli tomar a Manila, si Dios no le ataja primero los passos. Vs. ms. vean, lo que les importa y conuiene. fr. Martin de la Ascensión.
LOS cuerpos de los martyres, aunque fueron guardados muchos dias de los Xapones, fueron quitados a pedagos (especialmen te los de los religiosos) de las cruzes, por reliquias de los Cristianos que alli auia: que (con mucha veneración) se repartieron, y están por toda la Cristiandad, sin dejar las argollas y palos de las cruzes. Otros dos religiosos de la misma compañía, que estauan fuera de la casa al tiempo de la prisión, no padecieron este nnartyrio; el vno, llamado fr. Geronymo de JESVS, se escondió y metió la tierra dentro, por no salir della; el otro, lo recogieron los padres de la compañía, y lo embiaron por la via de Macan, que se llamaua fr. Agustín Rodríguez. El general don Mathia, y los Españoles de la nao salieron de Xapon desnudos y desauiados, se embarcaron en Nangasaqui, y fueron a Manila, en diferentes nauios de los que hazen aquella nauegacion, a cuenta de Portugueses y Xapones; de los quales, se tuuo la primera nueua deste suceso, por el mes de mayo, del año de nouenta y siete; que fue de mucho dolor y tristeza, por la muerte de los santos religiosos, y turbación que se esperaua en lo de adelante, en las cosas del Xapon con las Filipinas; por la perdida del galeón, y liaziendas que en el yuan á la Nueua España; cuyo valor, era de mas de vn millón, con que los Españoles quedauan muy necesitados. Tratándose, de lo que en el caso conuenia hazer, pareció vltimamente, que para no dejar esta causa de la mano, se embiase al Xapon vna persona de recaudo, con cartas del gouernador, a Taicosama; representándole, el sentimiento que tenia por lo hecho, en tomarles su nauio y mercaderías a los Españoles, y muerto a los religiosos, pidiéndole, lo emendase como fuese posible, boluiendo y restituyendo las haziendas a los Españoles, y el artillería jarcia y despojo, que de la nao auia quedado, y los cuerpos de los religiosos que auia crucificado, proueyendo para adelante las cosas, de manera, que no fuesen los Españoles así tratados en su reyno.
Con este recaudo, despacho el gouernador al Xapon, al capitán don Luis Nauarrete Fajardo, con vn presente de algunas preseas, de oro y plata, espadas y ropas de valor para Taicosama; y vn Elefante, bien enjaezado, y enmantado de seda, con sus naires de la mesma librea, que era cosa no vista en Xapon; para que conforme a la vsanga de aquel reyno, hiziese presente a Taico quando diese la embajada, por que de otra manera no. se acostumbra darla, ni se recibe. Llegado a Nangasaqui, don Luys de Nauarrete, Taicosama embio desde la corte, con mucho gusto, por el embajador y presente que se le embiaua de Luzon, que lo deseaua ver; especialmente el elefante, de que holgó mucho. Oyó la embajada, y respondió a ella, con mucha ostentación y aparato, escusandose de la muerte de los religiosos; a quienes puso culpa, de que auiendoles prohibido, no hiziesen Cristianos, ni enseñasen su ley, lo auian quebrantado, en su misma corte; haziendo poco caso de su mandato. Y que asi mismo, auer tomado la ñaue, y mercaderías della, que entro en el puerto de Hurando, de la prouincia de Toca, auia sido cosa justincada, según leyes de Xapon, por que todas las ñaues que se pier den en su costa, son del rey; con las mercaderías. Pero, que le pe saua de lo hecho en todo ; y que, diera las mercaderías, si no las vuiera repartido; y que lo de los religiosos, ya no se podía reme diar; antes pedia al gouernador de Manila, no le embiase al Xapon tales personas, por que de nueuo auia hecho leyes, prohibiendo ha zer; christianos, con pena de muerte; y que le entregasen lo que -vuiese quedado de los cuerpos de los religiosos; y que, lo que era paz y amistad con los Luzones y Españoles, holgaría dello, y lo pro curaría de su parte; y mandarla, que si otro nauio de Manila, llegase a su reyno, fuese bien recebido y tratado. Con esta respuesta, y •con carta para el gouernador, en la misma sustancia, despachó y despidió Taicosama, a don Luys Nauarrete dándole que Ueuase al gouernador, vn presente de langas y cuerpos de armas, y catanas de .mucha curiosidad, y de estima, entre los Xapones ; con que se sa lió del Miaco y se vino a Nangasaqui; de donde, auisó a el gouerna dor don Francisco, en el primero nauio que salió para Manila, lo que lleuaua negociado, que por morir alli de enfermedad, se trujo des pués por otra mano a Manila. Taicosama, quedo contento con la res puesta que dio al embajador, sin auer hecho en efeto, nada de lo •que pedia; porque aquello, eran mas apariencias y cumplimientos, que animo de amistad con los Españoles; y arrogantemente, se pre ciaua y publicaua, y lo dezian sus priuados de la misma manera, que aquel presente y recaudo, se lo auian embiado los Españoles, por miedo que le tenian, y por reconocimiento de tributo y señorío, por •que no los destruyese como otras vezes los auia amenazado, los •años pasados, gouernando Gómez Pérez Dasmariñas; a que también, le auian entonces respondido, y embiado presente, con el padre fr. Juán Cobo, de la orden de sancto Domingo, y capitán Llanos. Faranda Quiemon, Xapon, procuraua la guerra contra Manila, y los priuados que le ayudauan, no se descuidaron de pedir a Talco, •no perdiese la ocasión que auia de ganarla, que seria fácil, por auer pocos Españoles en ella, y que embiase armada con breuedad, que •el yria con ella, y le aseguraua el suceso, como hombre que conojcia la tierra, y las fuergas della. Tanta instancia hizieron, que Taico le dio la empresa, y algunos socorros, y otras ayudas para ella; y co 'mengo a aparejarse, y juntar nauios Chinas, para salir a la jornada (que nunca lo pudo efetuar) por que como hombre que de suyo era bajo y.pobre, no tuuo traga ni caudal suficiente para ello, ni sus va ledores se lo quisieron dar; y con esto, se fue alargando su apresto, •de manera que se deshizo, con la muerte de Taico y con la suya, como después se dirá. En Manila, Uegauan cada dialas nueuas, que en Xapon se hazia armada, y que Faranda, era el agente de todo, de que se viuia con el cuidado que era justo, por ser el enemigo soberuio y poderoso; y aunque, auia en la ciudad todo animo, y esfuergo para resistirle; con todo eso, el gouernador y la ciudad, nunca se quisieron mostrar (en publico) por entendidos, de que sabian que Taico vuiese de hazer mudança, por no romper la guerra, y dar motiuo, para apresurarla por esta parte; esperando el remedio con el tiempo, y disponiendo las cosas de la ciudad, para lo que podia suceder, y embiando al Xapon, todos los Xapones, que en Manila auia poblados (que no eran pocos) y los que venian en los nauios de trato, depositándoles las armas que traían, hasta que se boluiesen; y procurando, se detuuiesen lo menos que fuese posible en la tierra, haziendoles, en lo demás, toda buena acojida. Y por que, se entendió que Taico, platicaua tomar la isla hermosa, que está en la costa de China, muy cerca de Luzon, en el camino'de Xapon (isla grande de bastimentos) para hazer en ella escala con sus armadas, y hazer con mas comodidad la guerra a Manila. El gouernador despachó dos nauios de armada, a cargo de don Juán de gamudio, para que reconociese esta isla, y todos sus puertos, y la disposición que tenia, para apoderarse della primero ; o a lo menos, quando no vuiese aparejo ni tiempo para esto, se diese auiso en China, á los Virreyes de las prouincias de Cantón y Chincheo, para que como enemigos antiguos del Xapon, le impidiesen la entrada en ella, que tan mal estaua a todos; y con estas diligencias y preuenciones, se fue entre teniendo este negocio algunos días: aunque en lo desta jornada a isla Hermosa, no se hizo otro efeto; mas, que auer anisado á la gran China, del disinio del Xapon. Después de algunos dias, que fr. Alonso Ximenez estuuo preso en la Cochinchina, donde le dejó el capitán y sargento mayor Juán Xuares Gallinato, le dio lugar el rey de Tunquin, y el de Sinua, que se fuese a Manila, y tuuo pasaje por Macan, con nauios de Portugue ses. No solo, no vino cansado de las nauegaciones, trabajos y pri sión que auia tenido; pero antes con nueuo brio y aliento, trató que se boluiese a encaminar la jornada de Camboja; aunque auia poca noticia, del buen estado de las cosas de aquel reyno, y restitución en el de Prauncar, y en compañía de otros religiosos de su orden, como quien tanta mano tenia con don Luys Dasmariñas (que ya es taua en Manila fuera del gouierno) le persuadió, y inclinó, a que tra tase deboluer a hazer en persona esta jornada, á costa de su hazien da, de que se siguirian buenos efetos, en seruicio de Dios y de su Magestad. Don Luys lo trató al gouernador don Francisco Tello, y se ofreció a todo el gasto; cuya conclusión se fue dilatando, hasta tener alguna nueua de Camboja, y solo se tenia noticia, que Blas Ruyz y Diego Belloso, fueron desde la Cochinchina á los Laos, auiendo dexado alli, al capitán Gallinato con sus nauios. Con la salida de don Juán Ronquillo, del rio de Mindanao con el campo, se desanimaron tanto los Tampacanes, y creció á los Buha hayanes el aliento, que sin embargo de la amistad hecha, y obedien cia que auian dado, se fueron declarando por enemigos, y se boluio a reboluer la cosa de manera, que no solo no se deshizieron sus fuer tes, como auian prometido, pero aun los fueron reparando, y hazien do otros excesos, con los Tampacanes sus vezinos, y rompieran del todo la guerra; sino temieran, que los Espaiioles auian de boluer mas de proposito, y con mas numero de ge^nts:, que con este inten to, auian dejado el presidio en la Caldera; y asi se dejaron yr, ni bien declarados por reuelados, ni hazíendo obras de amigo, á los 'Tampacanes y demás aliados, con los Españoles, Cerca de la isla de Mindanao, ay vna isla llamada loló, no muy grande, pero bien poblada de naturales, todos Mahometanos, que terna tres mil hombres, con su señor y rey particular; que quando el gouernador Francisco de Sande, venia de la jornada de Borneo, embio a ella, a el capitán Esteuan Rodrigues de Figueroa, que la entró, y trujo los naturales, á la obediencia de su Magestad, como atrás se apuntó, estos fueron encomendados, en el capitán Pedro de Osseguera, y en su vida y después del muerto, don Pedro de Os seguera su hijo y sucesor. Fue pidiendo y cobrando algunos años por tributo, lo que le querían dar, que era poca cosa; sin apretar mas, por no turbarlo todo; y quando don Juán Ronquillo, estaua con el campo en Mindanao; los lolóes, viendo las cosas de los Españoles, con pujanga, mostraron intención, de que querían gozar de la paz, y que pagarían sus tributos, pero viendo la salida de los Españoles, se boluieron a entibiar; y auiendo embiado el capitán Juán Pacho (que en ausencia de don Juán Ronquillo,) quedó por cabo en el pri sidio de la Caldera) algunos soldados a rescatar cera, los maltrata ron los lolóes, y mataron dos dellos, queriendo castigar loan Pacho, este exceso dejos lolóes, fue alia en persona, con algunas embarca ciones, y treinta soldados, saltando en tierra, bajaron de la pobla.zon del Rey (que esta en vn cerro alto muy fortificado) mucho nu mero de loloes. Acometieron á los Españoles, y por ser mucha gen te, y no auerse podido los españoles aprouechar de su arcabuzeria, por ser en coyuntura de vn rezio aguacero, fueron desbaratados. con muerte del capitán Juán Pacho, y de otros veinte de sus compañeros, los demás heridos, y a espaldas bueltas, se fueron a embarcar a sus nauios, y boluieron á la Caldera. Este suceso, se sintió mucho en Manila, particularmente por la reputación que en ello se auia perdido, asi con los mismos loloes, como con los Mindanaos sus vezinos; y aunque, para emendar esta desgracia, se tuuo por necesario, embiar a hazer castigo en los loloes: como esto auia de ser con. pujanga, y entonces no auia tanto aparejo, se fue entreteniendo, para mejor ocasión; y solo, se embio luego por cabega, del presidio de la Caldera, al capitán Villagra, con algunos soldados: que llegados, lo que se hizo, fue, entretenerse hasta que los bastimentos se les fueron consumiendo, y padecía el presidio, y con aquel poco fauor, que los Tampacanes sentían, sabiendo que auia Españoles en la isla, se sustentauan y entretenían, esperando la venida de mas Españoles, como don Juán les auia dicho y prometido, y el castigo y venganga de los de lolo. Estando las cosas de las Filipinas, en este estado; por mayo de mil y quinientos y nouenta y ocho, llegaron naos de la Nueua España a Manila; en las quales, vinieron despachos, para boluer a fundar el audiencia Real, que se auia quitado los años atrás, de las Filipinas: de que fue nombrado, y proueido por presidente, don Francisco Tello, que gouernaua la tierra; y por Oydores, el Doctor Antonio de MORGA, y los licenciados, Christoual Talles Almagan, y Aluaro Rodríguez Zambrano, y por Fiscal, el licenciado Geronymo de Salazar, con los demás ministros de la audiencia. En las mismas naos, vino el Arçobispo fr. Ignacio de Sanctivañes, que gozó poco tiempo de su Argobispado, por que, por el mes de Agosto deste mismo año, murió de vna disenteria (83); y asi mismo, vino el Obispo de Sebu, fr. Pedro de Agurto. En ocho dias de Mayo, deste año de quinientos y nouenta y ocho, se recibió el sello Real de la audiencia; trayendolo, del monasterio de san Agustín á la yglesia mayor, sobre vn cauallo, enjaezado de tela de oro, carmesí, debajo de vn Palio de la misma tela; cuyas varas lleuauan los regidores de la ciudad, con sus ropones de terciopelo carmesí, aforrados de tela de plata blanca, y caigas y jubones de la misma tela, el cauallo (sobre que yua el sello en vna caxa de tela de oro, con vna cubierta de brocado) lo lleuaua el que hazia oficio de alguazil mayor, de diestro; vestido de tela de oro, en cuerpo; y el Presidente y Oydores alrededor del cauallo, todos a pie, y descubiertas las cabegas, delante yua mucho acompañamiento de toda la ciudad, con costosos vestidos y galas; y detras, todo el campo y gente de guerra, con s.us cajas y vanderas, las armas en las manos, y los capitanes y ofi ciales en sus lugares, y el maese de campo delante, con su bastón. Las calles y ventanas, ricamente adornadas, de muchas colgaduras y aderemos, y muchos arcos triumfales, con música de ministriles, trompetas y otros ynstrumentos. Llegado el sello, a la puerta de la yglesia mayor de Manila, lo salió a recebir el Arçobispo, de ponti fical; con la cruz y cabildo, y clerezia de la yglesia: y auiendolo abajad o del cauallo, la caja en que iua, debajo del palio lo metió en las manos el presidente, y con el los oidores, dentro de la yglesia, en^ tonando la capilla de cantores, Te Deimi laudamits. Llegaron a el altar mayor, sobre cuyas gradas, auia vn sitial de brocado, donde se asento la caja con el sello, y todos de rodillas, el Arçobispo, cantó algunas oraciones al Espíritu sancto, y por la salud, y buen'gouier po del rey nuestro señor, y boluiendo a tomar el presidente la caja con el sello, con la misma orden y música, que auia entrado en la yglesia fiíe sacado della, y buelto a poner sobre el cauallo, y que dándose á la puerta el Arçobispo y clerezia, prosiguió el acompaña miento, hasta las casas reales; que en vn aposento bien aderegado, debajo de vn dosel de terciopelo carmes!, con las armas reales bor dadas, sobre vna mesa cubierta de brocado, con sus almohadas de lo mismo, se asento y dejo la dicha caja con el sello real dentro; cu^ bierta por cima; con vn paño de tela de oro carmesí. Alli se leyó en,publico, la cédula de la fundación, y el titulo del presidente, y el de los oydores y fiscal, y fueron obedecidos, y se tomo dellos el jurament o acostumbrado. El presidente, salió á la sala de la audiencia, dónde estañan los estrados bien aderegados, con dosel de las armas reales; donde se asentaron, el presidente y oydores y fiscal, y recibieron los ministros y oíficiales de la audiencia, y se leyeron las ordenangas della, presente la ciudad, y el pueblo que cupo en la sala. Con esto se hizo fin aquel dia, á la fundación de la audiencia; y de aíli' a delante, se prosiguió en los negocios della, quedando a su cargo y despacho, todos los pleitos y causas ciuiles y criminales de su districto; que es, todas las islas Filipinas, y tierra firme de la China descubierto, y por descubrir; y a cargo del presidente, como gouernador, los negocios tocantes al gouierno, según las leyes rea les, ordenangas y cédulas particulares, que se despacharon y truje roá con la audiencia. )* •: Asentada la Chancilleria de las Filipinas, en la ciudad de Í\íani la, llegó el auiso a pocos dias, de lo sucedido en el reyno de Cam boja, después de la venida de Prauncar, hijo y sucesor de Prauncar Lángara, que murió en los Laos, en compañía de Diego Belloso, y Blas Ruyz de Hernán González, y de sus Vitorias y restitución en su reyno, como atrás se ha referido, por carta del rey Prauncar, para •el gouernador don Francisco Tello, y para el Doctor Antonio de MORGA, firmadas de su mano, y con su sello en tinta colorada; escri tas en castellano, por que mejor se entendiesen, que por ser todas ,en vna sustancia, pareció poner en este lugar, la que al Doctor lAntonio de MORGA escriuio el rey Prauncar que a la letra es como se sigue.
% PRAVNCAR, REY DE CAMBOIA, A ÉL DOCTOR ANTONIO de MORGA, sakid, mando esta carta, con mucho amor y contento.
O Brauncar, Rey de Camboja, tierra abundante, yo solo señor della grande, tengo grande amor al Doctor Antonio de Y MORGA, sin poderlo apartar de mi pensamiento, porque é .sabido, del capitán Ckofadon Blas Castilla, que con su buen cora ron fue parte, y á ayudado al gouernador de Luzon, a que embiase .« esta tierra al capitán Chofa don Blas Castilla, y al capitán Chofa, don Diego Portugal, y soldados en busca del rey Prauncar mi pa dre, no lo hallaron, y los dos Chafas y soldados, mataron a Anaca paran, que estauapor grande solo. Y luego, fueron para Cochinchi na, con los nauios, y los dos Chofas, fueron á los Laos, en busca del rey desta tierra, y me trajeron a mi reyno, donde agora estoy por -ellos; y los dos Chof as, y otros Españoles que an venido, me an ayu dado d apüziguar lo que agora tengo, todo esto entiendo que me ha -venido por tener el Doctor amor a esta tierra, y por ello, yo acudiré á Jo que el Doctor Antonio de MORGA me quiera siempre, como a mi padre Prauncar, y ayude agora, para, que vengan padres, que estén 'con los dos: Chof as, y con los demás Españoles, y Cristianos que están -en mi teynO, que yo les hareyglesias,y les daré licencia, para que pue dan haser Cristianos, todos los Cambojas que lo quisieren ser, y ¿les •'daré gente ^'^^ l^^sirua, y los criare, como primero lo hazla el rey Prauncar mi padre. Y a el Doctor Antonio de MORGA, acudiré' én •todo lo que desta tierra le seruire. A los dos Chof as, les he dado las •tierras que les tenia prometidas; al capitán don Blas Castilla, la prouincia de Tran;y al capitán Chofa don Diego Portugal, la pro •uiñcia de Bapano; las quales, se las doy y hago merced dellas, por los 'seruicios que me an hecho; y por pago, de las haziendas, que an gas tado en mi seruicio, para que las posean, y gozen, y hagan de lias a su voluntad, como cosa suya, : .estando en mi seruicio. L As Ruis de Hernán Geniales, escribió al Doctor MORGA, jun B tamente con la carta del rey, otra larga, en que da quenta, de todos los sucesos de sus jornadas, que es la que se sigue. )*
% AL DOCTOR ANTONIO DE MORO A, LUGARTENIENTE DE gouernador de las islas [filipinas de Luzon, en la ciudad de Manila, que nuestro Señor guarde.
'^ DE CAMBO I A. %
O sucedido, en este reyno de Camboja, desde que yo entre en el, hasta que el capitán saco la armada, terna ya v. m. noticia L dello, aunque de muchas maneras, según cada vno le conveuia dezir, para dorar sus negocios; y otros, según su afición y parecer, y otros según su pasión. Todavía, por ser ya de mttchas personas visto, y sabido claro, me dispongo a dar v. m. dello la mejor relación que pudiere, como a persona, en quien todas ellas se an de fundir, y poner a cada cosa los quilates que tuuiere,y en quien, ¿os mereciei-e; junta mente con todo lo demás, que al capitán Diego Belloso, y a mi nos sucedió en el viaje de los Laos, y las mudanças guerras, que en este reyno á auido, desde que en el entramos, hasta el estado en que aora las cosas del quedan: y por auer andado en todas Españoles, darán á V. m. algún gusto. El 7nodo y recogimiento con que yo viui en este reyno, luego, que de ese llegue, sustentando los soldados, y demás gen te, que en mi nauio traje a mi costa, teniendo los sujetos y en onrra, sin consentir que se derramasen, no teniendo papeles, por que, los que el gouernador me auia de dar, lleuaua Gallinato: Y lo mas que suce dió con los Chinos, por que, y como, no trato; por que, a algunos dellos, se hallaron presentes, el padre fr. Alonso Ximenez, y el padre fr. Diego, y otros oyeron, que de todo avran dado a v. m. relación, juntamente con la guerra del tiraiio, y del desamparo que Gallinato hizo deste reyno, estando ya Jucho el negocio; que si se siguiera, estu uiera oy la mitad por de su Magestad, con justa razón; y todo el go uemado por Españoles, y en poder dellos, y pudiera ser, que ei rey Cristiano, y la mayor parte de su gente. En lo de los Chinos, que es de lo quemas se d de tratar,solo digo a v. m. considere, en reyno que ve nimos a ayudar, y que, los Chinos no tenian en el mas que nosotros; y que, auiamos de procurar ganar reputación, y no perderla, pues ve níamos en jorma de guerra, y era la primera ves que annada de Españoles entraua en tierra firme, si era bien, sufrir de gente tan infame como ellos son, oprobios y vltrajes, y menosprecios y afrentas públicas., delante de todas estas gentilidades} y mas andar, arguyen dotios con el rey tirano, para que nos matase; diziendole de nos muchas infamias y maldades, para atraerle á lo que le pedían; y sobre todo, desvergongarse a jnatar Españoles, y desamarlos, y salir á alangear los á las calles; todo lo qual, sufri con mucha paciencia, por no albo rotar la tierra, rompiendo con ellos: /¡asta que vn dia, quisieron de Jiecho matar algunos en su Parían: teniéndolos ya heridos y puestos en afrenta, por ser el numero muy desigual; y saliendo á este ruydo, se pusieron en campo, con muchos instrumentos de guerra, llamando nos á pelea, con vituperios y menosprecios. Llegados a estos términos, en que reputación quedáramos, retirándonos} auicndo ellos llenado lo mejor, pues después de acometer, y muerto muchos dcllos, que seguri dad teníamos en reyno tiranizado, y que no se mostraua nada amigo, y en vn nauio solo, y que al presente estaña varado, con la artilleria, y el hato en tierra; y ellos, con seis nauios,y muclias embarcaciones de remo, que pelean con vno y dos versos, y mucha gente, asi de los na uios, como de la que reside en la puente? Pareciera bien, después de rompida la guerra, dejarlos a ellos con todas sus juergas, estando nosotros sin ellas!' Si ellos nos quitaran la vida, que reputación que dará de Españoles en estos rey nos? Por lo qual, tuue por mejor hazer nos señores dellos, que no estar a merced suya, ni á la del rey; y asi por asegurar nuestras vidas, nos fue fuerga tomarles sus nauios, y hacernos fuertes en ellos, pues ellos leuantaron la guerra. Hecho esto, pareció al P. fr. Alonso Xíntenez, y a nosotros, que pareciendo ante el Rey, y dándole la embajada y algunos presentes y disculpándonos del caso, que vendría a bien, y que estando con el en paz, y nuestras personas en saluo, en fortaleza, o debajo de palabra y seguro suyo, que les daria^nos sus nauios y haziendas; y esto, se firmó, y escriuió. Para yr á hazer esto, se hizo vna carta, en nombre del gouernador desa ciudad, y ftiymos á darla nueue leguas de allí donde el Rey esta tuí, dejando los nauios á recaudo. Como el nos tuuo alia, nos quitó las embarcaciones en que auiamos ydo, y no quiso recibir la carta, que yua en nombre de embajada, ni oyr palabra nuestra, sino dauamos primero los nauios. Y hiego, comengó á apercibir armas, y llamar mucha gente, con intento, de que sino datiamos los nauios, matarnos, oponernos {por fuerga) en términos, de que los dieramos, y después de dados, acabarnos a todos, sin trabajo ni riesgo de los suyos; por que se fiara en nada de nosotros, por queyuamos á ayudar, y a buscar a quien el auia desposeído. Todo esto, nos contauan algunos Cris tianos que auia entre ellos; y principalmente vn muchacho mestizo, que auia venido de Malaca, que es tana entre ellos, y sabia la lengua. Pues, considerando nosotros, que ya estauainos diuididos,y que si da uainos los nauios, que era fácil con ellos tomarnos los nuestros, y 7na tar, los que en ellos auian quedado, y después d los que alli estauanios; y que, si esperauamos á que juntase gente, y nos acometiese, que nos podia matar muy fácil, determinamos buscar el remedio, antes, aco metiendo y no esperando á ser acometidos, y procurar de juntarnos y asegurar nuestras vidas, o acabarlas peleando; y asi acometimos, y fue nuestra suerte tan buena, que lo matamos en la batalla, y nos re tiramos á los nauios, con infinito trabajo, sin perder ningún Español; y sin consentir, que su casa se saquease, por que no se dijese, que por robarle lo auiamos hecho. En este tiempo, llegó el capitají y sar gento mayor nuestro cabo, aniquilando y afeando lo hecho, y burlando, de lo que nosotros y algunos Cambojas dezian, que auiamos muerto al tirano. Solo hizo, recoger toda la plata y oro, que en estas cosas algu nos soldados auian tomado, y todo lo bueno de los nauios, y luego darles fuego, y hazer papeles contra nosotros, desposeyéndonos de nuestros nauios y cargos, formando sospechas y desconfianzas, y or denando de salirse del reyno, no dando oydos á muchos Cambojas, que venian a hablarnos, quando yvamos a tierra, que nos dezian, que hiziesemos fortaleza, por que ellos primero tenian rey ligitimo,y el que dora auia, lo auia hecho huyr á los Laos, y asi no tenian rey; y que donde mas sombra hallasen, que alli se arrimarían; que siguiésemos la gueiTa, ni a nosotros admitirnos ningún parecer que dauamos; diziendole, que el tirano tenia preso vn pariente del rey derecho, hom bre de mucha suerte, que fuésemos á sacarlo, que el leuantaria gente y enfauor del rey ligitimo; y que, con su jauor vendríamos a poseer el reyno, y luego lo iríamos a buscar. A todo se cerró, y asi desamparó el reyno, y se perdió esta grande ocasión; solo alcanzamos del, salidos d la mar, con muchos ruegos, que fuésemos a Cochinchina, a hazer requerimientos sobre la galera; pues, de Manila se auia querido etnbiar a hazer; y ofreciéndome yo, de yr á los Laos, por tierra a mi costa, que sabia que se andaua aquel camino, en busca del rey de Camboja; y asi fuimos, donde luego que llegamos, nos despachó á los Laos, a el capi tán Diego Belloso, y a mi, y al capitán Gregorio de Vareas a Tun quin; entre tanto, hizo el almoneda délo bueno que en los nauios auia, y de lo demás que auia tomado á los soldados (entre ellos) que estauan todos sin vn real, mandándolo todo sacar para si, por lo que a el l^ parecía. El Rey de Sínoa, prouincia de Cochinchina, nos auiópara el camino de Lao, con muy buen despacho, dándonos etnbajada para. a}la, y gente que nos acompañase en el camino: y asi fuimos por todo el, con buen auiainieiito, siendo siempre muy respetados y tenidos, y tnuy mirados, como á cosa jamas vista cu aquellos reynos. Tuvimos en el camino todos enfermedad; pero á todo, ayudó el amor que las gentes nos mostmuan; y la buena acojida que en todos hallauamos; y asi, llegamos a Lanchan, cabcga del rey na, y donde el rey reside. Es rey no de mucha tierra, pero poco poblado, por que a sido del Pegu des truydo muchas vezcs. Tiene en si, tuinas de oro, plata, cobre, hierro, latón, estaño. Tiene seda, menjui, lacre, brasil, cera, marfil, auadas, muchos elefantes, y canallas, mayores que los de China. Confina, por la vanda de Leste, con Cochinchina, y por el Nordeste y Norte, con China y con Tartaria; de donde le vienen carneros, y burros, que auia quando yo ftii. Tiene grande saca de sus mercaderias por ellos, por el Oeste y Stidueste, tiene a Pegu y Sian; y por el Sur y Sueste, tiene a Cambojay a Champan. Es tierra rica, y vale todo caro, lo que se lleua de friera. Antes que llegáramos d Lanchan, atúa llegado de Camboja, vn primo del rey huydo, que por muerte del tirano, se auia. salido de temor, no le matase el hijo que ya gotiernaua. Este, auia contado lo qtíe en Camboja auiamos hecho; por lo qual, el rey de Lao, nos hizo grande recibimiento, y nos estimó en mucho, loando el hecho, y mostrando espanto de los pocos que lo aiiian hecho. Quando llega mos, era ya muerto el rey viejo de Camboja, y su hijo viayor y hija, auia solo el hijo menor, y su madre, tiay agüela; las qtiales, holgaron estrañamente con el hecho, y nuestra y da: y de alli por delante, se hizo mas caso deltas. Antes que llegáramos á la ciudad, topamos vn em bajador, que Anacaparan rey tirano, auia embiado de Camboja, antes que nosotros entrásemos en ella, a ver lo que alia passaua, en achaque y en voz, de pedir la rey na vieja, madrastra de Prauncar rey muerto, que dezia ser hermana de su padre; y el rey de Lao la embiaua, y por nuestra llegada, y certinidad de su muerte, mandola boluer, y el em bajador se huyó a Camboja, el rio abajo, en embarcación, de temor no le mataran. Luego dimos nuestra embajada, y pedimos el heredero del reyno, para licuarlo á los nauios, y de alli a ponerlo en su tierra; respondióse a esto, que ya no auia mas del solo, y que no lo podían dflr, en especial, para yr por reyno estraño, y camino y mares tan trauajosos. El mancebo queriayr, y sus madres no lo consentían; pero al fin se determinó, que nos boluiesemos á la armada, y la licuásemos a Camboja, y que de alia se les diese auíso, y entonces lo embiarian con muchas gentes. Dieronme las madres, cartas para esa ciudad, con grandes promesas de parte^ del reyno, si los Españoles boluian á Cam boja, a allanarlo, y se lo entregasen. El rey de Lao, dio otra embaja da^en que pedia amistad, y persuadía que boluiese armada á Camboja, no queriendo boluer GaUinato, que el ayudaría, por tierra con mucha gente, y se le entregarían al heredero del; y con esto, nos des pachamos, y partimos para Cochinchina. Entre tanto que estas cosas pasauan, sucedió en Camboja lo sigtiiente. Luego que la armada salió, se publicó la muerte de Anacaparan, y oyda por Chupinaqueo, el pa riente del rey derecho, que estaua preso, se soltó de la prisión, y leuantó vna prouincia, y juntó la gente de ella, y apellidando a Prauncat rey legitimo, vino en busca nuestra, con hasta seis mil hombres, para juntarse con nosotros, y dar guerra á los hijos del ti rano, que ya gouernauan; y como, no nos hallo en el sitio de Chorde muco, donde los nauios auian estado, embió á buscarnos en embarca ciones, hasta la barra; y visto, que no nos hallaua, tomó todos los Chinos, y demás gente que alli auia, y boluiose á la prouincia, de donde auia sacado la gente, y hizose en ella fuerte. En este tiempo, llego la gente que estaua en Champan, que auia y do a tomarlo, y la Cabega del campo, llamado Ocuña de Chu, se hizo déla parte de loi hijos del tirano, y hizo leuantar por rey al vno de líos, al segundo lla mado Chupinanu, por que era mas belicoso. Por lo qual, el mayor llamado Chupinanon, y los de su parte se desgustaron, y asi, jamas vuo paz entre ellos. Luego, salieron con el real, como venia de Cham pan, juntos en busqa de Chupinaqueo, y el salió a ellos con mucha de su gente, y pelearon muchos días, pero, al cabo fue su suerte, que fue vencido y muerto con crueldades; y asi, por entonces quedo por rey Chupinanu, y se deshizo el campo, yéndose cada vno a su tierra. En este tiempo, llegó vn nauio de Malaca, de embajada; en que venían algunos Españoles en nuestra busca, y muchos Xapones; quiso Chu pinanu m,atarlos a todos, pero por ver que veniau de embajada, y de Malaca, los dejaron luego. Por las crueldades que este hazia en su gente, se leuantó vna gran prouincia, llamada Tele, apellidando li bertad: y leuantó nueuo rey, y viíto sobre Chupinnanu, y lo vencieron y desbarataron, tomándole grande stima de elefantes y artilleria, y le saqueo su ciudad. Murieron en esta batalla, la mayor parte de los Españoles y Xapones, que de Malaca auian venido. Chupinnanu, se retiró con todos sus hermanos, que eran seis, a otra prouincia,, siguiéndole siempre Ocuña de Chu; y alli, se pusieron a consejo y a juntar gente, llamaron a dos Malayos, cabegas de todos los demás, en qmen el confiaua mucho, y por la muerte de Chipinnaqueo, quando se deshizo el real, se auian y do á las tierras de donde eran justicias. Y porque, se entienda lo de adelante, diré quien son. Quando, la des-. truycion deste reyno por el Sian, estos se fueron a Champan, y lleua ron consigo, muchos Malayos suyos, y otros muchos Cambujas; y porque, el Champan no les hazla, tantas onrras como ellos querían, se ¡euantaron con su ciudad, estando el fuera; y se hizieron en ella fuertes, y luego la saquearon, y se boluieron a este rey no, trayendo toda la artillería, y muchas gentes presas y cautiuos. Quando aqui llegaron, gouernaua el tirano Anacaparan, y loándose los hechos, los Unos á los otros, los recibió en amistad, y ellos le dieron toda la arti llería que auían traydo, y otras cosas: y el, les dio tierras de que se sustentasen, y los hizo grandes Mandarines. Estos, le hizieron fácil, el tomar a Champan, y se ofrecieron, de prender al rey, y como es tan enemigo de Cambojas, de muy atrás; hizo luego gente, y embió por cabega, a OcMña de Chu: y quando, nosotros matamos a Anacaparan, estos estauan en Champan; y por su muerte, vinieron como digo. Pa recidos estos, delante del nueua rey Chupinannu, con todos sus Mala yos, hiego se determinó, yr sobre los Teles leuantados. En este tiempo, llegó de Lao, el embajador que auia huydo, quando nosotros llegamos á Lanchan, y dijo, como nosotros quedauamos alia, y que yuamos a pedir, al heredero legitimo de Camboja, para licuarlo á los nauios, y en ellos traerla a su rey no; y que ayudaua a esto, el rey deCochinchi na, que con esta voz entramos nosotros en el Lao, y que, el rey de Lao, lo quería embíar con mucha gente por el río y tietra, y nosotros y los Cochinchínas por la mar, y en Camboja juntarnos, y hazernos gue rra: y a quien no quisiere obedecer, grandes castigos; pues como, el nueuo ?'ey y los suyos, oyeron estas nueuas, atemorizáronse, y asi, solo hazia mirar por si. Pasados algunos días, vino nueua de la barra, de que auían entrado quatro nauios de Españoles, con muchas gale ras de Cochínchina; esta mieua, o, fue visión qtie algunos vieron, o echadiza, que hasta oy emos sabido claridad dello. Al fin, oyendo esta nueua, confirmaron por verdad, todo lo que el embajador huydo auia dicho; y considerando los Mandarínes de Camboja, la guerra que tenían con los Teles, y la que de nuevo se les ofrecía con Españoles, Cochinchínas y Laos, determinaron, de desposeer al nueuo rey, y obe decer al que de Lao venia. Y para esto, dieron parte á los dos Malayos, y juntos, dieron en el rey, y en sus hermanos, y los echaron del estado, y huyeron todos los dos mayores, diuídidos cada vno, d lapro uincia donde mas amigos imaginauan hallar. Los Mandarines, hecho esto, ordenaron que saliese armada, de embarcaciones de remo, camino de Lao, a recibir a su rey, que dezian que ya venia: y a esto fue O cu ña de Chu, y dos hijos que tenía; y que á la barra fuesen otras em barcaciones, a recibir los Españoles, y se conformasen en, amistad; y a esto, embíaron algunos Españoles, qtie auian quedado; y que, en guarda del reyno, y por gouernadores, quedasen dos Mandarines Cambojas, y los dos Malayos. Los Españoles fueron hasta la barra, y como no hallaron nada., se boluieron, Ocuña de Cku, fue camino de Lao,y visto., que no encontraua su rey., ni auia nueuas del, se deter minó yr hasta Lanchan a pedirlo; y sigió el camino, con algunas dificultades de hambre, por salir del reyno desapercebido, y el viaje lar go. Por lo qual, se le huyo alguna gente; pero al fin llego, con diez Paroes artillados, y puso todo el reyno de Laos en rebuelta, enten diendo que iua de guerra, que largauan sus pueblos y haziendas, y se iuan á los montes, pero visto que iua de paz, se quietaron. Quando el lUgo, iuamos ya nosotros camino para Cochinchina; y por su llegada, nos mando el rey boluer a Lanchan luego. El rey, sabido lo que en Camboja pasaua, despacho mucha armada por mar, y gente por tie rfa, y embio al rey de Camboja, y a mi despachó a Cochinchina, para dar nueuas de lo que pasaua, y que licuase los nauios a Camboja: y luego, en el camino tuue nueuas de la pelea que auia nuestra armada tmido, y me bolui con el rey a Camboja. Quando llegamos a la pri Merá poblazon del reyno, supimos de las espias que auian venido delante, que como la nueua de los nauios, no auia sido verdad, y Cuña de Chu tardaua tanto; las prouincias, donde recogerán los dos hermanos, los atiian leuantado por reyes, y que tenia guerra el vno con el otro; y que los Teles, auian venido a pelear con los gouernado res, y que ellos se auian diuidido, y auia cada vno obedecido, a quien mejor le pareció. Pero, que Ocuña Lacasamana, la vna cabega de los Malayos, tenia el mas poder de artillería y Paroes, y que auia venido vn lunco de Xapones, que era el que estaua en Cochinchina, quando nuestra armada estaua alli, y que estaua con Chupinannu; donde se tuuo esta nueua, se junto la armada de mar y tierra, y hallaron poca gente, para entrar de guerra. Hizieron alli vna fortaleza, y embiaron d pedir mas gente a L.ao. Entre tanto, despacharon cartas secretas, atentar los coragones de los grandes. La gente de Lao tardaua, y respuestas de las cartas nouenian, y alli no se tenian por seguros, y es tuuieron en consejo de boluerse a Lao, pero en esto llegó nueua de Ocuña Lacasamana, vno de los Malayos, que estaua en sus tierras hecho fuerte, en que dezia, que estaua de su parte, aunque auia dado obediencia a Chupinannu; pero, que era fingida, visto que tardaua, en entrando, se pasarla de su parte. Luego vino nueua de otro gouer nador Camboja-, diziendo, que aunque auia obedecido a Chupinanu, que se fuese el rey a el donde estaua,-que el daria en Chupinanu, y lo desposeerla o matarla, que para eso tenia quatro mil hombres con los guales estaua hecho fuerte en vn monte. Enbio con esta nueua, vn pariente suyo: deste se fiaron todos, y luego carminamos para alia, y' guando supo que el rey iua^ dio en el otro y lo desbarato-, y luego nos salió a recebir., y asi entramos., y hiego se entrego aquella prouincia y otras munckas. Chupinanmi se retiro a vnos montes., acudieron luego los dos Malayos., cada vno con su gente, y también vinieron los Xapones. Luego mando el rey seguir a Chupinanu, hasta que lo prendieron y mataron. Prendió luego otro que estaua en otra prouin cia por juez, y lo mato. Contengo luego guerra contra el mayor, y contra los Teles, que tampoco quisieron obedecer. A este tiempo, llego vna embarcación de Malaca, en que vinieron catorze Españoles de los de miestra arenada, que arribaron á Malaca, con los quales el rey holgó mucho, y les hizo muchas honrras, y estimo en mucho; sabiendo que eran de los que auian muerto al tirano, y de todo el reyno eran estrañamente amados y respetados. El capitán Diego Belloso, los qiá so sujetar á su obediencia, por virtud de vn papel antiguo que tenia de. Malaca, esto defendí yo, alegando que el derecho desta juridicion, deuia ser de Manila, pues de alia era este reyno restaurado, y que aquellos eran Castellanos, y no tenian que ver su con papel, ni con Malaca, el rey respondió (ante quien paso esto) que entre los dos, y en aquellas cosas, no se queria meter. Algunos de los que vinieron, si guieron su opinión, y otros la mia; y asi emos andado hasta agora, que a sido causa de que yo no pidiese al rey fortaleza, para asegurar nuestras personas, que era ya pie para algún negocio, y no nos suce diera, lo que después diré. Luego que llegaron, despachó el rey vna embajada, para Cochinchina, con vn Español, y vn Camboja, en bus ca del padre fr. Alonso Ximenez,y de algunos Españoles, que tulli mos por nueuas, que alli auian quedado; cautiuolos el Chanpan, no an buelto; fueronse luego, siguiendo las guerras, y a todos yuamos, Españoles y Xapones, y quanto acometíamos, con ayuda de Dios ga nauamos; y donde no yuamos, siempre se perdía: de manera, que ga namos mucha reputación, eramos de los amigos amados, y de los enemigos temidos. Estando nosotros en vna entrada, se quiso leuantar Ocuña de Oku, que ya se llamaua Manbaray, que es el mayor titulo del reyno, ayudauale el vno de los cabegas de los Malayos, llamado Cancona. Embió el rey á llamarme, y que llenase comigo los Españo les de mi parte, y que quedase Diego Belloso, que ambos estauamos por cabegas, y siempre lo somos, a qualquiera guerra, que qualquiera de nosotros va. Yo jui a su llamado, y contóme, como aquellos lo querían matar, y quitar el reyno, que le diese remedio. El Mambaray era quien gouernaua el reyno, y por ser el rey muchacho y tomarse de vino, lo tenía en poco, y quería el ser rey. Al fin, yo con los Españoles, lo mate^ y sus hijos prendieron luego, y los mataron. Fuese lueg a prender al Malayo Cancona, y matáronlo, y quedo seguro deste riesgo por Españoles. Boluimos luego á la guerra, y supe de otro gran de, que estaua por cabega de vna prouincia, que se quería leuantar, y pasarse á la vanda de Chupinannon, prendito, y mátelo; haziendole Su causa. Con lo qual, el rey nos ajnaua estrañamente, y el reyno nos temia, allanóse aquella protiincia, y boluimos al rey. En este tiempo, llego vna embarcación de Sian, que iua de embajada para Manila, y arribo aqui. Vino en ella el padre fr. Pedro Custodio, y algtmos por tugueses. Con la venida del padre holgó el rey mucho, y qtieria hazer leyglesia. luntamonos todos, y seguimos la guerra, y boluimos otra -vez dejando muchas prouincias á la obediencia del rey, y Chupinanon, retirado a vnos montes y casi acabada la guerra. En este tiempo vi nieron muchos Laos, y por cabega vn pariente de su rey, que hasta entonces, no auian hecho nada ni sonauan; y no se, si por invidia de 'Vernos tan adelante con el rey, y con los del reyno, o si lo traían de su tierra tratado. Mataron con poca ocasión vn Español, y pidiendo nosotros sobre esto justicia al rey, el mandó a sus Mandarines, que juzgasen el caso, entre tanto, embiamos a llamar los Xapones, que ¿stauan en la guerra, en otra parte; para que, si no se hazia justicia, tomar vengenga, los Laos; o temiéndose desto, o que de hecho querían encabarnos, dieron de noche sobre nuestras casas; de manera, que ma taron al padre y algunos de los Españoles, que auian venido con el, que estatian enfermos, y mataron algunos Xapones, porque con todos era su pasión; los demás, nos escapamos y nos metimos en el nauio de los Xapones, y alli nos defendimos, hasta que llegaron ellos. Los Laos, hizieron vna fortaleza, y se hisieron en ella fuertes; serian cantidad de seis mil, y embiaron a dezir al rey, que por ninguna jtisticia, que mandase hazer, no auian de estar. De las muertes peso mucho a el rey, y del desacato que con el vsauan; pero, por no quebrar con su rey, no nos quiso dar gente, para dar en ellos, aunque se la pedimos mu chas vezes, y nosotros no lo hizimos, por auer quedado sin armas; el rey embio dello auiso á Lao, nosotros quedamos por entonces desnudos, sin haziendas, sin armas y sin justicia, ni venganga, y muy disgustados con el rey, aunque el siempre nos embiaua disculpas; diziendo, que si el rey de Lao no hiziese en ello justicia, que el la harta., y que para eso no los dejaría yr de su tierra, y embiauanos de tomer y alguna ropa y armas. Despachóse en este tiempo vn nauio de £rtibajada para Malaca, en el qual, nos queríamos todos yr, pero el r^ ni sus madres, no consintieron, que Diego Belloso, ni yo, nos fuésemos; algunos se fueron en el, y otros se boluieron a Sian; y otros •quedaron con nosotros, haziendonos el rey de alli adelante, mas regalos qtie nunca. Los Xapones^ se recogieron a su nauio^ y no quisieron mas seguir la guerra. Sabido por los enemigos, que estatuimos desba ratados, juntaron mudm. gente, y boluieron a ganar muchas tierras, sin defensa. Pidió el rey á los Laos, que fuesen á la guerra, pues le auian desbaratado quien les defendía su tierra, jtierony perdieron la primera batalla, y boluieron todos desbaratados, quedando nmchos muertos y otros heridos. Chupinanon siguió la vitoria,y llegó avista, de donde el rey estaua, vn río en inedia, aqui el rey, hizo poco caso de los Laos, y nos persuadió a nosotros, y á los Xapones, que boluiesemos a tomar las armas, y le dejendicsemos. En este tiempo, ya nos ama mos todos reformado de armas y municiones, y con muchos ruegos del y de sus madres, fiynios á la guerra, a socorrer vna fortaleza que Chupinannon tenia cercada; y ganamos dos batallas, y los retiramos^ ganándole lo que el auia acabado de ganar; y otras que auian queda do por aquella parte, tomando mucho arroz á los enemigos, y basti mientos con que se reformó la gente del rey, que padecía necesidad, y nos recogimos. Esto hizimos, yo y los Españoles, y Xapones de mi parte, y Diego Belloso y los suyos fue á los Teles, y mató al rey dellos^ y ganó vna parte de la prouincia, y se boluió. En este tiempo, llegó vn nauio de Portugueses de Macao con mercaderías; por lo qual, y vista lo que auiamos hecho, nos cobraron grande miedo los Laos, y sin li cencia del rey, se partieron en embarcaciones para su tierra, a esto acudimos al rey, que no los dejase yr sin hazer justicia, sino quería quebrar la amistad con Luzon y con Malaca. El respondió, que no se atreuia a detenerlos, pero, qtie si queríamos yr tras dellos, que el de secreto nos daria gente, si nos atreuiamos a pelear con ellos. Y asi nos negociamos todos en diez Paroes, y los seguimos; y como yuan muy delante y con miedo, no pudhnos en muchos dias alcanzarlos; por lo cual, se boluio Belloso con algunos Españoles y Xapones. Yo segui con muchas dificultades, por mías grandes corrientes, que en parte pujauamos los Paroes con cvierdas, aunque con poca gente, hasta que alcancé muchos dellos, y les tome sus Paroes y haziendas, de que nos remediamos todos, y cobramos mucha mas reputación; de presente la tenemos, y mejor puesto que nunca jamas nación tuno en rey nos estra ños. Somos muy amados del rey y de los suyos, y de los que son na turales, y muy temidos de los estranjeros, y asi se nos guarda en toda parte del reyno mucho respeto. Anos dado al capitán Diego Belloso y a mi, títulos de grandes los mayores de su reyno, para ser mas resrpetados y temidos, y mas obedecidos. Están en nuestros nombres dos prouincias, las mejores del reyno, que se nos entregai án luego, que se quieten las cosas de la guerra, y se hagan cortes para jurar el rey que ño se a hecho. Entretanto nos seruimos de otra gente, que el nos manda dar. Para tener entera mano, y mando en el reyno, no ay de por medio, mas de Ocuña Lacassamana, cabega de los Malayos, que por tener mucha gente, le agrada el rey, y por que lo ha menester por las guerras, que tiene. Con ¿a gente deste, tienen los Españoles algu nos encuentros, por lo qual, nos recatamos los vnos de los otros. E contado a v. m. estas guerras, y cosas tan por menudo, para que se vea, si su Magestad tiene algún derecho, con justificacio7i y justicia, para tomar deste reyno alguna parte, pues su armada dio muerte a quien lo poseía quietamente, y al heredero del, echado a parte, donde teniaya quitada la esperanga de boluerlo jamas a poseer; y después acá buelto á conquistar por sus vasallos, y auerle guardado y defen dido sú persona de sus enemigos; por que esperar, a que el voluntario lo dé, no sera jamas, por que antes se teme tener muchos Españoles en su tierra, aunque los ama, por que recela no le quiten el reyno, por que vé, que no está mas, de en querer; esto le insisten algunos enemigos nuestros, en especial los moros. Pido y suplico a v. m. sea parte, pues íanto en ello puede, que no se largue mano de esta tierra, pues tanto se a hecho en ella, y en tan buen punto se á puesto, y de tanta impor tancia es, tener vna fortaleza en tierrafirtne, pues es principio para grandes cosas, que como se venga de hecho a ello, y el vea fuerga en esta tierra, aunque tenga mala voluntad, a de haser lo que conociere que es justicia. Esto digo, por su madre tia y agüela, que son quien mandan y gouieman; que el, no es mas de como ellas le dizen; el es niño, y se toma de vino mas que su padre, y todo se le va en juegos y cagas, y no se le da mas del reyno, que de nada. Por lo qual, si el viere, que ay muclios Españoles, que nadie les pueda ofender, el hará ^cuanto quisieren, por que (como digo) los ama; y también, los contra rios no se atreueran a contradezir. Y si por ventura en esa tierra, vuiere de presente tan poca gente, que no se pueda embiar cosa grande, a lo menos alguna, la que mas juere posible, en compañía de los pa "dres, por no perder esta jurisdicion, y aucion en alguna cosa; por que Diego Belloso, embio a pedir a Malaca, religiosos y gente y pape les, para ser el por aquella vía justicia desta tierra, y entregar a Malaca estajuridicion. Y pues, por ese reyno a sido este restaurado, no permita v. m. que se aya labrado, para que otros cobren el fruto, y si vinieren algunos soldados, y por ser pocos, y no temerlos, no le dieren con que se sustenten, yo haré acá lo que v. m. me mandare (que es ra• eon)yyo pudiere, hasta que vengan mas, que aunque les pese, los den, y vengan oprimidos con buenos papeles, por que como las tierras son .largas, no quieránvsar de sus libertades, que por no tener sujeción, fue causa ¡o que nos sucedió con los Laos. Esta embarcación ¿despachado con jnucho trabajo^ por dársele a el rey poco por nada, v por auer te nido muchos contrarios que la impedían., que claro es, que tío an de gustar los Mandarines naturales ni cstrangeros, que aya en el reyno quien les mande a ellos; y por estar yo pobre, que hasta agora é vlui do de la guerra, y de sus prouechos, me é sustentado, por estar el rey también muy pobre, por las muchas guerras. El Español que vá es muy buen soldado y pobre, que para poder yr, le é ayudado para ello, -con mi miseria. V. in. sea sentido a el y al Camboja ayudarles, para que el Camboja conosca alguna de las grandezas de su Magostad. Holgarame ser el portador, para dar a v. m. larga relación destas cosas y de otras particularidades, y de la fertilidad dcstos reynos; pero el rey ni sus cuadres, no me an dejado yr, como el portador con tará esto; y otras cosas, a quien v. m. puede dar crédito, como a per sona desapasionada en todo, que agora vino de Macan. Por las mu 1tas guerras, no tiene el rey muchas cosas que embiar a v. m. Embia dos dientes de marfil, y vn esclauo, que v. m. le perdone, que el año que viene, embiará muchas cosas, si su tierra se acaba de allanar, que aun todavía tiene que hazer en ella. Ele dicho y, persuadido que em éie a pedir a esa ciudad soldados, para acabar de allanar la tierra: •no an querido sus madres por ningún caso, yo é imaginado, cierto, que lo hazen, por no prometerles tierras, de que se sustenten, o por que no se la tomen. Pero, cuando estaban en el Lao, bien largas las pro metían: pero, si lo hecho no basta, para tener aucion, baste la miseri cordia de Dios. Al despacho desta embajada, dijimos Diego Bellosoy yo al rey, que si no nos daua las tierras que nos auia prometido, que nos queríamos yr a Luzon, por que no teníamos ya con que sustentar nos..Sobre esto vuo muchas cosas, pero al pin nos las dio, y asi vd puesto en la embajada, pero diolas con cargo, de que lasauiamos de tener £n su seruicioy a su obediencia. Por loqual, tendré mas fuer gas, para el seruicio de v. m. En los gastos que hize en esa ciudad, gaste lo que tenia, y en sustentar la gente en este reyno; para ello, tome la plata de los grumetes, que en mi na^iio venían, y aunque, les pague con alguna qué en los nauios se halló, Gallinato no lo consintió, antes la tomó toda en si, y en Malaca, me la hizieron pagar, de la hazienda que ep. d nauio miayua; no consintiendo, que fuesen pagados de la de las presas, pues se dio por justa la guerra; por lo qual, quedo de prcse^ite \sin ninguna hazienda, Y asi, no tengo con que seruir a v. m. como tengo obligación, y yo quisiera. Acordándome de la armería de t^i m. tan curiosa, embio vú frasco y frasquillo de marfil, v. m, me perdone la poquedad, que el año que viene, prometo enmienda, y v. m. me embie a mandar., cosas de su servicio, que sera para mi grande merced; y me la haga., de amparar mis cosas, para que con el calor de V. m. tengan algún merecijniento. Y confiado en esto, nuestro Señor a V. m. guarde, y en mayor estado acreciente como este seruidor de V. m. en sus cosas desea, de Camboja a veinte de lulio, de mil y qui nientos y nouenta y ocho años, de v. m. seruidor, Blas Ruyz de Her nán Gongales.
ON esta nueua y despacho, que vino de Camboja, se entendió C en Manila, el buen efeto que se auia seguido, de la quedada de Diego Belloso y Blas Ruys en aquella tierra, y animándose mas don Luys Dasmariñas, á la empresa que tenia puesta en platica; la trató con mas calor, y porque todavía se dificultaua de la justifica ción con que podría entrar en Camboja, con gente de guerra (a mas que a fauorecer, y acabar de asentar en su reyno a Prauncar, y dejarle predicadores) se dijo por su parte, que auicndo cumplido con lo dicho, con el fauor necesario del mismo rey de Camboja, pasaría al reyno de Champan su vezino, a apoderarse del por su Magestad, echando de allí vn tirano, que lo señoreaua, enemigo común de todos aquellos reynos; y que, desde vna fortaleza que tiene junto á la mar, salía a todos los nauegantes, y los robaua y cautiuaua, y tenia eches otros muchos delitos, muertes y robos, en Portugueses y otras naciones, que les era fuerza, pasar por sus costas, á las contrataciones y viajes de China, Macan y Xapon y otros reynos, de que estauan hechas bastantes informaciones; por las quales, los teólogos y juristas, tenían dada por justificada, la guerra contra este Champan, y la conquista de sus tierras; y que este puesto, era de no menos importancia para los Españoles, que el de Camboja (84).
Consultado, lo que acerca desto parecía mas conueniente, por el gouernador y presidente don Francisco Tello, con el audiencia y otras personas religiosos y capitanes, se tomó resolución; de que, pues don Luys se ofrecía a hazer a su costa esta jornada, con las personas que le querían seguir en ella, se pusiese en ejecución; así se hizo el asiento con el, en la sustancia dicha, licuando la gente a su cargo, con comisión y recaudos del gouernador, para las cosas de el gouierno y guerra, y prouisiones de la audiencia, para lo de justicia, y se fue aprestando de nauíos y gente, y bastimientos, para salir con la breuedad que conuenía. En este tiempo, despachó el gouernador don Francisco Tello, a don loan de Qamudío, con vn nauío mediano, á la gran China, a procurar con el Virrey de Cantón, la comunicación y trato con los Españoles en su prouincia, y á que trújese para los Almazenes reales de Manila, salitre y metales, de que auia falta. Hizo su viaje (don loan) con buen tiempo; y auiendose puesto sobre la costa de Cantón, embio algunas personas de su compañia á la ciudad, con despachos al Tuton, que es lo mismo, que Virrey. El qual, entendida la venida de los Españoles, y la causa deJla los oyó, y hizo buen tratamiento. Los Portugueses, que residen en Macan, cerca de la misma ciudad de Cantón, hizieron muchas diligencias con el Virrey y con el Conchifu, y otros Mandarines, para que no admitiesen en su tierra á los Castellanos de Manila, imputándoles, que eran cosarios y gente de mal hazer, y que se algauan con los reynos y prouincias donde llegauan; y les dijeron tantas cosas, que bastarán a destruyrlos, si el Virrey y Mandarines, no miraran la causa desapasionadamente, que conocieron ser odio y enemistad declarada de los Portugueses; y que les mouia, desear que los Castellanos no tuuiesen contratación en China, por su propio interese. Llegó el negocio a tanto, que puesto en justicia, se puso silencio á los Portugueses de Macan, con graues penas corporales; y á los Castellanos, se dio y señaló puerto en la misma costa, llamado el Pina!, doze leguas de la ciudad de Cantón, en que entonces y siempre pudiesen venir y surgir, y poblar por propio suyo, con Chapas y prouisiones bastantes para ello. Con lo qual, don loan de Qamudio, entró con el nauio en el Piñal, siendo alli muy proueido de todo lo necesario por los Chinas á precios moderados, yendo y viniendo los Españoles por el rio á Catón en lorchas y champanes á hazer sus empleos. Los dias que en el dicho puerto se detuuieron, en la ciudad fueron siempre bien acogidos y hospedados en casas dentro de los muros, andando por las calles libremente y con armas, cosa muy nueua y particular en China, con forasteros, de que los Portugueses (con quienes no se haze) estauan tan marauillados y "embidiosos, que procurauan por todas vias ympedirlo, hasta ponerse en venir de Macan de noche con embarcaciones al Piñal á poner fuego al nauio de los Castellanos, que no pudo tener efecto por que auiendo sido sentidos, se les hizo la resistencia necesaria, y siempre se hizo buena guardia al nauio, hasta que salió de alli, acabados sus negocios y empleos, con mucho gusto de los Chinas, y con Chapas y prouisiones que le dieron, para lo de adelante. Llegó a Manila, en principio del año, de mil y quinientos y nouenta y nueue. Después, que don Luys Dasmariñas, tuuo aderegados dos nauios medianos, y vna galeota con dozientos hombres de su compañia, que le quisieron seguir en esta empresa de Camboja, de los que andauan en Manila sin sueldo, con los bastimentos y municiones necesarias y bien armados, y en su compañía, fr. Alonso Ximenez, y fr. Diego Aduarte, de la orden de santo Domingo, Y de la de sant Francisco, fr. loan Bautista, y algunos Xapones y Indios natu rales de Manila, se hizo á la vela (de la bala con la armada) mediado el mes de lulio (85), del año de nouenta y ocho, con los tiempos algo contrarios, por auer entrado los vendauales, pero el deseo de hazer su viaje y no perder tiempo, y salir de Manila (que era la mayor dificultad) le hizo no reparar en la del tiempo; parecióle, que salido á la mar, se podría entretener en la costa, en el puerto de Bolinao. Esta traga, no salió también como don Luis pensó, porque luego que la armada destos tres nauios salió de la bala, le cargó tanto el tiempo, que no pudo tomar el puerto de Bolinao, ni tenerse en la mar, y haziendo agua la capitana, boluieron los nauios á la boca de la baía, sobre Miraueles, donde se detuuieron algunos días adere zándose. Boluieron a salir, auiendose aplacado el tiempo, y cargóles de nueuo de manera, que vnos nauios se apartaron de otros, y con trabajo la galeota, que era de menos fuerga, tomó el puerto de Ca gayan, y entró por la barra de Camalayuga á la ciudad de Segouia, en la cabega de la isla de Luzon, frontera de la gran China, bien destrocada y con harta necesidad, donde el alcalde mayor de aque sa prouíncia le dio el recaudo y. auio necesario. El capitán Luis Ortiz, que yua por cabo desta galeota, con veinte y cinco Españoles y algunos Indios, se dio buena priesa en su despacho, y boluio a salir de aquel puerto, en busca de la armada que auía de seguir, conforme á las instrucciones, la buelta de la barra del rio de Camboja, a donde yuan derechos, no vuo bien salido de Cagayan, quando el nauío almiranta entro en el mismo puerto, con la necesidad, que la galeota auía traído, donde también se detuuo algunos dias en aderezarse. Y boluio a salir en demanda de la capitana, y galeota; la capitana (como nauio de mas fuerga) se tuuo á la mar con trabajo, y por durar mucho tiempo, le fue forgoso correr largo la buelta de China; y siempre el tiempo estuuo tan fijo, que sin poder mejorar su viaje, vuo de llegar con muchas mares y cerrazón, á la costa de China, en unas islas pequeñas despobladas, por bajo de Macan, alli estuuo a riesgo de perderse muchas vezes, alijando cada dia lo que lleuaua; la almiranta, después de auer salido aderegada de Cagayan, hizo el mismo viaje con la misma tormenta, y fue a surgir cerca de la capitana, donde se perdió con algunas persoñas, sin escapar nada de la ropa. La capitana recogió como pudo, la gente que de la almiranta se salvó, y aunque algunos dias se entretuuo, al cabo varó en tierra cerca de la costa, y comengo a hazer tanta agua, que con ella, y los grandes golpes de mar, que le dauan por el costado, se hizo pedagos, ya aula perdido la chalu pa, y siéndoles forgoso para saluar las personas, antes que el nauio acabase de deshacerse, hizieron jangadas, y planchadas de maderos, y tablas en que salió don 'Luis con los relijiosos y gente en tierra, hasta en cantidad de ciento y veinte Españoles, sacando algunas cosas de las de mas estimación, y las armas y piegas de artilleria mas mañeras, del dicho nauio, dejando lo demás perdido, y todos mojados y tan mal parados, que algunos Chinas que salieron (de vnas poblazones que alli cerca estauan) á la costa, asi por com padecerse de su perdida, como por el interese de algunas cosas que les dieron, de lo que auian sacado, les proueyeron que comiesen, y vn nauio de no mucha capacidad de los de la tierra, en que salie sen de aquel paraje, y fuesen la buelta de Macan y Cantón, que no cstaua lejos.
Don Luis y su gente, llegados a vista de Macan, despacharon de su compañía, en nauios de Chinas á ¡a ciudad y poblazon de los Portugueses dos soldados; auisandoles de su venida y trabajos, para que los ayudasen, y otros dos a Cantón, para pedir al Virrey o Tuton su ayuda y tauor, para poderse auiar y salir de China, y seguir su viaje. Los de Macan, y su capitán mayor, don Pablo de Portugal, recibió tan mal á los Castellanos, que poniéndolos en prisión, no los dejó boluer a don Luis, y le embió a dezir se fuese luego de la costa, por que no les harian menos mal tratamiento, y sabiendo que el capitán Hernando de los Rios, y otro su compañero, auian ydo a Cantón al mismo negocio, embiaron luego dos Portugueses de su cámara y regimiento, a hazerles contradicion en la entrada en la China; diziendo, eran ladrones y cosarios, y gente de mal hazer, como primero lo auian hecho, a don loan de Camudio, que en esta sazón estaua con su nauio, en el puerto del Piñal, como a tras se á referido.
El capitán, Hernando de los Rios y su compañero, se encontraron en Cantón, con el alférez Domingo de Artacho, y otros compañeros del nauio de don loan, y sabida la desgracia de la armada de don Luis, y como estaua perdido alli cerca, se juntaron y se defendieron, de las calumnias y pretensión de los Portugueses; de manera, que como ya lo mas se auia vencido, en el particular de don loan, y el Virrey y Mandarines, tuuieron noticia, que todos eran de Manila, y quien era don Luis Dasmariñas, y como yua con su ar mada a Camboja, le recibieron con la misma voluntad, que a don: loan de CJamudio; y le dieron recaudo, para que entrase con el, en el puerto del Piñal: donde ambos se juntaron con mucho sentimien to, de la perdida de don Luis Dasmariñas, y mucho contento de hallar alli a don loan de Qamudio con su gente, que los proueyeron de algunas cosas que auian menester : y con su ayuda, compró luego don Luis vn junco mediano fuerte, en que se metió con alguna de la gente y artilleria y ropa que le auia quedado, gozando de la misma comodidad que los Españoles (del nauio de don loan de Qamudio) tenían en aquel puerto, con intento de detenerse alli, hasta, que con el auiso que se diese a Manila, se les embiase nauios, y lo de más que les conuiniese, para desde alli proseguir la jornada de Cam boja, de que don Luis nunca quiso mostrarse despedido ni des animado. "% Don loan de Qamudio, salió del Piñal, dejando en aquel puerto a don Luis Dasmariñas y su gente, en principios del año de nouenta y nueue, y dentro de doze dias entro en Manila; tras del, despachó don Luis, al alférez Francisco Rodrigues, con tres compañeros en vn champan pequeño a Manila, pidiendo al gouernador y a sus vale dores, socorro y remedio para la necesidad en que se hallaua, y nauio, y lo necesario para proseguir la jornada a que auia salido; y auien dose entendido asi de don loan de Qamudio, como del alférez Fran-. cisco Rodrigues (que tras del llego a Manila) la perdida de don Luis Dasmariñas, y el estado en que se hallaua, vierfdo que le era impo sible, proseguir el viaje de Camboja, ni auia caudal ni sustancia para boluer a armar, ni tiempo para ello, se le compró luego vn mediano nauio, y con el mismo alférez Francisco Rodrigues, y algunos soldados en su compañía (de que boluio por capitán y caboy bastimentos y otras cosas) se despachó de Manila al Piñal, con orden que don Francisco Tello embió a don Luis, para que se em barcase con su gente, y se viniese á las Filipinas, sin tratar por entonces de la jornada de Camboja, ni de otra cosa. El capitán Hernando de los Rios, que asistía en Cantón á los n e gocios de don Luis, escriuió a el Doctor Antonio deMORGA, en esta sajon vna carta, que para que mejor se entienda lo que en esto pasó, á la letra es como se sigue. %

FERNANDO DE LOS RÍOS CORONEL, A EL DOCTOR ANTONIO de Morga, del consejo de su Magesiad, y su Oydor en la real Audiencia y Cltancilleria, de las Filipinas, que nuestro señor guarde, eti Manila. '
N sido tantos los trabajos, que vos an sucedido, en lo poco, que á que salimos de esa ciudad, que si de todos vuiera de A dar quenta a v. m. fuera causarle, mayormente, que la breue dad, con que el señor don Joan se vd, no da lugar. Y porque, el dará entera relación de todo, solo contare lo que después que llegamos a esta tierra nos a sucedido, pues fue nuestro Señor seruido, deshazer nuestros intentos, que era aguardar en Bolinao, que se pasaran los ruyiies tiempos que temarnos, y a vista, del puerto, nos dio la tormen ta que nos puso en. harto riesgo; y nos fu-c Juerga, venir a este rey no de China, donde entendimos, que por lo menos nos dejarían los Por tugueses adsregar nuestro nauio; y como quiso nuestro Señor, que le perdiéramos, emos padecido hartos trabajos, por que a penas se escapé cosa, y yo perdi mi hazicnda,y alguna parte de la agena: por que á la sazón no me hallé presente, que el dia antes, me auia mandado mi general salir a buscar refresco, y V)i piloto de la costa, que por estar muy ruynmente pintada en las cartas, no sabíamos donde estañamos, y no pude boluer a el nauio, por el tiempo que se leuanto; a cuya cau sa, me fue forgoso yr a Cantón, donde los Sangleyes, que me lleuauau a mi, y a los que comigo desembarque, nos leuantaron, que auiamos muerto tres Sangleyes, que si alli no Jmllaramos al alférez Domingo de Artacho, y Marcos de la Cueua, que estaiian pleyteando contra los Portugueses, lo pasáramos muy mal; quiso Dios, que con sufauor negociásemos el pleyto, aunque sin prouanga, ni tomar nuestras con fesiones, nos condenaron en cinquenta taes de plata. Alli supimos co mo auia mes y medio, que se defendían de los Portugueses, que fueron luego que llegaron, a dezir, que eran ladrones y leuantados, y que eran gente que se algauan con los reynos donde entrañan, y otras cosas, no dignas de escriuirse; al fin, todas sus diligencias buenas y malas, y aun bien malas, no les aproueché, para que mediante bue na diligencia y mucha plata, negociasen lo que no se pensaua, que fue, abrir pueito eyi esta tierra, para poder venir siempre con seguri dad, y ciarles casa en Cantón, que nunca con los Portugueses se á hecho, de que están, o deuen de estar mas corridos, y mas que les pu sieron silencio, aunque este nofite parte, para que por otros medios, {según los Sangleyes nos dezian, que era con ellos mismos) no inten tasen de hazer todo el daño posible. Aborrecen tanto el nombre de Castellanos, quanto no es posible dezirlo, sino se expese experimenta como nosotros lo emos experimentado, por nuestros pecados: pues nos an puesto en harto estremo, como el señor don loan dirá bien; pues que, escriuiendoles nuestro general como estaua perdido, muriendo de hambre entre infieles, y con tanto riesgo, y como el no venia a merca dear, sino que iua en sentido de su Magestad, el regalo que le hizie ron fue, prender á los mensajeros, y hasta agora los tienen en vn ca labogo. Y vltimamente, estando en este puerto, con los trabajos y riesgos que dirá el señor don loan, y ellos tan vezinos, no solo nos dejan padecer, pero si ay algunos bien intencionados, les tienen vedado el comunicarnos, ni darnos nada, no solo con penas temporales, si no espirituales, que verdaderamente considerar esta crueldad, y mas quien como nosotros haze experiencia della agota la paciencia. Dios nos la dé, y remedio por su misericordia, por que estos infieles, es la gente que mas estragada tiene la luz natural, de quantos ay en el mundo: y asi, para tratar con ellos, es menester angeles y no hombres. Y pues, van Historiadores de lo que por acá pasa, no me deterne en esto', solo digo; para que se entienda en que tierra estamos, que es el verdadero reyno del Demonio; y donde parece, que con. todo imperio gouierna, y asi, cada Sangley parece que le trae reuestido, pues no ay malicia, ni engaño que no intentan. El gouierno, atuique en lo este rior,y con toda su orden y modo parece bueno, en orden a su conser uacion, pero experimentada la practica, es todo traga del Diablo; y aunque, aqui no roban y saltean á los foresteros publicamente, hazen lo por otro modo peor. El señor don loan á trabajado mucho, y cierto se le deue agradecimiento, pues á hecho vna cosa tan dificultosa, (que dizen los Portugueses) que solo o Demo, o el lo podian auer hecho; aunque es verdad, que le cuesta (según é entendido) al pie de siete mil pesos, y el riesgo en que se á visto; por que le an procurado abrasar con su nauio, aunque sus tragas les salieron vanas, sienten (lo que nff se puede dezir) los Portugueses, que aqui vengamos a emplear, por el daño notable que reciben; aunque verdad es, que bien considerado, si esto se entablase en buena conformidad, antes ganauan ellos; por que., se deshazen de mil cosas que tienen, y se remedian la nmyor parte^. en especial los pobres, vendiendo cosas de sus manos, y de lo que tienen de la India, que siempre se lo pagan muy bien;y en lo que toca a su birles las mercaderías, entablado vna vez, y que los Sangleyes entendiesen, auian de acudir cada año, bajarían mucha mas mercadería; quanto y mas, que Cantón tiene tanta, que ay para otros tantos mas sobrado, como se á visto por los ojos. Y soy testigo, que si de solo vn genero quieren cargar vn nauio, (aunque sean agujas) pueden; níy ármente, que la mayor parte de lo gtie ellos gastan, no son los géneros qtie nosotros covipramos, la mayor gruesa es seda cruda; y asi entien do, que en proseguir esto, seria de mucho interés para esa ciudad, por las razones que se me ofrecen. Y es la primera, por que si diesen or den que viniese vn nauio, capaz, de poder emplear, la gruesa del dinero de esa ciudad, con muchos menos dineros se comprarla mucha mas hazienda y mejor, y en los géneros que fueren de mas ganancia; pues al fin, lo que con nosotros interesan los Chíncheos, alioírarlamos, que es mucho. Lo segundo, seriaproueida esa ciudad de todo lo necesario, por que ay en esta ciudad de Cantón, quanto se puede desear. Lo tercero, se cuitaría con esto, el demasiado comercio de los San gleyes en esa ciudad, que hazen el daño que v. m. sabe, y aun el que no scíbcmos, y es gente, que mientras menos se admitiere, nos yra ?nejor en todo, y asi, no sera menester, que aya mas de los necesarios, para el seruicio de la república, y ni nos encarecerán los bastimentos, ni aírauesaran lo que queda en la tierra, como agora hazen, y se cuita ran hartos pecados perniciosos que hazen, y pegan d los naturales, y aunque esto parece que tiene alguna dificultad entablarlo, y allanar á los Portugueses, se podría acabar. Lo quarto,por que yendo de aqiii el empleo, llega a esa ciudad por itauidad, y cada vno mete su hazienda en su casa, la apareja y orde na, y entonces, aunque las naos de Castilla vengan temprano, no se recibe daño como agora, que si vienen antes del empleo, se sube ciento por ciento la mercancía. Lo quinto, que podrían fácilmente estar cargadas en todo mayo, y gozar de los primeros vendauales, que algunas vezes entran mediado lunio, y antes; y saliendo en este tiempo, van con menos riesgo, y lle garan mas de vn mes, y aun dos antes á la nueua España; y enton ces, pueden de alia salir por Enero, y venir aqui por Abril, sin nin gun riesgo, que de venir tarde se les sigue entre estas islas como sabemos. Lo sesto, se cuitarían al tiempo del empleo hartos inconuenientes, como ay, los quales sabe v. m. y para los vezinos, seria de menos tra bajo; también para, lo tocante d la carga y repartirla (es cierto) se po dría hazer con mas orden, y se sabría a quien se á de dar, y se reme diarla mejor, para no dejar emplear dinero de México, ni compañías: que solo evitar esto con todo rigor, bastarla a prosperar a Manila en poco tiempo; por que, si solos los vezinos embiasen sus haziendas empleadas, cierto es, que toda la maquina del dinero de los de México, auian de emplearla de la que de cica fuese; digo de Manila, si a ellos no les dejasen emplear en esa ciudad; y yendo menos viercaderias de acá, y auiendo alia mas compradores, valdría al doblo la hazienda. Esto bien se ve, y si como vs. mercedes an empegado a remediar esto, lo lleuan con rigor muy adelante, se á de prosperar cuncho esa ciudad; pues no embiando á la nueua España otra hazienda, sino solo la desa ciudad, mayormente, empleándola en esta tierra, era toda la prosperi dad que se podia desear. Y si echamos de ver el bien y merced, gue su Magestad nos haze en esto, lo estimaríamos harto mas, que se estima; pero creo, que lo emos de llorar, guando por ventura nos lo quiten. Podría alguno dezir en contra desto que é dicho, de que se venga a emplear acá, que se defrauda a su Magestad el almojarifasgo, y dere chos que aora dan los Sangleyes, y de los tributos que dan, y todo tiene remedio, pues con solo los fletes, ahorraría mucho mas su Ma gestad, y con comprar aquí municiones, y oti-as cosas de que tiene ne cesidad, para la conseruacion de esa tierra, al doble mas baratas y abundantes, y no sujetos que las llenen, quando quieren, y otras vezes nos dejan sin ellas, como ya hazcn cada año, pues nos fucrgan a yrlas a buscar; y en lo tocante á los tributos, yo creo, se daría su Magestad por hatto mas seruido, de que no vuíese Sangleyes, que cobrar tribu to, y por aqui podría ser, ordenase nuestro Señor, se abriese puerta para la predicación del Euangelio, y conuersion de la gente, que tanto su Mag. desea, y es lo principal que pretende; y al fin, principio quie ren las cosas, i se iría abriendo camino, aunque agora parece estar cerrado, pues esperar á que los Portugueses procuren esto, •no se quando lo harán, pues en tanto tiempo, como á que poblaron aqui, no lo procuran; y aun los mismos Sangleyes lo dizen, que empegaron como nosotros, y primero iuany venían, después se quedaron dos enfermos, y otro año hisieron quatro casas, y asi se fueron augmentando: y para Itazer otro tanto, yo sé que no ay otra dificultad, sino la gue ellos causan. Es cosa que espanta, boluiendo a sus contradiciones pues no solo sienten el venir aqui, sino también de que vamos a Camboja, ni a Sian; dizen que son sus distríctos, y no se porque les dan este nombre pues es muy al contrario, sino es porque de flojos les emos dejado algar, con nuestras pertinencias, que es alia cerca del estrecho de Malaca, entra dentro de la linea de la demarcación, que cupo á la corona de Castilla: como yo, les daría bien a entender, si se ofreciera ocasión; y se verá en la historia de las Indias, en el capitulo ciento y dos, atrás y adelante; donde, apedimiento dellos, echó su Sanctídad la linea di cha, desde trezientasy setenta leguas, mas al Poniente de las islas de Caboverde, que llamauan Esperícas, y los ciento y ochenta grados de longitud, que a ellos les cabía, se remata y acaba (como é dicho) cerca del estrecho dicho: y todo lo demás nos pertenece; mayormente, que pues somos de vn rey, donde se sufre, que nos veden todas nuestras contra taciones? Porque ellos impiden el Maluco, Sian, Camboja, Cochinchi iia. China, y todo lo danos deste Archipiélago. Pues, que emos de ha zer, si se quieren al^.ar con todo, cierto, esto vá mtiy fuera de razón. E me alargado en esto, para dezir mi sentimiento. De la fertilidad y disposición de la tierra, y la grandeza dclla, no escriño a v.;«. hasta que nos vamos, que entonces procurare licuarla bien amplia, y demar cadas estas costas, qtie no ay nada puesto en razón. Es la mejor costa que ay en lo descubierto, y mas acomodada para galeras, si Dios ordenase viniesen por acá, ya yo tengo ojeado donde tiene el rey su tesoro, tia-ra es muy rica, y la ciudad de Cantón muy abtmdante, aunque en materia de edificios, no ay que dezir nada, que toda ella tiene pocos de consideración, según me informe de vn Teati no Sangley, con el qual, guste mucho hablar [aunque sola vna tarde pude hazerlo) era hombre de buena razón y traga, y dizcn qtic estu diante. Contorne, como en Paquien donde está el rey, y en Lanquien, tienen los padres de la Compañía tres casas, ya en pa,cifica posesión, y ay siete padres, cutre los quales está vno, que se llama el padre Ri gió, compañero del padre Rugero, qtie se fue a Roma; es muy buen Matemático, y á les correjido sus reportarlos, que tenian muchos yerros y opiniones falsas, y en la fabrica del mundo también, que le consi derauan llano. Hizoles vn Globo y vna Esphera, y con esto, y con los buenos argumentos y razones que les dan, los tienen por gente venida del cielo. Dize, que ay alia grandísima disposición de conuertirse, si vuiese ministros, y alia no estrañan los forasteros, como en esta. Dize es la gente muy mas senzilla y razonable, y asi llaman á los de aqui barbaros. Disc, esta Lanquien en el altura de Toledo, que es en trein ta grados y dos tercios, y de alli a Paquien, tardan veinte y cinco dias de camino, que á la razón deue de estar en mas de cinquenta grados. Viene este hermano cada año, por el estipendio que les dan los de acá, para estas tres casas esperan agora, a vn gran amigo suyo, que a de ser segunda persona del rey. Toda esta tierra se nauega, y por eso abunda de todo, por que se traen por rios las cosas, sin ser nece sario cargar vna bestia, que es la mayor grandeza. El que quisiere pintar la Ckincí, sin auerla visto; pinte vna tierra, muy llena de rios y de poblazones, que no ay palmo que dejen holgar. Yo quisiera estar mas de espacio, para dezir algunas cosas della, que con particular cuydado é notado, y informándome, y sera Dios serui do, sea yo el mensajero. Las cosas de Camboja, están en buena disposicion, y llegaríamos a muy buen tiempo, si nuestro Señor es scruido salgamos con bien de aqui. El rey embióvn nardo por fin de Agosto a esa ciudad, a pedir socorro-, no se si aura llegado, o si tornaría a arribar, que sallo muy tarde. Blas Ruis embiaua cinqiienta picos de Camanguian, á le encomendado y dado el rey (según nos dizen) nue ue mil vasallos, y otros tantos a Belloso. - Nosotros quedamos al presente, en la necesidad que dirá el señor don loan Qamudio. Suplico a v. m,. nos socorran, pues importa tanto; y a mi señora doña loana, ¿eso muchas vezes las manos, y guarde nuestro Señor a v. m. muchos años, con la prosperidad y descanso que sus seruidores deseamos, del puerto del Final, ciado de frió, a veinte y tres de Diziembre, de nouentay ochos años.
Mi hermano, si viniere antes que yo buelua, suplico a v. m. pues es tan propio de v. m. hazer a todos bien (mayormente á los de aquella tierra) reciba el, la que v. m. siempre me á hecho. Fernando de los RÍOS Coronel (86).

gañó, por que los de Macan, determinaron salirle a buscar y prender; y para ello, el mismo capitán mayor con algunas fustas, y otros nauios y gente con gorguzes, espingardas y verseria, vinieron vn dia (que les pareció estarían los Castellanos descuydados) a dar so bre don Luis Dasmariñas, que rezeloso de lo que auia de suceder, se halló con las armas en la mano, y viendo que la armada Portu guesa le acometía, comengó a jugar su mosquetería y arcabuzeria, y de algunas piegas tan a priesa, que haziendo grandisimo daño en sus contrarios, y en el nauio en que venia el capitán mayor, matán dole vn paje, que estaua a sus espaldas, y otras personas, se retiró; y los demás nauios de su armada, y hizieron alto desviados de don Luis que no los quiso seguir, si no estarse á la mira; y no se atre uiendo a boluer á acometer, dieron la buelta a Macan, y don Luis Dasmariñas se metió en el puerto del Piñal; donde, le pareció esta ría con mas seguridad, hasta que llegado el capitán Francisco Ro drigues con el nauio que lleuó de Manila, se juntó con don Luis, y repartida la gente en ambos nauios, auiendo hecho algunos empleos, de lo que este nauio postrero lleuó de Manila, en la misma ciudad de Macan, que los Portugueses por su interés se lo dauan y vendian aunque con algún recato de la justicia. Dieron la buelta para Mani la, dexando en el Piñal algunas personas, muertas de enfermedad; y entre ellos a fr. Alonso Ximenez, que auia sido el mayor prornoue dor desta empresa. Su compañero fr. Diego Aduarte, no quiso bol uer a Manila, y se fue a Macan, y por alli a Goa, para pasar en Es paña. Llegó don Luis con ambos nauios a Manila; y quedó en este estado, la buelta de don Luis a Camboja, y el tratar de la dicha em presa por su parte.
Ya está dicho, como la galeota (vno de los nauios desta armada de don Luis Dasmariñas) en que yua Luis Ortiz con veinte y cinco Españoles, después de auer arribado a Cagayan, y aderegadose alli, boluió a salir con razonable tiempo, en busca de la armada. Este nauio, aunque tan poco bastante, para sustentarse con tormentas en la mar, permitió Dios que pudiese pasar por las que se le ofrecieron, sin perderse; y haziendo su camino por la costa de Cochinchina y Champa, por dentro de los bajos de Aynao, llegó á la barra de Camboja, y entendiendo hallar dentro todos, o alguno de los nauios de su conserua, subió el rio arriba, hasta la ciudad de Chordemuco; donde halló a Diego Belloso y a Blas Ruys de Hernán Gongale?, con algunos Castellanos que se le auian juntado, y otros Portugueses venidos'por la via de Malaca; con cuya ayuda, auian vencido muchas batallas, en fauor del rey Prauncár, que estaua restituydo en su reyno, aunque algunas prouincias del no, auian aca bado de pacificarse. Allí entendió, como, ni don Luis Dasmariñas, ni otro de su armada, auia llegado a Camboja; y ellos dijeron, como don Luis venia en persona con pujanga de nauios, gente, armas, y algunos relijiosos, á lo que siempre auia deseado en aquel reyno, y que no tardaría en llegar; y que esta galeota y gente, eran de la di cha armada. Mucho se alegró Blas Ruis y los Castellanos de su com pañía, de nueuas tan a su proposito: pareciendole, que todo se le iua haziendo bien; y que de aquella vez, según el punto que las co sas tenían, se acabarían y asentarían como pretendían. Diego Be lloso y los Suyos (aunque no mostrauan pesarles) no tuuieron tanto contento, por que mas quisieran la buena conclusión dcsta jornada, y los premios della para los Portugueses, y guierno de la India, so bre que auian tenido algunas diferencias, y encuentros con Blas Ruis, pero como vieron el negocio en este punto, conformándose con el tiempo, todos se juntaron. Portugueses y Castellanos, y dije ron a Prauncar y a sus Mandarines, la venida del alférez I^uis Ortis con su galeota y compañeros, y que eran parte de vna buena ar mada, que luego entraría, en que venia en persona don Luis Das mariñas, con relijiosos y gente á ayudarle y seruirle, en conformi dad de lo que pocos meses antes auia escrito a Manila que deseaua. El rey mostró contento, y algunos de sus Mandarines que amauan á los Españoles, y conocían los beneficios que hasta entonces dellos auian recebido, entendiendo aquello seria como se les dezia; pero, á la madrastra del rey, y otros Mandarínes que con ella tenían mano, en particular Ocuña Lacasamana moro Malayo, les pesó de la venida de los Españoles, parecíendoles, que como gente valiente, y tantos, y de tanto Espíritu, como ya conocían, se señorearía de todo, o a lo menos licuarían lo mejor, y quisieran auerselo a solas con el rey Prauncar, y así se les conoció el mal rostro que hazian, á las cosas de los Españoles; quanto por el contrarío, Prauncar le hazía bueno: que luego mandó alojar los Españoles y su nauío junto á la ciudad, en el sitio que Blas Ruis y Diego Belloso tenían.
Antes que don Luís Dasmariñas saliese con su armada de Mani la, trató el capitán loan de Mendoza Gamboa, que el gouernador don Francisco Tello, le diese licencia para yr al reyno de Sian, con vn nauio mediano, a hazer algunos rescates, y que para mas seguridad de su viaje y despacho, le diese el gouernador cartas para el rey de Sían, que por ellas entendiese, le embiaua por su embajador y mensajero, a continuar la paz, amistad, y contratación, que loan Tello de Aguirre (el año antes) auia tratado con el Sian; y para facilitar mas esta su pretensión, viendo que don Luis Dasmariñas (que yua a Camboja) dejaua en Manila algunas municiones, y otras cosas conuenientes a su armada para otra ocasión; se ofreció, a que las embarcaría en su nauio, y haría su viaje por Camboja, donde suponía auia de hallar a don Luis Dasmariñas, y se las dejaría. Pareció al gouernador lo vno y lo otro a proposito, y auiendole dado los despachos necesarios, salió de Manila con su nauio, llenando por Piloto a loan Martínez de Chaue, que lo auia sido de loan Tello, quando fue a Sian: y algunos compañeros marineros é Indios de la tierra, con cantidad de siguei y otros rescates, y con las municiones y bastimentos que auia de Ueuar a don Luis; embarcóse con el, fray loan Maldonado, con vn compañero, relijiosos de la orden de sanctü Domingo, persona graue y docto, y muy particular amigo de don Luis Dasmariñas, a quien su religión gusto de embiarle para su compañía. Salieron de Manila (sin saber de la perdida de. don Luis) dos meses después que se auia hecho á la vela, y atrauesando por cima los bajos, llegaron con breuedad á la barra de Camboja, y subieron á la corte, donde hallaron la galeota de la armada, y supieron no auer llegado los demás nauíos della. Fueron bien recebidos del rey, y alojados con Diego Belloso y Blas Ruiz, y Luis Ortiz y sus compañeros, fueronse entreteniendo, sin dejar salir a loan de Mendoga de Camboja con su nauio, hasta saber de don Luis Dasmariñas, que algunos días después, entendieron de nauíos de Chinos y por otras vías, que auia arribado a China, con trabajo y necesidad, y que alli, se quedaua aprestando para seguir su viaje, que aunque les pesó de este suceso, les quedó esperanza, de que con breuedad seria en Camboja, con los dos nauíos de su armada. En este mismo tiempo, vn mestizo hijo de Portugués y de Tapona, que residía en el Japon, llamado Gouea, con vn junco que tenia en el puerto de Nangasaqui, juntó algunos compañeros mestizos y Japones y Portugueses, para salir por la costa de China, Champa, y Camboja, a sus auenturas, á rescatar, y principalmente a hazer presas, en lo que se le ofreciese en la mar. Embarcóse en el vn Castellano, que auia quedado en Nangasaqui, desde la perdida del galeón sant Felipe, que yua á la Nueua España, el año de nouenta y seis, llamado don Antonio Malauer, soldado de Italia, que de la nueua España auia pasado a las Filipinas, por capitán y sargento mayor de la gente de guerra, que el Doctor Antonio de MORGA lleuó aquel año, en la armada de la nueua España, a Manila. Pareciendole, a don Antonio Malauer (que rio auia querido boluer a Filipinas) que por aquella vía pasaría á la India y a España; y que en el camino, le cabria alguna parte de las malas ganancias de aquel viaje, se embar có con Gouea, y los de su compañía, y auiendo corrido la costa, y tenido alguna noticia, de la entrada de Españoles en Camboja, per suadió a Gouea entrasen el rio de Camboja, donde auian de hallar Españoles, y las cosas en punto, que podrían ser de efeto en aquel reyno y medrar mas que en la mar. Entrados hasta Chodermuco, se juntaron con los Castellanos y Portugueses, y fueron recibidos por de su compañía y quenta, y como vnos y otros (que era vn ra zonable numero de gente) vieron la tardanga de don Luis Dasmari ñas, haziendo cabega a fr. loan Maldonado, y a Diego Belloso y Blas Ruis; comentaron (de por si) a tratar con el rey Prauncar, de su asiento y comodidades; y de que, se les diesen tierras y arros de que sustentarse, y de mas cosas prometidas; porque de las que aula dado Belloso y a Blas Ruis, no tenían el vso y aprouecliamíento que auia menester. Aunque el rey les daua buenas esperangas a todo, nada concluía: impidiendo, la madrastra y Mandarines de su parcialidad, que quisieran ver los Españoles y dos del reyno, y se animauan cada día mas a ello, con la tardanga de don Luis Dasmariñas; y asi, los Es pañoles, gastauan tiempo en yr y venir de sus alojamientos á Ja ciudad, a negociar con el rey; de cuyas respuestas y entretenimien tos, vnas vezes venían contentos y otras no tanto. Cerca de lÓs mismos alojamientos de los Españoles, tenia Ocuña Lacasamana el suyo, con sus Malayos y como moros tan contra rios en ley y pretensión, no tenían buena vezíndad vnos con otros; y vuo vez, que auíendose ofrecido vna pendencia entre los Espa ñoles y Malayos, salieron de ambas partes algunos muy mal heri dos, y entre ellos el alférez Luys Ortiz, cabo de la galeota, pasadas ambas piernas con mucho riesgo, de que el rey Prauncar mostraua pesarle, pero no se atreuia a hazer castigo ni enmienda de estos daños. Estando las cosas muy enconadas y el Malayo con mal ani mo contra los Españoles, vn día que estañan en la ciudad, fr. loan Maldonado, Diego Belloso y Blas Ruyz, y auian dejado en los alojamientos por cabega, a Luys de Villafañe, por el impedimento de Lüys Ortiz, de sus heridas y enfermedad, se ofreció en el alojamiento con el Malayo otra pendencia, que tomándola por ocasión, Luys de Villafañe se determinó, con algunos Españoles que le siguieron, a juntarse con Gouea y los suyos, y dar sobre los Malayos y sus alojamientos, y ropa que tenían, y saquearlos; y mouídos de su colera, y mas de la cudicia, lo pusieron en ejecución, auiendo muerto muchos Malayos, y tomadoles cantidad de ropa, se recogieron y fortificaron en su alojamiento, y en el nauio del Xapon.
Sintiólo mucho el Rey y sus Mandarines, y no menos, fr. loan Maldonado, y Belloso y Blas Ruyz que estauan en Chordemuco, pero mucho más Ocuña Lacasamana, viendo su daño é injuria, quebrantando las pazes, que tan poco auia asentado, sobre las contiendas pasadas; y aunque fr. loan Maldonado, y Belloso y Blas Ruiz, fueron luego á los alojamientos a remediar la cosa, hallaron la tan estragada, que ni aun el rey Prauncar, que se quiso meter de por medio, lo pudo componer; y avisó á los Españoles, mirasen por sus personas, por que via su parte cayda, y muy a riesgo, sin que el lo pudiese remediar. Fray loan Maldonado y su compañero, aunque hazian rostro al negocio, en compañía de Diego Belloso y Blas Ruiz, todavía se recogieron al nauio de loan de Mendoga por mas seguro, y lo mismo hizieron algunos Españoles, Diego Belloso y los demás con Blas Ruiz, estribando en la amistad con el rey, y seruicios hechos en la tierra, se conseruauan en ella, aunque con el mayor recato y guardia de sus personas que podían.
El Malayo Lacasamana, con su gente y Mandarines de su parcialidad, y espaldas que la madrastra del rey le hazla, no perdió mas tiempo, ni la ocasión que tenia entre manos, y de vn golpe por mar y por tierra, acometió á los Castellanos, Portugueses y Japones, y hallándolos diuididos (aunque algunos hizieron la resistencia que pudieron) los acabó a todos, y entre ellos a Diego Belloso y á Blas Ruiz de Hernán Geniales, y les quemó sus alojamientos y embarcaciones, sino fue la de loan de MendoQa, que temiendo el peligro, fue saliendo el rio abajo la buelta de la mar, y se defendió de algunos Paroes que yuan tras el, lleuando consigo a fr. loan Maldonado y su cortipañero, y algunos pocos Españoles; y en tierra, solo queviuo vn relijioso de san Francisco, con cinco Indios de Manila y vn Castellano, llamado loan dias (que el rey Prauncar hizo con mucho cuydado esconder en el campo, pesándole mucho de la muerte de los Españoles: y aunque aconsejó al frayle, que hasta que se sosegase el Malayo, no saliese en publico, (pensando este religioso se podria huyr de su furia) salió con dos Indios para huyr del reyno, donde fueron hallados, y muertos con los demás, quedando loan dias y tres Indios (por muchos dias) en su retiramiento, hazlendoles el rey espaldas, hasta que tras de otros sucesos, pudieron parecer; con lo qaal, quedó la causa de los Españoles en Camboja acabada, y tan por el suelo, que el moro Malayo y sus parciales, quedaron dueños de todo, tratando las cosas del reyno, tan sin respeto del rey Prauncar, que vltimamente, también le mataron; con que de nueuo se 1er uantaron, y alborotaron las prouincias, tomando cada vno lo que podía, siendo todo confusión y mayores rebueltas que auia antes auido (87).
El presidio de los Españoles que quedó en la Caldera, quando D. loan Ronquillo saco el campo del rio de Mindanao, estuuo a cargo del capitán Villagra, por la muerte del capitán loan Pacho en lolo, y padecia necesidad de bastimentos; por que, ni los del rio se los podían dar á los Españoles, ni los loloes se los proueían, por estar declarada la guerra con ellos; y asi, hazian instancia al gouernador don Francisco Tello, para que socorriese aquel presidio de bastimentos, soldados y municiones, o los mandase retirar a Manila (que era lo que mas deseauan) pues alli no se les seguía otro fruto particular, que padecer hambre, y estar encerrados en aquel fuerte, sin tener a do buscar la vida. El gouernador, viendo la instancia que en ello se hazia, y hallándose con poca sustancia de dineros en la caja real, de que proueer el dicho presidio, y con que mantenerlo; y por la misma razón se dilataua el castigo, que se auia de yr a hazer á los loloes, por los delitos que auian cometido contra los Españoles, y su algamiento, y que el boluer sobre las cosas de Min danao, iua muy á la larga, se inclinó, a escusar el trabajo y cuyda do, en mantener y sustentar el presidio déla Caldera; y para hazer lo con honesta disculpa, lo consultó á la audiencia y otras personas inteligentes, pidiéndoles le diesen su parecer, dándoles a entender su deseo, y algunas razones, con que pretendió persuadirlos, a que conforme a el le respondiesen. El audiencia le aconsejo, que no qui tase ni algase el presidio de la Caldera, sino que los socorriese y mantuuiese, y que con la mayor breuedadque fuese posible, se fue se á lo de lolo y el rio de Mindanao, aunque fuese quitando (lo que para ello fuese menester) de qualquier otra parte, por ser la necesidad mayor, y a que mas convenia acudir en las islas, asi para pacificar aquellas prouincias, como para tenerlas enfrenadas, para que se alentasen, viendo salidos los Españoles de todas ellas, y pasasen con su atrevimiento adelante, bajando á hazer presas á los pintados, y meter la guerra dentro de casa. Sin embargo desta respuesta, el gouernador se resoluió, a quitar y algar el presidio, y embió orden al capitán Villagra, para que luego quemase el fuerte, que estaua hecho en la Caldera, y se retirase con toda la gente y nauios que te nían consigo, y se viniese a Manila, que se ejecutó con breuedad, por que el capitán y soldados del presidio, no esperauan otra cosa, para desmantelarlo y venirse (88).
Como los loloes vieron salir de la tierra los Españoles, se persuadieron no boluerian mas á Mindanao, ni tenían fuergas para ello, y cobraron nueuo brío y esfuerzo, para juntars e con los Buhahayenes del rio, y armar cantidad de caracoas y otros nauios, para salir á las costas de Pintados, a robarlas y ha zer cautiuos. Los Tampacanes, que perdieron la esperanza de auer de ser mas ayudados de los Españoles y de su buelta al rio, pues también auian desamparado el presidio de la Caldera, y salidose de la tierra, para escusar la guerra y daños, que de sus vezinos los Bu hahayenes reciban, se acordaron y juntaron con ellos, boluiendo to das Jas armas contra ios Españoles, prometiéndose, auian de hazer en su tierra muchas entradas y ganancias, y asi se puso su armada a punto, con dos principales, por cabegas que la gouernasen, de los platicos del rio de Mindanao, llamados Sali, y Silonga: y por el mes de lulio, del año de nouenta y nueue, con la moncion de los ven dauales, salieron del rio de Mindanao, en denianda de las islas de Otón y Panay, y sus vezinas, con cinquenta caracoas, y en ellas, mas de tres mil hombres de guerra, con arcabuzes, campilanes, y cara sas, y otras armas en astadas, y mucha verseria: y pasando por la isla de Negros, fueron al rio de Panay, y entrando por el, hasta la poblazon principal del dicho rio, donde estaua el alcalde mayor, y algunos Españoles, cinco leguas el rio arriba, la saquearon, y que maron las casas y yglesias, y cautiuaron muchos naturales Christia nos, hombres y mugeres y niños, haziendo en ellos muchas muer tes, crueldades y daños; siguiéndolos con algunas embarcaciones, el rio arriba mas de diez leguas, sin dejar cosa en pie; porque el al calde mayor, y los que pudieron, se metieron la tierra a dentro por los montes huyendo, y asi tuuieron mas lugar los enemigos, para hazer lo que quisieron, y se salieron del rio de Panay con su arma da, dejando quemadas todas las embarcaciones que en el auia, lle nos de la ropa que auian saqueado, y de cautiuos Christianos. Lo mismo hizieron en las demás islas y poblazones que pasauan, con que boluieron a Mindanao, sin que nadie les ofendiese, con mucho oro y ropa, y mas de ochocientos cautiuos, sin los que dejaron muertos. En Mindanao partieron la presa, y quedaron de acuerdo, para el año siguiente, de hazer mayor armada, y boluer mas de pro posito a hazer Ja guerra. %
Fue de tanto daño, este atreuimiento de los Mindanaos, en las islas de Pintados; asi, por el que hizieron en ellas, como por el mie do y temor que los naturales les cobraron, por hallarse en poder de los Españoles, que los tenían sujetos y tributarios, y desarmados, de modo, que ni los amparauan de sus enemigos, ni los dejauan con fuergas para poderse defender, como lo hazian, quando no auia Es pañoles en la tierra, que muchas poblazones de Indios pacíficos y sujetos, se algaron y retiraron á los Tingues, no queriendo bajar a donde tenían las casas, y sus justicias, y encomenderos; y estuuieron (como cada dia lo dezian) con voluntad de alearse y reuelarse todos, que con algunas promesas, y regalos de sus encomenderos y relijiosos, se aplacaron y boluieron a reduzir, con mucha lastima y sentimiento, por los daños recebidos. Y aunque estos, en Manila se sentían, y mas los que adelante se csperauan de los enemigos, por hallarse el gouernador poco preuenido de nauios, y lo demás necesario para la defensa, no se hazia mas que sentirlo, y caer en quenta del daño que se auia seguido, de auer algado el campo del rio de Mindanao, y desmantelado el presidio de la Caldera. Luego que el tiempo dio lugar, boluieron los Mindanaos y loloes, con gruesa armada, de mas de setenta nauios, bien armados con mas de quatro mil hombres de guerra, con los mismos Silonga y Salí, y otros principales de Mindanao y lolo, sobre las mismas islas dé Pintados; con determinación, de tomar y saquear la villa de Aré nalo de Españoles, que está poblada en Otón; de cuya salida, auien do tenido noticia el capitán loan García de Sierra, alcalde mayor de aquella prouincia, y del disignio que el enemigo traía, acudiendo á lo mas necesario, juntó en la villa todos los Españoles que en ella y su comarca auia, y se metió con todos ellos dentro, reparando (como pudo) vn fuerte de madera que tenia, donde recogió las mugeres y haziendas; y con los Españoles (que serian setenta hombres) con sus arcabuzcs, aguardó a el enemigo, que auiendo querido acometer otra víG7. el rio del Panay, dio la buelta por isla de Negros, sobre la villa de Areualo y surgió en ella junto á la poblazon de los naturales, y echó mi ! y quinientos hombres en tierra, con arcabuzes y campilanes, y carasas, y por no detenerse, caminó á la poblazon de los Españoles, que era lo que pretendia, saliéronle al encuentro los Es pañoles repartidos en tropas arcabuzeando á los enemigos, y dieronles tanta priesa, que les obligaron a boluera espaldas, bueltas, a embarcarse en sus caracoas, y con tanta confusión, que mataron muchos Mindanaos, antes que se pudiesen embarcar. El capitán loan García de Sierra, que andaua á cauallo, se empeño tanto en los enemigos, á la lengua del agua, que (cortándole las piernas á la yegua en que yua, con los campilanes) vino a el suelo, donde lo mataron. El enemigo se embarcó, con mucha perdida de los suyos, y hizo alto en la isla Guímaraez, que está a vista de la villa, y asi hi zo reseña de su gente, heridos y muertos (que no fueron pocos) y entré ellos vno de los mayores principales, y cabegas de gente, y haziendo muestras de mucho sentimiento y dolor, salió la buelta de

por el D. Antonio de Alarga, Qp
Mindanao, tocando sus campanas y tifas, sin deterse mas en Pinta •dos, licuando desta jomado poco prouecho y ganancia, y mucho daño y perdida de su gente y reputación, que llegados a lolo y Min •danao, se sintió mucho mas; y se trató, para enmendar este suceso, á la moncion primera, boluer con mas gente y armada sobre los Pintados, y lo acordaron. Tratando atrás de las cosas del Japon, se llegó a dczir la perdi da de la nao sant Felipe en Hurando, en la prouincia de Toca; y el martyrio de los relijiosos Descalzos de sant Francisco, en Nan igasaqui; y salida de los Españoles y relijiosos, que alli auian que dado, sino fue fr. Geronymo de JESVS, que mudado el habito, se -entró escondido la tierra a dentro, y como después de aucr respon dido Taicosama al gouernador de Manila, con don Luis Nauarrete su embajador, escusaodose de lo sucedido; se auia mouido (á per suasión de Faranda Quiemon y sus valedores) a embiar vna arma da sobre Manila, y auia proueido a Faranda, para el despacho della, de arroz y otros bastimientos, y el la auia comcngado á aprestar, y no se auia dado maña a ponerla en el punto que auia ofrecido, con que la cosa se auia entretenido y quedado asi. Lo que tras esto su •cedio fue, que Taicosama enfermó en el Miaco, de vna graue do Jencia, de que murió, aunque le dio lugar, a que dispusiese de su sucesión, y gouierno de su reyno, y que se continuase el Imperio, en vn solo hijo de diez años que tenia. Para lo qual, puso los ojos en el mayor Tono señor que auia en Japon, llamado Yeyasudono, ¡señor del Quantó, que son vnas prouincias á la parte del Norte, que tenia hijos y nietos, y mas mano y poder en el Japon, que otro del reyno. Llamóle á la Corte, y dixole, queria casar su hijo con su nieta, hija de su hijo mayor, para que sucediese en el Imperio: Y efectuó el casamiento, dejando el gouierno de Japon (entre tanto •que su hijo tenia mas edad) a Yeyasudono, en compañía de Guení fuin, y Fungen, y Ximonojo. Y Xicoraju, sus grandes priuados, y de su consejo: por cuyas personas y manos, auia algunos años que pasauan las cosas de su gouierno, para que todos juntos las conti••nuasen después de su muerte, hasta que su hijo fuese de edad para gouernar por su persona; al qual, dejó nombrado y recibido del reyno, por sucesor y señor supremo del Japon. Muerto Taicosama, año de mil y quinientos, y nouenta y nueue. Los cinco gouernadores, pusieron á su hijo en guardia y custodia, en la fortaleza de Vsaca, con el seruicio y aparato, que a su persona se deuia, y ellos quedare en el Miaco gouernando, en que entendieron algún tiempo, con que ceso de todo punto, la pretensión de Faranda Quiemon, de ha

•Jóo Sucesos de las islas Filipinas^
zer jornada sobre Manila, y no se trató mas della. Y como las cosas del Japon nunca tienen asiento, sino que siempre an andado rebuel tas, no pudieron durar muchos dias, en este estadoque Taico las dejó; por que, con el nueuo gouierno, y auer venido á la Corte, y á las otras prouincias del Japon, los Tonos, y señores, y capitanes y solda dos que el Combaco en su vida, auia ocupado (por diuertirlos de las cosas de su reyno) en las guerras de Coray con el rey de China, se Comen;aron a destemplar y corromper los humores, de manerá> que los quatro gouernadores, anduuieron en sospechas y diferencias con'Yeyasudono; temiéndose, que su manera de gouierno y proce der, se enderegaua (como poderoso) a tomar para si el Imperio, ex cluyendo y no haziendo caso del hijo de Taico, casado con su nie ta. Encendióse mas esta llama, por que muchos Tonos y señores del reyno, sentían de la cosa de la misma manera, y agora fuese, por desear la sucesión en el hijo de Taico, o por que quisieran ver rebuelta la feria, para hazer cada vno su negocio (que esto era lo mas cierto) y no la afición de Taicosama; que como tirano, ma& auia sido temido que amado, estos persuadían á los gouernadores^ hiziesen rostro á Yeyasudono, y le impidiesen sus intentos. Con este calor, se le opusieron tan de veras, que se declararon del todo,. y á Yeyasudono le conuino, salirse del reyno del Miaco, y yrse a. sus reynos del Quantó, para asegurar su persona, y boluer con fuerja de gente á la Corte, para ser obedecido. Los gouernadores, vistolo que trataua, no se descuydaron, y hizieron gente, y pusieron e a campo, dozientos mil hombres de guerra; con losquales, se juntaron los mas Tonos del Japon, y señores del, Christianos y gentiles; y Iosmenos, quedaron á la parte y deuocion de Yeyasudono, que bajócon la breuedad que pudo, del Quantó, en busca de los gouernadores y de su ejercito, para darles la batalla con cien mil hom-^ bres: pero buena gente de sus reynos. Juntándose ambos ejércitos, se dio la batalla de poder, a poder; en el discurso de la' qual^ sucedieron varias cosas, que tuuieron dudoso el suceso, hasta que pasándose mucha gente del campo de los gouernadores, al de Ye yasudono, se sintió la mejoría de su negocio, y se declaró por el la victoria con muerte de mucha gente, y de muchos señores, vinie-* ron los que restaron (escapándose muy pocos) a manos de Yeyasudono, y entre ellos los quatro gouernadores. Y auiendo cortado los. mas de los Tonos, y a otros quitado sus señoríos y prouincias, y proveído lo todo de nueuo, en personas de su deuocion y parcialidad, hizo justicia particular de los gouernadores, (después de auef buelto á la Corte, triunfando de sus enemigos, y apoderado de todo el reyno) mandándolos luego crucificar y cortar las orejas, y traer los por las calles de las ciudades principales, de Vsaca, Sacay, y Pugimen, y el Miaco, en carros, hasta que murieron en cruzes, con •otros tormentos; que auiendo sido estos, por cuya industria y con ;sejo, pocos años antes, Taico auia hecho lo mismo de los frayles Descalgos que martirizó, se puede entender, los quiso Dios castigar también en este mundo, con el mismo rigor. Quedo con esto Yeyasudono, en el gouierno vniuersal del Japon, •como Taico ¡o tenia, sin sacar al hijo que dejo de la fortaleza de Vsaca, antes le puso mas guardia, y mudando el nombre (como lo acostumbran los señores del Japon) se llamo Daifusama por mas dignidad. % Fray Gerónimo de JESVS, compañero de los martyres, que queio escondido en Japon, por la persecución del tirano Taicosama, y se entretuuo la tierra dentro el abito mudado entre los Christianos, •de manera, que aunque fue buscado con cuydado, no pudo ser des •cubierto, hasta que muerto Taicosama, y apoderado Daifu del go uierno, se vino al Miaco y tuuo orden de darse á conocer a vn criado de Dayfu, y dezirle muchas cosas de las Filipinas y del rey de España, y de sus reynos y señoríos; especialmeute, los que tenia en la nueua España y Perú, de quienes las Filipinas dependían y tenían •correspondencia, y quan bien le estaría a Daifu la amistad. y trato con los Españoles. Todas estas cosas tuuo lugar el criado de Daifu de contárselas, el qual, muchos días auia, que el trato y comercio jue los Portugueses tenían asentado en Nangasaqui, deseaua tener lo en sus reynos del Quanto, de que era señor natural, para el no blecimíento dellos, y pareciendole, que por este camino se podía en •tablar, por lo que fr. Geronymo referia, lo hizo traer ante sí, y preguntándole quien era, le contó como auia quedado en Japon, des pués del martirio de sus compañeros, y que era religioso, y de los que el gouernador de Manila auia embiado, (viuiendo Taicosama) a tratar de la paz y amistad con los Españoles, y auian padecido, como era notorio, auiendo conuertido Christianos, y tenido algunos espítales y casas en la Corte, y otras ciudades del Japon, curando los •enfermos, y haziendo otras obras de piedad, sin pretender otro pre •tni'o ni interese, mas que seruir a Dios, y enseñar á las almas de aquel j:eyno, la ley y camino por do se auian de saluar, y seruir á los prójimos : en esto, y eri obras de caridad, especialmente á los pobres, como el y los de su religión lo profesauan, sin buscar ni tener bieries ni hazíendas en la tierra, viuiendo y sustentándose de solas las limosnas que para ello les dauan. Tras estoje dijo, quien era el rey de España, y como era Christiano, y los grandes reynos y estados-- que en el mundo poseía en todas partes, y que la nueua España, Pi ru, y Filipinas, y la India eran suyas, y todo lo gouernaua y defen día, procurando principalmente, el augmento y conseruacion de la fé de nuestro Señor lESV CHRISTO, Dios verdadero, que crio el -vniuerso; dándole a entender otras cosas tocantes á la religión, Christiana, como mejor pudo, y que si quería amistad con su Ma gestad, y sus'vasallos de Manila, el ternia mano para asentarla, y con sus Virreyes de la nueua España y Piru, que le seria muy vtil y prouechosa, para todos sus reynos y señoríos de Japon. Esto vltimo, de la amistad y trato con los Españoles, por el pro uecho é interese, que dello se le podia seguir se le asentó mejor a Daifusama, que lo que auia oydo de la religión, y aunque no la repro uo, ni dijo nada acerca della, solo trató en esta vista y en otras, que con el tuuo fr. Geronymo (que ya auia salido en publico, por per miso de Daifu con su habito de religioso, y le daua lo necesario para su sustento) de lo que era amistad con el gouernador de Manila, y que los Españoles della viniesen con sus nauios, y rescates cada año ai Quantó, donde ternian puerto, y su contratación asentada, y que sus Japones desde allí tan bien nauegasen á la Nueua España, donde tuuiesen la misma amistad y trato, y por entender que el viaje era largo, y que para el auia menester nauios de Españoles, en que ha zerlos, que el gouernador de Manila le embiase maestros y oficiales que los fabricasen, y que en dicho reyno y puerto principal del Quanto (que como está dicho) es á la vanda del Norte del Japon,. tierra de montañas, y abundante de minas de plata, que no se b e nefician por no auer quien lo sepa hazer, ternian su casa y moradafr. Geronymo y los compañeros que mas quisiese entre los Españoles que alli viniesen, como los de la compañía de JESVS, la tenían, con los Portugueses en Nangasaqui. P'r. Geronymo, que por qualquier vía que fuese, deseaua boluer a restituyr la causa de susreligiosos, y de la conuersion del Japon, por su mano, como auian coiftengado viuiendo los mártires, y que este fin todo lo mouia, no dudo de facilitar vna y muchas vezes sus deseos a Daifusama, y certificar le ternian cierta conclusión por medio suyo, y que en na da auria dificultad que lo impidiese, con lo qual Daifu se le mostraua fauorable, y mas afecto á las cosas de Manila que lo auia sidoTaito su predecessor, asegurando haría buena acojida á los Españoles en el Japon, y que los nauios que alia fuesen de arribada, o eti otra qualquier manera los mandaría auiar y despachar de todo lo neceisárió, y no consentiría que ningún Japon saliese a robar, ni ha zer daños en las costas de Filipinas. Y por que supo, que de la isla de Zazuma, y de otros puertos de los reynos de abajo, auian aquel año salido seis nauios de cosarios Japones, que tomaron y ro baron dos nauios de Chinas, que entrauan en Manila con sus. mercaderias, y hecho otros daños en la costa della, los mandó lue go buscar en su reyno, y auiendo sido presos, mas de quatrocientos hombres, a todos los hizo crucificar. Y asi mismo mandó, que los nauios de harinas, y otras mercaderias que yuan cada año de Nan gasaqui a Manila, no fuesen de alli adelante tantos, sino los que bas tasen para la prouision de Manila, con licencia y voluntad del gouernador della, por que alia, no pudiesen ser de daño ni perjuyzio. Como Daifu apretaua cada dia mas a fr. Geronymo, para lo que el aula tomado a su cargo, le dijo fr. Geronymo que ya auia escri to, y escriviria de nueuo sobre las dichas materias, al gouernador y audiencia real; que en Manila auia, y pidió a Daifu, que estas cartas y recaudo las llenase (para que fuese con mas autoridad y crédito) criado y persona de casa de Daifu, el qual lo tuuo por bien, y las despachó con el capitán Chiquiro Japon infiel su criado, que lleuo vn presente de armas diferentes al gouernador, y las cartas de fr. Geronymo sin carta particular de Daifu, mas de que en su nom bre fr. Geronymo dezia escribía, y pedia y daua a entender el mejo r estado, que ya tenían las cosas de la paz y amistad de las Filipinas con el Japon, y lo que Daifu prometía y aseguraua, y que para afijar esto mas, el le auia prometido, que los Españoles irían con sus nauios de trato al Quantó, y que el gouernador le embiaria maestros y oficiales para fabricar nauios, con que nauegar desde el Japon á la Nueua España, y el trato y amistad con el Virrey della, y que ya le auia dado licencia Daifu, para que fuesen religiosos a Japon, y hiziesen Christianos, y fundasen yglesias y monasterios, y le auia dado vn buen sitio para vna, en el Miaco, donde quedaua, y lo mismo seria en las demás partes y lugares del Japon, que quisiesen. Esto añadió fr. Geronymo, á lo que Daifu auia tratado, y lo dijo con artificio y maña; para mouer á los religiosos de las Filipinas, a que todos tomasen de mejor gana a su cargo, la solicitud del negocio con el gouernador y audiencia, para que con mas facilidad se viniese en todo ello, por no perder lo mucho que ir. Geronymo dezia tenia andado (89).

En el mismo gouierno de don Francisco Tello, por el año de mil y seiscientos, a postreros del mes de Otubre, llego vn nauio de la prouincia de Camarines, anisando, como en vna baía della, á la parte del Norte, veinte leguas del embocadero y Cabo del Espíritu Sancto, auian entrado y surgido dos nauios capitana y almiranta bien artilladas, y con gente estrangera, que como amigos de los Es pañoles, pidieron y rescataron de los naturales arroz y otros basti mentos, de que venían faltos; y luego, se leuantaron y salieron en busca del embocadero, y entraron por el, dejando escritas algunas cartas fingidas, para el gouernador don Francisco Tello; diziendo eran amigos, y venían con licencia de su Magestad a Manila a sus contrataciones; por esto, y por vn negro que se huyó en la isla de Gapu], destos nauios, echándose á la mar, y de vn Ingles que en tierra prendieron los naturales, se entendió, que estas naos eran de Olanda, de donde auian salido, en conserua de otras tres de armada, íon recaudos y patentes del Conde Mauricio de Nasao, que se 11a maua principe de Oranje, a hazer presas en las indias: y que auien do entrando á la mar del Sur, por el estrecho de Magallanes, de los cinco nauios, los tres se auian desaparecido, y estos dos capitana y almiranta corrido la costa de Chile, y tomado en ella dos nauios, y desuiadose de la costa de Lima, auian pasado de mar en fuera, y hecho su nauegacion, sin detenerse la buelta de las Filipinas, donde auian entrado con animo de robar lo que hallasen; é informados de que se aguardaua de la Nueua España, vn galeón llamado santo To mas, con la moneda de las mercaderías, de las cargazones de dos años, que de Manila se auian embiado, á la Nueua España, y que dentro de pocos días comengarian a venir de la China, los nauios de mercaderías en que podrían llenar las manos, y que no auia galeras ni nauios de armada en aquella sazón que los pudiesen ofender, se determinaron llegar á la boca de la baía de Manila, y entretenerse por allí, proueyendose de los bastimentos y refrescos que entrasen en la ciudad, y así lo pusieron en ejecución. En la capitana llamada Mauricio, yua por cabega Oliber de nort de Amstradam, con cien hombres, veinte y quatro piegas de artillería de bronze de cuchara, que este nauio fue vno, de los que pocos años se hallaron con el conde de Leste, en la toma de la ciudad de Cádiz, en la almiranta, llamada Concordia, yua por capitán Lamberto Viesman del Roterdam, con quarenta hombres y diez piegas de artillería. Quando estos nauios fueron vistos en la costa de Chile, el Virrey don Luís de Velasco, que gouernaua el Piru, embíó en su busca, y seguimiento por la costa de Píru, y Nueua España, hasta la CaUfornía vna armada dé nauios bien artillados, y con luzida gente, que salió del Callao de Lima, a cargo de don loan de Velasco, que no pudieron hallar al enemigo, por auerse desviado de la costaj y enmaradose siguiendo su viaje á las Filipinas, y con vn temporal que le sobreuino á la armada del Piru, quando boluia de la California, se perdió la capi tana della, con toda la gente, que nunca mas pareció. El gouernador don Francisco Tello, viendo que este cosario se le yua entrando por las islas, por auiso de algunos capitanes y solda dos, que auia embiado por tierra, por las costas de la isla de Luzon, para que no le dejasen echar gente en tierra, ni hazer daño en las poblazones, y de otros nauios pequeños sueltos, que traían al ene migo á la vista, trató de poner remedio a esta necesidad, que pare cía en aquella ocasión bien dificultoso, asi porque se hallaua sin genero de nauios de remos, ni de alto bordo con que salir á la mar, como, por que también tenia poca soldadesca en el campo, que lo mas della lo auia lleuado, y tenia en las prouincias de Pintados, el capitán y sargento mayor loan Xuares Gallinato, con galeras y ga leotas y otras embarcaciones, haziendo defensa á los naturales de los nauios de Mindanaos y Xoloes, que cada ora bajauan á robarlos, y apercibiéndose para la jornada, que en la primera moncion se pensaua hazer de lolo, que ya no se podia mas dilatar. Viéndose el gouernador apretado con esta ocasión, y que el enemigo Holandés podia hazer tantos daños y presas, y irse con ellas, dejando la tie rra perdida, juntó la audiencia y comunicó el caso, pidiendo le ayudasen, los Oydores por sus personas á lo que conuiniese; tratóse, de lo que se auia de hazer, que era poner en defensa el puerto de Cabit, que es dentro de la baía, para que el enemigo no se apoderase del, y de los almazenes y artillería, y astillero de las naos, y que juntamente, luego se hiziese diligencia en armar algunos nauios, con que salir á la mar, y hazer algún rostro al enemigo (quando mas no se pudiese) por que no estuuiese tan de asiento en la tierra, y se saliese de las islas, pues hallándolo todo tan indefenso, y sin resistencia, auia de detenerse, hasta conseguir sus intentos; cuya ejecución, se encargó; a el Doctor Antonio de MORGA; y a el licenciado Telles de Almagan, que se quedase en la ciudad, junto con el presidente gouernador, para la defensa de ella, y aproueer desde alli al puerto de Cabit al Doctor Antonio de MORGA, de lo que vuiese menester, para lo que lleuaua a su cargo, que salió el mismo dia postrero de Otubre de seiscientos, de Manila, con algunos soldados y municiones al puerto de Cabit, y lo puso en defensa con ciento y cinquenta hombres bien armados, arcabuzeros y mosqueteros, que siempre con sus cuerpos de guardia y postas, en los lugares necesarios de dia y de noche) guardaron el puerto. luntó los nauios que en el auia, á la poblazon, lo mas que se pudo cerca del astillero, dondeestaua la fabrica de vna galizabra y vn nauio de Sebu, y otro patache pequeño de Portugueses, que auia venido de Malaca con mercaderías; para defensa de lo qual, en la marina puso y plantó doze plagas de artillería de bronze, de cuchara medianas, con dos de mas alcance, que se plantaron en vna punta, á la entrada del puerto, que vnas y otras jugauan en su defensa, y de los nauios que en el awa: y por la Playa adelante, se hizo vna trinchea de maderos y tablazón terraplenada; tras de la qual, si el enemigo entrase, se cubriese y defendiese la soldadesca de su artillería. Auiendo puesto el oydor asi el dicho puerto, en defensa, trató de acabar la galizabra, aunque le faltaua mucha obra, y vararla al agua, y ponerla á la vela, y asi mismo, de que se aderezase la nao de Sebu, y asistiendo á estas obras, se dio tanta priesa, que puso dentro de treinta dias, la galizabra y nauio de Sebü, de vergas en alto, y los artilló con cada Vtto onze piezas medianas y mayores, que se le embiaron de Mani la, sobre las que auia en el puerto. El cosario llegó á la boca de la baía, que es ocho leguas del puer to de Cabit, no se atreuió a arrojarse en el puerto, como lo auia pensado, por auer sabido de algunos Sangleyes, que sallan con Champanes á la mar, que ya estaua en defensa, pero no entendió, se armaua para salir a el, ni que auia aparejo ni fuerga en aquella sazón para ello, y asi se dejó estar á la boca de la baía, andando con ambas naos y sus barcas, mudándose vnos dias a vna vanda, y otros a otra, tomando los nauios que entrauan en la ciudad con bastimen tos, sin que ninguno se les escapase, y surgiendo á las noches, á los abrigos de la tierra, todo en distancia de quatro leguas de la boca de la baía, sin apartarse mas della, por estar mas a mano, para las ocasiones que se ofreciesen. >» El Doctor Antonio de MORGA, traía a vista del enemigo algunos nauios muy pequeños y ligeros, cubiertos con la tierra, que le dauan cada día auiso, del paraje en que quedaua el enemigo, Y lo que hazia, que era estarse muy de asiento, metiendo sus guardias cada día por las tardes por cima de las cubiertas, con cajas y vanderas, y disparando su mosquetería, con que se reconocía la fuerga, que este cosario traía, y que lo mas y mejor della era en la capitana, que era buen nauio y ligero. Procuraua asi mismo el Oydor, que no saliese champan, ni otro nauio de la baía, por que no tupiese auiso el cosario de lo que se hazia, y teniendo el negocio en este punto, auisó al gouernador lo que estaua hecho, y que si le pareciese, también se armase el patache Portugués, para que saliese en conserua de los dos nauios galizabra y sant Antonio de Sebu, que lo tenia embargado y aderegado para ello; proueyeronse mu niciones, y algunos bastimentos de arroz y algún pescado para los dos nauios, y restaua el armar los de la gente de mar y guerra, que vuiese de salir en ellos, de que auia poco recaudo, y los marineros se escondían y hazian enfermos, y vnos y otros se mostrauan de mala gana, por auer de salir a cosa mas de riesgo y peligro, que de particular aprouechamiento, capitanes y soldados particulares de la ciudad, que no tenian sueldo, ni acostamiento del rey, que pudieran yr á la jornada, no se ofrecían al gouernador para ella, y si alguno lo vuíera de hacer, se disimulaua, hasta saber quien yua por cabega de esta armada, que aunque algunos capitanes de la tierra lo pudieran ser, el gouernador no se inclinaua a encargárselo, ni los demás qui sieran yr debajo de su mano, pretendiendo y presumiendo de si, ca da vno, que podía ser cabega, y que no los auia de gouernar otro su vezino. El gouernador era impedido para salir en persona, y vía, que toda la gente de la ciudad dauan intención, de que si saliese con el armada el Doctor Antonio de MORGA, irían con el, y no repararían en las dificultades que se les ofrecían, que entendida por el gouernador, la voluntad de los que podían embarcarse, y que por otro camino, no se podía efetuar lo que se deseaua, y que la dilación de cada dia era de grandísimo daño; llamó á la ciudad al Oydor, y le trató del negocio, y para que no se le escusase, proueyó vn auto, que luego se le hizo notificar con el secretario del gouierno, ordenándole de par te de su Magestad se embarcase, y fuese por general y cabo de la armada, en busca y seguimiento del cosario, por que de otra manera, según el estado en que las cosas estauan, no podía tener el fia que conuenía. El Oydor, pareciendole, que si lo dejaua de hazer, so le pornia culpa, de auer dejado pasar tan forgosa ocasión, del seruicio de Dios y de su Magestad, y del bien de toda la tierra, y que laa cosas de la guerra auían estado á su cargo, y las auia ma nijado por mar y por tierra, y que le podría ser mal contado, boluer las espaldas en esta coyuntura, buscando le para ella; en especial, haciendo papeles sobre ello el gouernador, para su descargo) obedesció lo que se le ordenó, por el auto del gouernador, y su res puesta, que á la le tra es como se sigue. )»i

AVTO DEL GOVERNADOR DON FRANCISCO TELLO, Y RESpuesta del Doctor Anionio de Morga.
EN la ciudad de Manila, a primero de Diziembre de mil y seis cientos años, el señor don Francisco Te lio, cauallero de la E orden de Santiago, gouernador y capitán general destas islas Filipinas, y presidente de la audiencia real que en ella reside, dijo. Que por quanto,por auer venido a estas islas, dos nauios de enemigos Ingleses, con acuerdo y parecer de la audiencia real, se trató luego de aprestar armada para salir a ellos y para esto; se acordó, que el se ñor Antonio de MORGA, fuese al puerto de Cabit, y asistiese d la dere go y despacho de los dichos nauios de armada, y defensa de aquel puerto, como parece, por el auto y acuerdo que sobre ello se hizo, en el •libro de los negocios de gouierno, desta dicha audiencia, en postrero dia del mes de Otubre, deste presente año a que se remite. Y en ejecu ción del dicho acuerdo, á asistido hasta agora, en la dejensa del dicho puerto, y despacho y aderego de la dicha armada, que son la nao san Diego de Sehu,y el galeón san Bartolomé, que hizo acabar en el astillero, y echar al agua, y vn patache Ingles que vino de la ciudad de Malaca, y vna galeota que se aderego, y otras embarcaciones meno res, y con la diligencia y cuy dado que en esto á puesto. La dicha ar mada está en tan buen punto, que brenemente se puede hazer á la vela, y todavía, el dicho enemigo está cerca desta ciudad, en la costa de la isla de Miraueles. Y entendiendo muchos capitanes, caualleros y per sonas principales desta república, que el dicho señor Oydor auia de hazer la diclta jornada, se an ofrecido para yr a seruir (a su costa) en ella al rey nuestro señor, en su compañía; y sed hecho grande apa tato, de gente y bastimentos con este intento; elqual cesaría, y se des haira, si el dicho señor Oydor no saliese con la dicha armada, en busca del dicho enemigo, y no avrid efeto lo que se pretende, tan del seruicio de, Dios nuestro Señor, y bien desta tierra; mayormente, siendo como el dicho señor Oydor es, platico en las cosas de la guerra, y que otras vezes á sido general de armadas de su Magestad, por nombra miento suyo; y sido teniente de capitán general (algunos años en este reyno) de que a dado buena quenta, y es bien quisto y amado de la gente de guerra, y la persona que mas conuiene, según el estado de las cosas., y otras justas consideraciones que a ello le nmeuen, para que la dicha jornada tenga efeto y no se deshaga; o a lo menos, no se dilate con daño, y incoueniente. Por tanto, que ordenaua y ordeno a eldic señor Oydor, que pues á criado este negocio, y lo á puesto por su persona en el bueti punto en que esta, y toda ¡a gettte que no es de sueldo (que es mucha) está apercebida a su contemplación, que con la breue dad que fuere posible, se aperciba y vaya por general y cabo de la di cha armada, en busca del enemigo; de que le dará, los recaudos e instruciones necesarias, por que asi conuietie al senado del rey nues tro Señor; de cuya parte le manda, lo haga y cumpla, dándole para, esto, en el tiempo que en ello se ocupare, como Presidente de la dicha real audiencia, licencia y releuacion, para asistir á los negocios de la. dicha audiencia; la qual, le dio en forma, y para hazer la dicJia au sencia, y asi lo proueyó, mandó i firmó de sii nombre, don Francisco Tello; ante mi Garpar de Azcbo.)».
En la ciudad de Manila, d primero de Dcsieinbre, de mil y seis cientos años, yo el secretario de goucrnación, notifique el auto de suso contenido, al señor Doctor Antonio de MORGA. Oydor desta real au diencia; el qual dijo. Que desde primero dia del mes de Nouiembre prójimo pasado, se á ocupado por comisión de la real audiencia de estas islas, en todo lo que en dicho auto se contiene; y en su ejecuciony á hecho lo mas que le á sido posible, y está la jornada en el buen punto, y estado que se sabe, y que si para el buen efeto de lia, y de lo que se pretende de su persona, y hazienda es a proposito, y conuinien te para el seruicio del rey nuestro señor, esta presto de emplearlo todo en el; y hazer lo que se le ordena y manda por el dicho señor Presidente, y que asi, 7io tiene mas vohmtad y deseo, que loque fuere el servicio de Dios y de su Magestad; sobre lo qual, ordene y prouea su señoría, lo que hallare que es mas a proposito, y asi lo cumplirá, y lo firmó de su nombre. Doctor Antonio de MORGA, Gaspar de Asebo.
EL Doctor Antonio de MORGA, sin pedir ni tomar cosa alguna d© E la hazienda del rey, se aprestó de todo lo necesario; para la jornada ; y socorrió algunos soldados necesitados, que se le vinieron a ofrecer, sin otras muchas personas de quenta, que hizieron lo mis mo; de manera, que dentro de otros ocho dias, ya auia suficiente gente para la jornada, con copia de bastimentos, y matalotajes y ar mas, que todos embarcaron; y con la gente auenturera, y con la da paga, que el gouernador dio a el Oydor, de la que en el campo, auia, con el capitán Augustin de Vrdiales, vno bastantemente para armar ambos nauios, Ueuaudo cada vno casi cien hombres de pelea, sin artilleros, marineros, y grumetes; que desto, vuo menos recauda del que fuera menester, proueyo el gouernador por almirante desta • armada al capitán loan de Alcega, soldado antiguo y platico en laa islas, y por capitán de la gente de paga, que auia de yr en su almi fanta a loan Tello y Aguirre, y por sargento mayor, de la armada a don Pedro Tello su deudo, y los demás oficiales y plagas necesa rias, y dio nombramiento y titulo de general de la armada, al Doctor Antonio de MORGA, y la instrucion de lo que auia de hazer, en el discurso del viaje y jornada, cerrada y sellada, con orden de que no la abriese, hasta auer salido á la mar, fuera de la baía de Manila, que es como se sigue. 5*
% INSTRVCION DEL GOVERNADOR PARA EL DOCTOR Anionio de MORGA.
O QVE el señor Doctor Antonio de MORGA., Oydor de la real auL diencia de estas islas Filipinas, y capitán general de la armada que va a buscar al enemigo Yngles, á de hazer es lo siguiente. Primeramente., por quanto el enemigo Yngles (go), contra quien se d hecho esta armada, se tiene nueua que esta en la ensenada de Mar yuma, y si acaso tuuiese auiso de nuestra armada, se podria poner en huida, sin que pudiese ser ofendido, se ordena; que con la mayor bre uedad que pudiere, salga la armada en busca suya, para venir con el á las manos, y pelear con el hasta tomarle o echarle a fondo con el fauor de nuestro Señor. ítem, en el pelear con el dicho enemigo, asi con el artillería como barloando (que esto se á de procurar con toda diligencia y cuydado que ser pudiere) como mas y mejor el tiempo diere lugar, y sí el ene migo se pusiere en huida a vista de la armada, se le seguirá con ella, hasta que se haga el efecto que se desea. Ítem, si al tiempo que la armada saliere al dicho enemigo, se vuiere ausentado de esta costa, y vuiere nueua que a ido por ella; a otra al guna de estas islas; la armada, la buscara y seguirá hasta tomarle, o echarle a fondo; y auiendo salido destas islas el enemigo, lo seguirá quanto pueda, que en esto se le remite, de manera que se consiga lo que se pretende. ítem., que por quanto en vn consejo de guerra que se hizo, en dos deste presente mes y año, por el maese de campo y capitanes que en el "se kallaion, dieron su parecer, que no auiendo nueua cierta, que buel ta y derrota á tomado el enemigo, la dicha armada siga la costa de llocos, la buelta del estrecho de Sincapura por donde los enemigos se presupone, an de pasar para hazer su viaje; no obstante, el dicho con sejo de guerra el dicho señor general, acaeciendo el no tener nueua, que derrota lleua el enemigo; en tal caso, hará lo que le pareciere ser mas conaeniente, como quien tiene la cosa presente, y los enemigos y occasion le dieren lugar, procurando conseguir lo que se desea, que es alcanzar y destruyr al enemigo. Ítem, si la armada encontrare con qualesquier enemigos cosarios, o otros que anduuieren por estas islas, o vuieren salido dellas, hacién doles daño, asi Ingleses, como Japones, Terrenates o Mindanaos, o de otras naciones; los procurará castigar y ofender de manera que en esto también (si acaso se ofreciese) se haga algún buen efecto. ítem, tomándose el enemigo, (como se espera con el fauor de Dios nuestro Señor;) las personas que quedaren viuas y naiiios, traerá la armada consigo. ítem, la presa que se hallare en los dichos nauios, se hará della el repartimiento que se suele liazer en semejantes ocasiones, con los que ganan la vitoria. ítem, se á de tener buena qtienta con que la gente de la armada, vaya pacifica y bien disciplinada; y a cerca desto, se guarde lo que en semejantes ocasiones se suele hazer. ítem, aya toda buena orden en los bastimentos y municiones que lleua, y el gasto de todo ello, con mucha moderación; mayormente, si la armada se alargare destas islas. ítem, si acaso, auiendo venido á las manos con el dicho enemigo, ó yendole siguiendo, saliere destas islas; hecho el efeto, procurará dar la buelta, lo 7nas breuemente que pudiere á ellas, y si los tiempos no le dieren lugar a boluer, hasta que haga mondón, se procurará con seruar el armada; proueerla y aderegarla de todo lo necesario, por quenta de su Magestad, para que haga su viaje, con la mayor breue dad y seguridad, que sea posible. Fecha en la ciudad de Manila, a diez de Deziembre, de mil y seiscientos años, don Francisco Tello,por mandado del gouernador y capitán general, Gaspar de Azebo.
EL Oydor con toda la gente se fue al puerto, y hizo la embarca E ción della en los dos nauios, tomando por capitana la nao sant Antonio de Sebu (91), por ser mas capaz para la gente de cumpli miento que consigo embarcaua, y dejando el patache Portugués; por que el gouernador lo auia desembargado, para que los Portugueses se boluiesen en el a Malaca sin perder tiempo; aprestándose con la armada para seruiclo della, dos caracoas esquipadas de In dios, con dos Españoles que las gouernauan. Salieron del puerto de Cabit, y se hizieron á la vela (después de auer confesado y comul gado) a doze días del mes de Deziembre, del año de mil y seiscien tos, lleuando por Piloto mayor, a Alonso Gómez, y en la capitana, al padre Diego de Santiago, con vn hermano lego de la compañía de JESVS, y fr. Francisco de Valdes de la orden de san Augustin; y en la almiranta, fray loan Gutiérrez, con otro compañero de la misma orden, para ló que se ofreciese de su ministerio. El mismo dia llegaron ambos nauios dcsta armada, a surgir de noche, junto á la poblazon, y suridero de la isla de Miraueles, en la boca de la baía, y luego que fue de dia, le salió vn barangai de tie rra, en que venian las centinelas, que el dia antes auia el Oydor étnbiado á la ligera, a que le tuuiesen nueua cierta, de do estaua el • cosario, y le dijeron, que quando la armada venia saliendo del puer to de Cabit, el enemigo se auia leuado también de donde estaua surto, á la vanda del puerto del frayle, y auia atrauesado con ambas naos, metidas dentro sus chalupas, á la otra vanda de mar en fuera, y le auian visto surgir, ya de noche, en frente de la punta de Valeitegui, donde auia quedado. Con esta nueua, entendió el Oydor (que seria posible) auer tenido el cosario nueua de la armada que se hazia, y de su salida, y se auia leuado de do estaua surto; y que pues auia metido dentro de los nauios las chalupas, se hazia á la mar para desviarse de la armada. Luego embio la misma nueua al almi rante, y abrió la instrucion que el gouernador le auia dado, y vien do, que por ella se le ordenaua buscar al enemigo (con toda diligen cia) y lo siguiese, y procurase pelear con el, pareció abreuiar con lo que se auia de hazer, y no perder tiempo, ni dejar al enemigo alejar. En esta conformidad, gastó el armada este dia de santa Luzia, treza de Diziembre, en hazer pauesadas, poner en punto el artillería, alis tar las armas, repartir los puestos, y apercebirse para pelear el dia siguiente, que se entendía auerse de ver con el cosario; y el Oydor embió instrucion particular por escrito al almirante, de lo que auia de hazer y guardar por su parte; principalmente, en que viéndose con el enemigo, ambos nauios auian de barloar y pelear con la ca pitana del cosario, que era el nauio en que traía toda la fuerga, y otras cosas, como de la instrucion se entenderán, que se dio al al mirante, que es, como se sigue. >•«
JNSTRVCION DEL DOCTOR MURGA, PARA EL ALMIRANTE loan de Alcega.
A orden que d de guardar el capitán loan de Alcega almirante L desta arenada del rey nuestro señor, en el discurso deste viaje y nauegacion, es la siguiente. Primeramente, por que el fin con que esta armada se a hecho, es en busca y seguimiento de los nauios Ingleses, que de presente an entrado en estas islas, de los guales se tiene nuetia estar cerca de éste paraje., y conforme á la instnicion que el goiiernador y capitán des tas islas tie ne dada, se an de buscar y seguir con todo cuy da do y diligencia-, a do quiera que pudieren ser anidas, para venir á las manos con los dichos enemigos, tomarlos o echarlos afondo: se d de procurar, que la dicha nao almiranta vaya bien preiunida, y á punto la gente de mar y guerra y artilleria, para poder hazer de su parte el diclw efecto en la ocasión. Otro si, seguirá la dicha almiranta la capitana desta armada, por sotauento della (sino fuere necesario para la luiuegaciou, o alcance de los enemigos yr por el barloucnto) y terna quenta con los demás na uios menores, que van en la armada, para que no se queden ni derro ten, esto sin perjuysio de su nauegacion, y viaje, y conscrua de la capitana, que es lo que mas importa. >* ítem, teniendo ocasión para venir con el enemigo á las manos, pro curará hazerlo finiamente con la capitana, o sin ella, en caso que la capitana esté a sotauento, o en parte que no pueda tan breuemente hazer lo mismo, por que con toda brcuedad y diligencia la capitana procurará ser en su ayuda en qualquier ocasión. Ítem, hallando al enemigo con los dos nauios que trae, se á de pro curar entrar, y barloar á la capitana, que es el nauio en que trae su fuerga, que lo mesmo hará la capitana desta armada. Pero en caso, que la capitana del enemigo no pudiere alcangarse, y estuuiere su al miranta en paraje, que se pueda hazer en ella efecto, se proctirará. Ítem, quando esta armada juere sobre el enemigo, y le barloare; se procurará, que ambas naos capitana y almiranta, barloen ambas por vna vanda, y no pudiendo esto hatearse, terna quenta que la artilleria y arcabuzeria, no nos ofenda a nuestros nauios y gente, y que en esto se tenga la quenta y tiento que ser pudiere. ítem, barloando al enemigo, se proctíre amarrarse con el, y echarle las velas encima, para que no se desabraque; y primero que se le echa re gente dentro, se asegure la jareta, y cubierta del enemigo, limpian la y abriéndola de manera, que sea con el menos riesgo de la gente, que sea posible. En el discurso desta nauegacion, en busca del enemigo, no se dispa rara mosquetería ni arcabuzeria, ni tocara caja, hasta auerle descu bierto, ni se dispara artilleria alguna, por que a de procurar cojer al enemigo surto, y que no sea anisado de la armada que vá en su se guimiento. ' Quando la almiranta tuuiere alguna necesidad grande, de manera que aya menester ser socorrida, largará vnapiega, de la vanda donde fuere Id capitana, la qual sera seña para ser socorrida] y se aduier te, que ía capitana hará lo mismo, en caso que se le ofresca otra tal necesidad. • ítem, quando la capitana pusiere en la obencadura vna vandera, será señal de que llama a consejo de guerra, o a otra cosa importante al almirante, el qual verna d la capitana, con la embarcación que tu uiere mas a mano. ítem, de dos caracoas que van en esta armada, la vna dellas yra 'por junto á la ahniranta, lo mas que le fuere posible, para su serui bio y necesidades. ítem, se terna quenta, con qru las municiones y bastimentos vayan gastándose con quenta, y el mas detenimiento que buenamente se pu diere, por lo que se pudiere alargar esta nauegacion. % ítem, se a de procurar, que todos estos nauios vayan en conserua,y no se dize (en caso que por tormenta o otra necesidad algunos dellos se derrote) el paraje cierto donde á de yr, por no saber el designio ni de rrota que licuará el enemigo] solo se aduicrte, que todos an de yr en su busca y seguimiento, hasta sacarle (quando mas no se aya podido) de todas estas islas, y dejarlas aseguradas y libres del dicho enemigo] y asi tomando lengua del viaje que lleua el enemigo, será lo mas cier to, seguir aquella via, el nauio que asi se derrotare, para boluerse a juntar con la armada. ítem, por quanto el gouernador y capitán general de estas islas, dio conduta de capitán de infanteria, a el capitán loan Tello y Aguirre, que va embarcado en la dicJta. almiranta, de la gente que yo le señala re, le señalo por la presente. La gente de infanteria de paga, que va embarcada en la dicha nao, el tiempo que lo estuuiere, y durare esta dicha jornada] la qual, el dicho almirante entregara a el dicho loan Tello y Aguirre, para que como tal, su capitán la tenga a su cargo, rija y discipline.)» Todo lo qual, es lo que se á de tener y guardar (por agora) en seguimiento deste viaje, y lo doy por instrucion, al dicho almirante y demos personas, a quien toca, en conformidad de la que yo tengo del dicho gouernador y capitán general de estas islas, y enfédello lo firme de mi nombre, en la nao capitana, sobre la isla de Mirautles, miércoles á trese de Disiembre,de mil y seiscientos años. Doctor Anhttio de MORGA.
luntamente, auLsó el Oydor al almirante, que de media noche paía abajo, se leuase la armada de do estaua y saliese de la baía a k mar, hasieado la fuerza de vela que ser pudiese para que, quando amaneciese, se hallase sobre la punta de Baleitigui, a barlouento de do el enemigo auia surgido, el martes á la noche, como las centine las auian dado auiso. A la ora concertada, se leuaron ambas naos, capitana y almlranta de Miraueles, y (siruiendoles el tiempo, aunque escaso) nauegaron lo restante de la noche la buelta de Baleitigui, sin auerlas podido se guir las dos caracoas del seruicio, por auer mar picada con fresco Norueste, que fueron atrauesando á la otra vanda, por dentro de la baía, al abrigo de la isla: y quando vino arayar el dia, se hallaron ambas naos de la armada sobre la punta, descubriendo asotauento vna legua á la mar, las dos naos del cosario surtas, que luego como se conocieron las nuestras, y que traían en las gauias vanderas de capitana y almiranta, se leuaron de do estauan, y hizieron vela, auiendo reforgado la capitana, con vna barcada de gente que sacó de su almiranta; la qual, arribo á la mar, y la capitana se tuuo a orga con el armada, disparando algunas piegas de alcance; la capi tana de la armada, que no podia responderle con su artilleria, por yr cerradas las portas, y amurada de la vanda de estibor, tomo re solución de arribar sobre el enemigo, y se aferró con su capitana por la vanda de babor, barriéndole y limpiándole las cubiertas de la gente que sobre ellas traía; echóle dentro vna bandera con treinta soldados, y algunos marineros, que se apoderaron del castillo, y cámara de popa, tomándoles las vanderas de gauia y quadra, y el estandarte que tenia arbolado en popa, de colores blanca y azul, y naranjada, con las armas de el Conde Mauricio. Desaparcjosele el ár bol mayor, y mesana, de toda la jarcia y velas, y se le tomó vna barca grande que traía por popa. El enemigo que se auia retirado en la proa debajo de las jaretas, viendo sobre si, dos nauios de tanta determinación, embió (por rendido) a pedir al Oydor el partido, a que estandole respondiendo, deuiendo el almirante loan de Alccga,, conforme á la instrucion que oí Oydor el dia antes le auia dado, de barloar, juntamente con la capitana, y aferrarse con ella, parecien dole que ya aquello estaua acabado, y que la almiranta del cosario se yua alargando, y que seria bien tomarla, dejando las capitanas, arribó a popa sobre Lamberto Viezman, con todas las velas, y le si guió, hasta ponerse con el. Oliber de Nort, que se vio solo, y con mejor nauio y artilleria que el Oydor tenia, no espero mas la respuesta del partido que primero pedia, y comengó a pelear de nueuo -qon su mosquetería y artilleria. Fue de ambas partes tan porfiado y reñido el combate, que duró mas de seis oras, entre las dos capita nas, con muertes de ambas partes; pero siempre el cosario Ueuaua lo peor, pues de toda su gente, no le quedaron viuas quinze perso nas, y estas muy estropeadas y hechas pedagos. Vltimamente, el cosario se puso fuego en su nao, cuya llama subia alta por la mesana y parte de popa; fue necesario al Oydor, por no peligrar en su nao, recoger la vandera y gente que tenia en la dol enemigo, y desafe rrarse y apartarse del como lo hizo, hallando que su nao con la fuerga de la artillería de tan largo combate (como nauio poco forti ficado) se auia abierto por la proa, y hazia tanta agua, que sin po derla vencer se anegaua; el cosario viendo el trabajo de su contrario, y que no le podia seguir, se dio priesa con la poca gente que le quedaua, a matar el fuego que su ñaue tenia, y auiendole muerto, se puso en huyda con el trinquete que le auia quedado, y destroca do por todas partes, y desaparejado y sin gente, llegó a Borneo y la Sunda, donde fue visto tan acabado y deshecho, que parecía im posible nauegsr ni pasar adelante sin perderse. La capitana de los Españoles, que estaua bien ocupada, en buscar el remedio de la necesidad, en que se hallaua, no pudo ser socorrida, por estar sola y lejos de tíerfa, con que se fue a pique, con tanta breucdad, que ni desarmarse pudo la gente, ni apercebirse de cosa que los pudiese valer. El Oydor, no desamparó la nao, aunque algunos soldados se apoderaron de la barca que traia por popa, para saluarse en ella, y le dezian se metiese dentro, con que se hizieron á lo largo, y se fue ron, por que otros no se la quitasen. Anegada la nao (con las van deras de c[uadra y estandarte del enemigo, que consigo traía el Oydor) anduuo nadando quatro oras, y vino a salir a vn islote des poblado, dos leguas de alli, muy pequefio, llamado l'ortuna, donde también se saluó alguna gente de la nao, que tuuo mas animo para sustentarse en la mar. Otros perecieron y se ahogaron, que aun no se auian desarmado, y que este aprieto los halló cansados de la larga pelea del enemigo. Los que murieron en esta ocasión, fueron cinquenta personas de todo genero, y los mas conocidos. Los capitanes don Francisco de Mendoga, Gregorio de Vargas, Francisco Rodríguez, Gaspar de los Kios, peleando con el enemigo. Y ahogados en la mar, los Capitanes don loan de Qamudio, Augustin de Vrdiales, don Pedro Tello, don Gabriel Maldonado, don Cristoual de Heredia, don Luis de Beluer, don Alonso Logano, Domingo de Arrieta, Melchior de Fí gucroa, el Piloto mayor Alonso Gómez, el P. fr, Diego de Santiago, y eí hermano su compañero. El almirante loan de Alcega, auiendo alcangado a Lamberto Viezman, poco después de medio día, le. tomó con poca resistencia; y aunque después vio pasar a vna vista huyendo, y tan desaparejada la nao de Olíber iel Nort, no la siguió, y sin mas detenerse, dio la buelta con su Al miranta a Miraueles, dejando la presa con alguna gente de la suya, •que le auia metido dentro para que le siguiese tan poco, busco su •capitana, ni hizo otra diligencia, presumiendo de qualqui'?r mal su ceso que vuiese tenido, se le podria poner culpa por auerla dejado sola con el cosario, y ydo tras Lamberto Diezman, sin orden del ])ydor, y contrauiniendo a lo que por escrito se le auia mandado, temiéndose, que si se juntaua con el, después de la perdida, lo pa sarla mal. El Oydor, venida la noche, en la barca de su nao, que hallo en el islote de Fortun, juntamente con la del cosario, y vna caracoa que allí llegó, sacó de aquel puesto los heridos, y gente que se saluó, de manera, que el dia siguiente los tuuo en la tierra de Luzon, en la barra de Anazibu prouincia de Balayan, treynta leguas •de Manila, a donde los auió, con la brcuedad que pudo. Por otra parte, en embarcaciones ligeras corrió la costa, y islas de su comar ca, en demanda de su almiranta, y de la presa del cosario que se lleuo a Manila, con veynte y cinco hombres viuos, y el almirante, •diez piezas de artillería, y cantidad de vino, azeyte, patios, liengos, armas, y otros rescates que traía. A el almirante y Olandeses de su •compañia, hizo dar garrote (92) el gouernador, que este fin tuuo desta jornada, con que cesso el daño que se entendía hiziera el co sario en la mar, si se dejara estar en ella con el fin que traía, aunque á tanto daño de los Españoles, en la perdida de la capitana, que no la vuiera, si se guardara la orden que el Oydor auia dado. Deste su •ceso, dio certificación al Oydor, el gouernador don Francisco Tello, que es como se sigue.
^CERTIFICACIÓN DEL GOVERNADOR DON FRANCISCO TELLO, de lo sucedido en la jornada con el cosario Hollandes.
ON Francisco Tello, cauallero del habito de Santiago, gouerD nador y capitán general en estas islas Filipinas, y Presi dente de la audiencia y chancilleria real, que en ella resi de, órc. Certifico á los señores que la presente vieren, que auiendo pasado el mar del Sur, por el estrecho de Magallanes, el año pasado de mil y seiscientos, vna escuadra de nauios Hollandeses de armada, a cargo de Oliber de Nort, llegó a estas islas por el mes de Otubre, del dicho año, con dos nauios de armada, y entro por ellas, kaziendo xilgunas presas y daños, hasta ponerse sobre la boca de la bala de esta ciudad de Manila, con disignió de aguardar los naidos, de mercaderías que venían de China-, y el galeón santo Tomas., que se esperaua-. de la Nueua España, con la plata de dos años, de los hombres de ne^ godos deste reyno, y que por acuerdo de la dicha real audiencia, de treinta y vno de Otubre del dicho año, se cometió y encargó a el Doctor Antonio de MORGA, Oydor mas antiguo, que era en la dicha audiencia, fuese luego a el puerto de Cabit, y lo pusiese y tmúese en defensa, y hiziese, y aprestase armada que auia de salir al cosario; en lo qual, se ocupo el dicho Oydor por su persona, con mucho cuy dado V diligencia, teniendo fortificado y en defensa del dicho puerto, y aca bó en. el astillero, y echó al agua vn nauio mediano, y armó y aderegó' otro de particulares que estaua en el puerto, y ambos los puso de ver bas en alto, en espacio de qtiarenta dias. Y para que la jornada se hisiese con mas breuedad, y recaudo de gente de guerra, y de lo mas íiecesctrio (que según el estado que las cosas tenian, no se podian ha~ zer por otra mano) prouei y ordené, al dicho Oydor, en primero de Diziembre del mismo año, saliese con la armada por general de lia, a buscar a el enemigo, y pelear con el hasta destruyrlo, y echarlo destas islas, lo qual hizo y cumplió el dicho Oydor, en esta manera. Que en doze dias del dicho mes de Diziembre se hizo á la vela con dos nauios de su armada del puerto de Cabit, y en catorze del dicho mes, al amanecer, dio vista al cosario fuera de la baia desta ciudad, sobre la punta de Baleitigui, con sus dos naos capitana y almiranta, y le si guio hasta acercarse, y auiendose puesto a punto de combatirse, am bas armadas se acometieron, y el dicho Oydor con su capitana, emvistió con mucha gallardía y determinación, á la capitana del' cosario, y la barloo, (que era nauio grande y fuerte, con mucha arti llería y gente de pelea) y le echó luego dentro vna vandera de infan t,eria, con treinta arcabuzeros y algunos auentureros, y otra gente de mar-, que le ganaron el castillo y cámara de popa, y vanderas que traia; los quales, al fin de la batalla se retiraron a nuestra nao, por el muchoftiego que vltimamente, seyua encendiendo en la del enemigo; y con esto, setrauóla batalla, y combate de ambas partes, y duro mas de seis oras., con mucha artillería, mosquetería, y arcabuzeria, que se disparo de todas partes. Por otra parte, se ganó y tomó al enemigo su almi fanta, que venia a cargo de Lamberto Viezman, con la gente arti llería, y lo demás que dentro traía, y auiendose desabracado las dos capitanas, por el fuego que se auia encendido, y mucha agua que por proa la nuestra hazia, la del enemigo se puso en huyda, con solo el' trinquete, que le auia quedado, con casi toda la gente muerta, auiendo perdido la chalupa y el estandarte, y vanderas de gauía y quadra, y desáparejádo de vergas, velas y jarcia, y la nao abierta por muchas partes, se dejó yr a popa, y se á entendido por diferentes relaciones que á auido, pasó por Borneo con solos quinse o diez y seis hom bres viuos, y los mas estropeados y heridos, y pocos dias después, se acabo de perder junto á la Sunda (g3);y el dicho Oydor, pasó con la gente de su compañía, mucho trabajo y riesgo: por que demás, de algunas personas de quenta, que murieron peleando, por auersele abierto la nao, por la proa como está dicho (por ser nauio feble, y no fabrica do para de armada que no pudo remediar ni vencer el agua que hazia) se le fue a pique el mismo dia, donde se ahogo parte de la gente que en elauia, por hallarse cansados de pelear, y aun no se auer desar mado; y el dicho Oydor (que jamas quiso salir de la nao, ni desam pararla) salió al agua, quando se anegó con la demás gente, y se saluó con ella a nado; sacando consigo algunas de las vanderas del enemi go, en vna isletá despoblada, nombrada Fortun, dos leguas de do fue' la pelea; y el dia siguiente, en algtmas embarcaciones pequeñas que hallo, sacó de alli la gente, y la puso en saluo, en la tierra fiíme desta isla. En todo lo qttal, el dicho Oydor procedió con mucha diligencia y vcílor, poniendo su persona, a todos los riesgos que vuo en la batalla; y después en la mar, sin que por premio dellos se le diese, ni aya dado salario, ayuda de costa, ni otro aprouechamiento alguno; antes, puso y gastó de su hazienda, todo lo que vuo menester para su apresto, en la dicha jornada, y socorrió algunos soldados aventureros que en ella fueron, y de la presa que se gano en la almiranta del cosario que a esta ciudad se trujo, no quiso ni lleuo cosa alguna; antes, la parte que della le podia pertenecer, la cedió y traspasó en el rey nuestro se ñor, y en su real hazienda; con lo qual, se siguió el fin e intento que se pretendió, de destruir y acabar el dicho cosario, tan del seruicio de Dios y de su magestad, y bien des te rey no: como todo lo susodicho mas largamente consta por autos, informaciones y otras diligencias que se an hecho, tocantes a esta jornada. Y de pedimiento del dicho Doctor •Antonio de Morga le di la presente firmada de mi nombre, y sellada con el sello de mis armas, que es fecha en Manila a veynte y quatro dias del mes de Agosto de mil y seyscientos y vn años, don Francisco Tello.%
L mismo año de mil y seyscientos, salieron de Manila, dos na E uios cargados de mercaderías, para Nueua España; por capita na, sancta Morgarita, de que iua por general Juán Martínez de Guillestigui, que el año antes auia venido en este cargo, y la nao sant Gerónimo de don Fernando de Castro; ambas tuuieron tempo rales en el viaje, en altura de treynta y ocho grados; seyscientas leguas de las Filipinas, y padecieron grandes necesidades, y acabo de nueue meses que anduuieron por la mar (con muerte de muchas pepsonas, y alijo y perdida de mercaderias) arribó sant Gerónimo á las Filipinas sobre las islas de los Catenduanes, fuera del embocade ro del Espíritu santo, y alli se perdió auiendo saluadose la gente. La capitana santa Morgarita, muerto el general, y la mayor parte de la gente, arribó a las islas de los Ladrones, y surgió en la Zarpana, don de los naturales que llegaron a bordo, y vieron la nao tan sola y destrozada; entraron dentro, y se apoderaron della, y de la ropa y hazienda que la nao tenia, y la poca gente que en ella iua viua, la licuaron consigo á sus poblazones,. y algunos mataron, y otros los tuuieron en diuersos pueblos, sustentándolos y haziendoles mejor tratamiento: las cadenas de oro, y demás cosas de la nao, traían los Indios al cuello, y colgauan de los arboles y metieron en sus casas, como gente que no lo conocía.
Por mayo, de seiscientos y vno, vino á las Filipinas de la Nueua España, el Galeón santo Tomas con pasajeros y soldados, y el re torno procedido de las mercaderias, que estauan atrasadas ea México, de que venia por general, el licenciado don Antonio de Ribera Maldonado, y por Oydor de Manila. Salió en su conserua, del puerto de Acapulco, vn patache pequeño, que por que no podia nauegar tanto como santo Tomas, a poco dias de nauegacion, que do atrás. Llegado sobre las islas de los Ladrones, algunos nauios de los naturales, salieron á la nao, como acostumbran, y les trujeroa cinco Españoles de la nao santa Morgarita, que el año antes alli se ^uia perdido, de los quales, se entendió la perdida della, y como auian quedado hasta veinte y seis Españoles viuos, en las poblazor nes de aquellas islas; que si se detenían dos dias con la nao, se los íraerian los naturales.
Persuadieron al general, los religiosos y gente que en su compar íiia venia, que pues el tiempo era bonancible, se entretuuiese en paraje, para sacar esta gente de aquellas islas, donde auia vn año -que estauan, y ofreciéronse algunas personas.de mas aliento a yrlog a buscar a tierra, en la chalupa del galeón, y en los mismos nauios de los Ladrones, a que el general no dio lugar, pareciendole se per dería tiempo, y se arriesgaua su nauegacion. Sin licencia del general, se echo en vno de los nauios de los Ladrones, fray loan pobre lego, -que venia por prelado de los relijiosos descalgos de sant Francisco, •que-yuan enbarcados en aquella ocasión a Filipinas, llenáronlo a ticT rra (de la isla de Guan) los Indios, donde quedó con los Españoles que halló. El galeón santo Tomas, sin mas detenerse, siguió su viáje con mucho dolor y sentimiento que les quedó á los Españoles de tierra, por verse quedar entre aquellos barbaros; donde algunos des pués murieron, de enfermedades y otros trabajos, llegó el galeón á los Filipinas, en demanda del cabo de Espíritu santo, y embarcadero de Capul en conjunción de Luna, con reuolucion del tiempo, y la tierra tan cubierta de cerrazón, que hasta estar sobre ella con la nao, no se vio, ni los pilotos y marineros la conocieron, ni el paraje en que estauan, y corriendo á la parte de los Catenduanes, entró en vna baía, que llaman Catamban, veinte leguas del enbocadero, donde se hallaron ensenados, y con tanta mar y viento por popa, que el galeón fue sobre vnas peñas, cerca de tierra; donde aquella noche estuuo muy cerca de perderse con toda la gente. Luego que fue de dia, salió el general con la chalupa a tierra, y hizo amarrar la nao en vnas peñas, y por que el tiempo no mejoraua, y la nao cada ora estaua a riesgo mayor de perderse, y los cables conque estaua amarrada faltauan, determinó descargarla alli, con la priesa que pudo con la chalupa. Púsose luego en ejecución, y sacóse toda la gente, y la plata y mucha de la ropa y hazienda, hasta que en embarcaciones de la tierra, Españoles é Indios de aquella prouincia, lo llevaron todo a Manila, ochenta leguas, parte por mar, y lo demás por tierra; dejand o la nao (que era nueua y muy hermosa) alli perdida, sin que della se pudiese sacar prouecho alguno. El atreuimiento y osadia de los Mindanaos y lóloes, en hazer entradas con sus armadas, en las islas de Pintados, auian llegado a tanto, que ya se esperaua auian de venir hasta Manila, haziendo presas y daños, que para atajarlos, determinó el gouernador don Francisco Tello, el año de seiscientos y dos, en principio del (sacando fuergasde flaqueza) se hiziese luego sin mas dilación, la jornada de lolo, para su castigo y pacificación; con la armada y gente que tenia en Sebu y los Pintados, el capitán y sargento mayor, loan Xuarez Gallínato, y con alguna mas gente, nauios y bastimentos que se le embiaron, con las intruciones y recaudos necesarios, para que entrase en la isla y castigase al rey, y naturales della, y la pacificase y redujese á la obediencia de su Magestad, que con esto (hasta que vuiese lugar para yr á lo de Mindanao, que cae muy cerca de lolo, se enfrenaría la desemboltura, que el enemigo traía, y teniendo la guerra en su casa, no saldría fuera a hazer daños. Partió el capitán GalHnato a esta jornada, con docientos Españoles de guerra, nauios, artillería y los bastimentos que para quatro meses (que parecía que podría durar la empresa) eran necesarios, y con Indios para esquifazones de los nauios, y demás cosas del seruício que se ofreciesen.
Llegado a loló, y barra del río desta isla, que está dos leguas de la poblazon principal, y casas del rey, echó la gente artillería, y basti mentos necesarios en tierra, dejando sus nauios con la guardia con ueníeníe, la gente de la isla, cstaua toda en la poblazon y casas del fcy, que son en vn cerro muy alto, sobre vnas breñas, que tiene dos subidas, por vnas sendas y caminos tan angostos, que no puede yr, sino vna persona tras otra: y lo tenian todo fortificado, y trin eheado, con palmas y otras maderas, y mucha verseria, recojidos dentro bastimentos, y agua para su sustento; con preuencion de ar cabuzes, y armas, sin mugeres y niños, que los auian sacado de la isla, y pedido socorro a Mindanaos, Borneyes, y Terrenales que lo esperauan, por auer tenido noticia de la armada que contra ellos se aparejaua en los pintados. Antes que este socorro les llegase, deter minó Gallinato, acercar su campo junto á la poblazon, y acometer el fuerte, auiendose alojado a media legua, en vn llano frontero de la subida. Embio con lenguas, algunos recaudos a el rey, y princi pales de la isla, para que se diesen, y lo harian bien con ellos, y en tre tanto que le boluia la respuesta, fortiñco en aquel sitio su aloja miento, atrincheandose por do lo auia menester, y poniendo su artillería de manera, que le pudiese servir; teniendo su gente lista, para lo que se ofreciese. Boluio la respuesta, con palabras engaño sas y fingidas, escusandose de los excesos que auian tenido, y de no hazer lo que les auia pedido por entonces; dándole largas esperan gas, que lo harian mas adelante, todo a fin de entretenerle en aquel sitio (que es muy enfermo) hasta que entrasen las aguas, y que se comiesen los bastimentos, y llegase el socorro que esperauan. Tras esta respuesta, pareciendoles que con ella, los Españoles estauan mas descuydados, bajo con mucha priesa del dicho fuerte (con arcabuzes y otras armas enastadas, campílanes y caragas) vn grande golpe de gente, que serian mas de mil hombres; y juntos eravistieron y acometieron el alojamiento, y real de los Españoles. No pudo hazerse esto tan encubiertamente, que los Españoles no lo viesen, y tuviesen lugar (primero que llegasen) de ponerse a punto, para recibirlos, como lo hizieron, y auiendolos dejado llegar, a todos juntos en tropa como venían, hasta dentro de los alojamientos y trincheas, y que vuíesen disparado su arcabuzería, luego se les dio vna carga, primero con el artillería, y después con la arcabuzeria, que Éon muerte de muchos, los hizo boluer huyendo a el fuerte. Los Españoles los fueron siguiendo, hiriendo y matando, hasta la mitad del cerro, que como de allí adelante, los caminos eran tan estrechos •y fragosos, se retiraron, por la mucha verseria, que de lo alto ae disparaua, y piedras grandes que venían rodando, echadas a mano, y se boluieron a su alojamiento. Otros muchos dias, se hizo fuerga en boluer a subir a el fuerte, y no se hizo efecto; con lo qual, Galli nato (viendo que la guerra iua mass la larga, de lo que se aula en tendido) hizo dos fuertes, vno donde tenia sus nauios, para defensa dellos y del puerto; y otro media legua mas adelante, en sitio apro posito, en que se pudiese recoger, y entretener con el campo. Eran de madera y fagina, guarnecidos con la artillería que lleuaua, en que se metió, y de alli salia amenudo corriendo la tierra, hasta el fuerte del enemigo, en que siempre le tuuo encerrado, sin que jamas qui siese bajar ni rendirse; y persuadido, que los Españoles no podian detenerse mucho tiempo en la isla. Viendo Gallinato, que las aguas, entrauan apriesa, y que la gente enfermaua, y los bastimentos se le yuan acabando, y no se auia hecho lo que se pretendía, ni con lo que le quedaua, se podia concluyr, y que el enemigo Mindanao, con otros sus aliados publicauan, juntauan gruesa armada, para echar de lólo los Españoles, embio auiso de todo lo sucedido, al gouernador de Manila, con la pintura de la isla y fuerte, y dificultades que la empresa tenia, en vn nauio ligero, con el capitán y sargento mayor, Pedro Cotelo de Morales, por fin de Mayo, de seiscientos y dos, para que se le embiase orden de \o que auia de hazer, y el socorro de mas gente y bastimentos que era menester; encargándole, boluiese con breuedad con la respuesta. )fc Quando en el reyno de Camboja, mataron el Moro Ocuña Lacasamana, y sus parciales, a Diego Belloso y a Blas Ruyz de Hernán Gongales, y los Castellanos y Portugueses de su compañía; se dijo, que loan de Mendoga Gamboa, en su nauio, con el padre fray loan Maídonado y su compañero, y con Don Antonio Malauer, y Luys de Villafañe, y otros Españoles que se escaparon, por auerse embarcado en este nauio, fueron saliendo el rio abajo á la mar, defendiéndose de algunos paroes, de Cambojas y Malayos que los seguían, hasta que salieron por la barra. Hizo su viaje, la costa adelante a Sian, para donde lleuaua su principal despacho, loan de Mendoga; y llegados á la barra, subieron el rio arriba, á la ciudad de Odia, corte del rey, que recibió la carta y embajada del gouernador don Francisco Tello, aunque con menos aparato y cortesía, que loan de Mendoga quisiera. Trató luego de sus rescates, y hizo tan estrechamente lo que era regalar, de algunos presentes y dadiuas a el rey, y a sus príuados, que negocíaua cortamente lo que se le ofrecía, y aun estuuo el rey inclinado, a tomarle el artillería que en el nauio lleuaua, por auerse acudiciado a ella. Temiéndose desto loan de Mendoga, la echó ea •el rio con boyas, donde quando se vuiese de yr, la pudiese boluer a tomar; y dejó (para cumplir) en el nauio vna piega sola de fierro, y algunos versos. Auia en Odia, vn relijioso de la orden de santo Do mingo, Portugués, que de dos años atrás, residía en aquella corte, administrando los Portugueses, que sus tratos alli asistían; entre los quales, auia algunos que el rey auia sacado de Camboja y de Pigu, «n las guerras de ambos reynos. Estos, y los demás Portugueses, auian tenido en la ciudad algunas rebueltas con Sianes, y muerto a vn criado del rey (que como sabe perdonar poco) auia frito algunos de los delinquentes, y á los demás, y al relijioso, no los dejaua sa lir de la ciudad ni del reyno, aunque le auian pedido licencia, y he cho instancia para irse. Viéndose sin libertad, menos bien tratados de lo que solían ser, y cada dia amenazados, trataron con fr. loan Maldonado, que quando se vuiese de yr su nauio, los embarcase se cretamente, y los sacase del reyno; el qual, lo tomo a su cargo, y ya que loan de Mendoga estaua despachado (aunque no como de seaua, por que el rey no le daua respuesta para el gouernador, y se Jadilataua y sus mercaderías no auian tenido buenas ganancias) de termino, por consejo de fr. loan Maldonado, de tomar vna noche su artillería, y salirse con la mayor priesa que pudiese el rio abajo, y que la misma noche, el relijioso Portugués, y los de su compañía (que serian doze hombres) ocultamente se saliesen de la ciudad, y le aguardasen en el rio, ocho leguas de alli, en paraje señalado; don de los embarcarla. Hizosc asi, y teniendo el rey noticia de la yda de loan de Mendoga con su nauio, sin su licencia y despacho, y que Ueuava el frayle y Portugueses que tenia en su corte, se indigno de manera, que embio quarenta paores artillados, con mucha gente de guerra en su seguimiento, para que los prendiesen y bolviesen á la Corte, ó los matasen; y aunque loan de Mendoga se daua la priesa que podia en bajar por el rio, como era nauio sin remos, y las ve las no le seruian todas vezes, y el camino demás de setenta leguas, le alcanzaron en el los Sianes. Púsose loan de Mendoga en defensa, quando le llegaron cerca, y con el artillería y arcabuzeria los ofendía tanto, que temían abordarlle; todavía, se le arrimaron algunas yezes, y le procuraron entrar, y le echaron fuego artificial, con que tuuieron los Españoles bien que hazer; por que duró mas de ocho días la pelea, de día y de noche, hasta cjue ya que estauan cerca de la barra, por que el nauio no se les fuese, le acometieron todos los pacoes (que auian quedado de las refriegas pasadas) juntos, y hizieron el. vltimo esfuergo que pudieron; y aunque los Sianes no pudi ron salir con su intento, y licuaron la peor parte de muertos y he ridos, no quedaron los Españoles sin mucho daño; por que, murió, en la pelea, el Piloto loan Martines de Chaue, y el compañero de fray loan Maldonado, y otros ocho Españoles, y fr. loan Maldona do, mal herido de vna bala de vn verso, "que le quebró vn brago; y el capitán loan de Mendoga, sacó otras heridas peligrosas. Con esto, los Sianes boluieron el rio arriba, y el nauio salió á la mar mal tra tado, y no le haziendo el tiempo tan a proposito, para atrauesar por los bajos a Manila, (ni para Malaca que les caía mas cerca) toma la via de la Cochinchina, donde entró, y se juntó con vn nauio de Portugueses .que alli auia, y le espero, que hiziese su viaje de buel ta para Malaca, para yr en su conserua. Alli vinieron a empeorar de sus heridas, fray loan Maldonado, y el capitán loan de Mendoga,, y ambos murieron, y dejó fray loan Maldonado vna carta, escrita po cos dias antes, para su prelado y orden de santo Domingo de las Filipinas, dándoles cuenta de sus viajes y trabajos, y occasion de su muerte; informándoles, de la calidad y sustancia de las cosas de Camboja, a que auia sido embiado, y de los pocos fundamentos, y cau.sas que auia para inquietarse con aquella empresa, y poco vtil que della se podia esperar; encargándoles la consciencia, para que no fuesen mas instrumento, para boluer a Camboja. El nauio con lo que lleuaua, fue a Malaca, y alíi se vendió todo, por mano del juez de difuntos, y algunos de los Castellanos que quedaron viuos, vinie ron a Manila enfermos, pobres y necesitados de los trabajos que auian pasado.
Las cosas del Maluco, tenían cada dia menos buena disposición, por que el Terrenate, hazia guerra descubiertamente al de Tidore su vezino y á los Portugueses que consigo tenia, y auia admitido, algunos nauios que a Terrenate auian venido, de las islas de Plolan da y Zelanda, a sus contrataciones, por la via de la India, y por me dio suyo, auia embiado embajada a Inglaterra, y al Principe de Oran^ je, sobre pazes, trató y comerció con los Ingleses y Plolandeses, de que tenia buena respuesta, y aguardaua con breuedad, vna armada de muchos nauios de Inglaterra, y de las islas, con cuyo fauor pen saua hazer grandes cosas, en perjuyzio de Tidore, y de las Filipinas. Entre tanto, tenia en Terrenate, algunos Plamencos é Ingleses, que le auian quedado en prendas, con vn factor, que entendía en el rescato del Clauo; auiendo estos traydo, muchas y luzidas armas, para comprarlo, con que la isla de Terrenate estaua bien llena y proueidá dellas. El rey de Tidore, y el capitán mayorj escrevian cada año al gouernador de las Filipinas, dando a entender lo que auía, para que con tiempo se remediase, y se les embiase socorro; y vna vez vino por el a Manila, Cachilcota, hermano del rei de Ti dore, grande soldado, y de los de mayor fama de todo el Maluco, siempre se les dio gente, bastimentos y algunas municiones; lo que mas deseauan era, que fuesen de proposito sobre Terrenate, antes que el Ingles y Holandés viniesen, con el armada que csperauan, esto no se podía hazer sin orden de su Magestad, y mucha preuen cion y aparato, para semejante empresa, siempre se hazia el mismo recuerdo de Tidore; y vltimamente, en este gouierno de don Fran cisco Tello, boluio con esta demanda el capitán Marcos Días de Fc bra, que trujo cartas al gouernador y á la audiencia, del rey, y del capitán mayor Rui Gongalez de Sequeira, diziendo lo que pasaua, y la necesidad que auia, por lo menos, de embiar socorro a Tidore; y «n pafticular escrivio sobre ello el rey, a el Doctor Antonio de MORGA (con quien se solía tratar) la carta que se sigue, escrita en lengua Portuguesa, y firmada en la suya.

AO DOTOR MORGA ÑAS ILHAS PIIILLIPINAS, de orei de Tidore.
t í * ) *

StranJiamente folguei coun a carta de v. md. escripia en oito E de Nouetnbro pasado, poi nela particularmente entendí, as grandes ver-as que teñe, de se acordar de mi en nünhas cau sas; as quais, por ellas pague Deas a v. md. con largas prosperidades de vida, para seruifti do rey meii fetihor: pois entendo, que ó tein a V. md. nesas ilhas, con desejo de augmentar a ella, o que nao ignoro, que o mesma sera para o remedio desta forteza, e ilha de Tidore. E escreuo ao governador, e aesa audiencia, sobre o socorro quep'^co,pois tantas tenko pedido, sendo tan necesario que se acuda; que on isto, se atajara odanho, que la, é aqua, poderao despois custar vtuito, ao rei noso signor, v. md. me favoresca nisto, hen ornáis que pera ben desta forteza sor necesario, por que fara grande scrvigu a Deus, é au rei meu signor. Deus guarde a v. md. con vida, por muitos anhos. Desta ilha de Tidore oje oito de Margo de mili i seiscentos he uno. O rei de Tidore, O portador que he Marcos Dias, dará v. md. un frasco con frasquinho, de adereco de latoni mourisco, mando a v. md. puraque se acuerde des te seu amigo.
Boluio a Tidore (en la moncion primera, principio del año de seiscientos y dos) Marcos dias, con respuesta de su embajada, y el socorro que pedia de bastimentos y municiones, y algunos soldados, con que fue contento, hasta que vuiese ocasión, para que de propo sito se pudiese desde Manila hazer, la jornada de Terrenate, que se deseaua (94).


DEL GOVIERNO DE DON PEDRO DE ACVÑA, GOVERNADOR
y presidente de las Filipinas, y de lo que en su tiempo acaeció, hasta que murió,
por Junio, de el año de seiscientos y seis, después de auer buelto a Manila del Maluco,
dejando hecha la conquista de las islas, sujetas a el rey de Terrenate.

CAPITVLO SÉTIMO.


POR el mes de Mayo, de seiscientos y dos, llegaron quatro naos de la Nueua España a Manila, con nucuo gouernador y presidente de la audiencia, llamado don Pedro de Acuña, cauallero de la orden san Joan, comendador de Salamanca; gouernador que dejaba de ser de Cartagena en tierrafirme. Fue recibido en el gouierno, con mucho contento de toda la tierra, por la necesidad que en ella auia, de quien fuese tan platico en las co sas de la guerra, y tan vigilante y cuydadose en el gouierno. Don Francisco Tello su predecesor, aguardando la residencia que se le auia de tomar, se vuo de quedar en Manila, hasta el año siguiente, de seiscientos y tres, que por el mes de Abril, murió de vna enfermedad aguda (95).
El nueuo gouernador, viendo las cosas tan necesitadas de poner les cobro, y tan poca sustancia en la caja real para ello, tuuo su suerte por no tan buena como auia pensado, cuando fue proueido, pues le obligaua el estado de las cosas, á arriesgar parte de su reputación, sin poderlas remediar, con la breuedad que conuenia. Animóse lo que pudo, y no perdonando el trabajo de su persona, en todo lo que se ofrecía; comengó por lo que tenia dentro de Manila, y sus comarcas, poniendo galeras y otras embarcaciones en astillero, de que auia mucha falta, con que defender la mar, que andaua llena de enemigos y cosarios de otras islas, especial de Mindanaos. Trató, de yr luego á visitar personalmente las provincias de Pintados, para acudir con mayor breuedad á las necesidades de aquella parte, que era lo que mas cuydado daua; y vuo lo de dilatar algunos meses, por tratar del despacho de las cosas del Japon y de lolo, y de la naos que auian de hazer viaje a Nueua España, que todo ocurio a vn tiempo, y era fuerga proueerlo.
Llegado a Manila Chiquiro Xapon, dio su recaudo y preseate a el gouernador don Pedro de Acuña, que estaua en el gouerno po cos dias auia; y se trato luego de la cosa y de su despacho, con la respuesta que dio bien que pensar en como se haria, con el mayor acertamiento de la cosa que se pudiese; por que, aunque se tenia por bien, y de tanto provecho, la amistad con Daifusama, y por cosa fbrgosa el procurarla y concluyrla, aunque fuese venciendo aU günas dificultades, y aunque á los Españoles no les venia muy aquento, la nauegacion y comercio al Quanto, toda auia, se cumpliría su deseo, de despacharle vn nauio con algunos rescates; pero, que lo demás del trato y amistad con la Nueua España, y embiar maestros y oficiales que fabricasen nauios en Japon, para aquella nauegacion en que Daifu insistía, y fr. Geronymo auia asegurado se haria; era materia graue, é imposible de poner en ejecución, por ser niuy dañosa, y de perjuycío para las Filipinas, porque la mayor se guridad, que siempre an tenido con el Japon, es no tener nauios los Japones, ni saber de nauegacion; y las vezes que an tenido intento, de venir «obre Manila, se á quedado por este impedimento, que em biandolos oficiales y maestros, que les hiziesen y enseñasen a hazer nauios de Españoles, era darles armas que le faltauan para destruy cion suya, y su nauegacion á la Nueua España, y hazer largos viajes, seria de muy grandes inconuenientes, y vnas y otras materias, eran de mucha calidad y consideración, y tales, que no podia re soluerlas (ni se podria en Manila) sin darse dellas cuenta a su Mageslad, y su Virrey de la Nueua España, aquien tocauan tanto. Por tomar expediente en el negocio, y que el Japon no tardase en boluer con su respuesta, se embio (con el mismo nauio que auia venido, a Daifu vn presente moderado, de cosas de España, en retorno del que auia traido, que se le diese fray Geronymo de su mano, y se le escrivio, le dijese la voluntad con que el gouernador recebia la que Daifu le mostraira, y la paz y amistad con los Españoles, y todo' lo demás que por ellos hazia, y la conseruaria y guardarla de su parte, y que el mismo año embiaria vn nauio de Españoles, con rescates, conforme a su deseo al Quanto, y lo despacharía con breuedad. Y en quanto á la nauegacion que quería á la Nueua España, y que para ello se le embiase maestros, que le fabricasen nauios para aquel viaje, era negocio, que aunque el gouernador lo procuraría mucho, y darle gusto en todo, no era en su mano, ni dar pr-iniero dello.quenta a su Magestad, y a su Virrey que tenía en lá Nuéua España, por que no tenia poder ni facultad, para cosas de fuera de su gouíerno de las Filipinas, y que luego lo escribiría y trataría, y esperaba se haría alia bien, hasta boluer la respuesta de España que por fuerga auia de tardarse tres años, por ser tan lejos, Daifu tuuíese paciencia, y se gufriese, pues no era mas en su mano, ni se podía hazer otra cosa, y que cumpliese en todo con Daifu, con las mejores palabras que pudiese, entreteniéndole, y que no se embarasare con el de allí adelante, en prometerle y facilitarle semejantes cosas. Con este despacho, partió a Japon Chiquiro con su na uio; el qual, fue tan desgraciado en el viaje, que sobre la cabega de la isla Hermosa se perdió, sin escaparse el nauio, ni la gente del, de que hasta muchos días después, no se tuuo noticia en Japon, ni en Manila. Con las cartas de fr. Geronymo de JESVS, y nouedades que es criuio auia en Japon, y cicencia que dezia tener de Daifu, para ha zer cristianos é yglesias, no solo, los religiosos descalgos de san Francisco, pero los demás de las otras Ordenes, de santo Do mingo, y san Agustín, se mouíeron a pasar a Japon y no perder tiempo, y cada vno se abrago de los nauios y capitanes Japones que entonces auia en Manila, y auian venido con harinas, que auian luego de boluer, para que los lleuasen; especialmente, la orden de santo Domingo, embió al reyno de Zazuma quatro relijiosos, por cabega dellos, fr. Francisco de Morales, prior de Manila, en vn na uio que yua á aquella isla y prouíncía, diziendo, los auia embiado a llamar el rey della; que este solo, aun no tenía dada la ouedíencía a Daifusama. Y la orden de san Agustín, embio dos religiosos a el reyno de Fírando, en vn nauio que allí estaua de aquel puerto, y por cabega, a fr. Diego de Guebara, prior de Manila; por entender, serian bien recebidos del rey de aquella prouíncía. La orden de san Francisco, en los nauios que yuan a Nangasaqui, embio a fr. Augustín Rodrigues, que primero auia estado en Japon, en compañía de los martyres, y á un frayle lego, para que fuese al Miaco, y estuuiesen en compañía de fr. Geronymo de JESVS. Aunque se ofrecieron ai gouernador, algunas dificultades para la salida destos religiosos de Manila, y su yda a Japon tan apriesa, no fueron parte, por la mucha instancia que todos ellos hizieron con el, para que les dejase de dar, la licencia que pidieron. Llegaron los religiosos á las prouincias a que yuan, y fueron recebidos en ellas, aunque mas cortamente de lo que se auian prometido; y teniendo menos comodidad para su sustento, de lo que auian menester, y las cosas de la conuersion, en que pensaron auian de hazer luego grandes efetos, menos disposición de la que deseauan, por que muy pocos Japones se hazian cristianos, y á la verdad, los reyes y tonos de aquellas prouincias, mas los tenían por abrir en sus tierras, por medio suyo, trato y comercio con los Españoles (que lo deseauan por sus intereses) que por la relijion a que no eran inclinados. El gouernador don Pedro de Acuña, en cumplimiento de lo que auia escrito, enuiaria nauio al Quanto, aparejó y puso luego á la vela vn.nauio mediano, nombrado Santiago el menor, con vn capitán y los marineros y oficiales necesarios, y con algunos rescates de palo colorado, cueros de venado, y seda cruda, y otras cosas. Salió este nauio con orden, de que fuese a el Quanto, donde hallaría relijíosos descalgos de san Francisco, vendería sus rescates, y bolueria con el retorno, y licencia de Daiíusama a Manila; con lo qual quedó pro ueido a todas las cosas de Japon, lo que pareció necesario, según el estado que tenían. Daifusama señor de Japon, que esperaua a Chiquiro su criado, que auia despachado a Manila, con las cartas de ir Geronymo de JESVS, le apretaua demanera, sobre los negocios que deseaua, y con el auia tratado, que para satisfazerle mejor, viendo que Chiqui ro tardaua en la buelta, y pocas razones que con el valían, le pidió licencia para yr en persona a Manila, donde trataría y concluyria con el gouernador los negocios á boca, y le traería respuesta, y que en la corte dejaba á fray Augustín Rodríguez, y otro compañero, que ya le auian venido, por prendas de su buelta. líl Rey se lo concedió y le díó auío, con que fray Geronymo vino con breuedad á Manila, donde supo el despacho que Chiquiro auia licuado; y comengo a tratar de sus negocios, con el gouernador don Pedro de Acuña, dí ziendo no auia llegado Chiquiro a Xapon, que daua sospecha de auerse perdido. El nauio que despacho el gouernador. No pudiendo doblar la cabega del Xapon, para pasar á la vanda del Norte, arribo alpuerto de Firando, donde los religiosos de san Augustín, poco tiempo auia tenían asiento; y surgió en el: y de allí, el capitán embio á la corte de Miaco, el auíso de como no auia podido pasar al Quanto, y las cartas para los religiosos, y lo que se auia de dar a Daifu. Los religiosos compañeros de fr. Geronymo le dieron los regalos que para el yuan; y le dijeron, que aquel nauio embíaua el gouernador a su díspusícion y mandado, y que los tiempos no le auian dejado yr al Quanto. Daifusama lo recibió, aunque no se dio pot persuadido de lo que le dezian, sí no que eran cumplimientos para,entretenerle, ordeno que luego, hiziese el nauio sus rescates, y que se boluiese con algunas cosas que les dio para el gouernador, y que de alli adelante fuesen al Quanto, como se le auia prometido, y con esto dio la buelta a Manila.
- Fray Gerónymo de JESVS, llego con tanta breuedad a las Filipinas (como se á dicho) que viio lugar de tratar con el gouernador •don Pedro de Acuña, los negocios que lleuaua a cargo; con prome sa, de que se continuarla, y embiarian al Ouanto, nauios para en tretener a Daifusama. Llenándole vn buen presente, que el gouer nador le dio, de vn rico espejo de Venecia muy grande, vidros, vestidos de castilla, miel, algunos tibores, y otras cosas de que se Sabia gustarla Daifu, boluio luego a Japon, donde siendo bien rece bido de Daifu, le dio a entender lo que traia, y como su criado Chi quiro, auia sido bien despachado del nueuo gouernador, y no era posible menos, de que se auria perdido, pues no auia parecido en tanto tiempo, y le dio lo que lleuaua, con que holgó mucho. A los primeros dias, que el gouernador entro en su gouierno, hallo en el astillero de Cabit, dos nauios grandes, que los estauan •acabando, para hazer su nauegacion aquel año a Nueua España. El vno de don Luys Dasmariñas, que por asiento que tenia hecho, con don fVancisco Tello su antecesor, auia de yr con carga de merca-derias. Y el otro, llamado el Espíritu santo, que auian fabricado loan Tello de Aguirre y otros vezinos de Manila, y auia de hazer viaje, •con las mercaderías de aquel año, por quenta de los fabricadores, -quedando el galeón por su Magestad, llegado a Nueua España, por asiento y contrato hecho con el mismo gouernador don Francisco Tello. Don Pedro de Acuña se dio tonta priesa, en poner á la Vela ^mbos nauios, que con la carga que auian de licuar, los echó del Puerto, en primeros de lulio, del dicho año de seiscientos y dos, yendo en el Espíritu santo por general, don Lope de Vlloa, y por •cabo de JESVS MARÍA, don Pedro Flores. Ambos prosiguieron su viaje, y en treinta y ocho grados, tuuieron tan grandes temporales, •que estuuioron muchas vezes para perderse, y alijaron mucha parte -de las mercaderías que lleuauan. La nao JESVS MARÍA arribo con trabajo a Manila, auiendo estado en la isla de los Ladrones (sin po •der pasar de alli) mas de quarenta dias, en las quales, tuuo lugar de recoger todos los Españoles que auian quedado viuos, de los que la nao santa Morgarita auia dejado; y entre ellos, a fray loan pobre, que del galeón santo Tomas (quandó por alli pasó el año antes) se •echó en vn nauio de los naturales: Otros cinco Españoles estauan en •otras islas, de las mismas de los Ladrones, que aunque se hizo dili gencia para que les trujesen, no pudieron venir. Los naturales en sus mesmos nauios, trujeron á la nao a fray loan pobre, y á los de mas, coh mucho amor y voluntad; y auiendolos regalado dentro de la nao, en que entrauan sin temor, y dadoles hierro y otros regalos, se boluieron llorando; y haziendo mucho sentimiento, sin los Espa ñoles. La nao Espíritu santo, con el mismo trabajo, arribó (por no poder hazer otra cosa) al Japon, cortado el árbol mayor, y entró en vn puerto de Fírando, veinte leguas de do ya tenian hecho asiento, los reüjiosos de san Augustin, que auia ido el mismo año de Manila; y donde también auian entrado el nauio que iua al Quanto. El puer to era fondable, pero la entrada y salida del muy dificultosa; por que hazia vna canal de muchas bueltas, con Peñas y Sierras altas por ambas vandas, y como los naturales Japones, con sus funeas,, remolcaron y guiaron la nao que entrase, tuuo menos dificultad. Quando estuuo dentro, pusiéronle de guardia Japones, y á los que en tierra salieron, no los dejauan boluer á la nao, los bastimentos que les dauan, no eran todos los necesarios, ni en precios conueni bl?s; por lo qual, y por auer acudido al puerto con breuedad, mu cha soldadesca de toda la comarca, y auer pedido a el general la&. Velas de la nao, que siempre escuso de se las dar, temió, le querían tomar la nao y mercaderías, como en Hurando se auia hecho, con la nao san Felipe, el año de nouenta y seis. Recatóse, y velóse de allí adelante con mas cuydado, sin salir de la nao, ni consentir a su gente, la dejase sola, ni que se descargase cosa de las mercaderías,, lunto con esto, despachó a Miaco, a don Alonso de Vlloa su erma no, con don Antonio Maldonado, vn razonable presente para Diafu sama, para que mandase se les diese auio y licencia, para boluer a salir de aquel puerto, que hizieron su camino por tierra. Entre tanto, se padecían en la nao muchas molestias, de los Japones que auia en el puerto, y de sus capitanes; que no se contentauan, con los presentes que por tenerles gratos les dauan, sino que violentamente, tonfiauan lo que vían; y dauan a entender, que todo era suyo, y que presto auian de tenerlo en su poder. Vino á la nao fr. Diego de Gueuara Agustino, que estaua en Fírando, por prelado, y dio a en tender al general, auia tomado mal puerto de infieles, y mala gen te, que le auian de tomar la nao y robarla, y que procurase si p u diese, sacarla de allí y llenarla a Fírando, donde el redsiia, y que enti;etanto se velase y guardase lo mejor que pudiese, y bolvíendose a su casa, de vnas piegas de seda que le dieron en la nao, para su nueua Yglesia y monasterio de Fírando, no le dejaron cosa losJapones, y se las quitaron; por dezir, todo era suyo, y se fue sin ellas, Auia en tierra, hasta dozena y medía de los Españoles de la nao, que los tenían sin libertad, ni les dauan lugar para boluer a embarcarse, y aunque el general les auíso, como tenian determinadodp salir del puerto como pudiese, y que hiziesen su diligencia para venir á la nao, no lo pudieron todos hazer, sino quatro o cinco de llos; y sin mas esperar, auiendo echado de la nao los Japones de ;^uardia que en ella aula, y emvergado el trinquete y cevadera, cargada el artillería, y las armas en la mano puso vna mañana la nao a punto, para leuarse con el ancla á pique. Los Tapones anda uan en el canal de la boca del puerto, con muchas funeas y arcabu zeros, atrauesando vn cable grueso de bejucos que auian tegido, y lo amarraron de vna vanda y de otra, para que la nao no pudiese salir. El general, embio a reconocer lo que hazian, en vna embar cación pequeña, con seys arcabuzeros, que llegados cerca, arreme tieron a ellos algunas funeas de Japones, para prenderlos, y defen diéndose con los arcabuzes, boluieron á la nao, y dieron quenta al general, que cerrauan la salida del puerto con el cable, teniéndose •esto por mala señal, hizo luego la nao vela sobre el cable para que lo rompiese; y vn negro, a quien el general prometió libertad, que yria embalsado por proa, con vn machete grande, para cortar el ca ble, quando la nao llegase a el. J* Con el artillería y arcabuzeria, limpio el canal de las funeas que en el estauan; y llegando al cable, con la fuerga que la nao iua, y buena diligencia que el negro hizo, con el machete que lleuaua, se rompió el cable, y paso la nao por el. Quedauanle por andar mu chas bueltas, que el canal hazla, antes de salir á la mar, que pare cía ymposible andarlas vn nauio que salia con priesa; y permitió DIOS, que por todas ellas saliese, como si para cada vna tuuiera vn viento hecho; pero los Tapones, que en mucho numero auian acudido, con sus arcabuzes á las sierras y peñas, por do la nao pasaua, que •estauan a tiro, no se nos descuydauan de molestarla con muchas ru ciadas, de que mataron dentro de la nao vn Español y hirieron otros, la nao hazia lo mismo, y con el artillería mato algunos Tapo nes, que sin poderlo impedir quedaron sin ella. El general, vién dose en la mar, libre del peligro pasado, y que le comengo a ventar vn poco de Norte, tuuo por mejor aventurarse a hazer su viaje á Manila, que entrar ni buscar otro puerto de Tapón, y auiendo hecho vna cabria en lugar de árbol mayor, y refrescándole cada dia mas •el Norte, en doze dias atreueso a Luzon, por el cabo de Bojeador, y se puso sobre la boca de la bala de Manila, donde halló la nao JESVS MARTA, que también venia de arribada, por el embocadero de Capul, y juntas ambas naos, como auian salido del puerto de Cabit, cinco meses auia, boluieron a entrar en el de arribada, con Jíiuchos daños y perdida de la hazienda. ••- Don Alonso de Vllpa, y don Francisco Maldonado, que entre tanto que e^to pasaua en el puerto, donde auiaíi dejado la nao del' Espíritu santo, llegaron al Miaco, y dieron su embajada y presente a Diafusama, que informado quienes eran, y de la entrada de su nao pn Japon, y que eran de Manila, los recibió bien, y con mucha bré uedad las dio despacho y chapas, para que los Tonos y gouernado res de las prouincias, donde la nao auia entrado, la dejasen salir li bremente, y á la gente della, tratar de su aderego, dándoles lo ne cesario, y que les boluiesen todo cuanto les vuicsen tomado, en pocá o en mucha cantidad. , Tratando deste despacho, llego nueua al Miaco, de la salida de la nao del puerto, y refriega que vuo sobre ello con los Tapones, de que de nu^uo se quejaron a Daií'u, mostró pesarle de la salida y des comodidad de la nao, y excesos de los Japones, y dio nueuas cha ,pas, para que restituyesen toda la ropa, y vna catana de su mano;. con que se hiziese justicia, de los que vuiesen en ello delinquido, y sé diese libertad, á los Españoles que en el puerto quedaron, y se les boluiese su ropa. Con este despacho salieron de aquel puerto los Españoles, y cobraron lo que se les auia tomado. Los embajadores, y ios demás se boluieron a Manila, en las primeras embarcaciones que salieron, trayendo ocho chapas de vn tenor de Daifusama, para que en qualesquier puertos de Japon, que llegasen nauios de Mani la, fuesen recebidos y bien tratados, sin que se les hiziese ofensa de alli adelante; las quales, llegados a Manila, entregaron al gouernador ,que las da, á los nauios que van a Nueua España, para lo que les pudiere suceder en el viaje. Al mismo tiempo, que el gouernador don Pedro de Acuña entro en el gouierno; llego de lolo el capitán y sargento mayor, Pedro Cotelo de Morales, con el auiso y recaudo de loan Xuarez Gallina to, sobre el estado en que quedauan las cosas de aquella isla, a que auia salido con el armada, en principio del mismo año, y deseando el gouernador, por la importancia de la cosa, hazer el mayor esfuer-^ 50 que pudiese, determino embiarle bastimentos, y socorro de al guna gente, que fue lo mas breue que se pudo; con orden, de que a lo menos, hiziese fuerga en castigar aquel enemigo, quando no pudiese hazer mayor efeto, y según el negocio le diese lugar, pa sase a hazer lo mismo en el rio de Mindanao, dando la buelta á Ios Pintados. Quando este despacho llego a lolo, ya estaua tan, gastada Gallinato, y la gente tan enferma, que lo que de nueuo se lleuaua,. solo siruio de poder salir de alli, y sin tratar de otra cosa, algo el campo, y quemó los fuertes que auia hecho, y se embarcó y vino a Pintados, dejando los de aquella isla de lolo y sus vezinos los Mindañaos con mayores brios, para venir á los Pintados, y para las islas adentro, como lo hizieron. El gouernador, sin detenerse mas en Manila, muy á la ligera, en vna galeota y otras embarcaciones pequeñas, partió á la isla de Pa nay y villa de Areualo, a uer por sus ojos las necesidades dellas; para repararlas, dejando las cosas de la guerra en Manila, encarga das por su ausencia, a el licenciado don Antonio de Ribera, Oydor de la audiencia. Luego que el gouernador salió de Manila, tuuo bien en que ocu parse el Oydor; por que, vna escuadra de treinta caracoas, y otros nauios Mindanaos, entraron haziendo presas por las islas, hasta la de Luzon y costas della; y aviendo tomado algunos nauios, que ve nían de Sebu a Manila, cautiuaron en ellos diez Españoles, y entre ellos vna mujer y vn clérigo, y a el capitán Martin de Mandia, y los lleuaron consigo. Entraron en Calilaya, quemaron la yglesia y todo el pueblo y cautiuaron de los naturales, muchas personas de toda suerte. De alli pasaron al pueblo de Valayan, a hazer lo mismo, que con la nueua que el Oydor tuuo en Manila del enemigo, ya lo tenia en defensa con cinquenta Españoles y vn capitán y algunos nauios, que fue causa para que no se atreuiesen a entrar en el pueblo, ni en su baía, pero atrauesaron a Mindoro, y en la poblazon principal, hizieron gran presa de hombres, mugeres y niños de los naturales, tomándoles su oro y ropa, y quemándoles las casas y la Yglesia, donde cautiuaron al racionero Corral, cura de aquella dotrina, con que llenaron sus nauios y otros que alli tomaron, de cautiuos, oro y ropa, estando en el puerto de Mindoro tan despacio, como si fuera en su tierra, que es veinte y quatro leguas de Manila, El capitán Martin de Mendia, prisionero destos cosarios, se ofreció por si, y por los demás Españoles cautiuos, que si le dejauan yr a Manila, traería el rescate de todos, é yria con el (o lo embiaria dentro de seis meses) al rio de Mindanao; donde no, que bolueria a su poder. El principal, que venia en la armada por cabega, vino en ello, con ciertas posturas y condiciones, y hizo que los otros cautiuos escri' uiéSen, para que se cumpliese lo acordado; y con esto le dejó saliír de su armada, y vino á la ciudad, con cuya relación, el Oydor em bio municiones, nauios, y mas gente a Valayan, de la que alli auia; con orden, de que sin detenerse, saliesen tras del enemigo, que lo hallarían en Mindoro. El capitán Gaspar Pérez, que en Valayan te nia esto a cargo, no salió con la breuedad que conuino, para que hallase al enemigo en Mindoro, que quando llego, auia seis dias que auia salido de aquel puerto, cargado de nauios y presas, la buelta de Mindanao. Fue en su seguimiento, algo despacio, y auiendose metido el enemigo con su armada, a hazer agua y leña en vn rio de vna isla pequeña despoblada; paso a esta sazón la buelta de Manila el gouernador don Pedro de Acuña que boluia á la lijara de la villa de Arénalo, donde auia tenido nueua de la entrada dcste cosario, pasando tan cerca de la boca deste rio, en dos champanes pequeños, y vn virey y con poca gente, que fue marauilla no ser visto, y preso del enemigo. Tuuo noticia que alli quedaua por relación, de vn nauio de naturales que salia huyendo, y encontrando luego el gouernador a Gaspar Pérez, que con doze nauios caracoas y vireyes, y algunos champanes grandes, yua en busca del enemigo, le hizo se diese mas priesa, y dándole de los que consigo lleuaua, algunas personas para que guiasen, a do auian dejado el dia antes al cosario, fueron a dar sobre el, y por las centinelas, que ya tenian puestas fuera del rio en la mar, reconocieron la armada y salieron apriesa del rio, y se pusieron en huyda, alijando á la mar ropa y esclauos, para huyr mas ligeros, recogiendo con sus caracoas capi tana y almiranta, los nauios que se yuan quedando, haziendolos alija r y bogar con toda fuerga de buzeyes y velas. La armada de los Españoles que lleuaua nauios menos ligeros, no pudo hazer tanta fuerza, que los alcangase a todos, por que también el enemigo se engolfaua sin temor de mucha mar que auia como quien yua hu yendo, aunque algunos nauios del capitán Gaspar Pérez, por ser mas sutiles, se metieron entre la armada del enemigo, y echándole a fondo algunas caracoas, le tomaron dos, las demás se escaparon, aunque a mucho peligro de perderse, sin hazer otro efeto el armada, se boluio a Manila, donde ya el gouernador auia, entrado, con mucho sentimiento, de que las cosas vuiesen venido a términos, que estos enemigos (que jamas se auian atreuido a salir de sus ca sas) estuuiesen tan alentados y soberuios, que viniesen hasta las puertas de la ciudad, haziendo tantos daños y presas. Auia algunos años, que su Magestad auia mandado, que por la India de Portugal se hiziese armada, para la toma de la fortaleza de Terrenate en el Maluco, que estaua en poder de vn moro, que f*-anicamente se auia leuantado y apoderado della, y echado los Portugueses que en ella estauan. Hizose el aparato necesario, para esta }Oínada (en la India) de nauios, municiones y gente, y escojiose, por general desta jornada, vn fidalgo, llamado Andrea Furtado de Mendoga, soldado platico, de las cosas de la India, que auia tenido Vitorias de mucho nombre y fama, por mar y tierra en aquellas partes; y vltimamente, auia tenido vna muy notable, en labanapatan. Sallo de Goa, con seis galeones del reyno, y catorze galeotas y fustas, y otros nauios, con rail y quinientos hombres de guerra bastimentos y municiones para el armada, y con temporales que tuuo, antes de llegar a Amboino, se derroto la armada de manera, que las galeras y fustas, no pudieron tener con los galeones ni seguirlos, y solas tres galeras y fustas, en conserua de los galeones, llegaron a Amboino, y los demás nauios arribaron a Go^, y a otras fortalezas de aquel viaje. La isla de Amboino estaua rebelada, y la fortaleza de Portugueses que allí auia, muy necesitada; de manera, que le pareció a Andrea Furtado de Mendoga, entretanto que se juntaua su armada, de las galeotas y fustas, y otros nauios que se les auian derrotado en el viaje, y le venia socorro, que auia embiado a pedir á la fortaleza de Malaca, detenerse en Amboino (que es ochenta leguas de Maluco) en pacificar la isla, y algunas poblazonesde su comarca, y reduzirlas á la corona de Portugal, en que se ocupó mas de seis me ses, auiendo tenido refriegas con los enemigos, y rebelados, de que siempre salió vitorioso, y sacó el fruto que auia pretendido, dejan dolo todo reduzido y pacifico; pero, viendo que sus nauios no le venian, ni de Malaca le llegaua el socorro que pidiera, y que le era forgoso pasar a Terrenate, que era la causa principal a que auia sido •despachado; para la qual, se hallaua con menos gente de la que auia menester, y gastadas la mayor parte de municiones y bastimentos que auia traido, determinó de embiar al gouernador de las Filipinas, a hazerle saber su venida, con aquella armada, y lo que auia hecho en Amboino; y como auia de pasar sobre Terrenate, y que por auersele derrotado parte de^ sus nauios, y detenídose en aquellas empresas tantos meses, venia con menos gente de la que quisiera, y necesitado de algunas cosas; especialmente, de bastimentos, pi•diendo al gouernador, que pues aquella causa era tan importante, y tan del seruicio de su Magegtad, y que se auia gastado tanta suma -de la real hazienda, de la corona de Portugal, le fauoreciese y soco rriese, embiandole bastimentos y municiones, y algunos Castellanos para la empresa, y que todo esto estuuiese en Terrenate, para Ene ro de seiscientos y tres, que ya estarla sobre aquella fortaleza, y le vernia el socorro muy á tiempo. Este recaudo, con sus cartas para el gouernador y para la audiencia, embio a Manila vn nauio á la ligera, desde Amboino, con el padre Andre Pereira, de la compañía •de l es V S, y con el capitán Antonio Fogoga que consigo traía. Hallaron en Manila al gouernador don Pedro de Acuña, que le trata-r ron el negocio, valiéndose de la audiencia, y de las religiones, diziendo muchas grandezas de su armada Portuguesa, y luzida gente que en el!a venia, y del valor y buena fama de su general, en quanto auia puesto mano, y certificando con esto, el buen suceso de la toma de Terrenate en aquella ocasión; especialmente, tenien do de Manila, el socorro y ayuda por que venían, que era justo se les diese, como de las Filipinas (siempre que la pedia el rey de Tidore, y capitán mayor de aquella fortaleza) se daua, y su Mages tad lo tenía mandado, y con mas razón y fundamento, en semejan te ocasión. >* Don Pedro de Acuña, aunque (desde que fue proueido en el go üierno) tuuo intención y voluntad, de hazer jornada sobre Terre nate, y quando cstuuo de paso en México, trató deste negocio, con los que allí tenían alguna noticia del Maluco, y embio desde la Nue ua España, á la corte de su Magestad, á el ermano Gaspar Gómez, de la compañía de JESVS, que auía estado en Manila muchos años, y en el Maluco en tiempo del gouernador Gómez Pérez Dasmari ñas, para que tratase con su Magestad de su parte del negocio, y estaua con esperanza, de que auia de hazer esta jornada. Todavía le pareció necesario acudir, (sin declarar sus deseos) á lo que An drea Furtado pedia, y con mas ventajas; así, por lo que la cosa ím portaua, como por que facilitándola tanto, el general y sus mensajeros no se escusasen, sino tuuiese buen suceso, con que auia pedí do ayuda y socorro al gouernador de Jas Filipinas, y que no se lo auia dado, y no se entendiese, lo auía dejado de hazer, por que trataua de Ja jornada. Consultó don Pedro de Acuña sobre ello á la audiencia, que fue de parecer, embiase á la armada Portuguesa, para t\ tiempo que lo pedia el dicho socorro, con ventajas de lo que se pedía; y tomada esta resolución, se puso en ejecución, con mucho contento del padre Andrea Pereira, y capitán Antonio Fogaga, que en fin del año de seiscientos y dos, salieron despachados de las Fi lipinas, llenando en su compañía, la nao santa Potencíana, y tres fragatas grandes, con ciento y cínquenta soldados Españoles, bien armados, diez mil fanegas de arroz, mil y quinientas tinajas, de vino de palma, dozientas vacas saladas, veinte pipas de sardina, conserüaa y medicinas, cinquenta quintales de poluora, balas de artillería y de arcabuzeria, cuerdas y otras municiones, todo a cargo del capitán y sargento mayor, loan Xuarez Gallinato, que ya auia venido de Icio, y estaua en Pintados, con ordenes é instruciones de lo que auia de hazer, que era lleuar aquel socorro a Terrenate, á la armada de Portugal que allí hallaría. Y estar a orden y obediencia del ge neral della; donde, hizo su viaje en quinze días, y surgió en el puerto de Talangame, de la isla de Terrenate, dos leguas de la fortaleza, donde hallo a Andrea Furtado de Mendoga, surto con sus galeones, que aguardaua lo que de Manila se le embiaua, con que se alegro mucho, y toda su gente. Por el mes de Margo, deste año de seiscientos y tres, entro en la baía de Manila, vn nauio de la gran China, en que dieron por nueua las centinelas, que venian tres Mandarines grandes, con sus insignias de tales a cosas del seruicio de su re^r, el gouernador les dio licencia, para que saliesen del nauio, y entrasen en la ciudad, con su acompañamiento. Fueron derechos (en sillas de ombros, muy curiosas de marfil, y otras maderas finas y doradas) á las casas reales de la audiencia, donde el gouernador los esperaua, con mucho acompañamiento de capitanes y soldados, por toda la casa, y calles, por do entraron, y llegados á las puertas de las casas reales, los apearon de las sillas, y entraron a pie, dejando sus vanderas, vpos, lan;as y otras insignias, de mucha demostración que traían, en la calle, hasta vna sala grande bien aderezada, donde el gouernador los recibió en pie, haziendole muchas humillaciones y cortesías, los Mandarines a su vsanga, y respondiéndoles á la suya el gouernador. Dijeronle, por los naguatatos, que el rey los embiaua, con vn China que consigo traian en cadenas, para ver por sus ojos vna isla de oro, que auia informado a su rey, llamada Cabit, que auia junto a Manila, que nadie la poseía, y que le auia pedido cantidad de nauios, •que el los bolueria cargados de oro; y si asi no fuese, lo castigase con la vida, que venian a lleuar a su rey, aueriguacion de lo que en aquello auia. El gouernador, les respondió pocas palabras mas, de que fuesen bien venidos, y que se fuesen a descansar, a dos casas dentro de la ciudad, que se les aderegaron, en que posasen con su gente, que después se trataría del negocio. Con esto, se boluieron a salir de las casas reales, y á las puertas dallas, subieron en sus sillas, en ombros de sus criados, vestidos de colorado, y fueron licuados. a sus posadas, en que el gouernador los mandó proueer cumplidamente, de lo que para su sustento vuieron menester, los días que allí estuuieron.
Pareció la venida destos Mandarines sospechosa, y que traian diferente intento del que dezian, por que, para gente de tanto entendimiento, como los Chinas son, dezir, que el rey los embiaua a este negocio, parecía ficción; y entre los mismos Chinas, que vinieron por el mismo tiempo a Manila, en ocho nauios de mercaderías, y los que estauan de asiento en la ciudad, se dezía, que estos Mandarines venían aver la tierra y su dispusicion, por que el rey de China quería alzar el trato con los Españoles, y embiar vna gruesa armada, antes que el año saliese, con cien mil hombres para tomarla. Al gouernador y audiencia, les pareció estar con cuydado, en la guardia de la ciudad, y que estos Mandarines fuesen bien tratados; pero, que no saliesen della, ni se les consintiese administrar justicia (como lo comengauan a hazer entre los Sangleyes) de que tuuieron algún sentimiento: mandóles tratasen de su negocio, y se boluiesen a China con breuedad, sin darse los Españoles por entendidos, ni recelosos de cosa alguna, diferente de la que dezian. Vieronse otra vez los Mandarines con el gouernador, y les dijo con mas claridad, hazLendo algún donayre de su venida, lo que se espantaua, que vuiese el rey creido, de aquel China que traian, lo que auia dicho, ni que quando fuera verdad, que vuiera en las Filipinas tal oro, los Bspañoles se lo dejarían licuar, siendo como la tierra es, de su Ma gestad. Los Mandarines dijeron, que bien entendian lo que el gouer nador les trataua, pero que su rey les auia mandado venir, y les era fuerca obedecerle, y licuarle respuesta, y que con hazer su diligen cia, auian cumplido, y se boluerian. El gouernador (por acortar lan ces) embio á los Mandarines, con el prisionero y sus criados á Cabit, que es el puerto dos leguas de la ciudad, donde fueron recebidos con mucha artillería, que de proposito se les disparo al desembar carse, de que se mostraron muy espantados y temerosos, y salidos a tierra, preguntaron al prisionero, si era aquella la isla que dijo a el rey, respondió que si. Preguntáronle, que donde estaua el oro, res pondió, que todo lo que en ella vian era oro, y que lo haría bueno a su rey. Hizieronle otras preguntas, y siempre respondió lo mismo, y todo se escrevia, en presencia de algunos capitanes Españoles que alli se hallaron, con naguatatos confidentes; y auiendo los Mandarines mandado tomar vna espuerta de tierra del suelo, para licuarla al rey de China, auiendo comido, y descansado, se boluieron el mismo dia a Manila con el prisionero. Dijeron los naguatatos, que este prisionero auia dicho, auiendole apretado mucho los Mandari nes, para que respondiese a proposito, á lo que le preguntauan, que lo que el auia querido dezir al rey de China, era, que en poder de los naturales y Españoles de Manila, auia mucho oro y riquegas, y que si le daua vna armada con gente; el se ofrecia, como honbre •que auia estado en Luzon, y conocía la tierra, a tomarla, y licuar •iCargados los nauios de oro y riquezas; que esto, junto con lo que primero algunos Chinas auian dicho, parecía mucho, y en especial a don fray Miguel de Benauídes, eleto Argobíspo de Manila (y que sabia, la lengua) que lleuaua mas camino, que lo que los Mandarines auian significado (gó).
Con esto el Arzobispo y otros relijíosos aper cebian al gouernador, y á la ciudad publica y secretamente, mirasen por su defensa, por que tenian por cierta la venida del armada de China, (sobre ella) con breuedad. El gouernador despacho luego loa Mandarines, y los embarco en su nauio con su prisionero, auiendo les dado algunas piegas de plata, y otras cosas con que fueron con tentos, y aunque por el parecer de los mas de la ciudad, se tenia por cosa muy contraria a razón, la venida de Chinas sobre la tierra, se comentó el gouernador a preuenir con disimulación, de nauios y otras cosas aproposito, para la defensa y se dio priesa, en acabar vn reparo grande, que auia comengado a hazer, en el fuerte de Sanctiago, á la punta del rio, haziendole vna muralla con sus orejo nes á la parte de dentro, que mira á la plaga de armas, de mucha fortaleza, para la defensa del fuerte.
A postrero de Abril, deste año de seiscientos y tres víspera de san Felipe y Santiago, se encendió fuego en vna casilla de gacate, del seruicio de vnos Indios, y negros del ospital, de los naturales de la ciudad, á las tres de la tarde, y pasó á otras casas con tanta bre uedad, y fuerga de viento algo fresco, que sin poderlo remediar abraso casas de madera, y de piedra, hasta el monasterio de santo Domingo, casa, yglesia, y ospital real de los Españoles, y los almazenes reales, sin dejar edificio en medio. Murieron catorze personas; Españoles, Indios y negros del fuego, y entre ellos el licenciado Sanz, canónigo de la Cathedral, quemáronse en todas dozientas y sesenta casas, con mucha hazienda que en ellas auia; y se entendió, auer sido el daño y perdida, de mas de vn millón. Ocuña Lacasamaná Moro malayo, con ayuda de los mandarines de Camboja, de su parcialidad y de la madrasta de el Rei Prauncar, después de auer muerto, y acabado á Blas Ruyz de Hernán Gon gales, y Diego Belloso y los castellanos, y portugueses y Japones» de su parte, que auia en el reyno, y que su desemboltura auia llegado á tanto, que también vino a matar al mismo rei, por dondetodo el reyno vino á diuidirse en parcialidades, y mayores turbaciones, que jamas auian tenido, permitiéndolo Dios; asi, por sus justos juizios; y por que, no deuia de merecer Prauncar gozar, de la buena suerte que auia tenido, en ser puesto en el reyno de su padre, pues lo perdió juntamente con la vida, ni Blas Ruiz de Hernán González, y Diego Belloso, y sus compañeros, del fruto y trabajo de sus jornadas y Vitorias, pues se conuirtieron en desastrada y cruelmente (quando le pareció lo tenian mas cierto, y asegurado) que por ventura sus intentos y pretensiones, no eran tan ajustados» eon las obligaciones de la conciencia como deuieran; tampoco quiso Dios, que el Moro malayo quedase sin castigo. Cuando este Malayo, entendia auia de licuar, la mejor parte del reino de Camboja, con auer muerto á los Castellanos y Portugueses, y sus capitanes, y al mismo rei ligitimo y natural, que los fauorecia, se halló mas engañado, de lo que auia imaginado; por que, las re bueltas y alzamientos de las prouincias, dieron raotiuo á algunos Mandarines poderosos en el reyno, y que tenian, y que sustentauan la parte mas sana, que se juntasen á vengar la muerte del rey Píauncar, con las armas, y asi las boluieron contra Ocuña Lacasa mana, y sus Malayos, y viniendo con el a batalla, en diferentes oca siones los vencieron, y desbarataron; de manera, que a! moro le fue forzoso, salirse huyendo (con el resto de su gente que le auia que dado) de Camboja, y pasarse a el reyno de Champa, su confín; con animo, de turbarlo y hazer guerra al tirano que lo poseía, y apode rarse de todo ó de la parte que pudiese. Tampoco le sucedió bien; por que, aunque metió la guerra, y desasosiegos que traia consigo, en Champa, y dio bien que hazer al tirano y á los suyos, al cabo fue muerto y desbaratado, y vino á pagar miserablemente (a sus manos) sus pecados. Los Mandarines de Camboja, que se vieron sin el Malayo, y toda vía turbado el reyno, como lo auia dejado, y sin sucesor varón, descendiente de Prauncar Lángara, que murió en los Laos, boluie ron los ojos á vn su hermano, que el rey de Sian auia cauliuado, y llevado consigo, en ¡a guerra que hizo á Lángara, y le tenia en la; ciudad de Odia, pareciendoles que este tenia mas derecho, por ligi tima sucesión al reyno de Camboja, y que con su presencia, se pa- • QÍficaria mejor. P2mbiaron embajada á Sian, pidiéndole que vinie se á reynar; y al rey de Sian, que le tenia cautiuo, para que le diese lugar á ello. líl rey lo tuuo por bien, y con algunos conciertos, y asientos que hizo con su prisionero, le dio libertad, y seis mil hombres de guerra que le siruiesen y acompañasen; con los quales, vino luego á Camboja, y fácilmente fue recebido en Sistor, y otras prouincias, y puesto en el reyno; desde las quales, fue pacificando, y. reduziendo las mas distantes. r. Este nueuo rey de Camboja, que de cautivo de el rey de Sian, vintí á reynar por estraños sucesos, y casos tan varios (para quien Dios tuuo guardada esta ventura, y otras de mas estima, si lo que tiene comentado, lo sabe lleuar á delante) hizo buscar á loan Diaz, Soldado Castellano, que auia quedado de la compañía de Blas Ruyz de Hernán Gongales', al.qual, mandó que fuese á Manila, y de su parte, dijese al gouernador como estaua en el reyno, y lo que auia pasado en la muerte de los Españoles, y de su sobrino Prauncar, que ninguna culpa dcllo tenia; y que, reconocía la amistad que avian recebido (Lángara su hermano y su hijo) de los Españoles en sus necesidades, y lo bien que le estaua, continuar su amistad y trato, y que de nueuo la pedia, si fuese el gouernador dello conten to, le embiase algunos relijiosos y Castellanos, que asistiesen en su corte, y hiziesen cristianos á los que quisiesen serlo. Con este recaudo y embajada, y muchas promesas, vino á Manila loan Diaz, que hallando en el gouierno á don Pedro de Acuña, le trató de la causa. Pareciendole á el gouernador, que era bien no ce rrar la puerta, á la predicación del santo Euangelio en Camboja, que por este camino la avia Dios buclto á abrir, acordó de hazcr Jo que el rey le pedia; y en principio del año de seiscientos y tres, embió vna frogata á Camboja, con quaíro relijiosos de la orden de santo Domingo; por cabega dellos; fray Yñigo de Santa Maria, Prior de Manila, y cinco soldados, para su compañía; y entre ellos, «1 mismo loan Diaz, para que diesen al rey la respuesta de su recaudo, en confirmación de la paz y amistad que pretendía; y que, según la disposición que hallasen, quedasen los religiosos en su corte; y auisasen de lo que les parecía. Esta fragata, llegó á Camboja, con buenos temporales, en diez dias de nauegacion, y subidos á. Chordemuco, los relijiosos y soldados de su compañía, el rey los recibió con mucho contento. Luego les hizo Yglesia, y dio arroz para su sustento, y libertad para predicar, y hazer Christianos, que pareciendo á los relijiosos negocio del Cielo, y en que se podrían ocupar muchos obreros, auisaron luego á Manila, de su buena estada y acogida, en la misma fragata, pidiendo licencia al rey, para que boluiese á Manila. El rey se la dio, y el auio necesario para su nauegacion; y juntamente, embió vn criado suyo, con vn presente de colmillos de marfil, y menjuy y otras curiosidades para el gouernador, con carta suya, agradeciéndole lo que hazla, y pidiéndole mas relijiosos y castellanos. Embarcóse en esta fregata, fray Yñígo de santa Maria, con otro compañero, para -venir á dar mejor relación de lo que auia hallado, que de emfermedad, murió en el viaje. El compañero, y los que en la fragata venían, llegaron á Manila, por Mayo de seiscientos y tres, y dieron razón de lo que,en'Camboja auia sucedido. Por fin del mismo mes de Mayo, llegaron á Manila dos naos, de la Nueua España, general don Diego de Qamudio, con el socorro ordinario para las Phílipinas, tuuose nueua, que quedaua en Mexico, fray Diego de Soria, de la orden de santo Domingo, Obispa de Cagayan, y traia las Bulas, y el palio, al Arçobispo electo de Manila, y fray Baltasar de Cobarrubias, de la orden de sant Agus tín, Obispo de Camarines, por muerte de fray Francisco de Ortega. En los mismos nauios, fueron dos oydores, para la audiencia de Manila, los licenciados Andrés de Alcaraz, y Manuel de Madrid,^ y Luna. El capitán y sargento mayor, loan Xuarez Gallinato, con la nao santa Potenciana, y gente que en ella auia lleuado al Maluco, en socorro de la armada portuguesa, que Andrea Furtado de Mendoga truxo, sobre la fortaleza de terrenate, la halló en el puerto de Ta langame; y luego que este socorro llegó, Andrea Furtado desem barcó en tierra, la gente portuguesa, y castellana, con seis piegas de artillería, y marchó con ella por la marina, la buelta de la forta leza, para plantarle la batería. Tardo dos días, hasta llegar á la for taleza, pasando por algunos pasos y barrancos, que el enemigo tenia fortificados. Llegados á la fortaleza principal, vuo bien que hazer, en plantar la artillería, que el enemigo salía a menudo sobre el campo, y lo impedia. Y vna vez, llegó a las puertas del misma alojamiento, que hizíera en el mucho daño, si los castellanos que estauan mas cerca de la entrada, no se la impidieran; y apretaron á los moros tanto, que con muerte de algunos á espaldas bueltas se encerraron en la fortaleza; y juntamente; les plantaron cinco piegas,. á tiro de cañón. El enemigo que tenia, la gente necesaria para su defensa, con mucha artillería y municiones, hazia ene ! campo daño;, sin que las piegas de la batería, hiziesen efeto de consideración, t e niendo poco recaudo, de poluora, y municiones; de manera, que l a que Gallinato, y su gente (quando se juntaron con la armada Portuguesa) entendieron, del poco recaudo y aparejo, que Andrea Furtado lleuaua, para tan grande empresa, se vio y experimentó con breuedad. Para no perecer todos, auiendo tomado Andrea Furtad a los pareceres, de todos los oficiales de su campo y armada, retird sus piegas y el campo, al puerto de Talangame. Embarcó su gente en sus galeones, y dio la buelta, á las fortalezas é islas de Araboína y Vanda, donde primero auia estado, tomando para sustento de la armada, los bastimentos que Gallinato le auia lleuado; al qual, le dí6 licencia, para que con los Castellanos se boluiera a Manila, como la hizo, en compañía de Ruy Gongales de Sequeira, capitán mayor, que ácabaua de ser, de la fortaleza de Tidore, que en otro nauio, sálio con su casa y mercaderías de aquella fortaleza, y llegaron a Manila, én primeros del mes de lulio, deste año de seiscientos y tres. trayendo del general, Andrea Furtado de Mendoga, para el gouer nador don Pedro de Acuña, la carta que se sigue.»
^ CARTA QVE EL GENERAL ANDREA FURTADO DE MENDO fa, escrivió a don Pedro de Aciwa, desde Terrenate, en veinte y cinco de Mar fo, de mi! y seiscientos y tres aiios.
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O ay infortunios en el mundo, por mayores que sean, que N dellos no se alcance algún bien. De todos los que tengo pa sados en esta jornada, que son infinitos; me resultó, conocer •el zelo y anima, con que V. S. se emplea en el seruicio de su Mages tad, de que le tengo embidia y por señor; afirmando, que la cosa que mas estimare en esta vida es tenerme V. S. en esta quenta. Y que co mo cosa suya muy paí'tictilar, me mande las cosas de su seruicio. El socorro que V. S. me embió, llegó a tiempo, mediante el fatior Diuino, que el fue el que dio esta armada a su Magestad, y las vidas a todos los que oy la tenemos, y por lo sucedido en esta jornada, en tenderá su magestad, lo mucho qice deue a V. S. y lo poco que deue al capitán de Malaca; pues el fue parte para no hazerse el seruicio de stí magestad. Quando llegó el socorro, que V. S. me embió estaua esta armada, sin ningunas municiones por auer dos años que auia salido de Goa, y tenerla toda constimida y gastada, en las ocasiones que se auian ojrecido. Stipuesto esto, por que no se ymaginase, que por mi quedaua, el efectuar el seruicio de su magestad, me puse en tierra, la qual cobre, con perder el enemigo mucha gente suya, y puse las postre ras trincheas, cien pasos de la fortificación del enemigo; puse en tie rra, cinco pie fas gruesas de batir, y en diez dias de batería, se arruino vn pedazo grande de vn baluarte, donde. estaua toda su fuerga. Bn estos dias, se consumió toda la poluora, que auia en esta armada, sin quedar cosa, con que se pudiese cargar {la artillería della) vna vez, y si se ofreciese (de que no dudo) encontrar alguna escuadra de Holan deses, á me de ser forgoso pelear con ellos, siendo esta, la principal causa con que leñante el cerco, teniendo a el enemigo en mucho aprie to, asi por hambre, como por auerle muerto, en el discurso de la gue rra, muchos capitanes y otra mucha gente. Por aqui, juzgará V. S. el estado en que yo puedo quedar, de pasión y congoja, sea Dios loado por todo, pues asi es seruido, y permite, que los mayores enemigos {que ay en estas partes) sean los vasallos de su Magestad. Yo me parto para Amboino, para ver si hallo alli socorro, que ha llándole suficiente (y no auiendo en las mas partes del Sur alguna necesidad vrgente, que me obligue a socorrerla) é de boluer a esta, em presa, y della, anisare largo a V. S.y no hallando alli el socorro que espero, é de pasar a Malaca, a rekasernie,y de qualqziiera parte don de estuuiere, anisare a V. S. siempre. Yo escrino a su Magestad, en que le doy larga relación, de las cosas desta empresa; significándole, que no podia tener ejeto, ni conseniarse el tiempo adelante, si no se kaze por orden de V. S. y dése gouierno socorrida y augmentada, vis to estar la India tan lejos, y que en dos años, no puede serlo della so corrida. En esta conformidad, deue V. S. anisar a su Magestad, para que se desengañe, en este particular del Maluco, y confio en Dios, que é de ser soldado de V. S. No sé con que palabras encaresca, y dé agradezimiento a V. S. de quantas mefcedes me d hecho; las quales, me fueron todos manifesta das, asi por Antonio de Brito Fogaga, como por Tomas de Araux, mi criado; cosas son estas, que no se pueden sentir ni pagar, sino con arriesgar la vida, la honrra y la hazienda, en todas las ocasiones que se ofrecieren, del seiuicio de V. S; y ofreciéndose, entenderá que no soy ingrato, á las mercedes recebidas, la -mayor de todas, y lo que mas yo estimé, fue embiar V. S. con este socorro a loan Xuarez Gallinato, y al Señor don Tomas de Acuña, y a los demás capitanes y soldados, que para significar a V. S. el merecimiento de cada vno en particular,, seria nunca acabar. loan Xuarez Gallinato, es persona de quien V. S. deue hazer mu cha quenta, en todos las ocasiones que se ofrecieren, por que todo lo merece. En esta jornada y empresa, se vno con tal satisfacion, esfuer zo y prudencia, que bien parece es cosa embiada por V. S. y auer mi litado debajo de la vandera de tan insignes capitanes; y asi, estimare saber que V. S. (por los seruicios que a hecho a su Magestad en estas partes, y a mi quenta) le haga muchas mercedes. La cosa qtie mas estimé en esta empresa que es digna de quedar en memoria, es, que brantando elproberuio de las viejas Portuguesas, en el discurso de esta .guerra, río vno entre los Españoles y Portugueses, vna palabra mas alta que otra, comiendo juntos en vn plato mas esto, atribuyalo V. S. á su buena fortuna, y al entendimiento y experiencia de loan Xuarez Gallinato. El Señor don Tomas, procedió en esta guerra, no como caualler'o de su hedad, sino como soldado viejo y lleno de experiencia; deste pariente haga V. S. mucha quenta, por que confio que sera otro que su padre. El sargento mayor procedió en esta guerra, como muy buen solda do, y es hombre', de quien V. S. deue hazer mucha quenta, por que le doy mi palabra., que no tienen las Manilas mejor soldado que el; y es timaré en mucho que V. S. le honre., y a mi quenta le haga muy par ticulares mercedes. El capitán Villagra procedió bien con su obliga ción, y lo mismo hizo don Ltiys; en fin, todos a vna, soldados grandes y pequeños, procedieron también en esta empresa, y por este respeto, les quedó en tanta obligación, que tomara verme a ora delante de su Magestad, para no salirme de sus pies hasta los hinckir a todos de honrrasy mercedes, pues también lo merecen. Conforme á esto, tendré siempre gusto particular, que á todos en general, haga V. S. onrrasy mercedes. Nuestro Señor guarde á V. S. por muchos años, como yo su seruidor deseo, del puerto de Talangame, en la isla de Terrenate, á veinte y cinco de Margo, de mil y seiscientos y tres años. Andrea Fur tado de Mendoga.
Diez del mismo año, salieron las naos Espíritu Santo y lesus A Maria, del puerto de Cabit, tras de otras dos ñaues menores, que quinze dias antes se auian despachado, con las mercaderias de las Filipinas; para hazer viaje á la Nueua España, de que fue por general, don Lope de Vlloa; y en la Almiranta nombrada Espíritu Santo, salió de las islas el Dotor Antonio de MORGA, á seruir plaga de Alcalde de corte de México. Antes de salir de la baia, les dio a entrambas naos vn tiempo por proa, y desde las tres de la tarde, hasta otro día por la mañana (aunque dieron fondo con dos arriarras gruesas, a el abrigo de la tierra, calados masteleos) fueron garrando con mucha mar y viento, sobre la costa; con cerrazón, donde vara ron en ella, en la Pampanga, diez leguas de Manila. Duró el tiempo otros tres dias continuos; de manera, que se tuuo por imposible, la salida de estas naos y su nauegacion, por ser ya el tiempo adelan te, y nauios muy grandes y cargados, y estauan muy metidos en la lama. Diose luego auiso a Manila por tierra, de donde se trujeron algunos nauios de Chinas, cables y anclas, y con mucha diligencia que en ello se puso, ambas naos, cada vna por su parte, con apare jos y cabos, que guarnieron por popa, esperando las aguas viuas, a fuerga de cabrestantes y de gente, sacaron arrastrando por popa las naos, mas de vna legua, por vn placel de lama, por do auian entra do, hasta ponerlas en floto, dia de la Madalena, veinte y dos de lulio. Luego boluieron a hazer vela, por no auer recebido los nauios daño, ni hazer agua, y hizieron viaje y nauegacion, con tiempos es casos, hasta la costa de Nueua España. A la nao Espíritu Sancto (en quarenta y dos grados, a diez de Nouiembre, vista la tierra,) le cargo vn tiempo rezio de Susudueste, con grandes aguaceros, granizo y frío, que era trauesia en la costa; sobre la qual, estuuo la nao algunas vezes para perderse y con trabajo, desaparejada de jarcia, y la gente rendida de la nauegacion y frios. Duró el tiempo, hasta veinte y dos de Nouiembre, que este dia por la mañana, estando la nao de mar en traues, calados masteleos, vino sobre ella vna turbio nada de agua y granizo, con mucha oscuridad, y cayo vn rayo por el árbol mayor, en medio de la nao, que mato tres hombres, y hi rió y estropeo otras ocho personas, auiendo ocurrido á las escotillas, y abierto la mayor con luzes, para ver la nao por de dentro. Cayo Otro rayo por el mismo árbol, entre toda la gente, y aporreo diez y seis personas, que algunos estuuieron sin habla ni sentido, por todo aquel dia; y boluio a salir por la dala. El dia siguiente, saltó el viento al Nornordeste, con que la nao hizo vela, y fue costeando la tierra, con bastantes tiempos hasta diez y nueue del mes de Diziem bre, que tomo el puerto de Acapulco, hallando en cl, las dos ñaues menores, que primero auian salido de manila. Deallia tresdias, entro en el mismo puerto de Acapulco, el general don Lope de Vlloa, con la nao lesus Maria, auiendo traído los mismos tiempos, que la nao Espíritu Sancto; que desde que se apartaron, salidas del embocade ro de Capul, de las islas Filipinas, no se auian visto mas en todo el viaje. 5»
El mesmo aíio, de seyscientos y tres, despacho el gouernador don Pedro de Acuña, desde Manila al Japon, el nauio Sanctiago, con rescates y orden, de que hiziese su nauegacion al Quanto, para cum plir con el deseo y voluntad de Daifusama; en que fueron embar cados, para cl dicho reyno (por tener nueua que ya auia muerto fr. Geronymo de lesus) quatro religiosos, de los de mas importan cia, que su orden tenia en Manila; que fueron fr. Diego de Bermeo que auia sido prouincial, y fr. Alonso de la Madre de Dios, y fray Luys Sotelo, y otro compaííero. Luego que los nauios lesus Maria y Espíritu Sancto, salieron para la Nueua España, y el nauio Sanctiago con los religiosos para el Japon, quedó la materia que se auia mouido, con la venida de los Mandarines de China, y dispuesta para hablar mas della, por que, con ' hallarse desocupados de otros negocios, todo fue recelarse de los Sangleyes, y de las sospechas que auia, de que auian de salir con alguna nouedad de perjuyzios; como el Arzobispo, y algunos reli jiosos lo certificauan y dauan a entender en publico y en secreto. Auia en esta sazón, en Manila y en sus comarcas, cantidad de Chi nas, dellos cristianos baptizados, en las poblazones de Baibai y Mi nondoc, de la otra vanda del rio, frontero de la ciudad, y los mas infieles, ocupados y entretenidos en estas mesmas poblazoncs, y en ]as tiendas del Parían de la ciudad, con mercaderías y todos oñcios, y el mayor numero dellos pescadores, canteros, carboneros, acarreadores, albañies y jornaleros; de los mercaderes, siempre se tuuo seguridad, por ser mejor gente y muy interesados, por razón de sus haziendas, de los otros no tanta, aunque fuesen cristianos, por que siendo gente pobre y cudiciosa, aqualquiera ruyndad se inclinarían; pero, siempre se entendió, que con mucha dificultad harían mudamiento, sin que viniese armada de la China con pujanga, en que pudiesen estriuar. La platica yua cada dia mas creciendo, y con ella la sospecha, por que aun algunos de los mismos Chinos, infieles y cristianos, por mostrarse amigos de ios Españoles, y limpios de toda culpa, dauan auisos de que auia de aucr leuantamiento con breuedad, y de otras cosas a este proposito, que aunque a el gouernador parecieron siempre ficciones, y encarecimientos dcsta nación, y no les daua crédito, tampoco se descuydaua tanto, que no se preuenia y velaua con disimulación, para lo que podía suceder; procurando tener la ciudad guardada, y la soldadesca armada, y acariciados los Chinas mas principales y mercaderes, asegurándoles sus personas y haziendas, preuiniendo los naturales, de la Pampanga y otras prouincías de la comarca, para que proueyesen de arroz y bastimentos la ciudad, y viniesen á socorrerla con sus personas y armas, quando fuese necesario. Lo mismo hizo con algunos Japones que auia en la ciudad, como de todo esto se trataua con alguna publicidad, pues no podía ser en secreto, auiendo de ser con tantos; vnos y otros se vinieron a persuadir, que la ocasión era cierta, y aun muchos ya la deseauan, por ver rebuelta la feria, y tener en que meter las manos. Comentóse desde aqui (asi en Ja ciudad como en la comarca, donde los Sangleyes andauan derramados) á apretarlos de obra y de palabra, quitándoles los naturales, y Tapones y soldados del campo, lo que tenían, y haziendoles otros malos tratamientos, llamándolos de perros traydores, y que ya sabían se querían algar, y que primero los auian de matar a todos, que sería con mucha breuedad; y que se hazia (por el gouernador) preuencion para ello; que solo esto, les fue bastante motiuo, para hallarse necesitados, de hazer lo que no pensauan (97).
Algunos mas ladinos y codiciosos, tomaron la mano en leuantar el animo de los demas, y hazerse cabegas, diziendoles, que su perdición era cierta, según la determinación en que vian á los Españoles, sino se anticipauan, pues eran tantos en numero, y dauan sobre la ciudad, y la tomauan; que no les sería dificultoso, y matarlos Españoles, y tomarles sus haziendas; y señorearse de la tierra, con. el ayuda y socorro, que luego Íes vernia de China, quando alia se supiese el buen principio que al negocio se vuiese dado; y que, para hazerlo con tiempo, cónuenia (en algún sitio secreto y fuerte, no lejos de la ciudad) hazer vna fortificación y alojamiento, donde se recogiese y juntase la genté, y se fuesen preuiniendo armas, y bastimentos para la guerra, que por lo menos, seruiria de asegurar alli sus personas, del daño que dé los Españoles esperáuan. Entendióse, que el principal mouedor destas cosas, era vn Sangley cristiano, antiguo en la tierra, llamado loan Bautista de Vera, rico y muy fauorecido de los Españoles, temido y respetado de los Sangleyes, que muchas vezes auia sido gouernador suyo, y tenia muchos ahijados, y dependientes, que este era muy Españolado y brioso; el qual, con doblez y cautela, en este tiempo, no salia de la ciudad, ni de las casas de los Españoles, por darles de si menos sospecha; y desde alli, con sus confidentes mo uiá el negocio, que para asegurarse mas del suceso, y saber el nu mero de gente que tenia de su nación, y hazer alarde y lista della, les auia ordenado, con disimulación, que cada vno le trújese vna aguja, que fingió era necesaria, para cierta obra que auia de hazer, y las fue echando en vna cajuela, de la qual, las saco y hallo sufi ciente gente, para el efecto que pretendía. Comentóse luego a ha zer este fuerte, o alojamiento, poco mas de media legua del pueblo de Tondo, entre vnos esteros y ciénegas, lugar escondido, metien do en el, algún arroz y otros bastimentos y armas de poca conside ración, y comengaron a juntarse alli los Sangleyes, especialmente, de la gente menuda, común y jornaleros (que los del Parían y ofi ciales, aunque los auian solicitado para lo mismo, no se resoluian a ello, y se estañan quedos, guardando sus casas y haziendas) Yuase cada dia encendiendo mas la inquietud de los Sangleyes, que esto, y los auisos que se dauan al gouernador y a los Españoles, los tenia con mas cuidado y sobresalto, y los hazian ya hablar de la cosa nías en publico. Los Sangleyes, viendo que su negocio se descubría, y que la dilación les podia ser de tanto'perjuyzio, aunque te nían tratado que fuese el alzamiento dia de sant Andrés, postrero de Nouiembre, deternainaron de anticiparlo, y no perder mas tiempo, y viernes tres dias del mes de Otubre víspera de san Francisco, sé juntaron mas apriesa en el dicho su fuerte; dé manera, que quando fue de noche, auia en el dos mil hombres. loan Bautista de Vera, hazíendo del ladrón fiel, siendo el caudillo y guía de la trai ción, vino luego á la ciudad, y dijo al gouernador, que los Sanglayes estauan alborotados, y que se yuan juntando de la otra vanda del rio: púsole preso luego, con guardias y recaudo, sospechando del mal, y después fue justiciado, y sin hazer ruydo de cajas, man^ dó apercebir las compañías del campo y de la ciudad, y que todas tuuiesen las armas listas. No fue bien anochecido, quando don Luys Dasmariñas (que biuia junto al monasterio y yglesia de Minondoc, le la otra parte del rio) vino con gran priesa á la ciudad, á anisar a el gouernador, como auia rebolucion de Sangleyes, pidiéndoles veinte soldados, que pasasen á la otra vanda, donde guardaría el •dicho monasterio. Paso con esta gente, el sargento mayor del cam po, Cristoual de Axqueta, en compañía de don Luys, y cada ora crecía (con la callada de la noche) el ruydo, que los Sanglayes ha zian, que se yuan juntando, y sonauan cornetas y otros instrumen tos a su vsansa. Don Luys, quedó guardando el monasterio, con la gente que de Manila trujo, donde auia recojídas muchas mugeres, y niños de Sangleyes cristianos, con los relijiosos. Boluio luego á la ciudad el sargento mayor, dando quenta de lo que pasaua; tocóse arma, por que el ruydo y algazara de los Sangleyes, que auian sa lido a poner fuego, a algunas casas que auia en el campo, era tan grande, que parecía lo asolanan. Quemaron lo primero, vna casa de campo, de piedra, del capitán Esteuan de Marquina, donde estaua •con su muger e hijos, sin que escapase persona, si no fue vna niña pequeña, que quedo herida, escondida en vn gacatal. De allí, pasaron a la poblazon de Laguío, á la orilla del rio, y la quemaron, ma tando algunos Indios della, que los demás se vinieron huyendo á la ciudad; en la qual, estauan ya las puertas cerradas, y toda la gente con las armas en la mano, tendida sobre las murallas, y en otros puestos conueníentes, para lo que fuese necesario, hasta que ama necio. El enemigo, que ya tenía mas numero de gente, se retiro a •SU fuerte, para salir de allí con mas pujamja. Don Luys Dasmariñas, que estaua en guarda, de la yglesia y monasterio de Minondoc,, esperando cada ora que el enemigo auia de venir sobre el, embio al gouernador a pedir mas gente, que se la embio, de soldados de paga, y vezinos de la ciudad, con los capitanes don Tomas Brabo •de Acuña su sobrino, y loan da Alcega, Pedro de Arzeo, y GasparPérez, con cuyo consejo y parecer, se gouernase en la ocasión. En la ciudad todo era confusión, alaridos y vozes, particularmente, de los Indios mugeres y niños, que venían a sainarse a ella, y aunque, por a segurarse de los Sangleyes del Parían, se les pidió se metiesen los mercaderes en la ciudad, con sus hazíendas, no se atreuieron á ello, por que siempre entendieron, que el enemigo tomaría (con la pujanga de gente que tenía) la ciudad, y degollaría los Españoles, y peligrarían todos, y asi, quisieron mas quedarse en su Parían, para hazerse á la parte que llenase lo mejor. Don Luys Dasmariñas con el socorro que el gouernador le embio, pareciendole conuenia, buscar luego al enemigo, antes que acabase de juntarse y engrosarse, dejando en Minondoc, setenta soldados, a cargo de Gaspar Pérez, con el resto de la gente, que serian ciento y quarenta hombres arcabuzeros, los mas escogidos, se fue al pueblo de Tondo,, para fortificarse en la yglesia, que es de piedra, donde llego á las onze del dia. El mismo intento tuuieron los Chinas, que mil y quinientos, llegaron ai mismo puesto y tiempo. Trauose entre vnos y otros, vna escaramuga sobre ganar el monesterio, que duro vna ora^ a que acudió de socorro, el capitán Gaspar Pérez, con la gente que auia quedado en Minondoc. Retiróse el enemigo a su fuerte, con perdida de quinientos hombres, y Gaspar Pérez se boluio a su pues to, donde también quedo Pedro de Arzeo. Don Luys Dasmariñas (ceuado en este buen lance) se determino, con la fuerga del sol, y sin que la gente descansase, de pasar luego a delante, en busca de el enemigo, con la gente que tenia. Embio a que lo reconociese, al al férez Luys de Ybarren que trujo por nueua, que los enemigos eran muchos, y no estauan lejos; y aunque Juán de Alcega y otros, pi dieron a don Luys hiziese alto, y descansase la gente, y aguardase orden del gouernador, de lo que auia de hazer: era tanta la gana, que tenia de no perder esta ocasión, que probocando la gente, con palabras ásperas, para que le siguiesen, paso a adelante, hasta llegar a vna ciénaga. Salidos della, dieron de improuiso en vna gabana, donde el enemigo estaua, que viendo á los Españoles, todos juntos, con palos y algunas catanas, y pocas armas en astadas, los cer caron por todas partes. Don Luys y su gente, sin poder retirarse,, pelearon valerosamente, matando muchos Sangleyes, pero al cabo, como eran tantos, hizieron pedagos a todos los Españoles, sin que escapasen mas que solos quatro mal heridos, que trujeron la nueua á Manila. Fue para los Sangleyes este suceso, de mucha importancia; asi, por que en este puesto murió tanta gente, y de lo mejor de los Españoles, como por las armas que les quitaron, de que carecían; con que se prometieron, tenían su intento mas cierto y seguro. Y el dia siguiente, cinco de Otubre, embiaron las cabegas de don Luys, y de don Tomas, y de loan de Alcega, y de otros capitanes al Parían, dizíendo á los Sangleyes, que pues auían muerto lomejor de Manila, se algasen y juntasen con ellos, sino que pasarían luego a matarlos. La confusión y dolor de los Españoles en la ciudad, era tan grande, que impedía el hazer la preuencion y diligecia que el negocio pedia; pero la necesidad, en que se vian, y el brio del gouernador y sus oficiales, hizo que toda la gente guardase sus puestos, con las armas en las manos, sobre las murallas, auiendo guarnecido de lo mejor, las puertas de el Parian y de Dilao, y todo aquel liengo que era, por do el enemigo podía acometer, poniendo sobre cada puerta, vna piega de artillería, con la mejor gente; en que aüia, religiosos de todas las ordenes. Este día, Domingo, el enemigo viéndose gallardo, con la victoria del día antes, engrosado su ejercito, con mas gente que se le junto, vino sobre la ciudad, quemando y a solando todo lo que encontraua paso el rio, por que no auía nauio con que resistírselo, que todos los de armada estauan en las prouincias de Pintados. Metióse en el Parian, arremetió con mucho furia la puerta de la ciudad, de que fue rebatido con la arcabuzeria, y mosquetería, con perdida de muchos Sangleyes; paso á la yglesía de Dilao y por alli con la misma determinación, arremetió con algunas escalas a la puerta y muralla, que era mas baja, y halló la misma resistencia y daño, con que se retiró con mucha perdida al Parian y Adilao cerca de la noche. Toda ella se gasto por los Españoles en guardar su muralla, y preuenirse para el dia siguiente, y los enemigos en el Parean y en Dilao, haziendo carros, mantas, escalas, artificios de fuego, y otras inuenciones, con que arrimarse a la muralla, y asaltalla, y quemar las puertas, y poner fuego a todo. El dia siguiente lunes al amanecer, se juntaron los Sangleyes con estos pertrechos, y licuando delante la mejor gente que tenían, y mas bien armada, arremetieron con grande brio y determinación, la muralla; el artillería les desbarato las maquinas que traían, y con ella y el arcabuzeria, se les hizo tanto daño y resistencia, que con perdida de mucha gente, se boluieron a retirar al Parian y Adilao. loan Xuarez Gallínato con algunos soldados y vna tropa de Tapones, salió por la puerta de Dilao a los Sangleyes, llegaron hasta la yglesia, y reboluiendo sobre ellos los Sangleyes, se desordenaron los Tapones, y fueron causa, que todos se retirasen y boluiesen a ampararse de las murallas, siguiéndolos hasta alli los Sangleyes. Entró en esta ocasión en Manila el capitán don Luys de Velasco, que venia de Pintados, con vna buena caracoa, en la qual se echaron algunos arcabuzeros, y otros en bancas al abrigo della, que por el rio se arrimauan al Parian y Adilao, y picauan a el enemigo que alli estaua alojado, ese dia, y los dos siguientes, demanera, que se hízieron leuantar de aquellos puestos, pusieron estos nauíos fuego a el Parian, y abrasáronlo todo, y seguían por todas las partes que podian al enemigo. Viendo los Sangleyes, que su causa se empeora ua, y que no podian conseguir el fin que auian pretendido, determinaron de retirarse de la ciudad, con perdida de mas de quatro mil hombres, y dar auiso a China, para que los socorriesen, y para sustentarse diuidir su gente en tres esquadrones a diferentes partes, el vno á los Tingues de Passic, y el otro á los de Ayonbon, y otro á ia laguna de Bay y san Pablo, y Abatangas. Dejaron el tniercoles la ciudad de todo punto, y diuisos, (como está dicho) marcharon la tie rra dentro. Don Luys de Velasco por el rio, y algunos soldados e indios armados, que de todas partes, vinieron al SOCOITO de Manila, con algunos Españoles que los guiauan, y los relijiosos de sus dotrinas, los fueron siguiendo y apurando demanera, que mataron y acabaron los que yuan á los Tingues de Passic, y á Ayombon, el mayor numero y golpe de la gente, pasó á la laguna de Bay y montes de san Pablo, y a Batangas, donde se tenian por mas seguros, quemándolos pueblos y yglesias y todo lo que encontrauan, fortificándose en los dichos sitios. Yualos siguiendo, don Luys de Velasco con setenta soldados, matándoles cada dia mucha gente, y en vna ocasión, se empeñó tanto con el enemigo, que mato a don Luys de Velasco, y a diez soldados de su corapañia, y se fortificó de nueuo en san Pablo y Batangas, con esperanga de poderse alli sustentar, hasta que le viniese el socorro de China.
. Temiendo el gouernador este daño, y deseando acabar al enemigo, y que la tierra se quietase del todo, embió con gente al capitán y sargento mayor, Cristoual de Axqueta Menchaca, para que buscase al enemigo, y lo acabase. Salió con dozientos Españoles, soldados y auentureros, trecientos Iapones, y mil y quinientos indios Pampangos y Tagalos, a veinte de Otubre, y diose tan buena maña, que con poca o ninguna perdida de su gente, hallo los Sangleyes fortificados en san Pablo, y en Batangas, y peleando con ellos, los mató y degolló a todos, sin que ninguno escapase, sino fueron dozientos, que trujo viuos a Manila, para las galeras, en que se ocupó veinte dias, con que se puso fina esta guerra, quedando en Manila muy pocos mercaderes, que con sus haziendas auian tomado buen consejo, de meterse con los Españoles en la ciudad, que quando se comengó la guerra, no tenia sietecientos Españoles, que pudieran tomar armas.
• Acabada la guerra, comengó la necesidad de la ciudad, por que, no auiendo Sangleyes que vsauan los oficios, y traían todos los bastimentos, ni se hallaua que comer, ni vnos gapatos que calgar, ni por precios muy excesiuos. Los Indios naturales, están muy lejos de vsar estos ministerios, y aun muy oluidados de la labranga, y crianga de aues, ganados, y algodón, y tejer mantas como lo hazian en su infidelidad, y mucho tiempo después que se ganó la tierra; tras esto se entendía, que con la revolución pasada, no vendrían á las islas, los nauios de bastimentos y mercaderías de la China; y sobre todo, no se viuia sin recelo y sospecha, de que en lugar dellos, vernia armada sobre Mala, para vengar la muerte de sus Sangleyes. Todo junto, afligía los ánimos de los Españoles, y tras auer despachado, con la nueua deste suceso (por la vía de la India) á la corte de España, a fray Diego de Gueuara, prior del monasterio de san Agustín de Manila, que por varios casos, que le sucedieron, en la India, Persia, 6 Italia por do caminó, no pudo llegara Madrid, hasta pasados tres años, se despacho luego, al capitán Marco de la Cueua, en compañía de fray Luys Gandullo, de la orden de santo Domingo, á la ciudad de Macao en la China, donde residen los Portugueses, con cartas para el capitán mayor, y cámara de aquella ciudad; auisandoles, del algamiento de los Sanglejí-es, y del suceso de la guerra, para que, si sintiesen rumor de armada en China, auisasen. luntamente, lleuaron cartas del gouernador, para los Tutones, Aytaos y visitadores de las prouincías de Cantón, y Chincheo, dando cuenta del exceso de los Chinas, que obligó á los Españoles a matarlos. Llegados, Marcos de la Cueua, y fray Luys Gandullo a Macao; hallaron, no auía noticia de armada, sino que todo estaua quieto; aunque, ya se sabia del algamiento, y mucho de lo sucedido, por algunos Sangleyes, que en Champanes auian salido, huyendo de Manila en la ocasión. En Chincheo se supo luego, como estos Españoles estañan en Macao, y los capitanes Guansan Sinu, y Guachan, caudalosos y osdinarios en el trato con Manila, los fueron a buscar, y auiendose enterado de la verdad de lo sucedido recibieron las cartas de los Mandarines para licuárselas, y animaron a otros mercaderes y nauios de Chincheo, para que aquel año fuesen á Manila, (que no se atreuian a hazerlo) que fue de mucho prouecho, por que con ellos se suplió mucha parte de la necesidad que se padecía: Con este despacho, y alguna poluora, salitre y plomo, deque se apercibió Marcos de la Cueua, para los almazenes, se salió de Macao, y nauego a Manila, donde entro por Mayo, con común contento de la ciudad ; por las nueuas que traía; que luego, las comentaron aver verificadas, con la armada de treze nauios, de bastimentos y mercaderias de China.
Llegado el mes de lunio, deste año de seiscientos y tres, se despacharon dos naos de Manila para la Nueua España, a cargo de don Diego de Mendoga, aquien aquel año auia embiado, el Virrey Marques de Montesclaros, con el socorro ordinario para las islas; capitana, nuestra Señora de los remedios, y almiranta, sant An tonio. Muchas personas ricas de Manila, escarmentados de los trabajospasados, se embarcaron en estos nauios con sus casas y hazicndas, para la Nueua España; especialmente en el almiranta, con la mayoi' riqueza que de las Filipinas a salido; ambas naos, tuuieron tan grandes tiempos en la nauegacion, en la altura de treinta y qua tro grados, antes de auer pasado del Japon, que sin arboles, y con mucha alijazon y daños, arribó la capitana a Manila, y la almi ranta se la tragó la mar, sin saluarse persona della; que fue vna de las grandes perdidas y plagas, que las Filipinas an tenido tras las pasadas. Lo restante de este año, y el de seyscientos y cinco, hasta el despacho de las naos, que auia de ir a Castilla, gastó el gouernadof en reparar la ciudad, y proueerla de bastimentos, y municiones, con particular intención y cuydado, de que la resolución, que de la Corte esperaua, de hazer jornada al Maluco (de que tenia auisos y premisas) no le hallase tan desapercebido, que le obligase a dilatar la jornída, en que anduuo muy acertado, por que al mismo tiempo, auia venido de España, el maese de campo loan de Esquivel, con Seiscientos soldados a México, donde se hazia mas gente, y grande aparato de municiones y bastimentos, dineros y armas, quel Virrey, por mandado de su magestad embio de la nueua España, por Margo de este año, al gouernador, para que fuese al Maluco, que todo ello, llegó en saluamento, y a buen tiempo a Manila. >»i • Poco después, que salieron de Manila las naos para Nueua España, y entraron las que de alia el Virrey auia despachado, murió el Ar- : gobispo, don fr. Miguel de Venauides, de vna larga enfermedad, cuyo cuerpo fue sepultado, con común deuocion, y aclamación de la ciudad. "^ Por este mismo tiempo, en los nauios que este año continuaron a üenir de China, con las mercaderías, y con ¡os principales capita nes dellos, recibió don Pedro de Acuña tres cartas, de vn tenor trasuntadas en castellano, de el Tuton y Haytao, y del visitador general, de la prouincia de Chincheo, en la materia del algamiento, que los Sangleyes auian hecho, y su castigo que dezia asi.
^ CARTA DEL VISITADOR DE CHINCHEO EN CHINA, esci'ita para don Pedro de Acuña, gojiernador de las Filipinas.
'^^AL GRAN CAPITÁN GENERAL DE LVZON.'»^
OR auer sabido que los Chinas, que iuan a tratar y contratar al reyno de Luzon, an sido muertos por los Españoles, c ynP quirido la catisa de estas muertes, y rogado al rey que haga justicia de quien á sido causa de tatito mal, para que se ponga remedio en adelante, y los mercaderes tengan paz y sosiego. Los años pasados, antes que yo viniese ccqtd por visitador, vn Sangley llamado Tioneg-, con tres Mandarines, con licencia del rey de China, fue a Luzon, a Cabit, a buscar oro y plata, que todo fue mentira, por que no halló oro ni plata. Y por tanto, rogue a el, castigase a este engañador de Tioneg; para que se entendiese, la justicia recta que se haze en China. En tiempo del Visorrey y Capado pasados, fue quando Tioneg y su compañero, llamado Yanglion, dijeron la mentira dicha; y yo, después acá, rogue al rey, hiziese trasladar todos los papeles de la causa de Tioneg, y que mandase licuar al dicho Tioneg, con los procesos ante si, y yo mismo, vi los dichos papeles, y eche de ver, que todo auia sido mentira, lo que el dicho Tioneg auia dicho. Y escrevi al rey, • diziendo, que por las mentiras que Tioneg auia dicho, auian sos pechado los Castillas, que les queríamos hazer guerra; y que por eso, auian muerto mas de treinta mil Chinas en Ltízon, y el rey hizo lo que yo le pedia, y asi castigo al dicho Yanglion, mandándole matar; y a Tioneg, le mando cortar la cabega, y colgalla en vna jaula; y la gente China, que murió en Luzon, no tuuo culpa.. Y yo con otros, tratamos esto con el rey, para que viese era su voluntad en este negocio, y en otro; que fue, auer venido dos nauios de Yngleses a estas costas de Chincheo, cosa muy peligrosa para la China, para que el rey viese, que se auia de hazer en estos dos negocios tan graues. Y también, escrevimos al rey, mandase castigar á los dos Sangleyes, y después de auer escrito estas cosas sobre dichas al rey, nos respon dió; que para que auian venido nauios de Yngleses á la China, si aca so vettian a robar, que les mandasen luego ir de allia Luzon,y que les dijesen á los de Luzon, que no diesen crédito a gente vellaca y menti rosa de los Chinas, y que matasen luego á los dos Sangleyes, que auian enseñado el puerto á los Ingleses. Y en lo demás que le escrivi mos, que hiziese nuestra voluntad; y después de auer recebido este re caudo el Virrey, el Capado é yo, embiamos agora todos nuestros re caudos, al gouernador de Luzon, la mucha razón conque se gouierna este reyno tan grande, y al qual reyno, á mucho tiempo que nadie se atreue a ofender; y aunque los Japones an prcvendido iiiquietar á Id Coria,-, qué es del gouierno de China, y no an podido salir con ello, antes an sido echados della,y la Coria á quedado con gran pasy so siego, como de oydas bien saben los de Ltison. El año pasado, después que por la mentira de Tioncg, supimos, que eran muertos tantos Chinas en Luzon, nos juntamos inuchos Manda rines, aconcetar de tratar con el rey, que se vengase de tantas muer tes; y deziamos, que la tierra de Luzon, es tierra miserable, de poca importancia, y que antiguamente, solo era morada de Diablos y de Culebras; y que por auer venido [de algtmos años á esta parte) a ella tanta cantidad de Sangleyes, a tratar con los Castillas, se a ennoble cido tanto; en la qual, los dichos Sangleyes an trabajado tanto, leuan tando las murallas, haziendo casas y huertas, y en otras cosas, ni agradecido estas obras buenas, sin que con tanta crueldad, atüan muerto tanta gente; y aunque, por dos o tres vezes escriuimos al rey sobre lo dicho, ms respondió, auiendose enojado por las cosas arriba dichas; disiendo, que por tres razones, no conuenia vengarse, ni hazer guerra a Lwzon. La primera, porque los Castillas (de mucho tiempo a esta parte) Son amigos de los Chinas; y la segunda razón era, por que la victoria no se sabia, si la licuarían los Castillas o los Chinas; y la tercera y vltima razón, porque la gente que los Castillas auian muerto, era gente ruyn, y desagradecida a China, a sti patria, padres y parientes, pues tantos años auia, que no boluian a China; la qual gente, dize el rey, que no estimaua en mucho, por las razones arriba diclias; y solo mando al Virrey, Alcapado y a mi, escribir esta carta con este embajador, para que sepan los de Luzon, que el rey de China tiene gran pecho, gran sufrimiento y mucha misericordia; pues, no á mandado hazerles guerra á los de iMzon, y bien se echa de ver su rectitud, pues también a castigado la mentira de Tioneg; y que, pttes los Españoles es gente sabiayprtidenie, que como no tiene pena, de auer muerto a tanta gente, y se arrepiente dello, y tiene buen coragon, con los Chinas que an quedado} por que, si tiene los Castillas buen coragon con los Chinas, y bueluen los Sangleyes, que an quedado de la guerra, y se paga el dinero que se deue, y la hasienda que se á tomado á los Sangleyes, aura amistad, entre ese reynoy este, y aura cada año nauios de trato; y si no, no dará el rey licencia, para que vayan nauios de trato, antes, mandara hazer mil nauios de guerra, con soldados y parien tes de los muertos, y con las demás gentes y reynos, que pagan Parias d China; y sin peí donar a nadie, harán guerra; y después, se les dará el reyno de Luzon, a esta gente que paga Parias a China. Fue escrita la carta del visitador general, á doze del segundo mes.
VE según nuestra quenta, es iMarzo del año de veinte y tres, Qdel reyno de Vandcl. La del Eunuco se escriuio, en diez y seis del dicho mes y año; y la del Virrey, en veinte y dos del. El gouernador, respondió a estas cartas, con los mismos mensa jeros, comedida autorizadamente, satisfaziendo délo hecho, y de la justificación délos Españoles ofreciendo de nueuo amistad, y trato con los Chinas, y que se boluieran a sus dueños, las haziendas que en Manila auian quedado, y se daria libertad á su tiempo, á los pri sioneros que tenia en galeras; de quienes, se pensaua primero scr uir, para la jornada de Maluco, que tenia entre manos. Las entradas en Japon, de los religiosos descalsos de san Fran cisco, y los de sancto Domingo, y san Augustin, en diuersas pro uincias, se fueron continuando; asi, en nauio propio Castellano, que este año se despacho á los reynos del Quanto, como en otros de Tapones, que con su plata y harinas vinieron a Manila, a sus con trataciones; con permiso, y licencia de Daifu, llamado ya Cubosa ma; el qual, este año, con vn criado suyo, embio al gouernador, ciertas armas y presentes, en retorno de otros que el gouernador le embio, y respondió a su carta la que se sigue.
CARTA DE DAIFVSAMA, SEÑOR DE Japon, PARA EL GOUERnador don Pedro de Acuria, año de mil y seiscientos y cinco.
ECEBI dos de V. señoría, y todos los dones y presentes, con" forme á la memoria; de los guales, auiendo recebido, el vino R hecho de vuas, me alegre con el grandemente. Los años pa sados, me pidió V, señoría que fuesen seis nauios, y el año pasado pi~ dio qiiatro d la qual petición yo concedí siempre; pero aquello me da mucho disgusto, que entre los quatro nauios que V. S. pide, sea elvno de Antonio, el qual, hizo viaje sin mandarlo yo, y fue cosa de mucha libertad, y en desprecio mió. Por ventura, el nauio que V. S. quisiese embiar al Japon, embiará sin permiso mió} demás desto, muchas ve ces a tratado V. S. y otros de las Setas del Japon, y pedido mu chas cosas a cerca dello; lo qual tampoco yo puedo conceder, porque esta región se llama Xincoco, que quiere dezir, dedicada á los y do los; los quales, desde nuestros mayores hasta agora, an sido honrrados con suma alabanf a, cuyos hechos, no puedo yo solo deshazer ni destruyr^ Por lo qual, de ninguna suerte conuiene, que en Japon se promulgue^ ni predique vuestra ley, y si V. S. quisiere tener amistad con estos reynos del Japon y comigo, haga lo que yo quiero, y lo que no es gusto mió, nunca lo haga. Finalmente, muchos me an dicho^ que muchos Japones hombres malosy peruersos, que pasan a ese rey no, y á i están puchos años, después bueluen a Japon; lo qual, es para mi de mucho •disgusto; y asi, de aqui adelante, no permita V. S. que ninguno de los Japones venga en la nao que á i viniere, y en las demás cosas, procu re V. S. consejo, y prudencia, y se hagan de manera, que aqui adelan te no sean en disgusto mió (98).

Omo, lo que mas auia deseado el gouerriador, era hazer la jor C nada de Terrenate en el Maluco, y que esto fuese con breue •dad, antes que el enemigo se apoderase, mas de lo que estaua, por que tenia nueua, que los Holandeses, que cstauan apoderados de la isla, y fortaleza de Amboino, auian hecho lo mismo de la de Tido re, y echado los Portugueses que en ellas estauan poblados, y me tidose en Terrenate, con fatoria para la contracion del clauo. Luego que llegaron los despachos de España, para esta empresa, por lunio de seiscientos y cinco, y la gente y socorro que de la Nueua España lleuó, por el mismo tiempo, el maese de campo loan de Esquivel, gastó lo restante deste año el gouernador, en poner a punto los nauios, gente y bastimentos que le pareció necesarios, para la empresa, y dejando en Manila, lo que bastaua para su de fensa, partió á las prouincias de Pintados, donde se juntaua el ar mada, a principio del año de seiscientos y seis (99).
A quinze días del mes de Febrero, teniendo presta y apunto la -armada, que era cinco ñaues, quatro galeras de fanal, tres galeotas, •quatro champanes, tres funeas, dos lanchas inglesas, dos verganti nes, vna barca chata para la artillería, y treze fragatas de alto bor do, con rail y trezientos Españoles, soldados de paga, y capitanes y •oficíales, entretenidos y auentureros; y entre ellos algunos capita nes y soldados Portugueses, con el capitán mayor de Tidore que -allí auia, quando los Holandeses se apoderaron de aquella isla, que vinieron de Malaca, para yr en la jornada, y quatrocientos gastado res Indios, Tagalos y Pampangos de Manila, que fueron a su costa •con sus oficíales y armas a seruir, cantidad de artillería de todo ge nero, municiones pertrechos y bastimentos para nueue meses (100).
Salió don Pedro de Acuña con todo este aparato, de la punta de Hilohilo, cerca de la villa de Areualo, en la isla de Panal, y cos teando la isla de Mindanao, tomó el puerto de la Caldera, para rehazerse de agua y leña, y otras cosas que auia menester. El gouernador, iua embarcado en la galera Santiago, licuando a su cargo, las demás galeras y nauios de remo. La nao lesus Maña, iua por capitana de los otros nauios, en que iüa el maese de campo loan de Esquível. Por almirante de la armada, fue el capitán y sargento mayor Cristoual de Azcueta Menchaca. Auiendo la armada hecho en la Caldera lo que le conuenia, se leuo deste puerto, y al hazer vela la nao capitana, que era nauio grueso, no pudo tomar la buelta, y las corrientes la echaron a tierra; de manera, que sin poderla remediar, dio á la costa; donde se perdió, saluandose la gente, artilleria, y parte de las municiones y ropa que lleuaua. Y auiendo puesto fuego a la nao, y sacándole la clauazon y perneria que se pudo, por que los Mindanaos no se aprouechasen della, la armada continuo su viaje. Las galeras, costeando la isla de Mindanao, y las ñaues y otros nauios de borde de mar enfuera, licuando su derrota, vnos y otros al puerto do Talangame, de la isla de Terrenate. Las ñaues, aunque con algunos contrastes, vieron primero las islas del Maluco, y auiendo reconocido vna ñaue gruesa. Holandesa bien artillada, que estaua surta en Terrenate, disparé a nuestras ñaues, al guna artilleria gruesa, y luego se metió en el puerto, donde se for tifico al calor de la tierra, con su artilleria y gente de la nao, y Terrenates. El maese de campo, paso con las ñaues á la isla de Ti dore, donde fue bien recebido, de los principales y Cachiles Moros; por que el rey estaua fuera, por auer ido a casarse á la isla de Ba~ chan. Alli, hallo el maese de campo, quatro Flolandeses fatores, que rescatauan el clauo, de quienes tomo lengua, como la ñaue que es taua en Terrenate, era de Holanda, vna de las que auian salido de Amboino, y apoderadose de Tidore, y echado de alli los Portugue ses, que cargaua de clauo; y que, esperaua otras de su conserua, por que tenian echa amistad, y capitulaciones con Tidore y Terre nate, para fauorecerse contra Castellanos, y Portugueses. El maese de campo, embio luego á llamar al rey de Tidore, refrescando alli su gente y nauios, y haziendo cestones, y otros pertrechos que con uenia para la guerra, esperó a don Pedro de Acuña, que con sus galeras (por culpa de los pilotos) se auia sotauentado, de la isla de Terrenate, treinta leguas, hasta la isla de los Célebes, por otro nom bre de Mateo; y reconociendo esta isla, boluio a Terrenate, y pa sando a vista de Talangame, descubrió la nao Holandesa; quiso re conocerla, y viendo, que con su artilleria ofendía á las galeras, y que alli no estaua el maese de campo, paso a Tidore, donde le hallo con mucho contento de todos, en que gastaron lo restante del mes de Margo. A este tiempo, vino el rey de Tidore, con doze caracoas bien armadas, mostró contento de la venida del gouernador, a quien dio muchas quejaS, de la tiranía y sugecion en que le tenia puesto Sultán Zayde, rey de Terrenate, con el ayuda de los Holandeses; prometió, yr a seruir a su magestad, con su persona y seyscientos Tiradores, en la armada, don Pedro le recibió y regalo, y sin dete nerse mas en Tidore, ni ocuparse en la nao, que estaua en Talan game, trató de lo principal, a que venian. .Salió a postrero de Margo, la buelta de Terrenate ; este dia, surgió en vna ensenada, entre la poblazon y el puerto, y lo mismo el rey de Tidore con sus cara coas. La misma noche, se leuo la nao Holandesa, y se fue a A m boino. El dia siguiente, primero de Abril, al amanecer, echaron la gente en tierra, con algún trabajo con disignio de que marchase por la marina, que era paso muy estrecho y angosto, hasta la for taleza, para que se plantase el artillería, con que la auian de batir; pareciendole al gouernador, yua a daño por la cortedad y apretura del paso, echó por lo alto, cantidad de gastadores, que abriesen otro camino, para que lo restante del ejercito pasase, y el enemigo se diuirtiese por muchas partes. Con esta diligencia, se agerco el cam po á las murallas, auiendoles salido (por vnas partes y otras a im pedírselo) mucha cantidad de Terrenates. La vanguardia del cam po, yua a cargo de loan Xuarez Gallinato, con los capitanes, loan de Cueuas, don Rodrigo de Mendoga, Pasqual de Alarcon, loan de Ceruantes, capitán Vergara, Cristoual de Villagra, con sus compa ñías. En el cuerpo del esquadron, yuan los demás capitanes; y la retaguardia, llcuaua el capitán Delgado, acudiendo a todas partes^ el maese de campo. Llego el ejercito, a ponerse debajo de la arti llería del enemigo, que jugaua a priesa; el gouernador salió, a uer como estaua hecho el esquadron, y dejándolo en el puesto, boluio á la armada, a hazer sacar las piegas de batir, y refresco para los sol dados. Entre el esquadron y la muralla, auia vnos arboles altos, en que los enemigos tenían puestas vnas centinelas, que descubrían la campaña, echáronlos dellos, y pusiéronse las nuestras, que desde lO' alto, auisauan lo que pasaua en la fortaleza. El capitán Vergara, y tras el, don Rodrigo de Mendoga, y Alarcon, salieron a reconocer la muralla, el valuarte de nuestra Señora, y las piegas que tenia á tierra, y vna muralla baja de piedra seca, que corría hasta el monte, donde auia vn valuarte, en que remataua, que llaman de Cachiltulo, que estaua guarnecido con piegas de artillería, y mucha verseria, y mosqueteros, y arcabuzeros, piqueros, y otras muchas armas a su vsanga, tendidos por la muralla, para su defensa. Y auiendolo visto todo, y reconocido, aunque no sin daño, por que el enemigo, auia muerto con la artillería seis soldados, y herido en vna rodilla (de vn mosquetazo) al Alférez loan de la Rambla, boluieron al esquadron. Poco mas era de mediodía, quando se reconoció vn sitio eminente, hazia el valuarte de Cachiltulo, desde el qual, se podia ofender y echar de la muralla al enemigo; diose orden a el capitán Cueuas, que con veinte y cinco mosqueteros lo ocupase; que auiendolo hecho el enemigo, echo vn golpe de gente fuera, para impedírselo. Trauose la escaramuga, y los moros boluieron, retirándose á la muralla. Siguiólos Cueuas de suerte, que se empeño tanto, que tuuo necesidad de socorro. Las centinelas desde los arboles, auísaron lo que pasaua; socorrieron los capitanes, don Rodrigo de Mendoga, Alarcon, Ceruantes y Vergara, con picas volantes y alabardas, y siguieron al enemigo, con tanta presteza, y determinación, que se entraron tras el por las murallas; aunque, algunos heridos, y el capitán Seruantes lo rebatieron, de la muralla abajo, quebradas las piernas, de que murió. El capitán clon Rodrigo de Mendoga, siguiendo al enemigo Tque se yua retirando) corrió la muralla por dentro, hasta el cauallero de nuestra Señora, y Vergara á la otra vanda: el liengo que corre, hasta el baluarte de Cachiltulo, pasando adelante, hasta el monte. A este tiempo, todo el ejercito auia ya arremetido á la muralla, y ayudándose vnos a otros, subieron por ella, y entraron la tierra por todas partes, con perdida de algunos soldados muertos y heridos. Detuuose la gente, en vna trinchera, que auia mas adelante del fuerte nuestra Señora, por que el enemigo se auia retirado en vn jacal, fortificado con mucha mosquetería y arcabuzeria, y quatro piegas listas, disparando sus arcabuzes y mosquetes á los Españoles, y tirándoles cañas tostadas, y bacacaes a su vsanga. Los Españoles, arremetieron al jacal, y queriendo vn artillero Holandés, dar fuego a vn pedrero grueso, con que hiziera mucho daño, de turbado no acertó, y arrojo el botafogo en el suelo, y boluio las espaldas huyendo. Tras el, hizicron lo_ mismo los enemigos, y desamparon el jacal, huyendo por diuersas partes, los que pudieron se embarcaron con el rey, y algunas mugeres suyas, y Holandeses en vna caracoa, y quatro juangas que temían armadas, junto al fuerte del rey, en que luego entro el capitán Vergara, y.le halló sin persona alguna. Don Rodrigo de Mendoga y Villagra, siguieron el enemigo, á la parte del monte, largo trecho, matándole muchos Moros, con que á las dos de la tarde, quedo la poblazon y fortaleza de Terrenate, acabada de ganar; y en ella, puestas las vanderas y estandartes de España, sin auer sido necesario, batir las murallas como se pensaua, y á tan poca costa de los Españoles. Los muertos fueron quinze hombres, y los heridos otros veinte. Reconocióse toda la poblazon, y remate della, hasta vn fuertezuelo, llamado Limataen, con dos piezas de artillería, y otras dos que estauan junto á la mes quita, á la vanda de la mar. El saco, de la tierra, no fue de mucha importancía; por que ya auian sacado, lo que era de mas valor, mu geres y niños á la isla del Moro, donde el rey se fue huyendo, y se metió en vna fortaleza que alli tenia. Hallóse alguna ropa de la tie rra, y mucha cantidad de clauo, y en la fatoria de los Holandeses, dos mil ducados; algunos paños, liengos y muchas armas, y en di uersas partes, artillería buena, Portuguesa y Holandesa, mucha ver seria y municiones, que se tomaron para su Magestad. Púsose guar da á lo ganado, y con algunas piegas que se sacaron de la armada, se puso la tierra en defensa, ordenando el gouernador, y proueyen do en lo demás lo que conuenia.
Cachil Amuxa, el mayor principal de Terrenate, sobrino del rey, eon otros Cachiles, vinieron de paz al gouernador, diziendo que el, y todos los Terrenates, querían ser vasallos de su Magestad, y que muchos dias antes le vuieran dado la obediencia, si el no se lo im pidiera; que como hombre souerbio, y amigo de su parecer, aunque auia sido aconsejado, diese a su Magestad la fuerga, y se metiese en su obediencia, nunca lo auia querido hazer, hallándose souerbio y brioso, por los buenos sucesos que hasta alli auia tenido en otras ocasiones; que auia sido causa, que agora se hallase en el miserable estado en que se vía; y que, el se ofrecía atraerle de la fortaleza del Moro, dándole seguro de la vida. Don Pedro de Acuña, recibió bien este Moro, y ofreciéndose á que yria en su compañía, Pablo de Lima Portugués, de los que el Holandés auia echado de Tidore, hombre de importancia, y muy conocido del rey, los despachó con seguro, por escrito, como se sigue. %
^ SAL VOCONDVTO DE DON PEDRO DE ACUÑA, al rey de Terrenate.
IGO yo don Pedro de Acuña, gouernador y capitán general, D y presidente de las islas Filipinas, y general deste ejercito y armada, que por la firmada de mi nombre, doy seguro de la vida, al rey de Terrenate; para que pueda venir a hablarme; a el, y á las personas que consigo trujere; reseruando en mi, el disponer de todo lo demás a mi voluntad, y dello doy seguro en nombre de su Magestad; y mando, que ninguna persona desta armada, a el, ni a cosa suya dé pesadumbre; y que todos guarden lo aqui contenido. Fecha- en Terrenate, a seis de Abril, de mil y seiscientos y seis años. Don Pedro.de Acuña.

mados, y trepulados de remeros. Y en Tidore, otra compañía de cien soldados, á cargo del capitán Alarcon, con municiones y bastimentos para vn año, a entrambas fortalezas. Y por que se asegurase mas, este estado de cosas de la tierra, saco della y trujo consigo a Manila, a el rey de Terrenate, y a su hijo el principe, y veinte y quatro Cachiles y Sangajes, los mas parientes del rey, haziendoles toda onrra y buen tratamiento; dándoles a entender, el fin con que los lleuaua, y que su buelta al Maluco, pendía de la seguridad y asiento, con que los moros fuesen procediendo, en la obediencia, y servicio de su Magestad. Las tres galeotas de Portugueses, boluieron a Malaca, licuando los Holandeses que en el Maluco auia, y los capitanes y soldados Portugueses, que en ellas auian venido para esta jornada, y con lo restante de la armada, el gouernador entro en Manila (a postrero de Mayo, de seiscientos y seis) victorioso, donde fue recebido, con contento y alabanzas de la ciudad, dando gracias a Dios por tan felice y breue suceso, en empresa de tanta calidad é importancia, Al tiempo que el gouernador estaua en el Maluco, por su ausen cia, gouernaua las Filipinas, el audiencia real dellas, y queriendo echar de la ciudad, cantidad de Japones, que en ella auia gente brio sa, y poco segura para la tierra; poniéndolo en ejecución, haziendo seles de mal, lo resistieron; y llegó la cosa a tanto, que tomaron las armas para impedirlo, y á los Españoles les fue forgoso, tomarlas también. Llego el negocio a términos, que unos y otros, se quisie ron dar la batalla, fuese entreteniendo por algunos medios; hasta, que por diligencia de algunos relijiosos, los Japones se redujeron, y des pués embarcaron, los que mas se pudieron echar, aunque muy a disgusto suyo. Fue esta Vna, de las ocasiones de mas peligro, en que Manila se á visto; porque los Españoles eran pocos, y los Japones -mas de mil y quinientos, gente gallarda y de mucho brio, y si vi.nieran á las manos en esta coyuntura, los Españoles lo pasaran mal. Entrando el gouernador en Manila, trató luego de las cosas de su gouierno; y particularmente del despacho de dos naos, que auian de yr a Nueua España, asistiendo por sy persona, en el puerto de Cá bit, el aderego y carga dellas, y embarcación de los pasajeros. Sin tióse algo indispuesto del estomago, que le obligo a boluer a Manila, y hizo cama; crecióle el dolor y vascas, con tanta presteza, que sin poderle dar remedio, murió con grandes congojas, dia de san loan, • con mucha lastima y dolor de toda la tierra; y particularmente, lo mostró y dio a entender el rey de Terrenate, que siempre auia re cebido del mucha honrra ybuen tratamiento. Tuuose sospecha, que ia muerte auia sido violenta, según el rigor y muestras de la enfer medad; y creció la sospecha, por que auiendo abierto su cuerpo, médicos y cirujanos, declararon por las señales que en el vieron, auer sido tosigado, que hizo mas lastimosa su muerte. Enterro la au -diencia al gouernador, en el monasterio de san Agustín de Manila, con la pompa y aparato que a su persona y cargos deuia (lOl).
Y -auiendo buelto a tomar en si el gouierno, despachó las naos para la Nueua España, donde auisó a su Magestad de la toma del Maluco, y muerte del gouernador. La capitana, en que venia por general y capitán, don Rodrigo de Mendoga, hizo breue viaje á la Nueua España con estas nueuas. La almiranta, aunque salió de las islas al mismo tiempo, tardo mas de 5eis meses. Echo á la mar, ochenta personas de enfermedad, sin otros muchos (que tocados della) en saliendo a tierra, en el puerto •de Acapulco murieron; entre los quales, fue el licenciado don An tonio de Ribera, oydor de Manila, que venia por oydor de México. Con la venida destas naos, se entendió, después de la muerte de •don Pedro de Acuña y auer tomado ensi el audiencia el gouier no, que las cosas de las islas no tenian nouedad; mas, de que las contrataciones se estrechauan, por la prohibición, de que no .se pasasen en cada vn año á las islas, mas de quinientos mil pesos, de lo procedido de la venta de las mercaderías, en la Nueua España; con que se padecían necesidades, por parecer poca cantidad, para los muchos Españoles, y grosedad del trato, de que se susten tan todos los estados, por no tener otras grangerias ni entrenimien tos; y que, junto con evsto, aunque el auer ganado al Maluco, auia .sido de tanta importancia, por lo que aquellas islas son, y el castigo para reducion de las otras reueladas; especialmente, Mindanao y lolo, de quienes las Filipinas tantos daños recibían: esto no tenia el asiento que conuenia; asi por que los Mindanaos y loloes, no dejaua n todavía de bajar con sus nauios de guerra, á las prouincias de Pintados, a hazer presas como solían, que esto durará siempre, que no se fuere muy. de proposito sobre ellos; como por que ni las co sas del Maluco, dejauan de dar bien en que entender, al maese de campo loan de Esquiuel, que en su gouierno estaua, teniendo poca seguridad de los naturales, que como gente Mahometana y de suyo fáciles y de poca constancia, inquietos y hechos á desasosiegos y guerras; cada ora, y por diuersas partes, las mouian y se algauan, en cuyo castigo y pacificación, aunque el maese de campo y sus ca pitanes trabajauan, no podían dar a tanto, como se ofrecía el remedio necesario. La soldadesca y los bastimentos se consumían, y los socorros que de Manila se le liazlan, no podían ser tan a tiempo, ni • en la cantidad que se pedía, por los riesgos del viaje y necesidad de la real hazienda. No era de menos perjuicio para todo, la venida de nauios de Holanda y Zelanda, en este tiempo al Maluco, que como tan interesados en las islas, y que también puesto auian tenido su negocio, venían en esquadras, por la nauegacion de la india; a recu perar, lo que hallauan perdido en Amboino y Terrenate, y demás is las; con cuyas espaldas, los Moros se reuelavan contra los Españo les, y tenian bien que hazer con ellos, y mas con los Holandeses; por ser muchos, y enemigos de mas cuydado que los naturales. El interese de los Holandeses, en estas partes es tan grande, asi en la contratación de el clauo, y otras drogas y especerías, como en parecerles, que por aquí abren puerta, para señorearse del oriente : qué venciendo todas cosas, y dificultades de la nauegacion, cada día' mas, y con mayores armadas, van a estas islas; y sí a este daño no •Sele pone remedio, muy de rayz i con tiempo crecerá en breue tan to, que después no le pueda tener. Solían hazer esta nauegacion, los Ingleses y Flamencos, por el es trecho de Magallanes, que el primero fue Francisco Draque; y al gunos años después. Tomas Escander, pasando por el Maluco. Vltimamente Oliuer del Nort Flamenco, con cuya armada, peleo la de los Españoles, en las islas Filipinas, por fin del año de mil y seiscientos; donde, auiendole tomado su almiranta, que Ueuaua a cargo Lamberto Biezman; la capitana, con perdida de casi toda la gente, y muy destrocada, se puso en huyda: y como después salio^ de las Filipinas, y fue vista en la Sunda, y desembocaderos de la laua; tan acabada, que pareció imposible poder nauegar, y que se dejase de perder como en su lugar se dijo. Este cosario, aunque tan acabado, tuuo ventura de escaparse de las manos de los Españoles, y con grandes trabajos y dificultades, boluio con la nao Mauricio, con solos nueue hombres viuos a Amstradam, a veinte y seis de Agosto, del año de seiscientos y vno, que escriuio la relación de su viaje, y sucesos del, con estampas de la batalla y nauios, que después traducida en lengua Latina, la impri mió, Theodoro de Bri (Alemán) en Francfort, año de seiscientos y dos, que ambas corren por el mundo, como cosa tan prodijiosa, y que tantos trabajos y riesgos tuuo. > La misma noticia dio Bartolomé Pérez piloto, de la isla de la Pal maj que auiendo venido de Inglaterra, por Holanda, hablo con Oli uer del Nort, y le contó su viaje y trabajos, como lo refiere el li•cenciado Fernando de la Cueua, por carta fecha en la isla de la Pa ma, a vltimo de lulio, del año de seiscientos y quatro, a escrita a Marcos de la Cueua su hermano, estante en Manila, vno de los auen tureros, que fueron embarcados en la nao capitana, de los Españo les, que peleo con el cosario, que dize asi. )*>
DOS de V. m. respondo en esta; la vna, de Mió de seis cientos y vno, y la otra, de lulio de seiscientos y dos; y en A ambas, me haze v. m. relación, del sticeso de auerse perdi do, y salido a nado, y mucho antes que viera las de v. m. auia yo sa bido el caso, y me tenia con harto cuydado, y aun bien aflijido; respeto^ de lo que acá se dezia, creer, que le avria tocado a v. m. parte; y asi-, fue para mi de singular contento, asegurarme, de que v. m. quedó con vida y salud, con que se puede alcangar lo demás, y sin lo qual, na vale nada el tesoro humano. Por via de Flandes (de adonde, cada dia tenemos en esta isla nauios) supe yo, mucho antes todo el suceso, aun que no tan menudo; por que, Oliuer de Nort, que fue el general. Ho landés, con quien se tuuo la pendencia, llegó en saluamento a Holanda, con ocho hombres, y su persona nueve, y sin vn quarto; y su disinio fue, que salió con cinco naos de armada de mercaderes, de los estados de Holanda y Zelanda, reuelados; valdrían, principal y mercaderías^ ciento y cinquenta, o dozientos mil ducados, y lleuaua orden, de tra tar y cont7'atar por el Estrecho,y en las partes que hallase, con ami gos o enemigos, y no ofender a nadie, sino solamente defenderse, y reduzir Indios, a su trato y negociación. Y auiendo llegado a el Es trecho, todos juntos, alli se aparto de las tres, con temporales, y estas se deuieron de perder, por que hasta oy no ay memoria dellas. Vis to, que auia quedado tan perdido, y que no p o dia con el trato, restau rar su perdida, o por que no halló buena entrada con los del Piru; se determinó, de exceder de la orden, y hazer ese viaje a hurtar, y se puso á la boca del rio, á aguardar los nauios; y sucedió lo demás que V. m. sabe. Es el Oliuer de Nort, natural de la ciudad de Roterdam a donde llegó con vna ancora de palo, sin tener otra con que surgir, ni elauer quedado; que dizen, es de vnpalo muy pesado de Indias, y esta está colgada á la puerta de su casa, por grandeza. Llego, (como digo) con nueue en todos, y muy destrogado, y de milagro, y á impreso vn libro del viaje, con las figuras de las naos, y otras muchas particularidades de las cosas que sucedieron, y trabajos que pasaron en la pen dencia, y en todo el viaje; asi, para gloria suya, como para animar a otros, a otras cosas semejantes. Vn piloto desta isla, llamado Barto lomé Pérez, fue robado y licuado a Inglaterra, antes de las pazes o treguas, y vino por Holanda, a donde hablo muy despacio con Oliuet y le dio larga quenta de todo lo sucedido, que es conocido de todos, y á tratado en esta isla, antes de ese viaje. Dize Bartolomé Pérez, que le encarezio mucho la gente, y que en su vida la vio mas luzida, y que le tuuieron ganada la cubierta de la nao, y todo lo alto; y elgritaua, debajo de cubierta, que diesen fuego á la poluora, y que con esto, entiende que se salieron los Españoles, de temor no se balasen; y tuuie ron lugar de huyrse; tan destrozados, que parece milagro, auer toma do puerto. Dize, que vio el ancora y el libro, y en lo que toca al libro, aqui lo ay. B dado esta quenta a v. m. por lo que dize en la suya, que los tienen por perdidos, y para que se sepa por alia vn caso tatt singular.
Ya hazen los Holandeses el viaje mas corto y seguro, de ida y buelta, por el de la India, sin tocar en los puertos ni costas della, Jiasta entrar por las islas de las lauas, mayor y menor, y la Samatra, Amboino y las Malucas; que como le tienen tan conocido, y experiencia de las grandes ganancias que del se les siguen, serán malos de echar del Oriente, donde tantos daños an hecho, en lo espiritual y temporal.


RELACIÓN DE LAS ISLAS FILIPINAS, Y DE SUS NATURALES, antigüedad, costumbres y govierno, asi en tiempo de su gentilidad
como después que los Españoles las conquistaron, con otras particularidades.

CAPITVLO OCTAVO.


LAS ISLAS del mar Occeano Oriental, adjacentes a Asia vlterior, de la corona de España, son llamadas comun mente, de los que nauegan a ellas; por la demarcación de Castilla y sus mares y tierras de la America, las islas del ponien te; por que, desde que se sale de España se nauega hasta llegar á ellas, por el camino que el sol haze, de Oriente a Poniente. Y por la misma razón, son llamadas Orientales, de los que hazen la nauegacion, por la India de Portugal, del Ocidente al Oriente; dando buelta, vnos y otros, por viajes contrarios al mundo, hasta venirse a juntar en estas islas; que son muchas, mayores y menores, lasque propiamente son llamadas Filipinas, sujetas á la corona de Castilla. Están dentro del trópico de Cancro, y corren desde veintiquatro grados, de la parte del Norte, hasta la linea Equinocial, que pasa por las islas del Maluco. Ay otras muchas, de la vanda de la linea, en trópico de Capricornio, que se estienden hasta doze grados, á la parte del Sur. Los antiguos, afirmaron que vnas y otras, eran de •siertas e inhabitables; que ya, la experiencia a mostrado auerse en gañado, hallando en ellas buenos temples, muchas gentes, manteni mientos y demás cosas conuenientes para la vida humana : con •muchos minerales, de metales ricos, y piedras y perlas, animales y plantas, en que la naturaleza no estuuo corta. Son todas las islas deste grande Archiepielago, innumerables, mayores y menores, las que son del nombre y gouierno de las Fi lipinas, serán quarenta islas grandes, sin otras menores, todas con tinuadas, que las mas principales y conocidas, se llaman Luzon, Mindoro, Tendaya, Capul, Burlas, Mazbate, Marinduque, Leite, •Camar, Ybabao, Sebu, Panay, Bohol, Catenduanas, Calamianes, Mindanao, y otras de menos nombre. 5* La primera isla, que los Españoles conquistaron y poblaron, fue Sebu, por donde se comengo la conquista y se continuo en todas las islas de su contorno; que son abitadas, de gentes naturales de las mismas islas, que se llaman Vigayas, y por otro nombre los Pin tados; por que, los varones de mas quenta, desde su mogedad, se labran todo el cuerpo; pungandolo, por do tienen señalado, echando sobre la sangre, vnos polvos negros, que jamas se quitan (102); pero, como sé pasó la cabega del gouierno, y la principal poblazon de los Españoles, á la isla de Luzon, que es isla muy grande y mas cerca, y enfrontera de la gran China, y el Japon, se tratara della primero, por que mucho de lo que della se dize, ay, y corre gene ralmente en las otras; a cuyas especiaUdades, y cosas particulares, ^que cada vna tuviere, se pasara en su lugar. Esta isla de Luzon, tiene de largo (desde la punta y cabega, por •do se entra en las islas Filipinas, por el embocadero de Capul, que está en treza grados y medio á la parte del Norte; hasta la otra punta, en la prouincia de Cagayan, que llaman el cabo del Bojea •dor, frontera de la China, en veinte grados, mas de dozientas le guas. En vna partes se estrecha mas que en otras de lo ancho; en especial, por medio de la isla, está tan angosta, que ay de mar, a mar, de vna costa a otra, menos de treinta leguas. Tiene toda la isla, de circuyto y box, mas de quatrocientas leguas. Los temples desta isla, no son vnos, antes ay mucha variedad, en diversas partes y prouincias della. La cabega y principio de la isla, por la parte del embocadero (aunque las marinas son calientes) adentro es mas. templada, y donde está fundada la ciudad de Mani la. El sitio.es caluroso, por ser marítimo y bajo, y en sus comarcas (no lejos de la ciudad) ay tierras y poblazones, mucho mas frescas, en que no ofende el calor, y lo mismo es, en la otra cabega de la isla, frontero de la China, nombrada Cagayan. Los tiempos del año, de Invierno y Verano, son al contrario que en Europa; por que, las -pluvias comunmente, son en todas estas islas, desde el mes de lu nio, hasta el de Setiembre, con muchos aguaceros, torbellinos y tempestades, por mar y por tierra; y el Verano, desde Otubre, ;hasta todo Mayo, con serenidad del cielo, y bonangas en la marj aunque, en algunas prouincias, el Invierno y las pluvias, comiengan •primero que en otras; y en las de Cagayan, casi viene a ser, el In vierno y el Verano como en España, y por los mismos tiempos. La gente, que abita esta grande isla de Luzon, en la prouincia de {Camarines, hasta cerca de las prouincias de Manila (asi en lo mari-' timo, como dentro de la tierra) son naturales desta isla, medianos de cuerpo, de color membrillo cozido, bien agestados, asi hombres como mugeres, el cabello muy negro, poca barba, de buenos inge nios para qualquiera cosa, en que seponen, agudos y coléricos, y der buena determinación. Todos viuen de sus granjerias, labores, y pes querías, y contrataciones, nauegando de vnas islas a otras por mar, y de vnas prouincias a otras, por tierra. De la misma calidad y suerte, son los naturales de las otras pro uincias desta isla, hasta Cagayan: saluo, que por tradición se sabe, que los de Manila y sus comarcanos, no eran naturales de la isla, .sino venidos a ella, y la poblaron, en tiempos atrás, siendo ellos na turales Malayos, j á(t otras islas, y prouincias remotas. En vnas y otras partes desta isla de Luzon, ay cantidad de natu rales, negros de color, los cabellos de pasas, hombres y mugeres, no muy altos de persona, aunque trepados y membrudos; estos son barbaros, y de poca capacidad, no tienen casas, ni poblazones cier;tas; andan en cáfilas y rancherías, por los montes y breñas, mudán dose conforme al tiempo, de vrios sitios en otros; manteniéndose de algunas rogas, y sementeras de arroz, que hazen de temporal, y de ila caga que flechan con sus arcos, en que son muy diestros y ceriteros; y de la miel de los montes, y rayzes que la tierra cria. es ^ente barbara, de quien no se tiene seguridad, inclinados a matar, y á acometer á las poblazones, de los otros naturales, en que hazen muchos daños, sin que se aya podido hazer reparo que lo impida, ni reduzirlos, ni pacificarlos, aunque siempre se procura por bien y por mal, como la ocasión y la necesidad lo pide. La prouincia de Cagayan, está poblada de naturales, de la misma -color que los otros de la isla, aunque mas dispuestos de cuerpo, y mas valientes y guerreros que los demás; los cabellos largos, tendidos por las espaldas. An estado algados, y rebelados, (después que. la primera vez fueron pacificados) otras dos vezes, y á auido bienque hazer en diferentes ocasiones, para reduzirlos y boluerlos a' pacificar. El traje, y vestido destos naturales de Luzon, antes que los Españoles entraran en la tierra, comunmente, eran; los varones, vnas ropillas de cangan, sin cuello, cosidas por delante, con mangas cortas, poco mas de la cintura, vnas azules y otras negras, y algunas coloradas en los principales, que las llaman chininas, y vna manta. ie color, rebuelta a la cintura, y entre las piernas, hasta cubrir sus partes vergongosas; y a medio muslo que llaman bahaques, la pierna desnuda, y el pie descaigo, y la cabega sin cubrir, rebuelto a ella: vn paño angosto, con que aprietan la frente y las sienes, llamado potong. Al cuello, bueltas de cadenas de oro, labradas como cera hilada, y de eslavones a nuestra vsanga, vnas mas gruesas que atrás. En los bragos muñequeras (que llaman calombigas) de oro labradas, muy gruesas, de diferentes hechuras, y algunos con sartas xje piedras, cornerinas y de ágatas, y otras azules y blancas, que en-r tre ellos son de estima. Y por senogiles, sobre las piernas, algunas sartas destas piedras, y vnas cuerdas, betunadas de negro, de muchas bueltas (103).

En vna prouincia que llaman, los Zambales, traen rapada la ca-' bega, de medio adelante; y al celebro, vna grande guedeja de cabellos sueltos. Las mugeres traen en toda esta isla, sayuelos con mangas, de las mismas telas, y de todas colores, que llaman varos, sinr camisas, mas que vnas mantas blancas de algodón, rebueltas de la cintura abajo, hasta los pies; y otras al cuerpo de colores, como mantos, con buena gracia. Las principales de carmesí, y algunas deseda, y de otras telas tejidas con oro, guarnecidas con franjas y otrasgalas. Muchas cadenas de oro al cuello, calombigas en las muñecas,^ y gruesas orejeras, labradas de oro en las orejas; y sortijas en las: ínanos, de oro y piedras. El cabello negro, atado con vna lazada (de buena gracia) al celebro. Y después que los Españoles están en> la tierra muchos Indios no traen bahaques, sino calgones balones, de las mismas mantas y telas, y sombreros en las cabegas; los princi pales, con trengas de oro de martillo, y de muchas labores; y muchos dellos, calgados con gapatos; y las principales, asimismo, calxjadas curiosamente, y muchas con gapatos de terciopelo, cayrelados de oro, y mantas blancas, como faldellines.
Hombres y mugeres, y mas la gente principal, son muy limpios, y aseados en sus personas y vestidos, y de buen ayre y gracia. Cu ran el cabello,.teniendo por gala que esté muy negro, lavanlo con vna cascara de vn árbol, cozida, que llaman gogo; y vntanlo con azeyte de ajonjoli confecionado con almizcle, y otros olores. To dos tienen mucho cuydado de la dentadura, que desde muy poca edad, la ygualan y emparejan, con piedras y herramientas; y le dan vn color negro, que es perpetuo, que la conserua hasta muy viejos,. aunque causa fealdad a la vista (104).
Bañanse muy de ordinario todo el cuerpo, en los rios y esteros,. de poca y de mucha edad; sin reparar, que en ningún tiempo les. pueda hazer daño; por que, es de las mayores medicinas que hallan^ y en naciendo la criatura, luego la bañan, y la madre lo mismo (105), Las mugeres, tienen por ejercicio y ocupación, labores de aguja,. de que son muy curiosas, y todo genero de costura. Y tejen man tas, y hilan algodón, siruen las casas de sus maridos y padres. Pilan, el arroz que se ha de comer, y aderegan lo demás. Crian galli nas y lechones, y guardan las casas, entretanto que los hom bres entienden en las labores del campo, y en sus pesquerías, nauegaciones y grangerias. Son poco honestas, solteras y casa das, y los maridos, padres y hermanos, poco celosos ni cuyda dosos en esto (l06).
Ellos y ellas, tan interesales y cudiciosos, que auiendo paga, fácilmente se ¡dejan vencer, y quando el marida halla á la muger en adulterio, sin dificultad se allana y apazigua; aunque, después que conocen á los Españoles, algunos que presu men de mas entendidos, a vezes an muerto los adúlteros. Sus visitas, y andar por las calles y á los templos, asi hombres como mu geres, en especial los principales, es con mucho espacio, y composicione de pasos, y mucho acompañamiento de esclauos y esclauas, y con quitasoles de seda, que les Ileuan para reparo del sol y del agua. Las señoras van delante, y sus criadas y esclauaS detras, y sus maridos padres ó hermanos tras ellas, con sus criados y es clauos. Su mantenimiento ordinario, es arroz molido, en pilones de ma dera, cozido, que se llama morisqueta, (que es el pan ordinario de toda la tierra) y pescado cozido, de que ay mucha abundancia, y carne de puerco, y de venado, y búfanos de monte, que llaman Carabaos, carne y pescado, les sabe mejor, estando comengada a dañar, y que olisque. Comen también, camotes cozidos, que : son batatas, frisóles, quilites, y otras legumbres, todo genero de plantanos, guayabas, pinas, anonas, naranjas de muchas maneras, y otros géneros de frutas y ortalizas, de que la tierra abunda. ^ %
Lo que se bebe, es vn vino de cogollos, de palmas de cocos y de nipales, de que ay mucha abundancia, y se crian y cultiuan como las viñas; aunque no con tanto trabajo y labores. Sacada la tuba de la palma, la destilan por alambiques, en sus hornillos é instrumen tos, con mas o menos fuerga, y queda hecha agua ardiente, y esto se bebe en todas las islas, que es vino muy claro, como agua, pero fuerte y seco: y si se vsa del con templanga, es medicinal para el estomagOj y contra las flemas, y todas reumas; y mezclado con eL vino de España, haze vn suaue licor, y muy sabroso y sano. J* Los naturales destas islas, en sus juntas, casamientos y fiestas,, todo es beber deste vino, dias y noches, sin cesar, por su rueda^ cantando vnos, y otros bebiendo, de que muy de ordinario, vienen a emborracharse, sin que entre ellos este vicio sea deshonra, ni infamia. Las armas desta gente, en vnas prouincias, son arcos y flechas;; pero, lo general en todas las islas, es langas con hierros bien hechos,, medianas, y vnas paveses de madera ligera, con sus manijas, fija» por la parte de dentro, que los cubren de la cabega hasta los pies, que llaman carasas; á la cinta, vn puñal ancho quatro dedos, la .cu chilla con punta, de vna tercia de largo, el puño de oro, o de mar fil, abierto el pomo, con dos gauilanes o orejas, sin otra guardia,, llamanse Bararaos, y son de dos cortes, en vaynas de madera, o de cuerno de búfano, curiosamente labradas. Con estos, hieren de punta, y lo mas ordinario, con el corte. Tienen mucha diestreza, quandovan en alcange de su contrario, echándole mano al cabello, con la otra le cortan de vn golpe la cabega, con el Bararao, y lleuanselar, que después las tienen colgadas en sus casas, donde las vean, deque hazen ostentación, para ser tenidos por valientes, y vengatiuosde sus enemigos é injurias.
Después que á los Españoles an visto vsar sus armas, muchosdellos, manijan los arcabuzes y mosquetes muy diestramente; antes, tenian versos de bronze y otras piegas de hierro colado, con que defendían sus fuertes y poblazones, aunque la poluora, no tan re finada, como los Españoles la vsan. Sus nauios y embarcaciones, son de muchas maneras : porque en los rios y esteros, dentro de la tieri-a, vsan vnas canoas de vnpalo, muy grandes, y de bancas, hechas de tablazón, armadas sobrequillas. Y de vireyes y barangayes, que son vnos nauios sutiles y ligeros bajos de bordo, clauados con cauilla de madera, tan sutiles por la popa como por la proa, en que caben muchos remeros por ambas vandas, que con bucgeyes o canaletes; y con gaones boga»
por fuera del bordo, jostrando la boga, al son de algunos, que van. cantando en su lengua, cosas a proposito por do se entienden, para alargar o apresurar la boga (lO/).
Encima de los remeros, ay vn Bailio o crujía, armada de cañas, sobre que anda la gente de pelea, sin embaragar la esquifazon de remeros; en que, conforme á la capacidad del nauio, va el numero de la gente; y desde alli, se marea ia vela, que es quadrada y de liengo, en vna cabria, hecha de dos •cañas gruesas, que sirue de árbol, y quando el nauio es grande, lleua también trinquete, de la misma forma, y ambas cabrias, con sus encajes, para abatirlas sobre la crujía, quando el viento es contrario, y sus timoneles en popa para gouernar. Lleua otra armazón •de cañas, en la misma crujía; en la qual, quando haze sol ó Ilueue, se arma vna tienda de vnas esteras, tejidas de hojas de palmas, muy espesas y tupidas, que se llaman Cayanes, con c^ue todo el nauio y gente del, va cubierta y reparada. Va también hecha, otra armazón de cañas gruesas, por ambas vandas del nauio, por todo el largo 4el, fuertemente atadas, que van besando el agua, sin que impidan la boga, que siruen de contrapesos, para que el nauio no pueda trastornarse ni gogobrar, por mucha mar que aya, ni fuerga de viento que la vela lleue. Y acaece, llenarse el nauio de agua, todo el cuerpo del (que son sin cubierta) y quedar entre dos aguas, hasta jue se dcshazc y desbarata, sin yrse al fondo, por los contrapesos. Destos nauios, se vsa comunmente en todas las islas, desde su an tigüedad, y de otros mayores, que llaman caracoas, y lapes y de tapaques. Para acarrear sus mercaderías, son muy a proposito, por ser capaces y que demandan poca agua; y los varan muy de ordina rio en tierra, todas las noches, en bocas de ríos y esteros, por do siempre naucgan, sin engolfarse ni dexar la tierra. Todos los naturales los saben bogar, y los gouiernan. Ay algunos tan grandes, que lleuan cíen remeros por vanda, y treinta soldados encima de pelea, y los comunes son varangayes, y vireyes, de menos esquifa zon y gente; y ya a muchos dellos, en lugar de la cauiUa de made ra, y costura de las tablas, los clauan con clauazon de hierro, y los timones y proas con espolón a la Castellana.
La tierra, es muy asombrada por todas partes, de arboles de di ferentes maderas, y frutales que la hermosean todo el año; asi por la marina, como por dentro, en llanos y montes, y muy llena de ríos grandes y pequeños, de buenas aguas dulces, que corren á la mar; y todos se nauegan, llenos de mucho pescado, y muy sabroso, de todas especies. Ay por esta razón, grande copia de madera, que se corta y asierra, y se arrastra a los ríos, y por ellos se nauega; es muy buena para casas y edificios, y para fabrica de nauios peque ños, y grandes; y hailanse muchos arboles muy derechos y gruesos, para arbolar naos y galeones, Huíanos y correosos; de manera, que se arbolan con ellos qualesquier nauios, con arboladura de vn palo, sin ser menester gimielgarlos, ni hazerlos de pedagos; y para el cas co de nauios, quilla, estamenaras, barraganetes, y qualquicra otra ligazón bugardas, puercas, y corbatones, y llaues, y timones, se halla fácilmente toda madera de quenta, y buena tablazón, para los cos tados y cubiertas, y obras muertas, de maderas muy a proposito. Ay muchos frutales de la tierra, como son sanctores, y mobolos, tamarindos, naneas, anonas, papayas, guayabas, y muchos naranjos en todas partes, de muchas especies, grandes y pequeñas, dulces y agrias, cidras y limones, plántanos de diez 6 dozc maneras, muy sanos y sabrosos, muchas palmas de cocos de buen sabor, de que se haze vino, y azej^te común, muy medicinal para heridas, otras palmas saluajes de los montes, que no dan cocos; pero, siruen de madera, y de las cascaras se haze el bonote, que es, estopa para xarcia y cabestria, y sirue desto para calafateria de nauios. Anse procurado plantar oliuos y membrillos, y otros frutales de España, y hasta agora no an preualecido; si no es los granados, y parras dé vvas, que a segundo año dan fruto, y llenan vvas en abundancia y muy buenas, tres vezes al año, y algunas higueras. Las verduras de todo genero, se dan muy bien, y con mucha abundancia, pero no granan, y es menester traer siempre la semilla de Castilla, China o Japon. En la prouincia de Cagayan, ay castaños que dan fruto, y en otras partes ay pinos y otros arboles, que dan vnos piñones muy grandes, y rezios de caxcara y de buen sabor, que los llaman piles. Ay mucho cedro, que se llama calanta, y madera fina colorada, que se llama asana, euano, vno mas fino que otro, y otras maderas preciadas, para todas obras. Las carnes que ordinariamente se comen, son carne de puerco, de que ay mucha abundancia, y es muy gustosa y sana. Vaca, de que ay en muchas partes de las islas, mucha cria y estancias, de casta de las de China y de la Nueua España. Las de China, es ganado menudo y muy criador, los cuernos muy pequeños y retorcidos, y algunas reses los menean. Tienen, una corcoba grande sobre los ombros y es ganado muy manso. Ay, muchas gallinas como las de Castilla, y otras muy grandes, traída la casta de China, muy sabrosas, y de que se hazen hermosos capones, y algunas destas gallinas, son negras, plumas, pellejo, carne y huesos, y de buen sabor. Ay cria de muchos ánsares, como cisnes, y de añades, y de palomas mansas, traídas de la China. Carne de monte, en mucha abundancia, como son venados y puercos jaua lies, y en algunas partes espines, muchos búfanos, que llaman cara uaos, que se crian en los campos, y son muy bravos; otros ay man sos traídos de la China, de que ay mucho numero, muy hermosos, que solo siruen para el regalo de la leche, que es mas gruesa y sa brosa que la de vacas. Crianse cabras y cabritos, aunque con la humedad de la tierra, no son de buen sabor, y enferman y se mueren por esta causa, y por que comen algunas yeruas venenosas. Quejas y carneros (aun que muchas vezes se an llenado de la Nueua España) nunca mul tiplican, y asi no ay este ganado, por que el temple y pasto, hasta agora, no a parecido a proposito. Cauallos, yeguas ni jumentos; no auia en las islas, hasta que los Españoles los hizieron traer de China, y los Ueuaron de Nueua España. lumentos y muías, ay muy raros, pero cauallos y yeguas, ay buena cantidad, y algunas estancias, se van poblando dellos, y los que nacen en ella; que son (los mas) mestizos, salen buenos, y de buenos colores, y bien acondicionados y hazedores, y medianos de cuerpo. Los que sé traen de China, son pequeños, muy rezios, y de mucho paso, traidores, rijosos y mal acondicionados. Del Japon se traen algunos cauallos de buenos co lores, y de buen cuerpo, mucho cabello, y cernejas, y grandes ca ñas y manos, que parecen frisones, las caberas algo grandes, duros de boca, poco corredores, pero buen paso, y animosos y de buena determinación. El pienso de los cauallos, es, verde de camalote, todo el año, y arroz en cascara, que los tiene muy gordos. Bolateria, y aues del campo, ay en mucha abundancia, pájaros del monte, de peregrinas colores, y de mucha vista; cantores para enjaulados, no los ay, aunque del Xapon se traen vnas calandrias menores que las de España, de suauisimo canto, que llaman ñmba ros. Ay muchas tórtolas, palomas torcaces, otras palomas la pluma muy verde, pies y picos colorados, otras blancas, con vna mancha colorada en el pecho, como pelicano. En lugar de codornizes, ay vnas aues que se les parecen, mas chicas, que llaman pouos; y otras mayuelas menores. Muchas gallinas y gallos de monte, muy peque ños, y del sabor de la perdiz. Ay gargas reales, blancas, y pardas, dorales, y otras aues de la marina, patos y lauancos, ayrones, y • cuernos marinos, águilas, buharros, y otras aues de rapiña, aunque no se caga con ninguna. Ay grajas y tordos, como én España, ci güeñas y grullas. No se crian pauos, conejos, ni Hebres; aunque se an echado a mano. Entiéndese, los comen y destruyen, los animales saluajes, que ay en los montes y campos, como son gatos y zorros, tejones, y ratones grandes y menores, que ay en grande numero, y otros animales terrestres. En todas las islas, se crian infinidad de micos, mayores y meno res, de que á vezes se cubren los arboles. Papagayos, verdes y blancos, pero rudos en el hablar, y periquillos muy pequeños, y bien pintados de verdq y colorado, que tan poco hablan. En los montes y poblazones, muchas culebras de diuersas colores; las co munes, son mayores que las de Castilla. An se visto algunas en los montes, de estraña grandeza, y de mucha admiración. Las mas perjudícales, son vnas delgadas, menores de vara, y desde los arboles (donde ordinariamente están) se arrojan sobre los que pasan, y los pican, y es el veneno tan eficaz, que dentro de veinte y quatro oras mueren raviando. En los ríos y esteros, ay muchos escorpiones, muy grandes. Mu cho numero de caymanes, muy encarnigados y crueles, que muy de ordinario-sacan de las bancas, á los naturales que van en ellas, y hazen muchos daños, en los ganados vacunos, y cauallares de las estancias, quando van a beber; y aunque hazen muchas pesquerías y matangas dellos, nunca se desminuyen. Por lo qual, los naturales en los rios, y esteros de sus poblazones donde se bañan, tienen den tro del agua, atajos y corrales de verjas espesas, donde entran aba ñarse, seguros destos monstruos, que los temen tanto, que los vene-, ran y reuerencian, como si tuuiesen sobre ellos superioridad, y todos sus juramentos y execraciones, y los que para ellos son de alguna consideración (aun entre los Cristianos) es, asi el cayman lo mate, que llaman en la lengua, Buhaya, y á acaecido jurar falso, o que brantar la promesa, y sucederles luego desgracia con el cayman, y permitirlo Dios asi, por la autoridad y pureza de la verdad, y pro mesa delia, a quien ofenden.
Las pesquerías de mar y rios, son abundantisirnas de todo genero de pescados, de agua dulce y salada, y toda la tierra lo tiene por mantenimiento ordinario, ay mucha y buena sardina, corvinas, be sugos, que llaman bacocos, albures y ligas, bicudas y tan guingues, lenguados y plántanos y taraquitos, agujas, dorados, anguillas, os tiones, almejas, porgebes, cangrejos, camarones, arañas y centollas, y todo genero de mariscos, sábalos, pescados blancos, y en el rio TaJQ de Cagayan (al tiempo) gran suma de bobos, que bajan ades puar á la barra, y en la laguna de Bonbon, se mata al tienpo mu chos atunes, no tan grandes como los de España, pero de la misma nechura, carne y sabor. En la mar ay muchos pejes marinos, como son vallenas, tiburones, caéllas, marajos bufeos, y otros no conocidos, de extraordinarias formas y grandeza. El año de quinientos y nouenta y seis, con vna tormenta grande que vuo en las islas, en vna costa de Luzon, hazia la prouincia de Camarines, varó en tierra vn peje, tan grande y disforme, que aunque era en mas de tres bragas y media de fondo, no pudo boluer a ponerse en floto, y allí pereció. Los naturales dezian, no auer visto semejante animal, ni otro de aquella forma; la cabcga era de estraña grandeza y ferocidad, y en la frente tenia dos cuernos, que le caían hazia el lomo, el vno dellos se trujo a Manila, que estaua cubierto con su pellejo o cuero, sin pelo ni escama, y era blanco, de largor de veinte pies, y grueso al nacimiento, como el muslo, y yua adelgazando hasta la punta, en proporción, algo corbo, y no muy redondo, y a lo que parecía, todo maciso, que causó mucha admiración á los que lo vian. En la isla de Luzon, a cinco leguas de Manila, ay vna laguna de agua dulce con mucho pescado, en que entran muchos rios, y des agua á la mar, por el rio que della sale y va a Manila, que se llama la laguna de Bay. Tiene treinta leguas de box en redondo, y vna isla en medio despoblada, con mucha caga. Ay en sus marinas, mu chos pueblos de naturales, y la nauegan, y atraviesan de oi-dinario con sus enbarcaciones; y a tiempos es muy tormentosa, y peligrosa de nauegar, con los vientos Nortes, que la embrauegen mucho, aunque es muy fondable. Otra laguna ay, a veynte leguas de Manila, en la prouincia de Bonbon, del mismo nombre, no tan grande, pero muy abundante de pesquería. El modo que los naturales tienen en ellas, es, haziendo corrales de bejucos, que son vnas cañas o juncos, macigos y muy correosos y fuertes, delgados, de que texen cables, para sus embarcaciones, y otros cabos. Dentro destos corrales, hechos fijos, los cercos con estacas, toman el pescado, y en nasas que dellos hazen, y lo mas ordinario, con atarrayas y esparauelos, y otras barrederas pequeñas, y con bolantines y anzuelos a mano. La comida mas ordinaria, de los naturales, es, un pescado tan menudo como pejerreyes; esto, lo secan y curan al sol y al ayre, y lo hazen guisar de muchas maneras, y les sabe mejor que lo grande, y entre ellos, su nombre es, Laulau. "^ En lugar de azeitunas; y otras frutas de salmueras, tienen vna verde, como nuezes, que llaman paos: ay los chicos y mayores; que aderegados, tienen buen sabor: también aderegan charas, de adobo de salmuera, de todo genero de legumbres, y tallos de verduras, que son muy apetitosos. Ay mucho gengibre, que se come verde, y en vinagre y en conserua, y mucha cachumba; en lugar de agafran y otras especias. El regalo ordinario en todas estas islas, y en muchos reynos de Ja tierra firme, de aquellas partes, es el buyo. Este se haze, de vn árbol que tiene la oja, de la hechura del moral, y el fruto es, como vna bellota de roble, y por dentro blanca: cortase este fruto, que se llama, bonga, por lo largo en partes, y cada vna dellas, se mete en vn embuelto, o alcartaz que se haze de la hoja, y con la bonga, se echa dentro vn poluo de cal viua; y este compuesto, se mete en la boca y se masca; es cosa tan fuerte, y enciende tanto, que adormese y emborracha, y á los que no lo an vsado, les abrasa la boca con sentimiento. La salina y toda la boca, queda colorada como \'na sangre; y no de mal sabor; marcada por mucho rato, se echa de la boca, quando yz. no le a quedado jugo, que se llama gapa. Lo que della se á pasado al estomago, lo hallan muy prouechoso, para confortarle, y otras enfermedades, fortifica y preserua la dentadura, y enzias de todas reumas, neguijón y achaques, y quentan desto, otros efetos marauillosos. Lo que se á visto es, que lo vsan los naturales, y los Españoles, seglares y relijiosos, hombres y mugeres, tan común y ordinariamente, que mañanas y tardes, en las juntas y visitas, y á solas en sus casas, todo el regalo y curiosidad, es, platos y sainas de buyos, muy dorados y bien aderezados, como en la Nueua España el chocolate; dentro de los quales, se a dado a muchos veneno, de que an muerto atosigados, y esto es muy ordinario.
Los naturales, especialmente los principales, traen quando van fuera de sus casas, por grandeza y regalo, sus cajuelas que llaman buccetas de buyos hechos, y la hoja, y la bonga y cal viua aparte; con estas cajas curiosas, de metal y de otras materias, con las tijeras y otras herramientas, para hazer el buyo, con aseo y curiosidad, y á donde quiera que se detienen lo hazen, y gasten, y en los Parianes, que son los mercados, se venden hechos, y el recaudo para hazerlos. De venenos y tósigos, vsan muy de ordinario los naturales destas islas, las yernas que hay en todas ellas de este genero, son tan eficaces y mortíferas, que hazen efetos marauillosos. Ay vn lagarto, comunmente en los edeficios, algo verdinegro, de vn palmo de largo, y grueso tres dedos, que llaman Chacón, que meten en vn cañuto, y lo tapan; lo que babea este animal. Con la opresión, se receje, que es fortisimo veneno, aplicado (como esta dicho) en la comida y bebida, por poca cantidad que sea. Ay otras yeruas, que los naturales conocen y cojen, para el mismo menester, vnas secas y otras verdes, comidas y en gahumerios; y otras que con solo tocarlas con ]as manos, o con los pies, o dormir sobre ellas, matan, y son tan diestros, en hazer dellas compuestos, que las tiemplan, y aplican de manera, que hazen el efecto luego, o a plazos largos, o cortos como quieren, aunque sea a cabo de vn año, de que ordinario mueren miserablemente muchas personas; especialmente Españoles poco recatados, y mal gouernados, aborrecidos, por malos tratamientos que hazen, á los naturales con quien tratan, o en las cobranzas de sus tributos, 6 en otras cosas, que a disgusto suyo los ocupan, sin que esto se pueda remediar. Ay algunas yeruas venenosas, que quando los naturales las cojen, lleuan hecha preuencion de otras contra yeruas, y en la isla de Bohol, ay vna de tal calidad, que para cortarla, de la mata en que se cria, se entra a ella por barlouento, por que solo el ayre que por ella pasa, es mortífero. No dejó la naturaleza sin remedio este peligro, porque en las mismas islas, se hallan otras yeruas y rayzes, que tienen tanta fuerga y virtud, que deshazen y corrigen, el veneno y malicia de las otras, y se aplican en las necesidades; y asi, quando se sabe que veneno es el que se a dado, no es dificultoso, si se acude con tiempo a repararlo, dándole la contrayerua, que es opuesta al tal veneno; y acaeció alguna vez, apretar al que se tenia sospecha, de auer hecho el daño, para que trújese la contrayerua, y con esto remediarse. Ay también otras contrayeruas generales, asi para preseruar, como para reparar del tosigo dado, pero la mas cierta y eficaz, son vnas mosquillas o co chinillas, de color morado, que se hallan en las islas de pintados, en algunas matas, que encerradas en vn cañuto limpio, y tapada la bo ca, crian y multipHcan dentro; échaseles, arroz molido de que se sustentan, y visitándolas de ocho a ocho dias, se les quita aquel •arroz, y se les echa otro de nueuo, y asi se conseruan viuas. Tomadas seis mosquillas, en vna cuchara de vino, ó de agua (que no tienen mal olor, y saben a mastuerco, hazen efeto marauilloso, y aun para yr a combites, o comidas de alguna sospecha, se suelen tomar, qué preseruan y aseguran, de qualquier riesgo de tosigo y veneno. Todas estas islas, son en muchas partes, ricas de lavaderos de oro, y minerales deste metal, que los naturales sacan y benefician; aunque, después que los Españoles están en la tierra, se van en esto mas despacio, contentándose, con el que ya tienen en joyas, y tejos de su antigüedad, y heredado de sus pasados, que es mucho; por que, á de ser muy pobre miserable, el que no tuviere cadenas dé oró, calombigas y orejeras. - En la prouincia de Camarines, se benefician algunos lavaderos y minas, en Paracali, que es buen oro sobre cobre; también, en los Ylocos se trata en esta mercaduria, por que á Jas espaldas desta prouincia, que es á la orilla, y por la costa de la mar, ay vnas se rranías altas y fragosas, que corren hasta Cagayan, en que abitan, á las vertientes dellas, la tierra dentro, muchos naturales que no es tán pacificados, ni se á entrado por ellos, que se llaman los Ygolo tes. Estos tienen ricas minas, y muchas de oro sobre plata, que dellas van s'acando, solo lo que an menester para sus necesidades; y con el oro, sin acabarlo de afinar, y poner en perfecion, bajan a contratar con los Ylocos, en lugares ciertos, donde les dan el oro en rescate de arroz, puercos y carauaos, mantas y otras cosas de que carecen; y los Ylocos, lo acaban de subir, y poner en punto, y de su mano corre por toda la tierra. Y aunque, se á hecho diligencia con estos Ygolotes, para saber sus minas, y como las labran, y el modo que tienen de beneficiar el metal, no á auido orden de enten derlo; por que, se recatan de los Españoles, que los irán á buscar por el oro; y dizen, lo tienen mas a recaudo en la tierra, que en sus casas (108).

En las demás islas, ay la misma copia de minas, y lavaderos de oro; especialmente, en los Pintados, rio de Botuan, en Mindanao, y en Sebu, donde se beneficia y labra vna mina, llamada de Taribon, de buen oro, y si la industria y trabajo de los Españoles, se conuir tiese en el beneficio del oro, se sacarla tanto, de qualquiera destas islas, como de las prouincias que mas en todo el mundo; pero, aten diendo a otras granjerias mas que a esta, como en su lugar se dirá, no se trata desta de proposito. En algunas costas destas islas, ay ostia de perlas; particularmen te, en los Calamianes, y se an sacado algunas, gruesas y muy netas y orientales. Tan poco se trata deste beneficio, y en todas partes, en las conchas de los ostiones ordinarios, se" hallan granos de aljófar, y ostias tan grandes, como vna rodela, de que se labran cosas curio sas. Asi mismo, ay tortugas de mar muy grandes, en todas las islas, que las conchas las benefician los naturales, y las venden por mer cadería, á los Chinos y Portugueses, y otras naciones, que vienen a buscarlas, y las estiman mucho, para curiosidades que dellas hazen. En qualquiera destas islas, en las costas, se cria mucho caracol blanco, menudo, que llaman Siguei; cojenlo los naturales, y véndenlo por medida, á los Sianes, Cambojas,Tantanes y otras naciones-de la tierra firme, donde sirue de moneda, y con ella se rescata, como en la Nueua España con ios cacaos. Los cuernos de los Carauaos, es mercadería para la China, y los pellejos de Venado, y palo colorado para el Japon, de todo, se aprouechan los naturales, con estas naciones, y sacan dello mucho interese. En esta isla de Lu2on, particularmente, en las prouincias de Manila, Panpanga, Pangasinan, y Ylocos, se halla entre los naturales, vnos tibores de barro muy antiguos, morenos de color, y no de buena vista, vnos, medianos, y otros menores, con vnas señales y sellos, que no saben dar razón, de donde los vuieron, ni en que tiempo; por 4"® Y'' ^^ ^^ traen, ni en las islas se labran, que los Japones los buscan y estiman, porque an hallado, que la rayz de vna yerua, que llaman Cha, que ellos beben caliente, por mucho regalo y medicina, entre los reyes^y señores del Japon, no se conserua ni guarda, sino es en estos tibores, de que hazen en todo el Japon tanta estimación, que son las joyas mas preciadas de sus camarines y recamaras, y vale vn tibor mucho precio, y guarnecen los de fuera, de oro fino, labrado con mucho primor, y métanlos en fundas de brocado, y ay tibor, que se estima y vende, por dos mil taes de a onze reales, y a menos, conforme cada vno es, sin que le dañe estar hendido, ni desportillado; por que, para tener dentro lacha, no es de inconveniente. Los naturales destas islas, los ven den á los Japones, lo mejor que pueden, y tienen cuydado de buscarlos, para esta granjeria; aunque, ya se hallan pocos, por la priesa que hasta aquí se an dado por ellos (109).
Algunas vezes, an hallado los naturales, pedagos de ámbar gris grandes, en las costas, que como ven, que los Españoles lo estiman, ya lo conocen, y an hecho granjeria dello, y el año pasado, seiscientos y dos, en la isla de Sebu, hallaron vnos naturales, vn buen pedago de ámbar gris, que como vino a noticia de su encomendero, se lo tomó y resgató con secreto, en quenta de sus tributos; y dizen, era buen numero de libras, después lo sacaua, vendiendo por ongas á mayor precio. En la isla de Mindanao, en la provincia y rio de Butuan, que está pacificado, y encomendado a Españoles, Tienen una granjeria los naturales, de mucho aprouechamiento, que por auer muchos gatos de algalia, aun que menores que los de Guinea, se aprouechan de la algalia, y la rescatan, y hazen lo con facilidad; porque, acrecientes de la luna, salen a caga con redes, y cojen muchos gatos, y en sacándoles la algalia, los bueluen a soltar. También toman algunos, y los enjaulan, que venden por las islas, aprecios muy bajos. Algodón, se cria mucho en todas las islas, y lo hilan y venden en madeja, á los Chinas y otras naciones, que vienen por ello, y dallo también tejen mantas, de diuersas maneras, que asimesmo rescatan, y otras hechas de hojas de plántanos, que llaman medrinaques. Las islas de Babuytanes, son muchas islas pequeñas, que están á la cabega de la prouincia de Cagayan, de naturales, que su principal granjeria es, venir a Cagayan en Tapaques, con puercos, gallinas y otros bastimentos, y langas de euano que rescatan. No están encomendados, ni se cobra dellos tributo, ni ay Españoles entre ellos, por ser gente de menos razón y policía; y asi, ni se an hecho en ellas Cristianos, ni tienen justicias. Otras islas ay, á la otra cabega de la isla de Luzon, frontera de la prouincia de Camarines, en catorze grados de altura, á la partedel Norte, del embocadero del Espíritu santo, que se llaman los Catenduanes; son islas bien pobladas, de naturales y buena gente, encomendados todos en Españoles, con doctrina é yglesias, y alcalde mayor, que les haze justicia; son los mas labradores, y otros entienden en lavaderos de oro, y en rescates de vnas islas a otras, y á la tierra firme de Luzon, que está muy cerca dolías. La isla de Luzon, tiene á la costa y vanda del Sur (a cien leguas escasas, del cabo del Espíritu santo, por do se entra al embocadero de Capul) vna baía de treinta leguas de box, que tiene la entrada angosta, y en medio della, ay vna isla atravesada, que la estrecha, llamada Miraueles, que será de dos leguas de largo, y media )egua de ancho, tierra alta, y bien asombrada de mucha arboleda, ay en ella vna poblazon de naturales de cinquenta personas, donde reside con su casa de asiento la centinela de la baía. Por arabas puntas, ay canales, para entrar en la baía, vna de media legua á la parte del Sur, con vn farellón en medio, que se llama el Fray le; y otra, a la parte del Norte, mucho mas estrecha, que por ambas entran y salen, qualesquier nauios de alto borde. Toda la baía es muy sondable y limpia, y de buenos surgideros en todas partes, desde estas entradas a la poblazon de Manila, y barra del rio, ay ocho leguas; y a dos leguas de Manila, á la parte del Sur, se haze vna ensenada grande, con una punta de tierra que la cubre; en la qual, está vna poblazon de naturales, que se llama Cabit, de aqui toma el nombre esta ensenada, que sirue de puerto para nauios, y es muy capaz, y abrigado de vendavales, Suestes y Suduestes Oestes, y Oessuduestes, y Nomordestes, y Nortes, con buen surjidero, limpio y fondable. Muy cerca de la tierra, ay buena entrada, demás de legua y media de ancho, para entrar y salir los nauios. Toda esta baía en redondo, es muy proveída y abundante de todas pesquerías^ y muy poblada de naturales; y por cima de Manila, tiene vna pro vincia de mas de veinte leguas, llamada la Pampanga, con muchos rios y esteros que la riegan, que todos desaguan, y salen á la baía,, muy poblada de naturales, con mucha abundancia de arroz, frutas,, pescados, carnes, y otros bastimentos. La barra del rio de Manila, que está en la misma baía, junto á la poblazon de Manila, por vna vanda, y de Tondo por la otra, es poco fondable, por algunos bancos de arena que tiene ; los quales, con las avenidas se mudan y ciegan; y asi, aunque pasada la barra, él río es fondable, para qualquier nauio; pero, para entrar, si no son fragatas y vireyes, y otros nauios pequeños, no pasan al rio ; y lo que es, galeras y galeotas, y navios de Chinas, que demandan poca agua, es necesario entrar descargados, y con aguas vivas, y atoán dose; y asi, surgen en la baía, fuera de la barra, y por no aver alli tanta seguridad, entran en el puerto de Cabit. » A veinte leguas del embocadero de Capul, en la mesma isla de Luzon, ay otro buen puerto, abrigado de vendauales, y con buena entrada y surgidero, llamado Ybalon, en que los nauios que an en trado, y les carga el vendaual, hallan abrigo, y se reparan hasta que les buelue la brisa, para entrar en Manila, que está ochenta leguas. En las costas de Pangasinan, Ylocos y Cagayan, ay algunos puertos y barras, en que se puede entrar, y estar con nauios; como son, la ensenada de Marihuma, el puerto del Frayle, el de Bolinao, la barra de Pangasinan, y la de Bigan, la barra de Camalayuga, á la boca del rio Tajo, que sube dos leguas, hasta la poblazon principal de Cagayan, sin otros rios y barras ensenadas, y abrigos de menos quenta, que ay para navios menores, en todas las costas desta isla. lunto a esta grande isla de Luzon, ay otras muchas islas muy cerca della, grandes y menores, pobladas de los mismos naturales, que Luzon, con lauaderos de oro (lio), y sementeras, y granjerias, como son Marinduque, isla de Tablas, Mazbate, Burlas, Banton, 'Bantonillo, y otras de menos quenta; entre las quales, la mas cercana a Manila, es la isla de Mindoro, que es de mas de ochenta leguas de largo, y cerca de dozientas de box. Tiene muchas poblazones, de los mesmos naturales, y por la parte que confina, con la prouincía de Balayan, y Calilaya, están tan cerca y junta con la isla de Luzon, que haze vn estrecho de grandes corrientes y escargeos, por do los navios entran y salen, para yr a Manila, con mucha fuerga de vientos y corrientes, que sera' inedia legua de ancho. En esta parte, está la .principal poblazon desta isla de Mindoro, con vn puerto que se llama el Varadero, para nauios grandes, sin otros surjideros y barras, que toda la isla tiene, para navios menores, y muchas poblazones y naturales, en todas las costas desta isla; y todas, son abundantes de arroz, y bastimentos, y de lavaderos de oro, y toda ca;a y arboleda. El cabo del Espirito santo, que se va á reconocer, para entrar en las islas Filipinas, yendo de la Nueua España, está en vna isla llamada Tendaya, en treze grados escasos, y veinte leguas la costa adelante, quedando este cabo del Espíritu santo, á la vanda del Suf> está la isla de Viri, y otras muchas que se descubren, por do abré vna entrada, para la isla de Sebu, por vn estrecho llamado san lua nillo, que le hazen estas islas, no muy bueno, ni limpio, para navios mayores; mas á la parte del Norte, dejado este camino, se llega á la isla de Capul, que haze vn estrecho, y embocadero, de muchas corrientes y escargeos, por do entran los nauios, que tiene antes de llegar a el, vn farellón, o islote en medio, que se llama san Bernardino. El estrecho, le hazen la costa de la isla de Luzon, y la de la isla de Capul; terna de canal, vna legua de largo, y menos de ancho. A la salida deste estrecho, aviendo entrado por el, se hazen tres isletas pequeñas en triangulo, que se llaman islas de naranjos, altas y acantilladas de piedras, sobre que van (con la gran corriente) los nauios a dar ; y se haze diligencia, para escapularlas. Son despobla das, pero las demás son islas grandes, y con muchas poblazones de naturales, y todo genero de provisión y bastimentos. Desde esta parte, á la del Sur, son las islas de Bicayas, y por otro nombre de Pintados, que son muchas, y muy pobladas de na turales; y las demás nombre, son Leite y Babao, Camar, Bohol, isla de Negros, Sebu, Panay, Cuyo, y los Cálamianes; que todos los na turales destas islas son, asi ombres como mugeres, bien agestados, y de buena disposición, y de mejor condición, y mas noble proceder, que los de las islas de Luzon y sus comarcanos. Diferencian en el cabello, que los hombres lo traen cortado en coleta, al vso antiguo de España, y los cuerpos pintados de muchas labores, sin tocdir: en el rostro. En las orejas traen, orejeras grandes, de oro y de marfil, y bragaletes de lo mismo; vnas tocas rebueltas á la cabega, muy huecas como turbantes, con lazadas de buena gra cia, muy listadas de oro, vaqueros de manga justa, sin cuello, con los faldamentos hasta media pierna, cerrados por delante, de medriñaque, y de sedas de color; no traen camisas ni calgones, sino vnos bahaques de muchas bueltas, con que quedan cubiertas sus vergüenzas, quando se quitan Jos lombones y vaqueros. Las muge res son de buen parecer y gracia, muy aseadas, y espaciosas en el andar, los cabellos negros, largos, y enlazados á la cabega; mantas rebueltas de la cintura para abajo, de todas colores, y sayuelos de lo mismo, sin cuellos. Andan en cuerpo, sin cubrirse nada, ellos y ellas, todos descalzos, y muy compuestos de cadenas de oro, oreje ras y bragaletes labrados. % Sus armas, son cuchillos largos, corbos como alfanjes, langas y caragas; vsan las mismas embarcaciones que los de la isla de Lu zon, tienen las mismas labores, frutos y granjerias que todas las Otras islas. Estos Vicayas, son gente menos inclinada á la labranza, y diestros en las nauegaciones, y codiciosos de la guerra, y jorna das, por los pillajes y presas, que ellos llaman Mangubas, que es lo mismo que salir a hurtar. En la isla de Sebu, junto á la poblazon principal, ay vn hermoso puerto, para todo genero de nauios, con buena entrada, y abrigado de todos tiempos, fondable y con buen surjidero, sin otros puertos y barras de menos nombre y consideración, que ay en todas estas islas, para nauios menores. Esta isla de Sebu, es isla de mas de cien leguas de box, abun dante de bastimentos, y con minas y lavaderos de oro, y poblada de naturales. Delante deila, ay otras islas muy buenas y pobladas, en particu lar, la isla de Panay, que es isla grande, de mas de cien leguas de box, con muchas poblazones de naturales, muy copiosa de arroz, vino de palma, y de todos los bastimentos; tiene buenas poblazones y ricas, donde dizen el rio de Panay, y la principal en Otón, con barra y puerto, para galeras y navios; astilleros para fabricar na vios de alto borde, y mucha copia de madera, para la fabrica. Ay muchos naturales, maestros de hazer qualesquier nauios, y junt o a esta isla, ay vna isleta de ocho leguas de box, muy poblada de naturales, que todos son carpinteros, y muy buenos oficiales, que no vsan otro oficio ni granjeria, que sin auer en toda su isla vn árbol que sea de consideración, ejercitan ese arte con mucho primor, y de aqui, se proveen de oficiales todas las islas, para la carpintería, llamase la isla de los Cagayanes. Siguense luego, tras de la isla de Sebu, la isla de Mindanao, que es isla de mas de trezientas leguas de box, y loló, que es pequeña; y mas abajo, la de Borneo, que es isla muy grande, demás de quníentas leguas de box, todas muy pobladas, aunque esta isla de Borneo, no está pacificada, ni la de Mindanao enteramente, si solo el rio de Botuan y Dapitan, y la prouincia y costa de Caragan. Por bajo de esta isla, antes de llegar á la de Borneo, son las islas de los Calamiancs, que son mucho numero de islas, mayores y menores, muy pobladas de naturales, con algunos bastimentos y labores, aunque lo que mas vsan es de sus nauegaciones, en rescates y granjerias, de vnas islas a otras, y de pesquerías; y los que viuen mas cerca de la isla de Borneo, de andar en corso, y robando en otras islas á los naturales. Las crecientes y menguantes, y las pleamares, y baja mares entre estas islas, son tan diuersas en ellas, que no tienen regla cierta; ora, por las grandes corrientes, que ay entre tantas islas; ora, por otro secreto natural, de los flujos y reflujos, que la luna causa, de que no se á podido hallar razón determinada; porque, aunque en la Oposición de la luna, son aguas mayores, y en la de la luna de Margo, crecen mas que en todo el año; pero, en las mareas de cada día, ay tanta variedad, que causa nouedad; vnos dias ay dos mareas (entre noche y dia) yguales; otros, no ay mas de vna; otras vezes, la creciente del dia es poca, y la de la noche mayor; y de ordinario, no tienen ora conocida; por que acaege, ser pleamar oy a medio dia, y mañana se anticipa, o pospone muchas oras, y la d& vn dia ser poca, y el siguiente que se espera menor, venir a ser mucho mas grande. % La lengua de todos, los Pintados y Bicayas, es vna mesraa, por do se entienden, hablando y escriuiendo, en letras y carateres que tienen particulares, que semejan á los Arábigos, y su común escribir entre los naturales, es en hojas de arboles, y en cañas, sobre la corteza; que en todas las islas ay muchas, de disforme grueso los cañutos, y el pie es vn árbol muy grueso y macigo. %. La lengua de Luzon, y de las islas de su comarca, es muy diferente que la de los Bicayas, y en la isla de Luzon, no toda la lengua es vna, porque los Cagayanes tienen vna lengua, y los Ylocos otra; los Zambales, la tienen particular; los Fanpangos, diferente que los demás; los de la prouincia de Manila, que se llaman Tagalos, tienen su lengua muy abundante y copiosa, con que se dize por muchas vías y maneras, con elegancia todo lo que se quiere, y no dificultosa de aprender, ni de pronunciar ( l l l ).
Escríbese muy bien en todas las islas; con vnos carateres, casi como Griegos, o Arábigos, que por todos son quinze; las tres, son vocales, que siruen de las cinco nuestras; las consonantes, son doze que vnas y otras, con vnos puntillos y comas, conbinan y significan, todo lo que se quiere escribir, tan copiosa y fácilmente, como se haze en nuestro alfabeto español (112).
El orden de escribir, era en cañas, y ya en papel, comengando los renglones, de la mano derecha á la izquierda, á la vsanza Arábiga; escriben en esta lengua, casi todos los naturales, asi ombres, como mugeres, y muy pocas ay que no la escriban muy bien, y con propiyedad. % ' Esta lengua, de la prouincia de Manila, se estiende hasta toda la prouincia de Camarines, y otras islas que no confinan con Luzon, con poca diferencia de vnas partes a otras; saluo, que en vnas prouincias, se habla con mas pulicia, que en otras. Los edeficios, y casas de todas estas islas Filipinas, de los natu rales dellas, son de vna misma manera, y sus poblazones; por que, siempre las hazen á la orilla de la mar, entre rios y esteros, juntán dose de ordinario, los naturales, por barrios y poblazones, donde siembran su arroz, y tienen sus palmas, nipales, plantanales, y otros arboles, y aparejos para sus pesquerías y nauegaciones; los menos, abitan la tierra dentro, que son Tinguianes, estos también, buscan si tios de rios, y esteros, en que están poblados, con la misma ocasión. Las casas y moradas, de todos estos naturales, son en común, fundadas sobre palos y arigues, altos del suelo, estrechas de apo sentos, y bajas de tedios, fabricadas y tejadas de madera, y cañas; cubiertas y techadas de hojas de palma, cada casa de por si, sin que vna se arrime a otra. En lo bajo, cercadas de varas y cañas, en que crian sus gallinas y ganados, y pilan y limpian sus arrozes; súbese a la casa con escaleras levadizas, hechas de dos cañas, tienen en lo alto, sus batalanes descubiertos, para el seruicio, padres y hijos to dos juntos, poco arreo y aderego de la casa, a que llaman Bahandin. Fuera destas casas, que son lo común, y de personas de menos quenta; ay casas de principales, fabricadas sobre arboles, y arigues gruesos, de mucho aposento y seruicio, bien labradas de madera y tablazón, fuertes y grandes, alhajadas y pobladas de lo necesario, con mucho mas lustre y sustancia cjue las otras; pero, cubiertas, como las demás de hojas de palma, que se llama ñipa, que defiende mucho del agua, y del sol, mas que la ripia ni la teja, aunque con mas peligro de incendios. • No abitan los bajos de sus casas los naturales, porque crian en ellos sus aues y ganados, y por la humedad y calor de la tierraj y por los muchos ratones, que son muy grandes y perjudiciales, para las casas y sementeras del campo; y porque, como de ordinario las tienen, fabricadas á la marina, y en orillas de rios y esteros, se ba ñan los bajos de agua, y asi los dejan abiertos. En todas estas islas, no auia reyes ni señores que las dominasen, al modo de otros reynos y prouincias; sino que en cada isla, y pro uincia della, se conocían muchos principales, de los mesmos natu rales, vnos mayores que otros, cada vno con sus parcialidades y sujetos, por barrios y familias, a quienes obedecían y respetaban; teniendo vnos principales, amistad y correspondencia con otros, y a vezes guerras y diferencias. Estas principalias y señoríos, se heredauan por filiación, y sucesión, de padres a hijos y decendientes, y en falta dellos, sucedían los ernianos y transversales; su oficio era, regir y gouernar sus subditos y par ciales, y acudir á sus causas y necesidades; y lo que dellos recebian, •era ser dellos muy venerados, y respetados, y seruidos en sus gue rras, nauegaciones y labores, sementeras y pesquerías, y edificios de sus casas, a que acudían, siempre que eran llamados de su prin cipa!, con toda puntualidad. También les pggauan tributo, en los fru tos que cogían, que llamauan Buiz, vnos mas y otros menos; de la misma manera, eran tenidos y respetados, los decendientes de tales principales, y sus deudos, aunque no vuiesen heredado el señorío, siendo todos estos tenidos por nobles, y personas exemptas, de los seruicios que los demás Plebeyos, a quien llaman Timaguas. La misma nobleza y principalia, se conseruaua en las mugeres, como en los varones; y quando alguno destos principales, era mas alentado que otros, en la guerra y otras ocasiones, este tal, llegaua asi mayores parcialidades y gente, y por su cabera, se gouernauan los demás, aunque fuesen principales; retenían en si, el señorío y gouierno particular de su parcialidad, a que entre ellos llaman Barangai, teniendo datos, y otros mandadores particulares, que acuden a los ministerios del Barangay.
La superioridad, que estos principales tenían sobre los de su Barangai, era tanta, que los tenían como á subditos de bien y mal tratar, disponiendo de sus personas, hijos y haziendas á su voluntad, sin resistencia, ni tener que dar quenta á nadie, y por muy pequeños enojos, y líjeras ocasiones, los matauan y herían, y los hazían esclauos; y acaecía, por auer pasado por delante de las principales, estándose lauando en el rio, ó por auer algado los ojos á mirar con menos respeto, y por otras causas semejantes, hazer los esclauos para siempre. Quando vnos naturales, tenían pleytos ó diferencias con otros sobre materias de hazienda e interese, ó sobre injurias y daños recebidos en las personas, se nombrauan ancianos de la misma par cialidad, que los oían, las partes presentes, y auiendo de auer pro uan^as, lleuauan alli los testigos, y por lo que se allaua, luego juz gauan la causa, según lo que se auia vsado, en semejantes ocasio nes por sus pasados, y aquello se guardaua y executaua, sin otra replica ni dilación. Sus leyes, en todas las islas eran de la misma manera, por tradi ciones y costumbres de los antiguos, sin auer cosa escrita; en vnas prouincias, auia diferentes costumbres que en otras, en algunas co sas, aunque en lo mas conuenian, y conformauan generalmente en todas las islas. Tres estados de personas ay, entre los naturales de estas islas, en que se diuide su república; principales, de quien ya se (\ dicho; y Timaguas, que es lo mismo que Plebeyos; y esclauos, asi de prin cipales como de Timaguas. Estos esclauos, eran en muchas maneras; vnos son de todo ser uicío y esclauonia, como los que nosotros tenemos, y estos se lla man .Saguiguilires, que seruian de las puertas a dentro, y lo mismo los hijos que dellos procedian. Otros, que tienen sus casas pobladas, con su familia fuera de la casa de su Señor, y vienen a tiempo, á ayudarles en sus semente ras y cosechas, y en las esquifasones quando se embarcan, y en la fabrica de sus casas, quando las hazen, y a seruir en su casa, quan do ay huespedes de cumplimiento, y tienen obligación, cada y quando que el Señor los embia a llamar, de venir a su casa, y seruírle en este ministerio, sin paga ni estipendio alguno, y estos se llaman esclauos Namamahayes, y sus hijos y decendientes, son esclauos de la misma calidad. Destos esclauos Siguiguilires, y Namamahayes, ay vnos, que son esclauos enteros, y otros medio esclauos, y otros quarta parte esclauos. Y acaese desta manera, que si el padre o la madre, era libre alguno dellos, y tenian vn hijo solo, este era la mitad libre, y la mitad esclauo; si tenian mas de vn hijo, se repartían en esta forma; que el primero, sigue la condición del padre, libre o esclauo; y el segundo, la de la madre; y si auia no nes, este postrero, quedaua mitad libre y mitad esclauo; y los que destos decendian, siendo hijos de libre padre o madre, quedauan en sola la quarta parte esclauos, por ser hijos de padre o madre Ubres, y de medio esclauo. Estos medio esclauos, o quarta parte esclauos, Saguiguiliris, o Namamahayes, siruen a sus señores, vna luna si, y otra no; y a este respeto, como es la tal esclauonia.
De la misma manera, acaece en particiones entre herederos, ca ber vn esclauo a muchos, y sime a cada vno el tiempo que le toca, quando vn esclauo, no es entero sino medio, o quarta parte esclauo, tiene derecho (por la parte que toca a su libertad) de compeler a su señor, le ahorre por lo que fuere justo; y este precio, se tasa y mo dera por personas, según la calidad de la esclauonia, Saguiguilir, o Namamahay medio esclauo, o quarta parte esclauo; pero, si es es clauo entero, no puede ser compelido el señor, a que lo rescate ni ahorre por ningún precio. Entre los naturales, el precio común de vn esclauo, Sanguiguilir suele ser; quando mucho, diez taes de oro bueno, que valen ochen ta pesos, y si es Namamahay, la mitad; y a este respeto los demás, teniendo consideración á la persona y edad. No ay principio cierto, de do procediesen entre estos naturales, estas esclauonias, por que todos son de las islas, y no forasteros; entiéndese, que los hizieron en sus guerras y diferencias, y lo mas cierto es, que los que mas podian, hazian y tomauan por esclauos á los otros, por ligeras causas y ocasiones; y las mas vezes, por em prestidos y contratos vsurarios, que entre ellos corrían, creciendo con la dilación, la paga, la suerte y deuda, hasta quedar por escla uos; y asi, todas estas esclauonias, tienen principios violentos 6 injustos, y sobre ellas son los mas pleytos, que ay entre los naturales, con que ocupan los juezes, en el fuero exterior; y á los confesores, en el de la conciencia (II3) Estos esclauos, son la mayor hazienda y caudal, que los natura- ' les destas islas tienen, por serles muy vtiles y necesarios, para sus labores y haziendas; y entre ellos, se venden, truecan y contratan, conno qualquier otra mercadería, de vnos pueblos a otros, y de vnas prouincias a otras; y lo mismo, de vnas islas a otras. Por lo qual, y por ahorrar de tantos pleytos, como auria si se vuiese de tratar destas esclauonias, y de su origen y principio, se conseruan y tienen, como antes las tenian. )* Sus casamientos destos naturales, comunmente, y de ordinario eran y son, principales con principalas; Timaguas, con los desta calidad; y los esclauos con los de su genero; y otras vezes, se mesclan vnos con otros. Tenian vna muger, con quien se casauan, por la muger verdadera y señora de la casa, que se llamaua Ynasaba, y abueltas della, otras como amigas. Los hijos de la primera, eran tenidos por ligitimos, y herederos enteros de los padres, y los que de las otras auian, por no tales, y dejauanles algo señaladamente, pero no heredauan•dos por mal nacidos, y no sucedían con los demás herederos en herencia, ni ios padres tenían obligación, a dejarles cosa alguna, ni aunque fuesen hijos de principales, sucedían en la nobleza, ni prin•cipalía de los padres, ni preuilegíos della, sino que quedauan, y se •contauan en el numero y orden de los otros Timaguas Plebeyos. Sus contratos, y negociaciones destos naturales, comunmente eran ilícitos, teniendo atención cada vno, a como mejor haría su negocio y interese. El emprestído con ganancia, era muy ordinario y platicado, corriendo muchos intereses excesiuos, doblando y acrecentando la deuda, todo el tiempo que se dilataua la paga, hasta tomar al deu•dor lo que tenia de caudal, y la persona y sus hijos (quando mas no tenia) por esclauos. Su común negociar, era, por rescates de vnas cosas por otras, de bastimentos, mantas, ganados, y aues, tierras, casas, y sementeras y esclauos; pesquerías, palmas, nípales y montes; y algunas vezes, interuiníendo precio, que se pagana en oro, como se conuenian; y en campanas de metal, venidas de China, que tienen por preciosas alhajas, y son como cagúelas grandes y muy sonoras (I14), y las ta ñen en sus fiestas, y las lleuan en las embarcaciones á la guerra, en lugar de tambores, y otros instrumentos. Auía muchas vezes dila-clones y plazos para algunas pagas, y fiadores que interuenian, obligándose, pero siempre con ganancias, é intereses vsurarios, y muy exgesiuos. Los delitos, fe castigauan a pedimiento de los agrauiados; en particular, los hurtos con mas seuerídad, haziendo esclauos á los ladrones, y á vezes matándolos; y lo mismo; las injurias por palabra; particularmente, hechas á los principales, teniendo entre sí muchas co.sas, y palabras por de suma injuria y escarnio, dichas a hombres y inugeres, que se perdonauan peor, y con mas dificultad, que las he•chas en la persona, hiriendo ó ofendiendo por obra. Los amancebamientos, estrupos, é incestos, no se hazia caso dellos, como no fuese de Tímagua, en persona de principala, y era muy de ordinario, el que se casaua, auer estado amancebado (con la hermana de la que se casaua) mucho tiempo, y aun antes de juntarse con su muger, tener mucho tiempo acesso con su suegra; mayormente, si la casada era de poca edad, hasta que la tuuiese bastante, esto, a vista de toda la parentela (ilS) Los solteros, se llaman Bagontaos, y las mogas por casar, Dalagas. Vnos y otros, son gente de poca continencia, y desde muy niños, se juntan y mezclan, con facilidad y poco recato, y sin que entre ellos sea cosa de sentimiento, ni ¡o hagan los padres, ermanos,. ni deudos; mayormente, si ay materia de interese de por medio, que poco basta, para con los vnos y otros. Todo el tiempo, que estos naturales viuicron en su gentilidad, no se les sintió, tocasen en el pecado nefando, contra natura, despuésde entrados los Españoles en la tierra, con su comunicación, y mas, con la de los Sangleyes, que an venido de la China, que son muy dados a este vicio, se á pegado algo, asi á varones como hembras, y no á faltado en que entender en esta materia (Il6).
Los naturales, de las islas de Pintados, especialmente las mugeres, son muy viciosas y sensuales, y la malicia entre ellos, á inuentado maneras torpes, de juntarse las mugeres, y los varones, y an acostumbrado vna, que desde muchachos, los varones hazen vn agujero, con artificio, en su miembro viril, por junto á la cabega, y encajan en ella una cabe;uela de serpiente, o de metal, o marfil, y pasanle vn pernete de lo mismo por el agujero, para que no se les salga, y con este artificio, se juntan con la muger, sin poderlo sacar, después del coito en mucho rato, de que se envician y deleytan de manera, que aunque vierten mucha sangre, y reciben otros da ños, pasan por ellos; llamanse estos artificios, Sagras, y ay muy po cas, por que, después que se hazen Cristianos, se anda con cuydado, para quitárselas, y no consentir que lo vsen, que se á remidíado en la mayor parte.
Herbolarios y liechizeros, á auido comunmente entre estos naturales; estos, no se castigaiian ni prohibían entre ellos, entretanto que no causauan algún daño particular, que pocas vezes se podía aueriguar ni tratar dello. Auia también hombres, que tenían por oficio estrupar, y quitar la virginidad á las donzellas, y se las lleuauan, y pagauan, para que lo hiziesen, teniendo por estoruo é impedimento, quando se casauan, que fuesen virgines. En las cosas de su relijion, procedían mas bárbaramente, y coa mayor geguedad que en todo lo de mas; por que, sobre ser gentiles, y que no tenían conogimiento alguno de Dios verdadero, ni discurrían por camino de razón para hallarle, ni afijauan en ninguno. El Demonio los engañaua de ordinario, con mil errores y ceguedades; parecíales, en diferentes formas, orribles y espantosas, y de anímales fieros, con que le temían y temblauan del, y le adorauan las mas vezes, haziendole figuras de dichas formas, que tenían en cueuas y casas particulares, donde le ofrecían perfumes y olores, y co midas y frutas a que llaman Anitos (117).
Otros, adorauan el sol y la luna, haziendo fiestas y borracheras •en la conjunción, y algunos adorauan vn aue que ay, pintada de amarillo en los montes, que llaman Bátala; y comunmente, adora uan y rsuerenciauan á los Caimanes quando los vian, hincándose de rodillas y poniendo las manos, por los daños que dcUos reciben; en tendiendo, que con esto se aplacarían y los dejarían. Sus juramentos, execraciones y promesas, todos son, como atrás queda tocado, que el Buhayan te coma, sino dijeres verdad, o cum plieres lo que prometes, y cosas semejantes. En todas estas islas, no vuo templos, ni casas comunes de ado raciones de ydolos, sino que cada vno tenia y hazla en su casa, sus anitos, sin ceremonia, ni solenidad cierta, ni auia sacerdotes ni reli jiosos, que administrasen las cosas de la rclijion; si no era, algunos viejos y viejas, que llaman Catalonas, grandes hechizeros y brujos que traían engañados á los demás, y les comunicauan sus deseos y ne cesidades, y les respondían mil desvarios y mentiras, y hazian ora ciones, y otras ceremonias á los ydolos por sus enfermos; creyendo en agüeros y supersticiones, que el Demonio les persuadía, con que dezian, sanaua o moria el doliente. Estas eran sus curas y diligen cias, vsando de suertes para todos sucesos, por varias maneras; y en todo, con tan poca asistencia, aparato y fundamento, qual per mitió Dios, para que los hallase en mejor disposición por esta parte, la predicación del santo Euangelio, para que conociesen la verdad mas fácilmente, y vuiese menos que hazer, en sacarlos desús tinie blas, y errores en que el Demonio los tuuo muchos años. lamas le sacrificaron hombres, como en otros reynos se haze. Creían, que auia otra vida, con premio para los que auian sido valientes, y hecho hazañas, y con penas, para los que mal auian hecho, pero no sabían como, ni donde esto fuese.
Enterrauan sus muertos en sus propias casas, teniendo en cajas sus cuerpos y huesos mucho tiempo, y venerando sus calaueras, como si fueran viuos, y los tuuieran presentes. No auia en sus ac tos funerales, pompa ni acompañamientos, si solo los de su casa loade después de llorado el difunto, todo se conuertia en comida y borrachera, entre todos los parientes y amigos. Comentaron a venir, á la isla de Luzon, pocos años antes que los Españoles la pacificasen; particularmente, á la poblazon de. Manila y Tondo, algunos naturales, de la isla de Borneo, con sus contrataciones; y se casauan los de una isla con los de la otra. Estos son Mahometanos, 6 ya iuan introduziendo entre^stos naturales-su seta, •dándoles cartillas, ceremonias y forma de guardarla, por algunos Gazizes que consigo traían, y ya muchos, y los mas principales, comengauan (aunque a remiendos) a ser moros, retajándose y poniéndose nombres de moros, que si la entrada de los Españoles tardara mas, cundiera esta seta por toda la isla, y aun por las demás, y fuera mala de desarraygar dellas. La misericordia de Dios lo remedia con tiempo; de manera que por ser tan en los principios, se desterró destas islas, y se libraron della, en todo lo que los Españoles, tienen pacifico, y está en el gouierno de las Filipinas, estando muy cundida y ampliada, en las demás islas, que están fuera de este gouierno, que ya los naturales de casi todas ellas, son moros Mahometanos, rejidos é industriados por sus Gagizes, y otros morabitos, que les vienen a predicar y enseñar a menudo, por el estrecho de Maca y mar Rojo, per do nauegan a estas islas. )*
La entrada de los Españoles, desde el año de mil y quinientos sesenta y quatro, en estas islas Filipinas (ii8), y la pacificación y y conuersion que en ellas an hecho, y su modo de gouierno, y lo que en estos años su magestad á proueido, para el bien dellas, á causado nouedad en muchas cosas, qual lo suelen tener, los reynos y prouincias que mudan ley y señor; Y lo primero á sido, que de mas del nombre de Filipinas, que tomaron y recibieron, desde el principio de su conquista, todas las islas son, y á vn nueuo ntynQ y señorío, a que la magestad de Filipo segundo nuestro Señor, puso nombre, el nueuo reyno de Castilla, de que por su real priuilejio, hizo cabega á la ciudad de Manila, dándole por particular merced entre otras, escudo de armas con corona, elejidas y señaladas por su real persona, que son el escudo partido por lo largo, y en la parte superior, castilla en campo i'ojo, y en la inferior vn león de orocoronado rapante, con vna espada desnuda en la mano derecha, y el medio cuerpo de figura de delfín sobre las aguas de la mar; sinificando, que por ella pasaron los Españoles con las armas, a conquistar este reyno, por la corona de Castilla.
La ciudad de Manila, fundó el adelantado Miguel López de Le gazpi, primer gouernador de las Filipinas, en la isla de Luzon, en el mismo sitio, que Rajamora, tenia su poblazon y fuerte, (como se á dicho mas de proposito) á la boca de del rio, que desagua en la baía, en vna punta que se haze, entre el rio y la mar, ocupóla toda con esta poblazon, y repartióla á los Españoles, por solares ^^guales, con calles y quadras bien concertadas, derechas y á niuel, dejando plaga mayor bastante en quadro, donde puso la yglesia mayor, y casas de ciudad; otra plaga de armas, en que estaua el fuerte, y allí también las casas reales; dio sitios á los monasterios, y hospital y ermitas que se auian de poblar, como ciudad que auia de crecer, y augmentarse cada dia, como ya lo está; por que en el discurso del tiempo, que á se ganó, se á illustrado, como la que mas, en todas aquellas partes. Es toda la ciudad, cercada de muralla de cantería, ancha mas de dos varas y media, y en partes mas de tres, con cubos y traueses a trechos; tiene, vna fortaleza de sillería, á la punta que guarda la ba rra, y el rio, con vn rebellín junto al agua, que tiene algunas piegas gruesas de artillería, que juegan á la mar y al rio, y otras en lo alto, para defensa de la barra, sin otras medianas de campaña, y pedre ros, con sus bobedas, para bastimentos y municiones, y vn almazen de la poluora, muy guardado, su plaga dentro, con pozo copioso de agua dulce; alojamientos de soldados y artilleros, y casa de alcay de. Está fortificada de nueuo, por la parte de tierra, á la plaga de armas, donde tiene la entrada con vna buena muralla, y dos orejo nes, guarnecidos de artillería, que juega, cortando la muralla y puerta; tiene esta fortaleza llamada Santiago, vna esquadra de trein ta soldados, con sus oficiales, y ocho artilleros que guardan la puer ta, y entrada por sus quartos, a cargo de vn alcayde que viue den tro, y la tiene en guardia, y custodia.
Otra fortaleza, asi mismo de piedra, ay en la misma muralla, a tiro de culebrina, al cabo del liengo, que corre por la marina de la baía, que se llama nuestra Señora de Guia; es vn cubo muy grande, redonde, con su patio, agua y alojamientos; y almazenes dentro, y otras oficinas, con vn través que sale á la marina, en que ay vna dozena de piegas grandes y medianas, que juegan á la baía, y ba rren la muralla, que corre por ella, hasta la puerta y fuerte de Santiago; á esotra parte, tiene vnorejon grande, con quatro piegas gruesas, que juegan la marina adelante, hazia la ermita de nuestra Señora de Guia: la puerta y entrada es, por dentro de la ciudad, guardada con vna esquadra, de veinte soldados, con sus ofi ciales, y seis artilleros, vn alcayde con su teniente, que moran dentro.
A la parte de tierra, por do corre la muralla, tiene vn baluarte, llamado sant Andrés, con seis piegas de artillería, que juegan a todas partes, y algunos pedreros; y mas adelante, otro traues llamado san Gabriel, frontero del parían de los Sangleyes, con otra tanta artillería, y ambos con algunos soldados, y guardia ordinaria. La muralla tiene bastante altura, con pretiles y almenas para su defensa á lo moderno, terna de box, que se anda todo por lo alto vna legua, con muchas escalas anchas, de la misma sillería, á trechos por de dentro, y con tres puertas principales de ciudad, á la parte de la tierra, y otros muchos postigos al rio y marina, para el seruicio de la ciudad, en partes conuenientes, que vnas y otras se cierran antes de anochecer, con la ronda ordinaria, y se lleuan las llaues al cuerpo de guardia, de las casas reales; y á la mañana, siendo de dia, buelue con ellas la ronda, á abrir la ciudad. En la plaga de armas, están los almazenes reales, en que se guar da y entra, todo lo que es municiones y bastimentos, jargia, hierro, cobre, plomo, artillería, arcabuzes, y otras gosas de la hazienda real, con sus ministros y oficiales particulares, que está a cargo de los oficiales reales. lunto a estos almazenes, estala casa de la poluora, con su maestro, oficiales y forgados, en que de ordinario, muelen treinta morteros, poluora, y se refina la que se daña. En otra parte de la ciudad, en sitio conuenientemente, está la casa .déla fiandicion de la artillería, con sus moldes, hornos é instrumen tos, fundidores, y oficiales que la labran. Las casas reales, son muy hermosas, y de buena vista y aposen to, con mucho ventanaje á la mar, y sobre la plaga de armas, todas de cantería, con dos patios, con corredores altos y bajos, de pilares gruesos; dentro posa el Gouernador, y Presidente con su familia; ay sala de la audiencia real, muy grande y autorizada, capilla aparte, cámara del sello real, oficios de escriuano de cámara de la audiencia, y escriuano de gouernacion, y otras piegas para la caja real, y ministerio de oficiales reales, y vn portal grande á la calle, con dos puertas principales, donde está el cuerpo de guardia, con vna com pañía de arcabuzeros de paga, que cada dia entra de guardia, con Su vandera, y otra casa enfrente, la calle en medio, para la caja real, y quien la tiene á cargo. Las casas del Cabildo, que están en la plaga, son de cantería, de muy buena vista, y buenas salas; en lo bajo, es la cargel, y audiencia de alcaldes ordinarios. En la mesma plaga, está la yglesía mayor, de cantería, de tres ñaues, con su capilla mayor, y coro de sillas altas y bajas, cercado de rejas, adornado de órgano, atriles, y lo demás necesario, sacris tán y sus aposentos y oficinas. Dentro de la ciudad, es el monasterio de San Agustín, muy gran de y'copioso de dormitorios; y refitorío y oficinas; vase acabando vn templo, que es vn edificio, de los mas sumptuosos que ay en aquellas partes, tiene de ordinario este conuento, cincuenta relijiosos. El monasterio de santo Domingo, está de los muros a dentro, que sera de quarenta reí ijosos; era de piedra, y niuy bien fabricado de yglesia, casa y todas oficinas; estase labrando de nueuo mucho mejor, porque se quemó todo, en el incendio de la ciudad, del año de seiscientos y tres. El monasterio de san Francisco, está mas adelante, bien fabrica do de piedra, y se va haziendo yglesia nueua, será de quarenta re lijiosos descalgos. El colegio de la compañía de JESVS, está fundado junto á la for taleza de nuestra Señora de Guia, es de veinte relijiosos de su or den, con buena casa é yglesia de piedra, tienen estudios de latini dad, artes, y casos de consciencia, y junto asi vn colejio, y comvi torio de estudiantes Españoles, con su Retor, que traen mantos de jerguet a leonada, y becas coloradas. A otra parte, ay vna buena casa cerrada, con su yglesia de can tería, llamada san Andrés y santa Potenciana, patronazgo real, en que viue vna Rectora, con torno y locutorio, y otras ayudantes de confianga, donde se recogen mugeres necesitadas, y donzellas de la ciudad, en forma de emparedamiento; y de allí salen casadas vnas, Í2f: y otras están permanentes, con su casa de labor y coro, a quienes socorre su Magestad, con parte de su sustento, y lo demás, se pro uee de sus labores y haziendas: tienen su mayordomo, y administra dor sacerdote. )* A otra parte, ay vn ospital real de Españoles, con medico, boticario, cirujanos, administradores y siruientes, labrado de cantería con su yglesia, salas de enfermos, y seruicio de camas, en que se curan todos los Españoles; y de ordinario, está muy poblado, y es del patronazgo real, y su Magestad lo prouee, de lo mas que á menester: están en el por superitendentes, tres relijiosos Descalgos de san Francisco, que son de mucho prouecho, para el regalo corporal, y espiritual de los enfermos; quemóse, en el incendio del año pasado, de seiscientos y tres, y vasa edificando de nueuo. Ay, otro ospital de la misericordia, a cargo de la cofradía deste nombre, que se fundó en la ciudad de Manila, con ermandad de la misericordia de Lisboa, y de las otras ermandades de la India, y con bulas apostólicas, para obras de caridad, enterrar muertos, mantener pobres vergongantes, casar huérfanas, y remediar muchas necesidades; y en el, curan los esclauos de la ciudad, y dan aposentos a mugeres pobres. lunto al monasterio de san Francisco, ay el ospital de los naturales, del patronazgo real, que lo fundó de limosnas, vn santo frayle lego de san Francisco, llamado fray loan Clemente, en que se cusia Metropolitana, con todas dignidades, canongias, raciones, y medias raciones, capellanes, sacristanes, capilla de música, de canto de órgano, y de menistriles, y de todo ornato y aderego, en que se celebran los diuinos oficios, con toda grauedad y solemnidad; tiene por sus fragansos, los tres obispos que ay, en las islas de Sebu, Cagayan, y Camarines. Ay caja real, con tres oficiales reales, fator, contador, y tesorero, por cuya mano se administra la hazienda real, de todas las islas. Desde esta ciudad de Manila, se despachan los nauios, que cada año hazen viaje á la Nueua España, con las mercaderías, y empleos de todas las islas, y á ella bueluen de la Nueua España, con lo procedido destas mercaderías, y socorros ordinarios. En ella reside de asiento, el campo de la soldadesca de paga, que su Magestad mandó vuiese en las islas. En Manila, asi mismo residen algunas galeras, con su general y capitanes, y otros nauios de alto borde de armada, y otros menores á la vsanga de la tierra, para acudir á las necesidades de todas las islas. A la baía y rio de Manila, acude todo el golpe de nauios de China, Japon, Aíaluco, Borney, Sian, Malaca y la India, que vienen á las Filipinas, con sus mercaderías y contrataciones, y aqui las venden y rescatan, para todas las islas y poblazones dellas. En la prouincia de la misma isla de Luzon, se fundó la ciudad de Segouia, en tiempo de don Gongalo Ronquillo, tercero gouernador; es de dozientos vezinos Españoles, poblados en casas de madera, á la ribera del rio Tajo, dos leguas de la mar y puerto de Camalayu-^ ga; tiene vn fuerte de piedra junto á la ciudad, para defensa della y del rio, con alguna artillería, y su alcaide; tiene de ordinario, fuera de ios vezinos, cien soldados de paga arcabuzeros, con sus oficiales» a cargo y gouierno del alcalde mayor de la prouincia, que es capitán a guerra. Reside en esta ciudad, vn obispo con su Yglesia, aunque agora sin dignidades ni prebendados; ay Cabildo de ciudad, con dos alcaldes, seis regidores, y alguazil mayor, es abundante, de todo genero de bastimentos y regalos, a precios muy baratos. En la prouingia de Camarines, de la misma isla de Luzon, está poblada la ciudad de Cageres, de tiempo del doctor Sande, gouernador de las Filipinas, será de cien vezinos Españoles, con su Cabildo, de alcaldes, regidores y oficiales; tiene en ella asiento, vn Obispo desta prouincia con su yglesia, sin dignidades ni prebendados, y ay vn monasterio de descalgos de san Francisco. El gouierno, y cosas de la guerra desta prouincia, están a cargo de vn alcalde mayor, capitán a guerra, que reside en Cageres, es lugar regalado y proueido de todos bastimentos, a precios muy baratos; la tierra adentro, quatro leguas de la mar, fundada á la orilla de vn rio, con las casas de madera. La quarta ciudad, es la del santísimo nombre de JESVS, en la isla de Scbu, prouincia de Bicayas, o Pintados, que fue la primera poblazon de Españoles, que fundó el adelantado Miguel López de Legazpi, primer gouernador, con vn hermoso puerto de mar, bien limpio y fondable, y capaz para muchos nauios, y tiene vn fuerte de piedra muy bueno, con cantidad de artillería, con su alcayde y oficíales, para guarda del puerto, y defensa de la ciudad, con bas íatite guarnición de soldados de paga, a orden del alcalde mayor, capitán a guerra de la prouincia, que reside en la ciudad. Sera la po blazpn, de dozientos vezinos Españoles, con casas de madera, tiene Cabildo, de dos alcaldes ordinarios, ocho rejidores, alguazil mayor y sus oficiales; tiene obispo con su yglesia, como las de otras ciu dades destas islas, sin prebendados.
Esta ciudad, es proueida de bastimentos, y hazen en ella escala, de los nauios que vienen de Maluco, a Manila, y por merced de su magestad, tienen vn nauio de alto borde de carga, que suele salir de su puerto, para la Nueua España, con las mercaderías de los frutos que se cogen en aquellas prouincías. Tiene vn monasterio, de reüjiosos de san Agustín, y vn colegio de la compañía de JESVS. En la isla de Otón, está poblada la villa de Areualo, de tiempo del gouernador don Gongalo Ronquillo, sera de ochenta vezinos Es pañoles, junto á la mar, con vn fuerte de madera, con alguna artille ria; con vn monasterio, de la orden de san Agustín, y vna yglesia parroquial, con vicario y cura secular, de la diócesis del obispado de Sebu. Tiene cabildo, de alcaldes y regidores, y otros oficíales, y vn al calde mayor, y cabo de la guerra de aquellas prouincías; es muy abastecida, de todos bastimentos, y á precios muy baratos. La poblazon de la villa Fernandina, que se fundo en la isla de Luzon, en la prouincia de los llocos, esta despoblada de Españoles, ay en ella muy pocos, y vna yglesia con vicario y cura secular, de que no se haze ya mención por lo dicho; reside en ella, el alcalde mayor de la prouincia, y es diócesi del obispado de Cagayan. : Desde que se comentó la conquista, y pacificación de las islas Filipinas, se trató de la predicación en ellas del santo Euangelio, y conuersíon de los naturales, á nuestra santa fe católica, en que, ios primeros que pusieron la mano, fueron los relijiosos de la orden de san Agusün, que pasaron con el adelantado Legazpi, en el armada,, que fue a su descubrimiento, y los que después de la misma orden pasaron, á entender en esta obra, que con mucho fcruor y cuydadotrabajaron en ella; de suerte, que hallando la mies en buena sazón,, cojieron della los primeros frutos, conuirtiendo y baptizando muchos infieles en todas partes de las dichas islas. Tras dellos, á la fama desta conuersion, pasaron á las islas, por la via de la Nueua España, relijiosos descalzos, de la orden de san Francisco; y después, de la de santo Domingo, y de la compañía de IP^SVS; y vltimamente, recoletos descalzos Agustinos, que vnos y otros, haziendo asiento en las islas, trabajan en la conuersion y dotrina de los naturales; de manera, que an hecho, y ay de presente, en todas las islas, grande numero de naturales baptizados, sin otrosmuchos, que por falta de ministros, están entretenidos en machas partes, esperando este bien, y sacerdotes que los administren. Lo que es dotrinas, de clérigos seculares, hasta agora ay pocas, por auer pasado pocos á las islas, y auerse ordenado en ellas muy raros, por falta de estudiantes. La orden de san Agustín tiene, en las islas de Pintados, muchas dotrinas, con monasterios poblados, y otras visitas, y en la isla de Luzon, las de la prouincia de Ylocos, y algunas en Pangasinan, y todas las de Pampanga, que son muchos monasterios, y en la pro uincia de Manila y su comarca, otras muy buenas. La orden de santo Domingo, tiene las dotrinas de la prouincia de Cagayan, y otras en la prouincia de Pangasinan, en que tienen mu chos monasterios y visitas, fuera de otros que también administran,, alrededor de la ciudad. La orden de san Francisco, tiene algunas dotrinas y monasterios^ alrededor de Manila, y toda la prouincia de Camarines, y la contra costa della, y la laguna de Bay, que son muchas dotrinas. La compañía de JESVS, tiene alrededor de Manila, tres dotrinas grandes, y de muchas visitas, y en los Pintados otras muchas, en las islas de Sebu, Leite, Ybabao, y Camar, y Bohol, y otras de su comarca, con buenos sujetos y curiosos, en la conversión de los na turales. 5»« Estas quatro relijiones, an hecho mucho fruto, en la conuersion destas islas, como está dicho, y en realidad de verdad, an toma do bien las cosas de la fé, como jente de tan buenos ingenios, y que an conocido los errores de su jentilidad, y verdades de la relijíon Cristiana, teniendo buenas Yglesias, y monasterios de madera, bien fabricados, con retablos, y luzidos ornamentos, y todo seruicio, cruzes," candeleros, y cálices de plata y oro, muchas deuociones y •cofradías, continuación de Sacramentos, y asistencia en los oficios Diuinos, y cuydado, de regalar y sustentar sus rclijiosos, con gran de obediencia y respeto que les tienen, con muchas limosnas que les hazen, y con las que dan por los sufragios, y entierros de sus difuntos, a que acuden con toda puntualidad y largueza. lunto, contratar los relijiosos en sus doctrinas, de las cosas de la relijion de los naturales, trabajan en adestrarlos, en cosas de pulicia Suya, teniendo escuelas de leer, y escribir, para los muchachos en español; enseñándoles, a seruir la yglesia, canto llano, y canto de órgano, y tocar menistriles, dangar, cantar, y tañer harpas, guita rras y otros instrumentos; en que ya ay tanta destrega; especial mente, alrededor de Manila, que ay muy buenas capillas, de canto res y de menistriles, de los naturales, diestros y de buenas vozes, y muchos danzantes y músicos, de los demás instrumentos, que so lenizan y adornan las fiestas del santísimo Sacramento, y otras mu chas del año; y representan autos, y comedias en español, y en su lengua con buena gracia, que esto se deue al cuydado y curiosi dad de los religiosos; que sin cansarse entienden en su aprouecha míento (lig).
No ay en estas islas, prouingia ni poblazon de naturales, que resista la conuersion, y no la deseé; pero, como se a dicho, se les entretiene en algunas el baptismo, por falta de obreros que queden con ellos, para que no retrocedan y bueluan a sus idolatrías; y en esto se hace lo que se puede, siendo las dotrinas, muy grandes y largas, valiéndose en muchas partes, los religiosos de naturales que tienen, diestros y bien enseñados en las visitas, para que enseñen á los demás a rezar cada día, y tenga quenta con ellos, en las demás cosas tocantes á la religión, y que vengan a misa, á las cabeceras, y asi se conseruan y entretienen. Hasta aquí, las religiones que tienen estas dotrinas (por la om nímoda, y otras conceciones apostólicas) an hecho la conuersion, y administrado los sacramentos, y tratado las causas espirituales y temporales, eclesiásticas de los naturales, y dispensando sus impedimentos; pero ya que ay Arçobispo y Obispos, esto se va acortando, y asentando, el tratar de estas causas, como vicarios suyos, aunque no esta tan en punto, ni recebida la administración destos naturales, por vía de justicia, y a visita y superintendencia de los Obispos, como de su parte se procura. El gouernador, y audiencia real de Aíanila, asisten á lo que contiiene, proueer y encaminar para el mejor expediente, y aumento desta conuersion, y administración de los naturales y sus dotrinas; asi, haziendo á los encomenderos, que acudan á los religiosos, c yglesias de las encomiendas que gozan, con los estipendios, y gastos necesarios de las dotrinas; como, proueyendo de la hazienda real, lo que desto le toca, que no es lo menos; ordenando, quales quier otras cosas que se ofrecen proueer y remediar, en orden á las •dichas dotrinas, y aprouechamiento de los naturales, á que también se acude, por parte del Arzobispo y Obispos, en lo que es de su cargo y oficio de pastores. El santo oficio de la Inquisición, que reside en México dclaNue ua España, tiene en Manila, y en los obispados de las islas, sus comisarios, familiares y ministros, para las causas tocantes al santo oficio, en que no falta siempre que liazer, por la entrada de tantos forasteros en aquellas partes; aunque, este santo tribunal, no cono•ce de las causas tocantes á los naturales, por ser tan nueuamente conuertidos (120).
Todas estas islas, están pacificas, y se gouiernan desde Manila, teniendo alcaldes mayores, correjidores y tenientes, que cada vno «n su distrito y prouincia, gouierna y hazc justicia; las apelaciones, •áe sus autos y sentencias, van á la audiencia real, y en lo que es el gouierno y la guerra, lo proueé el gouernador y capitán general. Los principales, que antes tenían en sujeción, á los demás naturales, ya no tienen poder sobre ellos, en la manera que tiránicamente solían, que no fue el menor beneficio, que estos naturales an recebído, en auer salido de tal seruídumbre; sí bien es verdad, que lo que es las esclauonias, de atrás an quedado en pie como antes, y el rey nro Señor, mando por sus cédulas, que á los principales so Jes guardasen las onrras te tales, y los demás los reconociesen, y les acudiesen con algunas obras, de las que con su jentílidad solían; y asi se haze con los señores y poseedores de Barangayes, que los que son de aquel Barangay están debajo de su gouierno; y quando coje su arroz, van vn día á ayudarle, y lo mesmo, si haze la casa, o la re:para de nueuo: y este principal señor de Barangai, cobra tributos •de sus parciales, y se encarga dellos, para los pagar al encomendero. Fuera destos, cada pueblo tiene vn gouernador por elección, que con sus alguaziles, que llaman Vilangos, son justicia ordinaria entre los naturales, y oye sus pleytos ciuiles, en moderada cantidad; vasc •del en apelación, al correjidor o alcalde mayor de la prouincia. La elección destos gouernadores, se haze cada año, por votos de todos los naturales, casados de aquel pueblo, y el gouernador de Manila la confirma, y da titulo de gouernador'al electo, y manda tomar re sidencia, al que salió del oficio. Este gouernador, demás de los vilangos y escriuano, ante quien •haze sus autos por escrito, en la lengua de los naturales de aque lla prouincia, tiene también, los principales señores de Barangayes, y los que no lo son, debajo de su mano y gouierno, y á sus datos y mandones, para todo lo que se ofrece, cobranzas de tributos y re partimientos de 'seruicios personales; y no consienten, que los prin cipales hagan agrauios, á los Timaguas, ni esclauos que tienen de bajo de su mano. Las costumbres, que estos naturales guardauan en su jentilidad, esas mesmas, en lo que no son contrarias al derecho natural, se les guardan después de hechos Cristianos; especialmente, en sus escla uonias, succesiones, herencias, prohijamientos, testamentos y con tratos lícitos; y en los pleytos, siempre alegan y prueuan la costum bre, y por ella se juzga, por cédulas reales, y en las demás causas que no la ay, y en lo criminal, se determina por derecho, como en tre Españoles. Todas e'stas islas, y naturales dellas, como pacificas, se encomen- daron de sus principios (lo que escabegeras y puertos, y moradores de las ciudades y villas) en la real corona; y también otras, enco miendas y pueblos particulares en todas las prouincias, para las ne cesidades y gastos de la real hazienda; lo demás, todo se encomen dó en los conquistadores, y pobladores qué an seruido, y trabajado en la conquista y pacificación, y en la guerra; y esto, está a cargo del gouernardor, teniendo atención á los méritos, y seruicios de los pretensores; y de la misma suerte, van siempre, encomendando los pueblos que vacan: son muchas las encomiendas, y muy buenas en todas las islas, y de aprouechamiento, asi por la cantidad que tienen de tributos, como por la calidad y valor de lo que tributan; dura la encomienda, por las leyes y cédulas reales, y por el orden y manera-de Suceder en ellas, por dos vidas, y estiendese á la ter cera vida por permisión, y después queda vaca, y se buelue a en comendar y proueer de nueuo. Los tributos, que los naturales pagan á los encomenderos, los tasó el primer gouernador, Miguel López de Legazpi, en las pro uincias de Vicayas y de Pintados, y en las islas de Luzon y sus co marcanas, en quantia de.ocho reales, por yn tributo entero, de cada. tributario, al año; el quál pagasen en los frutos que tuuiesen, oro, mantas, algodón, arroz, campanas, gallinas, y lo demás que tenían y cojían, poniendo precio y valor cierto a cada cosa, para que pagando en cada vna dellas, o en todas el tributo, no excediese de la estimación de los ocho reales; desta suerte, á corrido hasta agora, creciendo las tasaciones y estimaciones de los frutos los gouernadores, como les á parecido en diuersos tiempos. De cobrar los encomenderos en especie, an sido muy aprouecha•dos; por que, después de traídas a su poder, las vendían a mayores precios, en que interesauan mucho en sus rentas, y procedido de sus encomiendas, hasta que de algunos años á esta parte, apedi miento de los relijiosos, é instancia que sobre ellohizieron a su l^Jagestad, se proueyó, que los naturales pagasen su tributo, en lo que ellos quisiesen, en especie o en dineros, sin ser compelidos a otra cosa; de manera, que dando sus ocho reales, aya cumplido, y asi se á puesto en execucion, mostrando la experiencia, que aunque esto parece piadoso, y fauorable á los naturales, le haze grande daño, por que siendo como son de suyo, enemigos del trabajo, no siembran, tejen, ni benefician oro, ni crian gallinas, ni otros bastimen tos, como lo hazian, quando auian de pagar el tributo en estas cosas, y con facilidad, sin tanto trabajo, adquieren vn peso en dineros con que tributan; de que se sigue, que los naturales (por no tra bajar) tienen menos caudales y sustancia, y la tierra que era muy proueida y abundante de todas las cosas, vá sintiendo la falta y carestía dellas, y los dueños de las encomiendas, asi su Magestad, como los particulares que los poseen, an tenido mucha quiebra, y baja en su valor.
Quando fue al gouierno de las Filipinas, Gómez Pérez Dasmariñas, lleuó cédulas reales, para formar en Manila el campo, de quatrocientas plagas de soldados de paga, con sus oficiales, galeras y otras cosas de la guerra, para la defensa y seguridad de la tierra, en que primero se ocupauan todos los moradores Españoles, sin sueldo alguno; entonces, se ordenó se creciese a cada tributario, sobre los ocho reales, dos reales mas; los quales se cobrasen por los encomenderos, al mismo tiempo, que los ocho reales del tributo, y los trujesen y metiesen en la caja real; en la qual, se beneficiasen por quenta. aparte de la de mas hazienda de su Magestad, y se conuirtiesen en esta manera; elrea l y medio, para los gastos del dicho campo, y cosas de la guerra, y el medio real restante, para el estipendio de los prebendados de la yglesia de Manila, que su Magessad suple en su caja, en tanto, que sus diezmos y rentas bastaren, para su sustentación.
Estos tributos, se cobran de todos los naturales. Cristianos é infieles enteramente; saluo, que en las encomiendas que rio y dotrina, la quarta parte de los ocho reales, que son dos reales, no la' lleua el encomendero para si, pues no tiene dotrina ni gastos della, sí no la trae y entra en Manila, en vna caja, queso llama de las quar tas, de donde lo procedido deste genero, se conuierte y gasta en ospitales de naturales, y en otras obras, en beneficios dellos, como al gouernador le parece, y como van teniendo dotrinas y relijiosos,^ cesa la cobranga destas quartas y gastos dellas, en estas obras' par ticulares. Algunas prouincias, tienen contados los naturales dellas, y asi,por estas quentas se cobran los tributos, y situado de los dos reales. En las mas, no á auido quenta, y se cobran asistiendo los encotnenderos y sus cobradores, con los principales de sus encomiendas, al tiempo de la cobranga, con los padrones y memorias de los afvos pasados, quitando los muertos 6 ydos, y acrecentando los cre cidos, y venidos de nueuo á la encomienda, y en las contadas, quando se siente falta, se pide de nueuo quenta, y se hazc. Los naturales, tienen libertad de mudarse, de vnas islas á otras, y de vnas prouincias a otras, y pagando el año, que hazen la mu danza y pasaje (alli) su tributo, y mudándose de pueblo de Cristianos, donde ay dotrina, á otro pueblo que la aya, pero no al contrarío, de donde ay dotrina, no se mudan a donde no la ay, ni en vn mesmo pueblo, de vn Barangay & otro, ni de vna parcialidad a otra ; y sobre esto, se dan en el gouierno los recaudos necesarios, y en el audiencia prouisiones, para que esta orden se guarde, por que cese todo inconueniente, con el pasaje de los naturales de asiento, de vnas partes, a otras. Tan poco, para salir de sus pueblos, a sus granjerias, se les da lugar, si no es con licencia del gouernador, o de sus alcaldes mayo res y justicias, y aun de los relijiosos, que las mas vezes, en esto se an también embaragado, por ocasión de la dotriria, por que no anden los naturales vagando sin necesidad, fuera de sus casas y poblazones. Los naturales, que tienen esclauos, si son Sanguiguilires, pagan por ellos sus tributos; y si son Namamahayes, de la puerta afuera, lo pagan por si, por tener como tienen, sus casas y granjerias propias. Solían tener los Españoles, esclauos destos naturales, que auian comprado dellos; y otros, que auian ganado en algunas jornadas, en la conquista y pacificación de las islas; esto, se quitó por breue de su Santidad, y cédulas reales; de manera, que ya todos estos esclauos, que se hallaron en poder de los Españoles, naturales destas is las, de qualquier manera que fuesen auidos, se les dio libertad; y se prohibió para adelante, no los pudiesen tener los Españoles, ni ha zer los cautiuos, por ninguna razón, ni color que vuiese de la guerra, ni en otra manera; y el seruicio que tienen destos naturales, es por soldada y jornal, y los demás esclauos y cautiuos que tienen, son cafres y negros, traídos por los Portugueses, por la via de la In dia, auidos con justiñcacion, de las esclauonias, conforme á los congilios prouinciales, y licencias de los prelados y justicias de aquellas partes. Los naturales destas islas, tienen también sus seruicios personales, a que son obligados á acudir, en vna parte mas que en otras; á los Españoles, en diferentes maneras, que comunmente se llama el Polo; por que, donde ay alcaldes mayores y justicias, por semanas les dan y reparten algunos naturales, para el seruicio de sus casas, pagándoles vn jornal moderado, que viene a ser comunmente, la quarta parte de vn real cada dia, y arroz para comer; lo mismo se haze con los relijiosos, de la dotrina y sus monasterios é yglesias, y obras dellas, y las otras de comunidad. También dan arroz, bastimentos de todo genero, por precios que entre estos naturales valen y pasan, que siempre son muy moderados, y los datos, vilangos y fiscales los reparten, cojen y sacan de los naturales, y de la misma manera, proueen a sus encomenderos, quando van á las cobranzas. El mayor seruicio, con que acuden estos naturales, es, en ocasiones de la guerra, dando remeros y esquifazones para los vireyes, y nauios que van á las jornadas y gastadores, para lo que mas se ofre ce, en el discurso de la guerra, aunque se les paga su sueldo y jornal. De la misma manera, dan y reparten naturales, para las obras del rey, cómo son fabricas de nauios, cortes de madera, maestranza de la jargia, y de la casa de la fundición de la artillería, y serui cio de los almazenen reales, pagándoles su estipendio y jornal, A lo de mas, que es seruicio de Españoles, y sus nauegaciones, obras y qualquier otro seruicio, que los naturales hazen, es voluntario, y por su paga y concierto; por que, como hasta agora los Españoles, no benefician minas, ni an dado en granjerias de labores del campo, no ay que ocuparlos en nada desto. Los Españoles, que ay en las islas Filipinas, residen la mayor parte en la ciudad de Manila, donde esta la cabega del reyno, y el trato y comercio principal, y algunos encomenderos de sus prouincias comarcas, y otros en las ciudades de Segouia, Cageres, y el santísimo nombre de JESVS, en Sebu, y en la villa de Areualo, donde están poblados, y los mas tienen sus encomiendas. En los pueblos de Indios, no consienten Españoles, sino es para la cobranga de sus tributos, quando es el tiempo; y los alcaldes mayores, correjidores y justicias; y estos, no se permite, estén siempre en vn lugar de su distrito, sino que le visiten, todo lo mas que pudieren; y que, de quatro en quatro meses, mudan su casa y asiento, a otra cabega y poblazon, donde alcangen todos los naturales, del fruto de su asistencia, y les sea menos penoso, para su sustentación, y seruicio ordinario. )* Todos los cargos, proueé el gouernador, y las residencias dellos, las embia a tomar la audiencia real, acabado el oñcio, donde se sentencian, y hasta estar despachada, no se proueé en otro cargo y oñcio. )* Proueé también alcaydias de fuertes, compañías y otros oficios de la guerra, de todas las ciudades, villas y lugares de las islas. Algunos oficios, de rejidores y escriuanos, se an vendido por vna cédula real, por vna vida, y se á sobreseído la venta dellos, por no parecer por agora, el precio que por ellos se dá de mucha conside ración, y mayor el inconueniente, de perpetuarlos por este ca mino. >* Las eleciones, de todos los pueblos de Españoles, de alcaldes or dinarios, se hazen dia de año nueuo, por el cabildo y rejimiento, y la residencia destos alcaldes ordinarios, y sus cabildos, se la ma,nda tomar su Magestad, al mesmo tiempo que se toma al gouernador, y capitán general de las islas, y dan quenta de la administración de sus rentas y propios, no embargante, que antes desto cada año, y siempre que parece conueniente, el gouernador se la toma, y haze cobrar los alcances; y con su parecer y licencia, se hazen los gastos que los pueblos pretenden. .La ciudad de Manila, tiene suficientes propios, en las penas de cámara qué sus juezes hazen, por ciertos años, y en posesiones propias, dentro y fuera de la ciudad, y en el repeso de las mercaderías, y alquileres de todas las haziendas, y sitios del Parían de los Sangleyes, y en el estanco de los naypes; que todo ello, le hizo merced su Magestad; particularmente,, para los gastos de su fortifica ción, y en esto las expenden y gastan, y en los salarios de sus ofi ciales, y de los procuradores que embian a España, y en sus fietas de ciudad, que las principales, son día de santa Potencíana, diez y nueve de Mayo, que los Españoles entraron y, ganaron la ciudad : y dia de san Andrés, treinta de Nouiembre, que fue quando vencieron, y echaron della al cosario Limahon; este dia, saca la ciudad, con acompañamiento, el estandarte de la ciudad, a vísperas y misa, á la yglesia de san Andrés ; donde, concurre toda la ciudad, el Tejimiento y cabildo, con la audiencia real, con toda solenidad; y asi mesmo, en el recibimiento de los gouernadores, que de nueuo vienen á la tierra, y en fiestas de casamientos de Reyes, y nacimientos de principes, y onrras y funerales de los que mueren, que en todo ello, se haze la demonstracion posible. Las demás ciudades y poblazones, no tienen hasta agora tantos caudales ni proprios, ni ocasiones en que gastarlos, aunque (según su posible,) se acude en ellas, a todo lo que es del mismo jenero. Los Españoles, que ay en las islas, se diuiden en cinco suertes de personas, que son prelados, religiosos y ministros eclesiásticos, seculares y regulares; encomenderos, pobladores, y conquistadores; soldados, oficiales, y ministros de la guerra, por tierra y mar y nauegaciones; mercaderes, y hombres de negocios y contrataciones: ministros de su Majestad, para el gouierno, justicia, y administración de su hazienda real. Los prelados eclesiásticos, ya se ha dicho que son el Arçobispo de Manila, que reside eti la ciudad, como metropolitano, con su yglesia catedral: tiene quatro mil pesos de estipendio, que se le paga en la caja real cada año; y lo mismo, el de las dignidades, canonjías, y otras prebendas y seruicios desta yglesia, que todo es, del patronadgo real, y se prouee conforme a el. Su oñclo y jurisdicción, es y se estiende, a todo lo espiritual y temporal, eclesiástico y su gouierno. El obispo de la ciudad, del santísimo nombre de JESVS, en Sibu, y el de Segouia en Cagayan, y el de Caceras en Camarines, tienen la misma jurísdicíon, y ejercicios en sus diócesis, como sufragáneos del metropolitano de Manila, para quien se apela de sus sentencias, y los llama y junta, para sus concilios prouinciales, quando conuiene: tiene cada vno, quinientas mil marauedis, de- estipendio para su sustento, en la caja real de Manila, sin las ofrendas y derechos de sus pontíficiales, que todo junto, según la comodidad y barato de la tierra, es muy bastante para su sustentación; por aora, no tienen yglesias con prebendados, ni se les da estipendio para ello. Los prelados regulares, son los prouinciales de las quatro ordenes mendicantes de santo Domingo, san Agustín, san Francisco, la Compañía de lesus, y descalgos Agustinos: los quales, cada vno gouierna sus religiones y las visitan, que tienen casi todas las dotri ñas de los naturales, en lo que es administración de los Sacramentos, y conuersion (de gracia,) conforme á sus priuilegios y bulas Apostólicas, en que hasta aora se conseruan; y lo judicial, como vicarios de los obispos, y por nombramientos y poderes suyos ; los descalgos Agustinos, hasta agora no tienen dotrinas, por ser rezien entrados en las islas. Sustentanse los monasterios, de algunas rentas particulares que tienen y an adquirido; especialmente los Agustinos, y los de la Compañía, y socorros y ayudas de costa que su Magestad les á dado; los Dominicos, y Franciscos, no tienen ni admiten rentas ni propriedades; y ellos y los demás, lo principal de que se valen, es de las limosnas, ofrendas, y sufragios de las partes donde están y administran, que esto se haze, asi por los Españoles, como por los naturales, con mucha piedad y abundancia, y con el estipendio que de las encomiendas se les da, por la dotrina que administran: de manera, que lo pasan bien, y con la comodidad necesaria. Los encomenderos, conquistadores y pobladores, antiguos de las islas, y los que dellos an procedido, se sustentan onrradamente, de los frutos de sus encomiendas, y de algunas granjerias y contrata ciones que tienen, como los demás : de los quales, ay mucho numero de personas, que cada vno reside y tiene su casa en la ciudad y poblazon de Españoles, en cuya prouincia tiene la encomienda, para no despoblarla, y está mas á mano, para sus necesidades y cobranga. Ya ay viuos, pocos de los primeros conquistadores, que ganaron la tierra, y pasaron a su conquista, con el adelantado Miguel López de Legaspi. Los soldados y ministros, de la guerra y nauegaciones, solian ser todos los moradores, y estantes en las islas, que sin sueldo, ni acostamiento alguno, tenían sus armas, é iuan a todas las jornadas, y pacificaciones que se ofrecían; y guardauan los fuertes y presidios, ciudades y poblazones, y este era su principal ejercicio y ocupación, estando á merced del gouernador, que conforme á sus méritos y séruiciós les proueía las encomiendas, oficios y aprouechamientos de la tierra. • En este tiempo, la soldadesca de las islas "era la mejor que se hallaua en las Indias, muy platicos y exercitados por mar y tierra, tenidos y respetados de todas aquellas naciones; preciauanse de sus armas, y de dar buena cuenta de sus personas. Después, que entro en el gouierno de las Filipinas, Gómez Pérez das Marinas, se fundo el campo de paga, de quatrocientos soldados; los arcabugeros, con seis pesos al mes de sueldo, y los mosqueteros ocho pesos, con seis capitanes, con quatrocientos y veinte pesos de sueldo al año cada vno ; sus alferezes, sarjentos, cabos de esquadra, avanderados, y atambores, con sueldo al respeto; vn maese de campo, con mil y quatrocientos pesos de sueldo por año; vn sár jent e mayor, con sueldo de capitán, ayudante de sárjente mayor y capitán de campaña, con diez pesos de sueldo al mes; dos castella nos; y alcaydes de las dos fortalezas de Manila, con cada quatro cientos pesos por año, con sus tenientes, esquadras de soldados, y artilleros; vn general de galeras, con ochocientos pesos de sueldo al año; cada galera, vn capitán, con trecientos pesos de sueldo por año; sus comitres, sotacomitres, patrones, y alguaziles de galera, solda dos, artilleros, remolares, y maestredajas, marineros, conséjeles, y chusma de forgados Españoles, Sangleyes y naturales, condena dos por delitos. Y quando ay falta de forgados, se hazen buenas boyas remeros, de los naturales al sueldo, lo que dura la jornada y ocasión de nauegar.
En las embarcaciones, y armadas de nauios de alto borde, para la carrera de Nueua España, traen los nauios que se despachan, general y almirante, maestres, y contramaestres, guardianes, despenseros, alguaziles, condestables y artilleros, marineros, pilotos, y sus ayu dantes, grumetes, carpinteros, calafates y toneleros; al sueldo de su Magestad, por asiento en la Nueua España, en cuya real caja se pagan, y se proueé todo lo que es necesario para ello. Y sus proui siones y nombramientos, se hazen por el Virrey a quien esto hasta agora á tocado; aunque, los nauios se ayan fabricado en las Filipi nas, y salen, della con la carga de las mercaderías para Nueua España, de donde bueluen con los socorros de soldadesca y muni ciones, y demás necesario para el campo, y pasajeros y relijiosos, y con la moneda procedida de los empleos y mercaderías. Después que se fundo el campo de paga, para las guardias y jornadas, los demás vezinos y moradores, y estantes, quedaron aHsta dos, y debajo de vanderas de seis capitanes de la tierra, sin paga, para las ocasiones forgosas de la defensa de la ciudad; pero releuados de todo lo demás perteneciente á la soldadesca; y sino es, offeciendose de su voluntad a alguna jornada, o ocasión particular, para tener méritos y seruicios, con que ser ocupados en encomiendas que vanean y en oficios y aprouechamientos de la tierra, no son compelidos ni apremiados a ello, si no son encomenderos; con esto, todos se an buelto á la mercancía, por no auer otra ocupacíop, mas no oluidandose del ejercicio militar.
Su Magestad prohibe á los que tiran su sueldo de la guerra en las islas, el ser mercaderes, y ordena al gouernador, no se lo con sienta, ni cargar para la Nueua España, que si lo cumplieran, no fuera malo. Los mercaderes y hombres de negocios, es la mayor parte de losresidentes en las islas, por la ocasión de las muchas mercaderías, que a ellas acuden, (fuera de los frutos, de la tierra) de China, Japon. Maluco, y Malaca, Sian y Camboja, y Borneo y otras partes, en que hazen sus empleos, y cada aiio los cargan en los nauios que salen para la Nueua España, (y agora para el Tapón), donde la seda cruda tiene mucha ganancia, de do se les trae el procedido, quando bueluen a Manila, que hasta aqui á sido de grandes y luzidas ganancias. Por auerse engrosado tanto este trato, que hazia daño y perjuyzio á las mercaderías de España, que se cargauan al Perú, y á la Nueua España, y á los derechos reales, que por razón dellas se cobran, y auerse acodiciado los hombres de negocios de México y el Perú, a tratar y contratar en las Filipinas, por mano de sus encomenderos y fatores; de suerte, que cesaua en la mayor parte, el trato de España, y embiauan mucha plata á las Filipinas, para sus empleos, que por aquella via, cada año salia de los reynos de Su Magestad, a poder de infieles, se prohibió, que no tratasen, ni contratasen en las Filipinas, ningunas personas de la Nueua España ni el Perú, ni se licuasen las mercaderías de China a aquellas partes; y se dio licencia á los vezinos y estantes en las Filipinas, para que ellos solos, puedan contratar en dichas mercaderías, y cargarlas y embarcarlas, con que las lleuen o embien, con personas propias de las islas, para que las vendan; y que, de lo procedido de dichas mercaderías, no se lleuen en dineros, á las Filipinas, mas de quinientos mil pesos, cada vn año (l2l).
De ordinario, vienen de la gran China á Manila, mucha cantidad de somas y juncos (que son nauios grandes) cargadas de mercaderías, y cada año suelen venir treinta, y otras vezes quarenta nauios, que aunque no entran juntos, en forma de flota y armada, vienen en esquadras, con moncion y tiempo hecho, que lo mas ordinario, es á la luna nueua de Margo; son de las prouincias de Cantón, Chincheo y Vcheo, de donde salen; hazen su viaje hasta la ciudad de Manila, en quinze o veinte dias, y venden sus mercaderías, y bueluen a tiempo, antes que entren los vendauales, que es en fin de Mayo, y pocos dias de lunio, por no peligrar en su nauegacion.
Estos nauios, vienen cargados de mercaderías, con gruesos mer - caderes cuyas son, y con criados y fatores de otros que quedan en la China, y della salen con permiso y licencia de sus virreyes y man darines, y las que comunmente traen, y se venden á los Españoles, son seda cruda, en mago, fina de dos cabegas, y otra de menos ley; sedas flojas finas, blancas y de todas colores, en madejuelas, muchos terciopelos llanos, y labrados de todas labores, colores y hechuras, y otros, los fondos de oro, y perfilados de lo mismo; telas y broca detes de oro y plata, sobre seda de diuersas colores y labores, mucho oro y plata hilada en madejas, sobre hilo y sobre seda, pero la ojuela de todo el oro y plata, es falsa, sobre papel; damascos, rasos, tafetanes, y goruaranes, picotes, y otras telas de todas colores, vnas mas finas y mejores que otras, cantidad de lengeria de yerua, que llaman lengesuelo, y de manteria blanca de algodón, de diferentes géneros y suertes, para todo seruicio; almizcle, menjuy, marfil, muchas curiosidades de camas, pauellones, sobrecamas, y colgaduras, bordadas sobre terciopelo; damasco y goruaran de ma tices, sobremesas, almohadas, alfombras, jaeces de cauallos de lo mismo, y de abalorio, y aljófar; algunas perlas y rubíes, y gafiros y piedras de cristal, vagias, peroles, y otros vasos de cobre, y de hierro colado; mucha clauazon de toda suerte, fierro en plancha, estaño, y plomo, salitre y poluora, harina de trigo, conseruas de naranja, durazno, escorgonera, pera, nuez moscada, jenjibre, y otras frutas de la China, pemiles de tocino, y otras geginas, gallinas viuas, de casta, y capones muy hermosos, mucha fruta verde, de naranjas de todos jeneros, castañas muy buenas, nuezes, peras, y chicueyes, verdes y pasados, que es fruta muy regalada; mucho hilo delgado, de todo jenero, agujas, antojos, cajuelas y escritorios, y camas, mesas, y sillas, y bancos dorados, y jaspeados de muchas figuras y labores, búfanos mansos, gansos como cisnes, cauallos, algunas muías, y jumentos, hasta pájaros enjaulados, que algunos hablan, y otros cantan, y les hazen hazer mil juguetes; otras mil bujerías, y brincos de poca costa y precio, que entre los Españoles son de estima, sin mucha loga fina de todas suertes, canganes, y sines, y mantas negras, y azules, tacley, que es abalorio de todo jenero, y cornerinas ensartadas, y otras cuentas y piedras de todas colores, pimienta, y otras especias, y curiosidades, que referirlas todas seria nunca acabar, ni bastarla mucho papel para ello.
Luego que el nauio llega, á la boca de la baía de Manila, sale a el la centinela, que está en la isla de Mirauelez, en vn nauio lijero, y auiendole reconocido, le echa dentro, dos o tres soldados de guardia, para que vaya a surgir sobre la barra, cerca de la ciudad, y no se desembarque nadie del nauio, ni entre de fuera en el, hasta estar visitado, y por la seña que la centinela haze, con fuego, desde la dicha isla, auiso que embia á la lijera á la ciudad, del nauio que es, y de a do viene, y que jente y mercaderías trae, primero que llegue á surjir, de ordinario lo sabe el gouernador y la ciudad. En llegando y surgiendo, van los oficiales reales a hazer la visita, y registro de las mercaderías que trae, y se haze en forma, y jun tamente la aualiacion, de lo que en Manila valen : por que paga luego, tres por ciento, de todo ello a su Magestad; hecho el registro y aualiacion, luego va sacando por otra mano las mercaderías, en champanes, y las lleuan al parían, o a otras casas y almazenes, que tienen íuera de la ciudad, y alli la venden con su libertad. En el nauio, no se permite a ningún Español ni Sangley, ni otra persona, que vaya a comprar ni resgatar, mercaderías y bastimen tos, ni otra cosa alguna, ni que en sus casas ni almazenes (quando las tienen en tierra) se les tomen ni compren con fuerga y violencia, sino que el trato sea libre, y los vSangleyes hagan de sus haziendas lo que quisieren. El precio de ordinario, de las sedas crudas y tejidas, y mante rias, que es lo mas grueso que traen, se haze de espacio, y por per sonas que lo entienden, asi por parte de los Españoles, como de los Sangleyes, y lo que se les da por ellas, es, plata y reales, que no quieren oro, ni otros algunos resgates, ni los lleuan á la China; y todo el empleo a de estar hecho en todo el mes de Mayo pocóliías' o menos, para que el Sangley se pueda boluer, y para que el Espa ñol lo tenga a punto, para cargarlo en los nauios, que por fin de lunio salen á la Nueua España, aunque también, los mas granjeros y sobrados de dineros, lo suelen hazer después, a precios mas moderados, y lo guardan para otro año : y algunos, Sangleyes, con la misma intención, se quedan en Manila, con parte de sus mercaderías, quando no an tenido buena salida dellas, para yrlas vendiendo mas de espacio. Es jente muy platica, é intelijente en la mercancía, y de mucha flema y reportación, para hazer mejor su negocio; y saben ñar, y hazer comodidad liberalmente, a quien saben les trata verdad, y no les ha de hazer falta en la paga, al tiempo que ponen; por otra parte, como jente sin ley ni conciencia, y tan codiciosa, hazen mil fraudes, y engaños en las mercaderías, que es menester estar muy atentos, y conocerlas, para no ser engañados los compradores; los quales, también se esquitan, en malas pagas, y trampas que las hazen, que en vno y otro, tienen de ordinario los juezes y audiencia bien en que ocuparse.
De Xapon, vienen asimismo cada año del puerto de Nangasaque, con los Nortes de fin de Otubre, y por el mes de Aíargo, algunos nauios de mercaderes, Xapones y Portugueses, que entran y surjen en Manila, por la misma orden; la gruesa que traen, es hari-r na de trigo, mui buena para el abasto de Manila, ceginas estimadas; algunas sedas tejidas de matizes, curiosas, biouos al olio y dorados, finos y bien guarnecidos; todo genero de cuchillería, muchos cuerpos de armas, langas, catanas, ,y otras visarmas, curiosamente labradas, escritorillos, cajas, y cajuelas de maderas, con barnizes y labores curiosas, y otras bujerías de buena vista, peras frescas muy buenas, barriles y balsas de buen atún sal presado, jaulas de calandrias muy buenas, que llaman simbaros, y otras menudencias. En esto, se hazen también algunos empleos, sin que se cobren derechos reales destos nauios, y lo mas se gasta en la tierra, y dello sirue para cargazones á la Nueua España; el precio es, lo mas en reales, aun que no los cudician como los Chinas, por tener plata en Japon, y de ordinario, se trae por mercadería, cantidad della en planchas, que la dan a precios acomodados.
Bueluen á Japon estos nauios, en tiempo de vendauales, por los meses de lunio y lulio, Ueuan de Manila sus empleos, hechos en seda cruda de la China, en oro y en cueros de venado, y en palo brasil para sus tintas; y llenan miel, cera labrada, vino de palmas, y de Castilla, gatos de algalia, tibores para guardar su Cha, vidros, paño, y otras curiosidades de España. De Maluco, y de Malaca, y la India, vienen á Manila con la mondón de los vendauales cada año, algunos nauios de Portugueses, con mercadei'ias, clauo de especia, canela, y pimienta, y esclauos negros, y cafres, paños de algodón de todos géneros, caniquies, bofetaes, cagas, y rambuties, y de otros géneros muy delgados y preciados ámbar, y marfil, ropa bordada de pita, en sobre camas, pauellones y colchas ricas de Véngala, Cochin y otras tierras, muchos dorados y curiosidades, joyas de diamantes, rubíes, gañros, topacios, balajes, y otras piedras finas, guarnecidas y sueltas; muchos brincos y curiosidades de la India; vino, pasa y almendra, y conseruas regaladas, y otras frutas venidas de Portugal, y hechas en Goa:, alfombras y tapetes de la Persia y Turquía, de sedas y lanas finas,! camas y escritorios, silletas de estrado y otras piegas doradas curio- \ sámente, hechas en Macao, labores de aguja de matizes y blancas, \ de cadenetas y punto real, y otras obras de mucha curiosidad y perficion; de todo esto, se haze empleo en Manila, y se paga en reales y en oro, y estos nauios bueluen por Enero, con las brisas que es su mondón cierta; y para Maluco lleuan bastimentos, de arroz, vino, loga, y otras bujerías, que alia son menester, y a Malaca, solo el oro ó dinero, fuera de algunas particulares bujerías y curiosidades de España, y esmeraldas, no se cobran derechos reales destos nauios. De Borneo, vienen asimismo con los vendauales algunos nauios menores, de los naturales de aquella isla, que bueluen con las primeras brisas, y entran en el rio de Manila, y dentro de sus nauios venden lo que traen, que son petates finos de palma, muy labrados, algunos esclauos para los naturales, sagú, que es cierta comida suya, del coragon de las palmas, tibores y tinajas grandes y pequeñas, vi driadas de negro, muy finas, y de mucho seruicio y prouecho, al canfor fino, que se cria en aquella isla, y aunque en la contracosta dalla, se hallan buenos diamantes, no vienen a Manila por esta via, porque los Portugueses de Malaca, los rescatan por aquella parte. Los empleos en estas cosas de Borneo, mas los hazen los natura les que los Españoles, y lo que bueluen, es, bastimentos de vino y arroz, mantas de algodón, y otras bujerías de las islas, de que en Borneo carecen.
De Sian y Camboja, vienen raras vezes algunos nauios a Manila, que traen algún menjuy, pimienta, marfil, y mantas de algodón, rubíes y gafiros mal labrados, y engagados, algunos esclauos, cuernos de badas, pellejos, vñas, y muelas deste animal, y otras bujerías; y en retorno, lleuan las que ay en Manila; su venida y buelta es, en tre Brisas y Vendauales, por los meses de Abril, Mayo, y lunio. En estas mercaderías, y en los frutos de las islas, que son, oro, mantas de algodón, y mendriñaques, cera blanca y ' amarilla, en marquetas, hazen los Españoles sus empleos y granjerias, y cargazones para la Nueua España, como cada vno mejor se acomoda, cargándolas en los nauios que an de hazer viaje, aualiandolas y re gistrándolas, porque pagan en la caja real de Manila, antes y primero que naueguen, dos por ciento de derechos reales de la salida, sin el flete de nao, que son quarenta ducados de Castilla por tonelada, que se paga en el puerto de Acapulco de la Nueua España, en la caja real del dicho puerto, sin los derechos de diez por ciento de la entrada, y primera venta en Nueua España. Y porque, según los nauios que por cuenta de su Majestad, se despachan con dichas mercaderías, que no pueden nauegar otros, suele auer apretura en la carga para todos los empleos: el gouernadof la reparte a todos los cargadores, según sus caudales y méritos, examinados por personas intelligentes, que para ello diputa; de manera, que cada vno sabe por el repartimiento, lo que á de cargar, y aquello solamente se recibe en la nao, con toda cuenta y razon y personas confidentes que asisten á la carga, dexando lugar para ios bastimentos y pasajeros, que las naos an de lleuar; y cargadas y puestas á la vela, se entregan al general y oficiales que las lleuan a cargo, y salen en demanda de su viaje, por fin del mes de lunio, con los primeros Vendauales. Esta contratación y mercancía, es tan gruesa y aprouechada, y fácil de administrar (porque solo dura tres meses del año, desde que los nauios vienen con las mercaderías, hasta que los que van a Nueua España las lleuan,) que los Españoles no se an aplicado, ni tratan de otra cosa; con que, ni ay labores, ni granjerias del campo de consideración, ni labran ni benefician minas, ni lauaderos de oro, (que ay muchos) ni se dan a otras muchas cosas que pudieran, con mucho.aprouechamíento (si el trato de China les faltara) que para esto á sido de mucho daño y perjuyzio; y para las ocupaciones y labrangas, que los naturales solían tener; que ya las van dexando y oluidando, fuera del mucho daño y perjuyzio, que es salir por esta puerta a poder de infieles, cada año mucha plata, que jamas'á de boluer por ninguna vía a poder de Españoles. Los ministros de su Majestad, para el gouierno y justicia y oficia les reales, para la admistracion de la hazienda de su Majestad; son, el gouernador y capitán general de todas las islas; que junta mente, es presidente de la audiencia real de Manila; tiene de sala rio por todos sus oficios, ocho mil pesos de minas al año, y su guardia de doze alabarderos, con vn capitán de la guardia, con sueldo de trezientos pesos al año; proueé y despacha priuatíuamen te, todo Ip que pertenece a la guerra y gouierno, con consulta de los oydores de la audiencia, en los casos arduos, y conoce en pri mera instancia, de las causas criminales de los soldados de paga, y las apelaciones de lo que procede, van á la audiencia. Proueé muchos alcaldes mayores, correjidores, tenientes y otras justicias, en todas las islas y prouincias dellas, para el exercicío del gouierno y justicia, y cosas de la guerra, ante vn escriuano mayor de la gouernacion, proueydo por su Majestad, que asiste con el gouernador. . Juntamente, asiste á la audiencia real, como presidente della, en todo lo que le toca, en la qual, ay quatro oydores, y vn fiscal, con cada dos mil pesos de minas de salario al año, vn relator y vn es criuano de cámara, alguazil mayor, con sus tenientes y alcaide de la cárcel de corte, chanciller, y registro, dos porteros, un capellán y sacristán, verdugo, procuradores, y recetores; conoce de todas las causas, ciuiles y criminales, que a ella ocurren de todas las prouincias de su distrito; que son, las islas Filipinas, y la tierra firme, de la China descubierta y por descubrir, con el mismo poder, que las chancillerias de Valladolid y Granada en España; y juntamente, se prouee en el audiencia lo que conviene, para la buena administración, cuenta y razón de la hazienda Real. "La caja de la real hazienda de su Majestad, en las islas Filipinas y su tribunal, es, de tres oficiales reales, que su Majestad prouee, fator, contador, y tesorero, con cada quinientos y diez mil marauedis de salario por año, con su escriuano de minas, y rejistros de la real hazienda, ejecutores y oficiales, que residen en Manila, desde donde administran y despachan, todo lo que pertenece á la hazienda real, de todas las islas. Tiene su Majestad en su real corona, en las islas Filipinas, cantidad de encomiendas, en todas las prouincias de las Filipinas, que se cobran en su rea ! caja, por mano de sus oficiales reales, y cobra dores, que a ello despachan; que vn año con otro, montan treinta mil pesos, quitas costas y gastos. Cobran de los tributos de los Sangleyes,* Cristianos é infieles, ocho mil pesos, vn año con otro. También, cobran los quintos de todo el oro que se saca en las islas; y por merced particular, hecha por tiempo limitado, en lugar del quinto se cobra el diezmo; sobre que ay declaración, de que de las joyas y oro, que los naturales tenian de sus antepasados, antes que su Majestad poseyese la tierra, no se paguen quintos, ni otros derechos, para cuya claridad, y aueríguacion, y de lo que vna vez se á dezmado, y las dilijencias que en esto se an de hazer, esta dada orden bastante. Cobranse vn año con otro diez mil pesos destos quintos, porque se ocultan muchos. Beneficianse en la caja real, y entran en ella el situado, de dos reales de cada tributario, para la paga de la soldadesca, y estipendio de los prebendados, que traen cobrado los encomenderos, conforme y por la cuenta que cobran sus tributos, que vale y monta vn año con otro, treinta y quatro mil pesos. Las penas de Cámara, y gastos de justicia, entran en poder del tesorero de la real hazienda, y en su caja real, que vn año con otro valen, tres mil pesos. Los derechos del tres por ciento, de las mercaderías que traen de la China, los nauios Sangleyes, valen vn año con otro, quarenta raíl pesos.
Los derechos de dos por ciento, que pagan los Españoles, de la saca de las mercaderías, que nauegan á Nueua España, valen vn año con otro, veinte mil pesos; y de las mercaderías, y dinei-o que se traen de la Nueua España á las Filipinas, otros ocho mil pesos; de suerte, que destos géneros, y de otras menudencias, de menos consideración, que pertenecen á la real hazienda, tiene su Majestad en las Filipinas cada año, ciento y cinquenta mil pesos, poco mas o menos. 5* Fuera de los quales, todos los años, por no bastar esto, para los gastos que se hazen, se embia de la caja real de la Nueua España, á la de las Filipinas, vn socorro, en dineros, mas o menos, como la necesidad lo pide, por que, su Majestad lo tiene asi proueydo, de lo procedido de los derechos de diez por ciento, que se cobran de las mercaderias de China, en el puerto de Acapulco de la Nueua España; el qual socorro entra en poder de los oficiales reales de Manila, y se hazen del cargo, con la demás hazienda que administran y cobran. De todo este cuerpo de hazienda de su Majestad, se pagan los salarios del gouernador y audiencia real, estipendio de prelados, y prebendados eclesiásticos, y salarios de las justicias, y de oficiales reales y sus ministros; sueldos de todos los oficiales de la guerra, y soldados de paga; lo que á su Majestad pertenece, de estipendios de dotrina y fabricas, y ornamentos de yglesias, mercedes y ayudas de costa que tiene hechas á algunos monasterios, y personas particulares, fabricas de nauíos, de alto borde, para la nauegacíon á la Nueua España, y de galeras, y otros nauios para defensa de las islas, gastos de poluora, y municiones, y fundición de artillería, y su maestranga, y el gasto que se ofrece hazer, para jornadas, y empresas particulares, en las islas y defensa dellas, y en nauegacíones, y negocios, con los reynos de su óontorno, que son muy ordinarios y forgosos; de suerte, que siendo el caudal, que su Majestad tiene en estas islas tan limitado, y los gastos tan grandes, la caja real anda alcanzada, y se pasa estrecheza, y necesidad. 5f
Tampoco, lo procedido de los derechos de diez por ciento, y fletes de los nauios, que se cobran en Acapulco de la Nueua España, de las mercaderias que á ella nauegan de las Filipinas, aunque son contiosos, no son todas vezes bastantes, para el gasto que se haze en la Nueua España, con los nauios, jente de guerra, municiones, y otras cosas, que cada año se embian á las Filipinas, que suelen montar mucho mas, y lo suple la caja real de México; de manera, que hasta agora, el Rey nuestro señor, no tiene aproueues penas: en que se ocupa (por comisión particular vn oidor de la audiencia) cada año, sin otras ministros; y de ordinario, deja (á pe dimiento del cabildo de la ciudad) los Sangleyes que para el serui cio á menester de todos oficios y ocupaciones, y los demás, los em barcan y hazen boluer, en los nauios que bueluen a China, con mu cha fuerga é premio, que se les haze para ello. Estos mercaderes, y oficiales que quedan en Manila, antes del alzamiento del año de seiscientos y tres, tenian poblado el Parían y sus tiendas, que es vna alcaygeria grande cerrada, de muchas calles, á tiro de ballesta de la muralla de la ciudad, junto al rio, donde d¡ zen san Grauiel, en que ay de por si su alcayde, con su tribunal y cárcel, y ministros que les hazen justicia, y velan sobre ellos de dia y de noche, para que estén con seguridad, y no hagan desconciertos. Los que no caben en este Parlan, viuen enfrente, pasado el rio, á la vanda de Tondo, en dos poblazones llamadas Baybay, y Minon doc, a cargo del alcalde mayor de Tondo, y en administración de los relijiosos de santo Domingo, que tratan de su conuersion, y sa ben para ello la lengua China. Tienen dos monasterios, con los ministros necesarios, y vn buen ospital, para curar Sangleyes; tienen en vn barrio aparte de los in fieles, una poblazon, de Sangleyes baptizados, con sus mujeres casas y familias, en cantidad de quinientos vezinos, y cada dia se van baptizando otros, y avezindando en esta poblazon; pocos prueuan bien, por ser jente ruin, inquieta y de muchos vicios y malas costumbres, y que el auerse hecho Cristianos, no á sido deseo ni motiuo de su saluacion, sino comodidades temporales que alli tienen; y algunos, no poder boluer a China, por deudas y delitos que allá hizieron. Vnos y otros. Cristianos é infieles, andan sin armas y en su abito propio; que son; vnas, ropas largas, con mangas anchas, de cangan azul o blanco por luto; y los principales, de sedas negras y de colores. Galgones anchos de lo mismo, medias caigas de fieltro mui anchas gapatos á su vsanga, de seda azul, bordados de cordongillo, con muchas suelas bien cosidas, y de otras telas, el cabello largo, muy negro y curado, y rebuelto á la cabega, con una lazada alta, vn capillejo o escofia encima, de cerdas de cauallo, muy justa, hasta la mitad de la frente, y bonete alto, redondo, de las mismas cerdas sobre todo, de diferentes hecuras, en que se diferencian los oficios, y calidad de cada vno. Los Cristianos, solo difieren, en que traen el cabello cortado (123), y sombreros como Españoles. *
Son jente blanca, altos de cuerpo, poca barba, muy fornidos de miembros, y de muchas fuergas, grandes trabajadores, é injeniosos en todas artes y oñcios, flemáticos, jente de poco animo, traydores y crueles, quando vén la suya, y muy codiciosos; grandes comedores de todas carnes, pescados, y frutas, y poco beuedores, y aqueso caliente. >* ' Tienen vn gouernador de su nación. Cristiano, con sus oficiales y ihinistros, que los oye en justicia, en sus casas y negocios, cuyas apelaciones, van al alcalde mayor de Tondo o del Parían, y de to dos á la audiencia, que también tiene particular cuydado desta na ción, y de todo los que les toca. Fuera destas poblazones, del Parlan, y de Baybay, y Minondoc, no puede ningún Sangley viuir, ni tener casa, ni en las suyas, ni aun en contorno dellas, se consienten poblazones de naturales, ni entre las islas, ni dos leguas de la ciudad, puede salir Sangley, sin expresa licencia; y mucho menos, quedarse noche dentro de la ciu dad, quando las puertas se cierran, so pena de la vida. Suele auer en Manila, Japones Cristianos é infieles, que quedan de los nauios que vienen de Japon, aunque no tanta gente como Chinas. Estos, tienen poblazon y sitio particular, fuera de la ciudad, entre el Parlan de los Sangleyes, y el barrio de Laguio, junto al monasterio de la Candelaria, donde los administran religiosos des calgos de san Francisco, con lenguas que para ello tienen; es gente briosa, y de buena disposición y valientes, con su habito particular; que son, quimones de sedas de colores y de algodón, hasta media pierna, abiertos por delante, calgones anchos y cortos, botillas jus tas de gamuga; el calgado, como cendalias, la suela de paja bien tejida, la cabega descubierta, rapada la mollera, hasta la coronilla, y el cabello detras largo, atado al celebro con vna lazada de buena gracia, con sus catanas grandes y chicas en la ginta, poca barba, jent e de noble condición y proceder, de muchas geremonias y cortesías, con mucho punto de onra y estimación, determinados para qualquiera necesidad y trabajo. ' Los que son Cristianos, prueuan muy bien, y son muy deuotos, obseruantes de la relijion, porque no les mueue á recebirla, sino el deseo de saluarse, de que ay muchos Cristianos en Japon, y asi se bueluen con facilidad, y sin resistencia á su tierra, quando mas ay desta nación en Manila (que a otra parte de las islas no acuden) serán quinientos Japones, y por ser de la calidad que son, se bueluen á, Japon sin detenerse en las islas, y asi quedan de ordinario, muy pdcos en ellas; hazeseles en todo buen tratamiento, por ser jente que lo requiere, y conuiene asi, para el buen estado de las cosas de las islas con el Japon. De las otras naciones, Sianes, Cambojas Borneyes Patanes, y de otras islas fuera del gouierno, viene poca jente, y luego se bueluen •en sus nauios; de suerte, que no ay que dezir cosa particular dellas, mas de que se pone cuydado en recebirlos, y despacharlos bien, y •que se bueluan á sus tierras con breuedad. Auiendo dicho, con la breuedad que á auido lugar, lo que son las islas Filipinas, y lo que en ellas corre y se pratica, no es á despro posito tratar de la nauegacion, pues se haze a ellas, desde la Nueua España, y de su buelta, que no es corta, ni sin muchos riesgos y •dificultades, y de la que se haze por la via Oriental. Quando las islas se conquistaron, el año de mil y quinientos y •setenta y quatro, salió el armada de los Españoles, en que fue por general, el adelantado Miguel López de Legaspi, del puerto de la Nauidad, en la mar del Sur, en la costa de la Nueua España, pro uincia y distrito de Xalisco y Galicia, donde reside la audiencia real de Guadaiajara; y algunos viajes después, se continuaron desde •el mismo puerto, hasta que por mejoría y mas comodidad, se pasó •este despacho, al puerto de Acapulco, mas á la parte del Sur, en la misma costa, en diez y seis grados y medio de altura, ochenta le guas de México, y en su distrito, que es buen puerto, guardado de todos tiempos, con buena entrada y surjideros, buena comarca, mas bastegida y de mas poblazones, que el de la Nauidad; donde se á hecho asiento, con mucha poblazon de Españoles, alcalde mayor y oficiales reales, con caja de su Majestad, que entiende en el des pacho. 5* La partencia de los nauios, que an de salir para las Filipinas, como cada año se despachan por cuenta de su Majestad, á de ser necesariamente, en tiempo cierto de brisas, que comiengan, desde •el mes de Nouiembre, hasta fin de Margo, y no se haría én otro tiempo esta nauegacion, porque desde lunio ay vendauales, que son •contrarios á elU. Lo ordinario, es, salir y despacharse estas naos, á fin de Febrero, y lo mas tarde, á veinte de Margo, van al Oeste, en demanda de las islas de las Velas, y por otro nombre de los Ladrones, que la isla •de Guan, (que es vna dellas) está en treze grados de altura, y por que salidos de Acapulco algunas vezes, suelen hallar los nauios cal mas, desminuyen desde diez y seis grados y medio, que esta el puer to, hasta hallar brisas, que lo ordinario es, en diez o onze grados; por aqui se nauega siempre á popa, y sin mudar velas, con brisas baja hasta auer desembocado por Capul. Salidos á la mar ancha, go zan del vendaual, hazido su viaje al Leste, todo lo mas que alcanga por altura de catorze o quinze grados. Salta luego la brisa, que es viento que reina mas jeneralmente, •en la mar del Sur, especialmente, en poca altura, y como viene á ser por la proa, se muda derrota, poniendo la proa desde el Norte, hasta el Leste, lo mas que el viento da lugar; con lo qual, se multi plica altura, y se entretiene la nao, hasta que buelue el vendaual ]ue con el, en la altura que la nao se halla, buelue á hazer su viaje •al Leste, y lo prosigue todo lo que este viento le dura; y quando -escasea, lleua la mejor proa, que el viento da lugar, por los vientos •que ay, desde el nort, hasta el Leste, y si el viento es tan contrario, •que es Norte o Norueste, que no se puede yr por aquella via, haze se la otra buelta, con que se va haziendo y entreteniendo el viaje, -sin descaecer. A quatrocientas leguas de las islas, se ven bolcanes, y restingas de las islas de los Ladrones, que corren al Nort, hasta veinte y quatro grados, que entre ellas, suele auer grandes tormen tas y huracanes, y a treinta y quatro grados, queda el cabo de Ses tos, cabega del Japon, á la parte del Nort, seis cicntan leguas de las Filipinas. Pasase por entre otras islas, que pocas vezes se vén, á treinta y ocho grados, con los mismos riesgos y temporales, á tem •ple frió, en paraje de islas, rica de oro, rica de plata, que pocas ve zes se reconocen; y pasados dellas, es el mar y golfo grande, don de la nao puede correr largo con qualquier tiempo; atrauiesase por •el, con los tiempos que se hallan, hasta altura de quarenta y dos grados, muchas leguas, en demanda de la costa de la Nueua España, buscando los vientos jenerales, que por tanta altura corren que son de ordinario, Noruestes; y acabo de larga nauegacion, se dá en la costa de Nueua España, que desde el cabo Mendogino, que está en quarenta y dos grados y medio, corre nouecientas leguas, hasta «1 puerto de Acapulco, que está en diez y seis grados y medio. Quando los nauios están cerca de la costa, que de ordinario la reconocen, desde quarenta grados, hasta treinta y seis, es el frió muy grande, y padece la jente y muere; y trezientas leguas antes de llegar a tierra, se vén señas della, por vnas aguas malas, del tamaño de Vna mano, redondas y moradas, con vna cresta en medio, •como veleta latina, á que llaman carauelas. Esta señal, dura hasta •estar cien leguas de la tierra, que luego se descubren vnos pejes, el medio cuerpo de hechura de perros, que van retogando vnos con otros, por junto á la nao; tras estos perrillos, se ven las porras, que son vnos tallos de yerua, huecos muy largos, amarillos, con vna bola al cabo, que vienen sobre aguados, y a treinta leguas de la costa, muchas matas de yerua muy grandes, que los rios grandes (queay en ella) echan a la mar, que llaman balsas, y muchos per^-ülos a. bueltas de unas y otras señales. Luego, se descubre la costa, que estierra muy alta y limpia, y sin perderla de vista, se corre por ella con los vientos Noruestes, y Ñor Noruestes, y Nortes, que de ordinario, en esta costa se hallan, de dia á la tierra, y de noche la buelta de la mar, disminuyendo altura; y entrando en temple caliente, veése la isla de Cenizas, y después la de Cedros; y de alli se vá a reconocer el cabo de san Lucas, que es la boca de la California; desde la qual, se atrauiesa ochenta leguas, que tiene, hasta reconocer las islas de las Marías, y el cabo de corrientes, que está á la otra vanda de la California, en val de vanderas, y prouincias de Chametla; de alli, se pasa la costa de Colima, y de Sacatul los Motinesy Ciguatanejo; y se entra eu el puerto de Acapulco, sin auer hecho escala, n ¡ tomado tierra, desde el embocadero de Capul de las Fili pinas, en todo el viaje, que de ordinario dura cinco meses, poco mas o menos, y muchas vezes seis, y mas tiempo. Por la vía de la India, se puede nauegar desde las Filipinas á Es paña, haziendo viaje á Malaca, y de alli á Cochin y á Goa, que son mil y duzicntas leguas, y á de ser con Brisas. Desde Goa, se nauega por el viaje de la India, al cabo de Buena esperanga, y á las islas Terceras, y dellas a Portugal, y puerto de Lisboa, que es nauegacion tan larga y trabajosa, como se espcrimenta por los Portugueses que lafrequentan cada año. Desde la India, suelen pasar cartas y despa chos ít España, por el mar Bermejo, por manos de ludios, que los pasan por la Arabia á Alcxandria, y de alli por mar a Venecia, y de alli van á España. De la fortaleza de Malaca, suele salir y despacharse algunos años,, vn galeón que vá á Portugal, de mar en fuera, sin tocar en la India ni en sus costas, que llega con mucha mas breuedad á Lisboa, que los nauios de Goa. Su partencia ordinaria, es á cinco de Enero, y nopasa deste tiempo, ni la suelen anticipar, aunque estos viajes, vnos y otros, no son praticados de los Castellanos, y les son prohibi dos; sisólo, el que se haze por la NueuaEspaña, de ida y venida, como se á referido, sin que por la mar del Sur se aya descubierto (aun que se ha procurado) otro mejor, ni mas breue.

LAVS DEO.

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